Basado en Éxodo 37:17-24 (Versión Reina Valera 1960)
Hizo asimismo el candelero de oro puro, labrado a martillo; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores eran de lo mismo. De sus lados salían seis brazos; tres brazos de un lado del candelero, y otros tres brazos del otro lado del candelero. En un brazo, tres copas en forma de flor de almendro, una manzana y una flor, y en otro brazo tres copas en figura de flor de almendro, una manzana y una flor; así en los seis brazos que salían del candelero. Y en la caña del candelero había cuatro copas en figura de flor de almendro, sus manzanas y sus flores, y una manzana debajo de dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, conforme a los seis brazos que salían de él. Sus manzanas y sus brazos eran de lo mismo; todo era una pieza labrada a martillo, de oro puro. Hizo asimismo sus siete lamparillas, sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. De un talento de oro puro lo hizo, con todos sus utensilios.
El candelero del tabernáculo tiene muchos significados, cosas que son muy profundas, aún en sus detalles. Pero no sería muy buena idea profundizar en los detalles porque muchas veces nos enfocamos tanto en los detalles que perdemos de vista lo principal, lo esencial, lo que más importa y que nos incumbe. Hay muchas personas que se enfocan tanto en los detalles irrelevantes, que pierden de vista la verdad y terminan por dejar a un lado lo obvio de Dios y lo necesario para sus vidas. O sea, es como enfocarse en el dedo de una persona que apunta hacia el cielo, que, si uno solamente pone la mira en eso, pierde de vista toda la gloria celestial a la cual está apuntando. Por eso que a veces, es bueno ver detalles, pero también, a veces no merita la pena porque hay cosas que son mucho más apremiantes a nuestras personas.
En referencia al candelero, sí, veremos ciertos aspectos, o hasta cosas posiblemente obvias que importan demasiado en el esquema total, y aplican a nuestra persona indudablemente. Lo primero es que el propósito del candelero era de dar luz a los que entraban en el lugar donde estaba situado, cuyas personas eran muy limitadas y específicas, porque después que fue hecho y puesto en su lugar, casi nadie podía verlo porque estaba en el lugar santo del tabernáculo, y solo los sacerdotes lo veían. Lo segundo que lo que lo hacía muy único era que fue hecho de oro puro. No fue hecho como muchas otras cosas del propio templo que fueron cubiertas en oro. El candelero se esculpió de un pedazo de oro puro, labrado a martillo. Y lo tercero era que el candelero tenía 7 brazos, o sea, 3 ramas a cada lado del brazo del centro, y con el brazo de centro eran 7 en total, lo cual simboliza el número de divinidad.
Ahora bien, ¿Qué entonces simbolizaba este candelero tan especial y único, el menora como se le llama en hebreo? Sencillamente era una representación de Dios mismo, porque tenía el numero divino en sus brazos, porque era de oro puro, Santo, y porque Dios es la luz eterna. Esto dijo el propio Señor: Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12. Entonces, ¿Qué es el propósito obvio del Señor para el mundo? El es el que alumbra con Su luz al mundo entero, más allá de lo físico y perdurable, lo cual también depende de Su Persona, como está escrito: Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:15-17. El es la Luz de la vida, de la eternidad, de la razón y la sabiduría, de la justicia, y todas las cosas que pueden ser consideradas como luz divina. Su luz es única en todo el universo. Ni siquiera la estrella más grande se puede comparar a la luz de Dios, especialmente lo que significa para nosotros. Si una persona no tiene la luz de Dios en su vida, aunque pueda ver físicamente, sigue en oscuridad espiritual aparte de Dios, no vera la vida eterna. Si una persona muere sin Dios dentro de sí, será condenado a la oscuridad eterna después del gran juicio donde no quedará ni la memoria de su existencia. Sera como si nunca hubiera existido.
¿Qué otra cosa pudiéremos ver a través de esto? Que este candelero o menora también aparece en el Nuevo Testamento, en el libro del Apocalipsis. Pero en esta ocasión, viene a ser símbolo de las 7 iglesias del Apocalipsis, como está escrito: …Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Apocalipsis 1:11-13. Y ¿Quiénes son los que componen estas iglesias? Nosotros. Lo increíble del asunto es que el simbolismo del candelero comienza con Dios, con alguien Supremo y Santo, y termina con personas imperfectas y no puras como nosotros. Esto dijo aún más el propio Señor, con referencia a la luz: Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:14-16. Entonces, ¿Cómo puede ser esto?
El amor, los designios, y las intenciones de Dios son realmente un misterio. ¿Cómo un Ser tan único pudiera querer convertir cosas o seres tan imperfectos, limitados, y con tan poco valor como nosotros en algo como El? Esto es una de esas cosas que sencillamente debiéramos apreciar, agradecer, y buscar corresponder a tal amor y bondad. No hay una lógica que puede ayudarnos a entender tales cosas, y por eso que tenemos la bendición de la fe. La fe nos ayuda a aceptar y apreciar tales cosas, y también, a través de esa misma fe, poder llegar a ser lo que El quiere hacer de nuestras vidas. El quiere hacernos tan precioso y únicos como ese candelero, para mostrar Su luz al mundo entero, para que, a través de nosotros, el mundo pueda conocerle, y así seguir perpetuando Su misericordia de generación en generación hasta que El decida que todo esto necesita terminarse y proseguir al universo eterno que El tiene preparado para aquellos que le aman. Entonces, ¿Qué nos debiera enseñar esto? Que necesitamos de El para poder convertirnos a Su semejanza, considerando que nos está dando la oportunidad a algo que antes de Cristo era imposible. La cruz de Cristo rompió el velo del templo para hacer totalmente accesible lo que era antes tan sagrado e inaccesible, de un candelero que solo podían ver ciertos hombres, a convertirnos a nosotros en parte de ese eterno candelero que está diseñado para dar la luz de Dios a todo el mundo, a toda criatura, por toda la eternidad, algo que nunca se apagará ni dejará de ser, solo por el poder y la misericordia de Dios. Entonces, ¿sigues en oscuridad eterna, o serás parte de la luz eterna de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John