Basado en Marcos 8:1-8 (Versión Reina Valera 1960)  

En aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a estos aquí en el desierto? Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete. Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante. Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas.

Hay muchos que cuestionan el amor y la compasión del Señor. Muchos preguntan o meditan dentro de su interior, si Dios es bueno o misericordioso, ¿Por qué permite que pasen tantas cosas malas en el mundo? ¿Por qué deja que el mal reine en el mundo? ¿Por qué El no contesta mis súplicas? Y por preguntas como estas, es que muchos justifican su incredulidad. Dios es juzgado a cada momento, y por distintas razones. Pero, para poder entender estas cosas, es necesario venir a entender ciertas realidades, y temo decir, que la realidad o la verdad no siempre es algo agradable para nosotros, pero la verdad es lo más importante porque Su verdad es lo que nos hará libres.

El asunto es que hay que entender posiciones, tanto la posición de Dios como la nuestra. Para comenzar, Dios es Dios, y para poder enfocar mejor las cosas, estamos hablando del verdadero y único Dios (porque hay muchos falsos dioses e ídolos). ¿Por qué hacer esta aclaración? Porque hay muchas personas que creen que todas las religiones conllevan al mismo Dios, lo cual es imposible, porque hay varias religiones que creen que hay muchos dioses y deidades. Y claro, si fuere el mismo dios, ¿Cómo le diría una cosa a un grupo de personas, y otra cosa a otro grupo de personas? En fin, estamos hablando del verdadero Dios, del Dios trino: Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo, el Dios de la Santa Biblia. Ahora bien, Dios es Dios, y como Dios, no hay nada ni nadie más alto que El en todo el universo. Nadie manda a Dios. Nadie le puede imponer nada a Dios, ni menos sujetarlo a algo. Como Dios, El es Soberano y puede hacer como le plazca, especialmente con toda Su creación. Y en conjunto con eso, hay que entender que, como Dios, El no le debe nada a nadie, ni aún menos, a la humanidad. El no tiene ninguna obligación con nadie. Así que, Dios puede hacer como quiera. Esa es la realidad.

Entonces, ¿Cuál es nuestra posición? Muy mala. ¿Por qué? Porque Dios creo e hizo al hombre para que le sirviera a El, para que cumpliera Sus propósitos. Y ¿Qué fue lo que hizo el hombre? Se rebeló en contra de Su Creador. En su libre albedrio que le otorgo Dios, en vez de seguir la razón de su existir, el hombre quiso ser como Dios, quiso ponerse en competencia con Dios. Eso fue lo que el diablo uso para poder tentar al hombre. Como está escrito: Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Genesis 3:1-6. Y puede que digan: Esa fue la culpa de Adán y Eva, y no fue mi culpa. Y posiblemente, no haya sido tu culpa, de como comenzó todo este problema, pero sí, cada uno de nosotros a pecado voluntariamente en contra de Dios, y con todo pecado que se comete se ofende a Dios, sin excepción. Esto dice la Palabra: Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23. Así que, aquí no hay nadie que no haya ofendido a Dios, al usar su libre albedrio para pecar en contra del Altísimo. Y la paga del pecado es la muerte, aún más exactamente, la perdición eterna, la muerte eterna, porque esto también está escrito: El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Ezequiel 18:20. Esta es nuestra realidad. Todos nosotros prácticamente hemos matado nuestras almas con nuestros hechos, y voluntariamente. El diablo solo puede tentar, pero nadie tiene la potestad de hacer al hombre pecar, ni aún menos el diablo, porque Dios nos dió libre albedrio.

¿Cuál es entonces nuestro deber, a pesar de nuestra naturaleza caída y contaminada con el pecado? Aunque hallamos pecado, eso no nos libera de la razón de nuestro existir. El pecado nos quita la recompensa que viene con servir a Dios, pero no nuestra obligación. El deber de todo ser humano es venir a reconocer a Dios, y a servirle independientemente si se salva o no, porque hasta el diablo un día tendrá que reconocer al Altísimo, e humillarse ante El, pero no para salvación ni para perdón, sino para honrar a Dios. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. Romanos 14:11. Puede que pregunten, ¿Cómo puede una persona saber de Dios si ignora muchas cosas? Y esto responde la Palabra: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Entonces, si Dios dice que no hay excusa, es porque no hay excusa ni excepciones. Todo ser humano tiene la capacidad y los medios para poder saber que Dios existe y de lo que es capaz, y por lo tanto, sabe que hay que buscarle.

Entonces, ¿Cómo podemos ver la compasión de Dios? En todo. Si ya hemos establecido que Dios es Soberano, y que no le debe nada a nadie, y hemos expuesto nuestra mala posición delante de Dios, debiéramos poder ver muy claramente Su compasión, Su misericordia, Su gracia, y lo más grande, Su amor, porque Dios escogió amarnos a pesar de lo que somos y de lo que hemos hecho en Su contra. Dios hace llover sobre el justo y sobre el injusto. Dios le da vida a todo ser humano. Pero la más grande compasión es lo que hizo a través de Su Hijo Unigénito, el Señor Jesucristo. Como dice la Palabra: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16. Esto es lo que hace a Dios tan bueno y grande, que a pesar de que solo hemos hecho cosas dignas de muerte, El escogió amarnos y darnos la oportunidad de poder obtener la vida eterna a través del Señor. Entonces, Su compasión va más allá de los panes y los peces. Hay algo infinitamente más grande que El nos ha dado que supera todo lo superficial y temporal que nosotros pensamos como debiera demostrar Su compasión. Así que, ¿Le correspondes a Dios con tu vida la grande e inmerecida compasión que El te ha demostrado, y que lo sigue demostrando diariamente? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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