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Basado en Romanos 13:1-7 (Versión Reina Valera 1960)

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

En el pasaje de hoy, aprendemos que Dios nos enseña algo muy contrario a lo que muchos creen en nuestra sociedad, sobre el respeto a las autoridades. Vemos a través de la Biblia, y aún a través de la vida del Señor aquí en la tierra, que no es la voluntad de Dios oponerse a las autoridades, aunque no sean ni pacificas o justas. Tanto el Señor Jesús como Pablo vivieron durante el dominio del Imperio Romano, unos de los imperios mas duros que el mundo allá visto. El Imperio Romano era pagano, cruel, y extremadamente dominante, especialmente para subyugar a las naciones que quería dominar o conquistar. Ellos practicaron el método de matar por crucifixión, no solo para darle una muerte agónica a sus opositores, sino también para exponerle a sus opositores lo que les pasaría si no seguían sus reglas y sus mandatos. Se cree que muchos de los caminos eran alineados con seres crucificados, que constaban hasta de cientos de personas, uno atrás del otro, en secuencia, con la idea de dar escarmiento e intimidación. Durante la persecución de los cristianos, se practicó un sinfín de torturas y maneras de dar muerte, muchas veces hasta como espectáculos en el famoso Coliseo Romano, para entretener a las masas. 

No obstante, el Señor nunca predico en contra del Imperio Romano, aunque muchos de sus seguidores creían que Él podía ser el líder o el rey que los levantaria contra el dominio que ellos aborrecían. Inclusive, el Señor explico cuando se le pregunto si se le debia pagar impuestos a Cesar, y Él dijo: Dad a Cesar lo que es de Cesar… Y nos dejó el ejemplo que Él y Pedro pagaron impuestos cuando le dijo a Pedro que fuera pescar, y que encontraría una moneda en la boca del pez, y así pagara para no ofender a las autoridades. No existe ninguna enseñanza dada por el Señor que nos muestre que nos debiéramos rebelar o aborrecer a nuestras autoridades.

Pablo refuerza ese sentir a través de este pasaje. Como creyentes, nosotros debemos respetar a toda autoridad, hasta los que no nos gusta. Por mucho que no les guste un presidente o un líder, se debe orar por ellos, no para desearles el mal, sino mas bien, para que Dios pueda obrar en sus vidas si no conocen la Verdad de Dios. Y le puedo asegurar, por muy mala que sea una autoridad de hoy en día, no creo que sean tan malos o despiadados como los Cesares de aquel entonces. Así que, si el Señor mismo siendo Dios, y Pablo, enseñaron a respetarlos, ¿Cuánto más crees que debiéramos respetar a los que tenemos ahora?

Sé que esto no es fácil o del agrado para muchas personas, pero si deseamos finalmente servir a Cristo, y seguir los principios que Dios establece, debiéramos considerar lo que nos enseña la autoridad suprema del universo. Así que, mientras no nos obliguen a ir en contra de Dios mismo y de lo que El nos enseña, debemos someternos a las autoridades, respetarlas, obedecerles, seguir sus leyes, pagar impuestos, ser honestos, etc. Y no solamente hacer estas cosas, sino también ayudar cuando se puede, porque escrito esta: Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Tito 3:1-2.

Finalmente, si deseamos cambiar las cosas, para bien, hay algunas maneras de proceder. La Biblia nos enseña lo siguiente: No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. Romanos 12:21. Las cosas no se deben cambiar a través de protestas, o a través del desafío, o con falta de respeto, o por la fuerza y la violencia, o por política, etc. Esto es lo que dice también las Escrituras: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:1-4. La manera que podemos y debiéramos afectar positivamente todo lo que nos rodea debe ser a través de la oración y de practicar lo que la Biblia nos enseña, a través de nuestro testimonio, tal como lo hizo nuestro ejemplo (Jesucristo). Es la voluntad de Dios que seamos buenos ciudadanos.

Así que, ¿estas tratando a tus autoridades como manda el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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