Basado en 1 Samuel 14:47 – 15:7 (Versión Reina Valera 1960)  

Después de haber tomado posesión del reinado de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era vencedor. Y reunió un ejército y derrotó a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo saqueaban. Y los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y los nombres de sus dos hijas eran, el de la mayor, Merab, y el de la menor, Mical. Y el nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del general de su ejército era Abner, hijo de Ner tío de Saúl. Porque Cis padre de Saúl, y Ner padre de Abner, fueron hijos de Abiel. Y hubo guerra encarnizada contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y a todo el que Saúl veía que era hombre esforzado y apto para combatir, lo juntaba consigo. Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos. Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá. Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle. Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec.

Lo queramos o no, todo en esta vida se trata de una guerra, y cada uno de nosotros tiene su propia guerra. Desde que somos engendrados y concebidos, antes de salir del vientre de nuestras madres, ya estamos envueltos en la guerra. Muchos hoy en día ni siquiera sobreviven esa batalla porque sus propias madres se vuelven en sus peores enemigas, las cuales los matan antes que vean la luz del día. Así que, aún cuando comenzamos a existir, nos hacemos parte de un gran conflicto, y no hay nada que podamos hacer para evitarlo.

Ahora, ¿Esto será la voluntad de Dios? Podemos decir que, sí y que no. No: porque Dios no desea el mal, de ninguna manera. Dios es vida. Pero también, ya que entró el pecado en el universo por un ser que en vez de adorar a Dios decidió adorarse a sí mismo, y envidio a Dios, queriendo ser como El, entonces la voluntad de este, hizo que hubiera guerra, este ser que se rebeló en contra de Dios es el diablo. Muchos prefieren pensar que el enemigo no existe, pero desgraciadamente, sí existe y es nuestro peor enemigo, y claro, es el enemigo principal de Dios porque es Su opuesto. Pero bien, ya que existe el pecado, el cual ha dado lugar a la elección, Dios permite que haya guerra, porque Su deseo es probar al ser humano, individualmente, y ver con Sus ojos que es lo que cada uno de nosotros decide hacer. Como resultado, hay tal conflicto en este universo que existe una guerra que afecta toda existencia, y también cada uno de nosotros tenemos nuestra propia guerra con un sinfín de batallas.

Ahora bien, volviendo al pasaje de hoy, podemos ver lo que pasó con Israel, y lo que sigue pasando hoy, y lo que pasa con cada uno de nosotros. Para poder entender el presente de Israel, tenemos que ver el pasado. El problema que existe hoy es el mismo problema que existió hace mucho tiempo atrás. Cuando Israel llego a la tierra prometida por la mano de Dios, y Dios le entregó esa tierra a Israel, y sí, derrotaron a muchos reinos para tomar posesión de esa tierra, el problema que surgió, y por lo cual estuvo (y está hoy) rodeado Israel de enemigos, es porque dejo inconcluso lo que Dios les mando que hicieran. Uno puede decir: ¿Dios mando a deshacerse de pueblos enteros para darle como posesión la tierra a Israel? Y la respuesta es, sí. Y ¿Por qué lo hizo Dios? Porque Dios quería remover a pueblos que solo hacían el mal, totalmente dominados por el diablo. Dios nunca hace nada porque si nada más. Todo tiene un propósito. Y puede que algunos digan, ¿Por qué permite la destrucción si supuestamente es bueno y está lleno de amor? Porque en conjunto con ser amor y ser bueno, también es justo, y El no puede dejar a un lado Su justicia por Su amor y por Su bondad. Y la Palabra también nos dice que es fuego consumidor. Entonces, Dios le dió oportunidades para el arrepentimiento a esos reinos y pueblos que antes existieron en esos lugares, pero ellos decidieron servir al diablo antes que a Dios. Pero, al Israel desobedecer a Dios y dejar muchas cosas inconclusas, siempre vivieron rodeados de enemigos, los ancestros de los mismos enemigos que tienen hoy. Y igual que antes, estos enemigos solo desean una sola cosa, hacer desaparecer a Israel por completo. Por eso que es imposible que haya paz en el medio oriente, porque haga lo que haga Israel, ceda lo que ceda (como lo ha hecho por años), el deseo de sus vecinos es verlos desaparecer. Cuando Israel fue destruido por el imperio Romano y fueron dispersados los sobrevivientes, los que rodeaban a Israel se aprovecharon de la oportunidad y comenzaron a ocupar la tierra, y así fue que se formó este pueblo de Palestina, grupos de personas que sencillamente tomaron tierras que no les pertenecían. Y al cabo de la segunda guerra mundial, se cumplió la profecía, que Dios volvería a traer a Su pueblo Israel de nuevo a la tierra que El le había prometido. En 1948, Israel fue establecida una vez más, y la ocupación de los que se tomaron su tierra fueron sacados. Y esto nos lleva al conflicto que existe hoy. Esten de acuerdo o no, la tierra le pertenece a Israel, y sigue vigente hasta el día de hoy la promesa del Dios Soberano a Su amigo Abraham: Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Genesis 12:1-3.

Entonces, veamos como todo esto aplica a nosotros. En referencia a Israel, nuestra tarea como seguidores de Jesucristo es muy clara y sencilla: hay que apoyar y bendecir a Israel. Pero también, e igual que Israel, estamos en guerra (y no podemos dejar cosas sin terminar), por lo tanto, tendremos aflicción, tendremos muchas batallas, unas momentáneas y otras que duran años. Y todos los que están afines con nuestra fe en Cristo nos ayudarán y recibirán misericordia (como Dios hizo con los ceneos, a los que sí le mostraron misericordia a Israel). Pero, a los que se oponen buscando obedecer al pecado, finalmente al diablo, más tarde o más temprano, recibirán su castigo eterno. Mientras tanto, Dios nos dice: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33. Pero, también dice la Palabra: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 2 Corintios 4:7-10. Tendremos muchas batallas aquí, pero si vencemos nuestra guerra con Cristo, siéndoles fieles hasta final, tendremos la vida eterna que solo puede dar el Dios Eterno. Y lo mejor de todo, es que no estamos solos. Dios está con nosotros, si le honramos, como dice la Palabra: …porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. 1 Samuel 2:30b. Así que, ¿Cómo va tu guerra? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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