Basado en Éxodo 37:1-9 (Versión Reina Valera 1960)  

Hizo también Bezaleel el arca de madera de acacia; su longitud era de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. Y la cubrió de oro puro por dentro y por fuera, y le hizo una cornisa de oro en derredor. Además fundió para ella cuatro anillos de oro a sus cuatro esquinas; en un lado dos anillos y en el otro lado dos anillos. Hizo también varas de madera de acacia, y las cubrió de oro. Y metió las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca. Hizo asimismo el propiciatorio de oro puro; su longitud de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. Hizo también los dos querubines de oro, labrados a martillo, en los dos extremos del propiciatorio. Un querubín a un extremo, y otro querubín al otro extremo; de una pieza con el propiciatorio hizo los querubines a sus dos extremos. Y los querubines extendían sus alas por encima, cubriendo con sus alas el propiciatorio; y sus rostros el uno enfrente del otro miraban hacia el propiciatorio.

El arca del pacto y todo lo que lo compuso tiene mucho significado, y se podría explorar por algún tiempo el significado de sus materiales, como fue hecho, y porque tenía el diseño y los elementos que tenía. De cualquier manera, y a simple vista, por decir, era un objeto fascinante con un valor y artesanía incomparable, lo cual jamás ha existido. Se cree que se perdió aproximadamente en 586 AC, cuando Babilonia invadió a Israel. Desde aquel entonces, ha habido mucha especulación sobre su localidad, pero jamás se ha sabido algo con certeza. Sigue perdido hasta el día de hoy.

El arca cumplía con dos cosas fundamentales: para contener las tablas de los diez mandamientos, la vara de Aarón, y una porción del maná que recibió Israel en el desierto. Y la otra, que era la manera principal de cómo se manifestaba la presencia de Dios en ese tiempo y de donde El hablaba con Su pueblo. Para poder entender el verdadero valor del arca, hay que entender sus funciones. Los diez mandamientos, la vara de Aarón y el maná formaban parte del antiguo pacto que hizo Dios con Israel. El antiguo pacto constaba de que Dios, por Su gracia, y por amor a Abraham Su amigo, el milagrosamente liberaría la descendencia de Abraham de las manos de los egipcios, los cuales los usaban como esclavos para construir sus grandes ciudades y edificios. Dios hizo Sus grandes proezas y milagros a través de la vara de Aarón. Y después, cuando el pueblo de Israel fue liberado de Egipto y comenzó a cruzar el desierto, Dios los alimento milagrosamente en el medio del desierto con maná del cielo. Y después, El los llevo al monte Sinaí donde El les daría Su Palabra, lo que serviría como pacto entre Dios y Su pueblo. Este era el simbolismo fundamental de su contenido.

Y para seguir explicando sus funciones, y el pacto que estableció, cuando el tabernáculo fue hecho, Dios le dió ordenanzas como parte del pacto a Su pueblo, para que si cumplían con las condiciones prescritas en la Ley de Moisés (que también Dios le dio a Su pueblo), El les hablaría desde esta arca del pacto. Y Dios así lo hizo. El le hablaba a Su pueblo desde el propiciatorio. Entonces, claramente vemos en este pacto una liberación por gracia, y sostener por gracia e instrucción por gracia, y una manera de comunicarse al cumplir lo prescrito por Dios.

Ahora, ¿Por qué se perdió el arca? La respuesta es, por el constante pecado y rebelión de Israel. Israel abuso de la misericordia de Dios por mucho tiempo. Y Dios le mandaba constantemente a Sus profetas para advertirle del mal que vendría si persistían en su pecado, en su rebelión, en fin, en su idolatría y adulterio espiritual, tratando de estar bien con Dios y con los ídolos y demonios, haciendo cosas aborrecibles delante de Dios, y también, humanamente hablando, sacrificando hasta a sus hijos a dioses ajenos. Y por el constante pecado de Israel, Dios permitió que sus enemigos, los Babilonios, devastaran a Israel y a Judá completamente, destruyendo así a Jerusalén y al templo, donde Nabucodonosor se llevaría el arca y todas las cosas sagradas del templo. Y de allí, ya no se supo más que paso con el arca. Así que, El arca se perdió por el constante y continuo pecado del pueblo.

¿Qué tenemos hoy ya que el arca se ha perdido? Solo por la gracia de Dios, y través de la fe, tenemos un nuevo pacto a través del unigénito Hijo de Dios, a través del Señor Jesucristo. El es nuestro nuevo arca del pacto, basado en los mismos principios del antiguo pacto. El antiguo pacto lo inicio Dios con el hombre, a través de Abraham. Dios le hablo a Abraham, y Abraham le creyó a Dios. Ese es el fundamento del antiguo pacto, que después con el tiempo se materializo a través de esta arca del pacto que vimos antes. Pero ahora, y solo por la gracia de Dios (igual que antes), Dios Padre nos ha dado una parte de si mismo, porque el Señor Jesucristo es parte de la Santa Trinidad (El es Dios), como el pacto eterno, porque el pacto ya no consta de cosas materiales como de tablas de piedra, o de una vara, o del maná, y menos de un arca hecho de madera con oro, sino de la persona eterna de Dios mismo. Por eso que está escrito: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. El Señor Jesucristo es el nuevo y eterno pacto de Dios.

Ahora bien, para que un pacto se cumpla, debe haber dos lados. Es imposible que un ser haga pacto consigo mismo, porque o si no, no es pacto. Y para que un pacto se cumpla, debe haber condiciones que ambas partes cumplan. En el pasado, Dios hizo pacto con el hombre a través de la fe, pero sin Su materialización personal, que mayormente fue con el pueblo de Israel. Y digo mayormente con Israel porque hubieron hombres que no pertenecieron al pueblo de Israel que sí encontraron la gracia de Dios por la fe, como Nabucodonosor, quien Dios llamo Su siervo. Nabucodonosor si removió sus ídolos de delante de Dios, y reconoció al Altísimo Dios delante de todo su reino, y lo proclamo como su Dios. Pero ese antiguo pacto fue roto por el hombre, por su rebelión en contra de Dios. Dios más que cumplió con Su parte, pero el pueblo le falló a Dios. Por eso que Dios, por Su gracia, hizo un nuevo pacto, y esta vez, a través de Su propia persona, e hizo pacto de sangre, porque Dios vertió Su sangre en la cruz del calvario para la salvación del hombre. Pero, para que este pacto al presente siga en cada uno de nosotros, ¿Qué debe suceder? ¿Cuál es nuestra parte, ya que Dios, como siempre, ha hecho más de lo requerido? Que nosotros nos arrepintiéramos y nos convirtiéramos de todos nuestros pecados, y que hagamos al Señor Jesucristo el Señor de nuestras vidas, literalmente, efectivamente, y completamente (sin reservas), y que así, hagamos Su voluntad. Pero, si una persona practica el pecado y así Dios le encuentra al venir por ella, tal como lo hizo el pueblo de Israel, la persona es la que rompe el pacto. En cambio, si tomamos nuestra cruz diariamente para seguir al Señor y hacemos la voluntad del Padre, el pacto se ratifica eternamente, y recibiremos la vida eterna con todas sus recompensas, de acuerdo a nuestros hechos que solo tienen validez si nuestra fe es la raíz de ellas. Así es que cumplimos nuestra parte del pacto. Así que, ¿vives como si tuvieres un pacto con Dios para vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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