Basado en Gálatas 5 (Versión Reina Valera 1960)
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
El Papa Juan Pablo II dijo: La libertad no consiste en hacer lo que quieras, sino en tener el derecho de hacer lo que se debiera. Muchas controversias han existido acerca de cómo se llega a la salvación, y si la salvación se pierde o no. Como siempre, las opiniones varían y hay muchas. Y como muchas veces se ha mencionado en el pasado, el universo no está basado en una opinión. Existe tal cosa como la verdad absoluta: la Verdad de Dios. No hay opinión que cambie o haga nula la existencia del Dios Todopoderoso. Es imposible que las opiniones de una persona o de una sociedad entera impacten de alguna manera al Omnipotente. Y es por eso, que si en realidad es irrefutable la Verdad de Dios, entonces no queda otra que depender en Su Palabra y escudriñar Su Palabra para poder encontrar aquello que es Verdad.
Un principio importante de mantener en mente es que se puede depender de la Palabra de Dios porque no hay controversias; desde Génesis hasta Apocalipsis. Su Palabra trabaja en un conjunto perfecto, cada parte concordando con la otra. El que encuentra algún tipo de contradicción es porque, o está estudiando una versión de la Biblia no fiable (porque si hay versiones incompletas o mal traducidas de la Biblia, especialmente en estas últimas décadas), o le faltan piezas intermediarias, cuyas partes enlazan distintos pasajes al trabajar en conjunto.
El primer punto es la salvación. La Biblia es muy clara en que la salvación no se alcanza a través de las obras. Uno nunca puede justificarse a través de obras humanas, o penitencias, o prácticas religiosas, etc. Esto es lo que declara la Biblia: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8-9. Y este es el problema que el Apóstol Pablo está tratando de remediar a través de esta carta a los Gálatas, porque muchos de los judíos habían comenzado a “judaizar” a los creyentes, al enseñar que se tenía que creer en Cristo y cumplir los requisitos de la ley Mosaica para poder obtener la vida eterna (como la circuncisión). El Señor Jesús plasmo el completo plan de salvación en este solo pasaje: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Marcos 1:14-15. El arrepentimiento consta de: pedirle perdón a Dios por todos tus pecados y el dejarlos atrás. Y el creer en el Evangelio consiste en creer y hacer a Jesús (el Evangelio) el Señor de tu vida; porque después de todo, ¿Cómo le vas a pertenecer a Dios si nunca le entregas tu vida, haciéndole el Señor o dueño de tu vida? Esta es la manera que somos salvos en Cristo. No se necesita nada más.
El segundo tema, acerca de qué, si se pierde la salvación o no, lo podemos explicar de esta manera. El Apóstol Pablo explica muy claramente que hay cosas que no deben formarse en práctica en la vida de un creyente, o sea, que se conviertan en el estilo de vida de uno que se llama ser de Cristo. El Señor a través de Pablo enseña que debemos andar en el Espíritu. Las Escrituras también dicen así: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10. Así que, es muy claro que la salvación que Dios nos dio a través del Señor no es para que sigamos en las cosas que producen muerte, sino más bien, que nos dediquemos a hacer buenas obras. Tiene también mucha lógica en que, si Dios nos rescató de la muerte eterna, ¿porque seguir buscando en aquellas cosas que producen muerte? Pongamos este ejemplo. Supongamos que una persona fumo cigarrillos por muchos años, y esto produjo cáncer al pulmón. Pero, pudo ser curada de su cáncer. ¿Tendría entonces lógica que esa persona siguiera fumando los mismos cigarrillos que le podrían ocasionar la muerte una vez más? Eso es lo que pasa cuando un creyente practica aquellas cosas que si producen la muerte espiritual. Puede que no crean que sea pecado porque piensa que no dañan a nadie con lo que hacen, pero solo se engañan así mismos, porque sí está dañando a alguien: es así mismo. La Palabra también dice: ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. Hebreos 10:29-30. ¿Puedes jugar con Dios?
Así que, si no eres salvo en Cristo, ¿Qué esperas? Y si eres salvo en Cristo, ¡No vuelvas atrás! ¡No te metas en cosas que no valen la pena! Recuerda siempre: tu salvación es gratuita, pero costo el precio más alto que pudiera existir. ¡Disfruta tu libertad en Cristo, pero para el bien! ¡Qué el Señor les bendiga! John