Basado en Nehemías 13:14-31 (Versión Reina Valera 1960)  

Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio. En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de reposo; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones. También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén. Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo? ¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo? Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del día de reposo, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del día de reposo; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de reposo no introdujeran carga. Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía. Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en día de reposo. Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia. Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas; y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo. Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. ¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras? Y uno de los hijos de Joiada hijo del sumo sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita; por tanto, lo ahuyenté de mí. Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los levitas. Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en su servicio; y para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados, y para las primicias. Acuérdate de mí, Dios mío, para bien.

¿Estaba haciendo Nehemías la voluntad de Dios? Por supuesto que sí, y en cada aspecto. ¿Qué era lo que Nehemías estaba haciendo exactamente? El le estaba recordando al pueblo lo que era correcto ante Dios, que no se olvidarán del desastre que Dios mismo trajo sobre toda la nación por sus pecados, también hizo cosas prácticas para ayudar al pueblo a que no pecara, dentro de sus límites, y todo lo que hacía, lo hacía con la convicción de que Dios lo estaba tomando en cuenta, porque le interesaba solamente lo que Dios pensaba de él. Y todas estas cosas son totalmente aplicativas hoy, para los que profesamos ser seguidores de Cristo.

Lo primero es un asunto que tiene que ver con malas doctrinas que se han propagado dentro de muchas de nuestras iglesias, y esa es: que las obras ya no importan en la gracia. No hay peor error que ese, porque si fuere así, entonces no le importaría a Dios si hacemos el bien o el mal, y eso no es así. A Dios le importa lo que hacemos, y de tal manera que hasta seremos juzgado según nuestros hechos, como está escrito: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Lo que tenemos que tomar en cuenta en este pasaje es su escritor (porque el Autor es el Espíritu Santo, porque Su Palabra es de divina inspiración). El Apóstol Pablo es el escritor, y se refiere y se incluye así mismo cuando dice que “todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo”. Si Pablo dijo que sería juzgado por lo bueno y lo malo que hizo, ¿Qué quedará para nosotros? Y la carta va dirigida a la iglesia en Corinto, y no a los inconversos. Y también, el usa la frase “el temor del Señor” pero la frase es traducida más exactamente del original como “el terror del Señor”. Entonces, esto es algo que debe tomarse muy seriamente. Así que, debe ser muy claro que a Dios sí le importa todo lo que hacemos. Por lo tanto, la buena obra cobra mucho valor delante de Dios después de nuestra conversión, como fruto de nuestra fe. Porque la fe sin obras es muerta, escribió el Apóstol Santiago repetidas veces.

Ahora bien, ¿Qué es lo que Nehemías estaba haciendo que también aplica para hoy? Lo que el Señor mismo dijo: Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:13-16. Nosotros debemos ser sal y luz en el mundo, practicando las cosas que enseña el Señor y ayudar a los demás a practicarlas también. Esto dice la Palabra: Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1. Nehemías estaba tratando los problemas de no guardar el día de reposo y el yugo desigual. El verdadero guardar del día de reposo fue como lo demostró el Señor, y no lo que pensaban los fariseos, como está escrito: Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado. Isaías 58:13-14. Y esto dice la Palabra sobre el yugo desigual: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 2 Corintios 6:14-16. Dios destruyó a Su pueblo porque pecaron en contra El, y Dios también nos destruirá no solamente aquí en la tierra si practicamos el pecado, sino que también seremos juzgados en la eternidad. Así que, ¿Estás sirviendo al Señor, recordando el pasado del cual te rescató? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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