Basado en Salmo 20 (Versión Reina Valera 1960)  

Jehová te oiga en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda. Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sion te sostenga. Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto. Selah. Te dé conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo. Nosotros nos alegraremos en tu salvación, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; conceda Jehová todas tus peticiones. Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo oirá desde sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra. Estos confían en carros, y aquellos en caballos; mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie. Salva, Jehová; que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos.

Creo que a todos nos gustaría que Dios escuchará nuestras oraciones y nos concedierá nuestras peticiones. Y la buena noticia es que, sí es posible que El escuche nuestras oraciones, y atienda nuestras súplicas. Pero, nosotros debemos alinearnos con el Señor. Es necesario poner nuestras vidas en orden delante del Señor para que El escuche y obre a nuestro favor. El Señor no es un genio cósmico que esta para conceder deseos, y para cumplir gustos. Nuestra relación con Dios debe ser mucho más que eso para que nosotros obtengamos lo que realmente necesitamos, porque o si no, tendremos graves y eternos problemas en el porvenir no muy distante.

Lo primero de lo que nos debemos asegurar es que Dios sea el que conteste nuestra oración, y para bien. Y con esto hay mucho que considerar. Una de las cosas claves es entender que hay un mundo mucho más grande que el que vemos, y que ese mundo es mucho más importante y afecta todo lo que vemos al presente. Esto dice la Palabra: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos… Hebreos 12:1a. ¿Quiénes son estos testigos? Es Dios, para comenzar, y el más importante testigo, pero también están las huestes celestiales. Pero desafortunadamente, también está el diablo y sus demonios. Nosotros no estamos solo, ni aún cuando estamos en un cuarto oscuro con la puerta cerrada. Siempre tenemos a algo o a alguien a nuestro alrededor. Y el grave problema con eso es que todos están escuchando lo que decimos, y esto puede ser para bien o para mal. ¿Qué es la importancia con todo esto? Que cuando oramos, hay seres que están escuchando, y dependiendo de cómo estemos espiritualmente es la manera que pueden ser contestadas nuestras peticiones. Hay muchas oraciones que puede que resulten, pero cuidado, no siempre es Dios quien responde, y eso es un problema muy grave. El diablo también contesta peticiones, y tiene el poder para hacer muchas cosas en este mundo como el príncipe que es de todo esto, y es más, él hace lo que sea con tal que una persona siga un camino equivocado a su perdición. Ni oraciones contestadas, ni aparentes bendiciones son indicadores de que Dios está a nuestro favor, sino que puede ser todo lo contrario. Esto leemos en la Palabra cuando el propio Señor fue tentado por el diablo: Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Mateo 4:8-9. El diablo sí puede dar mucho, conceder mucho, con tal que una persona se mantenga en un curso directo a su destrucción. Cuando llegas a entender la naturaleza de algo, entonces puedes entender de lo que es capaz. El enemigo es toda maldad, y desea que toda la humanidad se pierda, y hará lo que sea con tal de que eso acontezca. Por eso que hay que tener mucho cuidado.

Algunos puede que digan: Con tal que mis oraciones sean contestadas, a mí qué me importa el que las conteste. Y esto sería una manera muy necia de pensar, pero desgraciadamente, esto es un problema muy común. La gran mayoría de las personas están tan preocupadas del mundo presente, que viven de tal manera que no tendrán absolutamente nada en el mundo venidero, en lo eterno. Tan enfocados están en este mundo, que se perderán en la eternidad. Y por desgracia, muchos llamados cristianos tienen este mismo sentir, porque buscan de Dios solamente para que El les sirva (como si fuere posible). Esto dice la Palabra: Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. Mateo 16:25-27. Por desgracia, la gran mayoría de las personas sacrifican su alma por cosas muy pequeñas y pasajeras, como por no querer soltar el pecado. Prefieren seguir en sus fornicaciones, y adulterios, y desviaciones sexuales, y en tantas otras cosas, que volverse de todo eso para poder salvar su alma en la eternidad. Muchas personas valoran más tener posesiones que tener la vida eterna. La gran mayoría de las personas desean llegar al cielo, pero sin dejar el pecado y las cosas del mundo. Y aún más, desean que Dios les sirva, pero teniendo una mentalidad muy mala delante de El. Entonces, muchas oraciones pueden estar siendo contestadas, pero como lo establecimos antes, no es Dios el que está contestando. Y lo peor de todo, es que, si siguen ese desvarió, lograrán tener muchas cosas en el presente, pero se perderán eternamente. No habrá salvación para ellos, aunque proclamen creer en Dios. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos… Mateo 7:21a.

Entonces, ¿cómo es que Dios puede contestar nuestras peticiones, y nosotros no tener la preocupación de que hay fuerzas malignas envueltas? Esto dice la Palabra: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Juan 15:1-8. Y aquí hay un gran ejemplo de una oración contestada, como está escrito: Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:12-14. Dios escucho la oración de Salomón, pero cuando su corazón era recto delante de Dios. Dios hizo grandes maravillas, pero cuando había obediencia incondicional. Porque lo triste del asunto es que Salomón comenzó muy bien, pero termino muy mal, al dejarse llevar precisamente por su desobediencia. Es necesario permanecer en el Señor tanto como para que Dios conteste nuestras peticiones, pero aún más importante, para que logremos obtener la vida eterna a través del Señor Jesucristo. Entonces, ¿esta tu vida alineada con el Señor, por tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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