maxresdefault.jpg

Basado en Romanos 14 (Versión Reina Valera 1960)

Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.

El asunto que el Señor a través del Apóstol Pablo trata aquí en este pasaje a veces se malentiende, y al no entenderse como es debido, se cometen errores. Y bueno, lo que el Señor más desea es que aprendamos lo que es necesario para que lo errores paren, no solo para nuestro propio beneficio, sino también, para el beneficio de los demás. Porque el punto más importante que se trata en distintas partes de las Escrituras es que nuestro caminar en el Señor se mide no solo a través de lo personal e íntimo, sino también, en conjunto, que es lo que hacemos con los que nos rodean. Todo lo que hacemos en esta tierra siempre tendrá dos direcciones: verticales, entre Dios y nosotros, y horizontales, entre nuestro semejante y nosotros; idéntico a lo que señala la cruz.

La primera observación que haremos es acerca del débil en la fe. El débil en la fe es la persona que recién llega a Cristo, que básicamente es una criatura recién nacida en el Espíritu. Y como toda criatura recién nacida, todavía no puede caminar ni alimentarse por sí misma, y obviamente, no se puede defender mucho tampoco. El débil en la fe es dependiente de aquellos que ya han crecido un poco más en el Señor, y necesita esa ayuda para poder desarrollarse y fortalecerse, para que pueda alimentarse, y caminar, y defenderse por si mismo. Esto implica un discipulado, pero obviamente, depende del débil en este caso si en realidad tiene hambre y está buscando de las cosas de Dios. Nada se puede forzar o imponer, y le tiene que nacer a la persona misma si desea ser discipulada, si en verdad ha nacido de nuevo y está siendo guiada por el Espíritu Santo en su vida. Los apóstoles pasaron ese proceso, y el Señor mismo los discipuló durante su etapa de debilidad. El Apóstol Pablo también fue débil en su comienzo y tuvo que depender por algún tiempo de hermanos que llevaban más tiempo en el Señor. Y en eso entra también la amonestación (muy diferente a la condena), lo cual implica compartir aquellas cosas con una persona para que puedan crecer, aprender, y dejar de hacer aquellas cosas que no le convienen. De otra manera, ¿cómo va a saber una criatura en el Señor si está haciendo bien o mal? Tiene que haber instrucción, y muchas veces, ayuda para corregir lo que está mal (porque la Biblia define lo que es bueno y malo, la justicia y el pecado, para el bien de nosotros mismos). Estamos supuestos a ayudarnos e instarnos a seguir lo que es del agrado del Señor. Pero, tiene que llegar el momento que la debilidad quede atrás y una persona se fortalezca en el Señor para poder seguir su camino y así, ayudar a otros más nuevos y débiles que ella. La persona tiene que dejar de tomar leche en algún punto, y comenzar a comer carne y cosas sólidas, caminando por si misma. Si una persona no se desarrolla, hay un problema, como la misma naturaleza nos enseña. Y eso es un estudio mucho más largo.

La otra observación es acerca de la comida. El problema que había con la comida en ese tiempo es que era muy común que se le ofreciera como sacrificio y ofrenda para los ídolos y dioses paganos. Casi todo lo que se vendía en el mercado, especialmente en las tierras a fuera de Israel, era sacrificado a los ídolos. Entonces, el asunto era que provocaba tropiezo para los nuevos convertidos o débiles al ver a los creyentes más maduros, por decir, comer de cosas que ellos mismos sabían que eran sacrificado a los ídolos. Creaba confusión. También entraba el asunto del tomar vino, y hay una diferencia entre el jugo de uva y el vino fermentado (otro estudio más largo). Había hermanos débiles o pequeños que habían llegado al Señor siendo alcohólicos (igual como hoy en día) que habían dejado atrás el licor, y les provocaba confusión al ver a los supuestos cristianos más maduros tomar alcohol. Y bueno, tienen razón. No hay nada peor que tomar alcohol delante de un alcohólico en recuperación. Si quieres hacer recaer a un alcohólico, solamente comienza a tomar delante de él.    

Tratando de recapitular a grandes rasgos este pasaje, el Señor nos enseña aquí que debemos estar muy pendientes de lo que hacemos porque podemos afectar negativamente a los que nos rodean, y también, que todos (si, también los que hemos llegado a una nueva vida con el Señor), daremos cuentas de nuestras acciones aquí, y también después, depende de lo que sea. Estamos aquí para desarrollar nuestra relación con el Señor para llevar acabo Sus propósitos, lo cual envuelve a toda persona que nos rodea. Esto también nos aconseja el Señor: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas. Colosenses 3:23-25. Así que, ¿entiendes que darás cuentas por todo lo que haces aquí, sea bueno o sea malo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

Comment