Basado en Hechos 25:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

 

Llegado, pues, Festo a la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén tres días después. Y los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él contra Pablo, y le rogaron, pidiendo contra él, como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada para matarle en el camino. Pero Festo respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en breve. Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan conmigo, y si hay algún crimen en este hombre, acúsenle. Y deteniéndose entre ellos no más de ocho o diez días, venido a Cesarea, al siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que fuese traído Pablo. Cuando éste llegó, lo rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar; alegando Pablo en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada. Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí? Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien. Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A César apelo. Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: A César has apelado; a César irás.

 

Todos buscan por la aprobación de alguien con lo que hacen. Cuando somos muy jóvenes, nuestra tendencia es valorar la aprobación de nuestros padres, o la aprobación de familia cercana. Cuando uno crece un poco, comienza a importarle la opinión de sus amistades. Cuando se pasan por los años académicos como estudiantes, es parte del sistema de tener algún tipo de aprobación de los que enseñan. Si no haces lo que dicen, no vas a ir muy lejos. Si se envuelven con deportes o actividades extras, entonces las opiniones del liderazgo o del equipo comienza a importar. Si una persona va a la universidad o comienza un trabajo, entonces buscan la aprobación de sus compañeros, profesores, empleadores, etc. Si una persona decide entrar en una relación, entonces la opinión de la otra persona importa. Mientras más éxito queremos, más personas tenemos que complacer por la cantidad de relaciones que uno desea conservar. Hay relaciones familiares, de trabajo, de carrera, etc. Queramos admitirlo o no, darnos cuenta o no, todos estamos sujetos a la aprobación de alguien; o más bien, sujetos a un grupo grande de personas y a su aprobación. Puede ser una red interminable de opiniones y aprobaciones que necesitamos mantener solamente para subsistir en la vida.

 

Por ejemplo, los Estados Unidos está en medio de su proceso de elecciones para su próximo presidente. No envidio la posición de los aspirantes. No importa como lo veas, tienen que ganar los corazones de millones de personas con distintos intereses, metas, objetivos, y preocupaciones. Junto con esos millones, están también bajo el escrutinio de interminables cantidades de reporteros, estaciones de televisión y radio, los medios sociales, etc. Cada palabra que sale de sus bocas; cada gesto que hacen; cada cosa que hagan saldrán en las noticias nacionales. Y serán juzgados por millones; incluyendo amistades y enemigos. Lo que hagan o digan los ayudará o los destruirá. Serán odiados, amados, o inspirarán algún tipo de sentimiento en el medio. Y junto con eso, tienen que también mantener todas sus relaciones cercanas, incluyendo a sus familiares. Es realmente increíble cuando lo piensas.

 

Habiendo dicho todo esto, ¿Dónde cabe Dios? Para algunos, Dios no entra en sus mentas. Para otros, Dios tiene algo de importancia. Y realísticamente hablando, hay solo unos pocos que realmente le interesa lo que Dios tiene que decir. Dentro de todo lo mencionado, la mayoría buscan complacer o se preocupan de la opinión de las personas, o de su propia opinión auto formulada de sí mismo. ¿No lo crees? Solo observa.

 

El Señor enseño esto a aquellos que intentan seguirle realmente: He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. Más cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre. El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa? Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:16-33.

 

La prioridad de Pablo era complacer a Dios. Pablo estaba más preocupado de la opinión y aprobación de Dios que de los políticos, religiosos, familia, etc. Pablo finalmente murió por su fe; importándole más lo que Dios pensaba de él que lo que las personas pensaban de él. El precio por el favor de Dios fue grande (le costó su vida). Pero él creyó que era mejor complacer a Dios que a los demás.

 

Así que, ¿te preocupas más por la opinión que la gente tendrán de ti, por aquellos que son tan limitados como tú? O, ¿estas más preocupado de lo que Dios piensa de ti y de Su aprobación, aunque eso te haga impopular y aún indeseable a muchos? ¿De quién tu deseas recompensa? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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