Basado en Lucas 2:25-35 (Versión Reina Valera 1960)

Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.

La fidelidad es algo que todos valoran y es necesaria en cada aspecto de nuestras vidas. Sin fidelidad, es imposible tener un matrimonio bien establecido. Sin fidelidad, los padres no pueden ser buenos con sus hijos. Los hijos no pueden recompensar el esfuerzo que sus padres invirtieron en ellos si no son fieles. Es imposible ser un buen empleado si no eres fiel con tu trabajo y con aquellos a quien les trabajas. Las amistades no pueden tener mucho sentido sin alguna medida de fidelidad. Nosotros como personas y sociedad; cada uno dependemos de la fidelidad.   

¿Qué sucedería si no hubiera fidelidad en un matrimonio? Si un esposo no pudiera confiar en su esposa, o una esposa no pudiera confiar en su esposo, ¿puede una relación tan íntima sobrevivir? ¿Qué sucedería si siempre hubiera un temor de infidelidad en un matrimonio? ¿Qué sucedería si no pudiera contar el uno con el otro, especialmente durante tiempos de necesidad o de tristeza? ¿Qué pasaría si no hubiera apoyo de uno de ellos, y el otro carga todo el peso de la familia solo o sola? ¿es justo? Un matrimonio sin fidelidad no puede sobrevivir mucho. Pero, no hay fidelidad en muchos matrimonios hoy en día, y la falta de fidelidad viene de los dos lados. Por eso es que tenemos tantos hogares y familias rotas (una pareja no tiene que estar divorciada para tener un hogar roto). Y como resultado, el ciclo parece continuar en los hijos, y así sucesivamente. Por éste quebrantamiento, muchos pierden la esperanza en la institución del matrimonio. Y como respuesta, la sociedad ha creado su propia forma de la familia, apartándose más y más de lo que Dios quiso que siguiera el hombre. Y en ciertos aspectos, la sociedad a entrenado a muchos a que se refugien en el egoísmo, el desorden, y aun, la venganza hasta cierto punto. He escuchado a muchas mujeres decir: Yo no voy a vivir lo que vivió mi mama. Y en relación a la venganza, muchos operan con la mentalidad de que van a volver las cosas en contra del sexo opuesto, y hacer lo que necesitan hacer para no salir heridos. Vivimos en una era que es más difícil que nunca mantener una relación con sentido. Muchas relaciones están llenas de mentiras, engaños, desconfianza, rabia, egoísmo, etc. ¡No están muy bonitas las cosas! 

Paralelo a eso, la falta de fidelidad a Dios ha traído mucha destrucción al mundo. Menos personas desean creer en Dios por el mal y la hipocresía, y la falta de compromiso que ven en aquellos que profesan creer. Por esa infidelidad, en vez del mundo ser cambiado hacia los caminos de Dios, parece que va más rápido hacia la dirección opuesta. Lo malo es considerado ahora bueno, y viceversa, lo que era bueno es malo ahora; o anticuado o absurdo en lo más mínimo. Se burlan de muchos de los principios de Dios. La idea de la familia es ridiculizada. Y la sagrada institución del matrimonio lo han vuelto en… … Bueno, ¿Por dónde comenzamos? 

No obstante, y ahora más que nunca, la fidelidad a Dios es de vital importancia. Aunque el mundo no lo entienda, Dios todavía es la respuesta a todos los problemas; especialmente aquellos que pesan sobre el alma del hombre. Lo que es aún más importante es que la fidelidad a Dios es recompensada. Pero para poder serle fiel a Dios, es necesario creerle. Sin fe, ¿Cómo podemos serles fieles? La fidelidad es generada por una fuerte fe en Cristo. Y ahí es donde grandes e increíbles cosas comienzan a suceder. Porque escrito esta: Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Juan 11:39-44.

Si le somos fieles a Dios, Él cuidara de cada aspecto de nuestra vida; especialmente lo necesario. Porque también está escrito: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33. Somos aconsejados aún más por las Escrituras así:Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro 5:6-7. Y la manera que expresamos nuestra fidelidad a Dios es obedeciendo (obedeciendo Su Palabra); siguiéndole de cerca. Simeón (en el pasaje de hoy) fue fiel a Dios y vio grandes cosas en su vida por aquello. Esta es la verdadera expresión de amor hacia Dios: El hacer lo que nos manda porque le queremos complacer. Y así, podremos ayudar también a nuestro semejante. ¡Este mundo necesita personas fieles a Dios! Todo lo que Dios enseña es bueno. Recuerda, hay una gran diferencia entre lo que es bueno y lo que queremos (El querer o el deseo no es indicador de lo que es bueno). 

Cuando le somos fieles a Dios, seres cuidados aquí; y recibiremos grandes y eternas recompensas después que esta vida allá terminado. Porque Dios promete esto (una de Sus tantas promesas) a aquellos que le son fieles. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.Apocalipsis 3:12. Así que, ¿le estas siendo fiel a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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