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Basado en Romanos 16:21-24 (Versión Reina Valera 1960)

Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes. Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor. Os saluda Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

Uno de los graves problemas que he visto en muchas congregaciones a través de los años: Es el problema de cómo nos tratamos los unos a los otros. Por ejemplo, he visitado muchas iglesias en distintos lugares, y en la mayoría de los casos, he pasado totalmente desapercibido (no es que esté buscando atención). Y eso les pasa a muchas personas. El único cariño que se puede observar es entre familia y entre un círculo de amistades, pero no hay lugar para nada más. En otros casos, y también un problema muy común, es que cuando si se forman algún tipo de relación entre los hermanos, se tratan entre si mas bien como amigos superficiales, o como un club social de amigos, en vez de tratarse como se debiera. Y el otro problema relacionado con ese, es que hay un tratamiento frio, superficial, y pasajero; solo para pasarlo bien en vez de preocuparse por los problemas y necesidades los unos de los otros. En rendidas cuentas, y de cualquier manera, no se vive lo que nos enseña el Señor a través de Su Palabra.

Lo primero, es que la iglesia no puede ser un lugar frio, especialmente para aquellos que lo visitan. Estamos supuestos a mostrar el amor de Dios a aquellos que vienen en busca de Él. Y claro, no prestarle atención a una persona por lo que tiene o no tiene. El que muestra que tiene bienes, sí, recibe algo de atención, pero la persona que se ve humilde o común, nadie la toma mucho en cuenta. ¿Se imaginan si Cristo solo se hubiera preocupado por su familia carnal y de Su círculo de amistades cercanas o de la niñez nada más? ¿Qué hubiera pasado si el Señor solo hubiera compartido la verdad y muerto solo por un selecto grupo de personas? ¡Bendito sea el Dios del universo, que mando a Su Hijo Unigénito a morir por todo el mundo, y no solo por unos pocos, y que dejo la puerta ampliamente abierta para que todos vinieran a Él! Y aún más, cuando venimos a Él, Él se acerca a nosotros y nos abraza, buscando una relación íntima con cada uno. Nosotros también debemos hacer lo mismo, sin excepciones.

El Señor aclaró quien era verdaderamente Su familia, como lo relata el siguiente pasaje: Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen. Lucas 8:20-21. Así que, la familia carnal no debiera necesariamente ser la relación mas cercanas o la prioridad, especialmente si no les interesa mucho las cosas de Dios. Aun el Señor estando aquí en la tierra tuvo que lidiar con la incredulidad de Su familia carnal, porque escrito esta: Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él. Juan 7:1-5. No es que uno se olvide de la familia, pero si no quieren escuchar, se ora por ellos, pero también, uno se debe unir mas a los que si buscan de Dios, a la familia en la fe.

El otro asunto es que, como cristianos, no somos un club de amigos para pasarlo bien, o para entretenernos. El problema con eso, es que solo se busca pasarlo bien, igual como lo hace el mundo. Ese tipo de relaciones se cortan fácilmente cuando hay algún problema o cuando ya no se da lo que se quiere, entonces ha sido la base solo un interés, en vez que el vínculo sea el Espíritu de Dios y la fe común que tenemos.  Debemos tener mucho mas que eso, y en muchos lugares de las Escrituras vemos el ejemplo de que tipo de relaciones hubo antes en el cuerpo del Cristo. Por ejemplo: Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:19-22. Este pasaje nos enseña que hubo mas que una amistad superficial, sino mas bien, hubo un estar ahí (físicamente) en el momento de necesidad, y también hubo tal entrega y oración por Pablo que aun Dios actuó y le levanto de su estado agonizante para poder seguir su camino y su misión.

Vemos también el precioso ejemplo en los fieles que estuvieron al pie de la cruz del Señor, no dejándolo solo en Su muerte. Y vemos que hubo tal lazo de amor entre el Señor y Juan, que hasta le encomienda a Su madre carnal, lo cual no pudo hacer ni con sus hermanos carnales, porque escrito esta: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Juan 19:25-27. Vemos la fidelidad de Juan, que cumplió con Su Señor hasta que Maria murió, o en lo mas mínimo, hasta que fue encarcelado.

En fin, cuando Cristo vive en el corazón de las personas, somos más que amigos, más que familia carnal, somos hecho familia a través del Espíritu Santo, donde no debe existir ningún tipo de diferencia, ni por dinero o clase social, ni por raza, ni por ningún tipo de razón. Porque también se nos enseñó esto: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 1 Juan 4:7-12. El amor consiste en tener una relación cerca e íntima, preocupándonos por las necesidades de los demás, acompañándonos e intercediendo en oración los unos por los otros, aún dando hasta la vida si fuere necesario, como lo hizo el Señor por nosotros. 

Entonces, ¿eres parte de la familia de Dios? Y si lo eres, ¿Cómo estas tratando a tu verdadera familia? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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