Basado en Romanos 13:11-14 (Versión Reina Valera 1960)
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
Durante la semana, vimos el trágico incidente que ocurrió en Nueva York, donde una persona decidió tomar las vidas de otros intencionalmente al meterse con una camioneta en la via que es solo para ciclistas. De acuerdo a múltiples fuentes de noticias, ocho personas murieron y un grupo más fueron lesionados, incluyendo dos niños que estaban en el transporte escolar que finalmente ayudo a evitar aún más tragedia. Entre los muertos, se encontraron: a Darren Drake, de 32 años, de New Milford, New Jersey; Nicholas Cleves, de 23 años, de New York, New York; Ann-Laure Decadt, de 31 años, de Bélgica; y finalmente Hernan Diego Mendoza-Espino, de 47 años, Alejandro Damian Pagrucco, de 47 años, Herman Ferruchi, de 47 años, Diego Enrique Angelini, de 47 años, y Ariel Erlis, de 48 años, los cuales eran de la Argentina. No quiero enfocarme en la persona que hizo el ataque, sino más bien, en las victimas. ¿Quiénes eran?
Darren era un joven muy sano, de acuerdo a su padre. Era un muchacho que mientras sus compañeros de trabajo salían a tomarse un descanso para fumar o tomarse un café, Darren salía casi siempre a montar su bicicleta, por lo menos por 15 a 20 minutos. En esta ocasión, el salió a darse una vuelta entre reuniones. Ann-Laure Decadt era una madre de dos niños, uno de 3 años y otro de 3 meses, y esposa también. Ella estaba de viaje con su madre y dos hermanas durante el tiempo del ataque, como relató su esposo que estaba desconsolado. No se sabe mucho de Nicholas Cleves. Solo se puede deducir que era muy joven y más que seguro, de buena salud. Y entre las víctimas se encontraban cinco hombres de la Argentina que estaban celebrando su 30 aniversario de su graduación escolar. Todos habían sido buenos amigos todos esos años, y hasta de antes. Ellos se habían prometido un viaje como este para la celebración. Uno de los cinco, Ariel Erlis, era un empresario que le pago el viaje a algunos de sus compañeros para que pudieran lograr cumplir su tan anhelada celebración. Mi pregunta es: ¿Qué estuvo pasando por sus cabezas esa mañana al levantarse? ¿Se hubieran imaginado tanto ellos como sus familiares y seres queridos lo que iba a suceder más tarde ese día?
¿Qué tenían en común estas personas? Bueno, eran jóvenes aún, lucían saludables, y estaban haciendo algo que no demostraba gran peligro. Es más, estaban haciendo algo que era muy sano. Lo otro en común es que no creo que ellos ni se imaginaron lo que iba suceder ese día, porque si hubieran tenido la más mínima preocupación, no creo que hubieran salido a dar una vuelta, ¿verdad? Lo que más tienen en común por esta desgracia es que sus familias nunca van a ser iguales. Cada uno de ellos deja un vacío que no se podrá llenar. Una era madre, esposa, hija, y hermana. Los demás habrán tenido relaciones similares. Queda un hueco muy doloroso, porque fue repentino y sin sentido sus muertes.
Esta tragedia, como tantas otras que suceden a diario, nos muestra una vez más lo que el Señor a través del Apóstol Pablo nos está enseñando en este pasaje: esta vida es temporal y muy insegura. Y sabiendo esa realidad, necesitamos saber vivir esta vida como conviene, pensando de que solo estamos de paso aquí, con los ojos puestos en el porvenir. Si nos enfocamos demasiado en el aquí y ahora, perderemos de vista lo que realmente importa, y no estaremos listo para lo que puede pasar inesperadamente. Nadie sabe cuándo le va a tocar, pero si debemos tener algo muy claro: que solo es cuestión de cuándo y cómo. Para algunas personas, le toca a una edad muy temprana. Para otros, a media edad. Y claro, algunos de nosotros llegaremos a vivir mas años. Y cuando va a pasar algo, no hay discriminación. Le sucede al rico y al pobre, a la mujer y al hombre, a personas de distintas razas, etc. La Biblia nos enseña esto: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. Santiago 4:13-17. Nadie se debe jactar del mañana, ni siquiera del más tarde, porque uno nunca sabe, y debiera vivir como tal; a lo menos si no quiere vivir una sorpresa muy desagradable.
Si sabemos que lo de aquí es solo pasajero e incierto, lo que nos aconseja el Señor es que debemos pensar como pasamos nuestro tiempo aquí, sabiendo que hay algo más grande después. Todo lo que vemos hoy se desaparecerá mañana, incluyéndonos a nosotros mismos, y nuestros seres queridos. Lo otro que hay que tener en mente es que, si a estas personas les sucedió una desgracia no haciendo nada malo, sino todo lo contrario, algo sano y saludable, ¿cuánto más cuidado debemos tener con cosas que no glorifican a Dios? A lo mejor sin saberlo, ¿Cuántas veces te expusiste a la desgracia al estar en lugares dudosos, con un mal elemento, con personas con no muy buenas intenciones, o te metiste a hacer cosas que no convienen? Si es así, ¿crees que no pasó nada porque eres más inteligente o listo, o porque mereces vivar más que estas ocho personas? Por muy listos que nos creamos, nunca tenemos idea de lo que circula a nuestro alrededor. Vivimos en un mundo de mucha maldad y desorden, y si algo no nos pasa, es solo por la misericordia de Dios, y nada más. ¿Qué dice la Escritura acerca de esto?: No tentarás al Señor tu Dios. Así que, si puede pasarle algo malo a alguien sin estar haciendo nada malo, ¿Cuánto más puede salir mal, al hacer cosas que no glorifican a Dios, exponiéndonos a un mundo malo, perverso, y destructivo?
Finalmente, debemos buscar de las cosas del Señor, haciendo aquellas cosas que son para nuestro bien y el bien de los demás aquí, y principalmente, para después. Todo lo que hacemos aquí cuenta. Así que, ¿estás viviendo conscientemente de que solo estamos de paso en este mundo temporal? ¡Qué el Señor les bendiga! John