pure gold before and after.jpg

Basado en Romanos 16:25-27 (Versión Reina Valera 1960)

Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.

Mientras viene el cierre de un año, y comienza otro, debemos mantener algo en mente y en nuestro corazón: Dios está en todas las cosas, en las buenas, en las más o menos, y en las desagradables. El no produce el mal de Su propia mano, sino que permite que agentes del mal hagan la maldad que desean hacer, aún hasta el mismo Satanás. Nada se mueve sin que Dios de permiso. Dios es el Soberano de todo el universo, y no hay nadie mas alto que Él. Y bueno, siendo así las cosas, me imagino que algunos de ustedes se están preguntando: ¿Cómo Dios que supuestamente es bueno puede permitir el mal?

El mal existe con un solo propósito: para poder hacer posible algo tan complejo, como la elección o el libre albedrio. Para que el libre albedrio exista, tiene que haber alguna diferencia entre las cosas. Tiene que haber un bien y un mal. Tiene que haber un positivo y un negativo. Y para que haya una elección genuina, el mal que existe tiene que ser casi igual de poderoso que el bien; tiene que ser algo atractivo, deseable, y tentador, a lo menos, a primera vista. Vemos esto desde el comienzo de la humanidad, cuando Eva vió el árbol que Dios dijo que no se debiera comer del fruto de él. Ella vió que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría. Eva encontró que el árbol era tanto o más especial que todos los otros árboles que existían en el paraíso. Y bueno, conocemos el resultado de esa elección, que Eva comió del fruto prohibido como también lo hizo Adán, y por eso que estamos hoy a donde estamos. Y a los que creen que no hubieran caído como cayerón Adán y Eva, desgraciadamente tienen un problema con la realidad, de que todos fuimos hechos de la misma materia de ellos. Por nuestra naturaleza, hubiéramos caído también, ya que todos hemos pecado. Y el resultado de nuestro pecado es que seguimos el camino de nuestras consecuencias hasta terminar en el infierno, tal como fue diseñado por Dios (porque Dios creo todo, y Él está detrás de todo), a no ser que se haga algo distinto con nuestra potestad de decisión; a no ser que se rompa el ciclo destructivo del pecado.

Y, aquí es donde viene la diferencia: de la misma manera que Dios estableció un camino de perdición por consecuencia del pecado, también estableció un camino de salvación eterna, a través del Señor Jesús. Aunque Dios diseño un camino de perdición, Su deseo no es que nos perdamos. Él no hizo al hombre para que se perdiera, sino mas bien, para que tuviera la oportunidad de decidir por Él, a pesar de su condición mala y pecaminosa. Porque escrito esta: El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:4. Dios quiere que decidamos por Él, luchando en contra de nuestros propios malos deseos y concupiscencia. Dios creo la salvación a través de Su Hijo Unigénito, porque también escrito esta: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16.

Hay que entender algo muy básico. El reconocer a Jesús como Señor no es un favor que le hacemos a Dios, sino mas bien, es el reconocer una realidad irrefutable. Ahora, si se hace a tiempo, antes del gran juicio, al usar nuestro libre albedrio para decidir por Dios, nos hacemos el favor a nosotros mismos, logrando así la salvación. Porque al final, absolutamente todo ser en el universo tendrá que reconocer y humillarse ante el REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES, aún Satanás mismo y todas sus legiones de demonios: Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. Romanos 14:11.

Ahora, ¿cómo enlaza todo esto con el pasaje de hoy? Al usar nuestro libre albedrio para elegir por Dios, Dios entonces puede obrar en nuestras vidas para bien, usando el bien y aún el mal para nuestro beneficio. Si decidimos amarle, a pesar de las circunstancias y los dolores que el pecado produce en esta vida, Dios puede usar aún lo malo para nuestro bien, porque escrito esta: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. Y así, Dios puede confirmar el evangelio que hemos recibido y la predicación de Jesucristo, puede revelarnos personalmente el misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, puede manifestarnos las Escrituras y ayudarnos a seguir la obediencia que es por la fe. Dios es el que hace todo posible en nuestras vidas, a pesar de nuestra caída naturaleza, a través de Su Espíritu Santo, al transformarnos después del arrepentimiento y la conversión.

Y finalmente, Dios nos da este consejo: Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 5:6-11.

Entonces, les hago esta pregunta (que también me la hago a mí mismo): ¿Dejaremos a Dios obrar en nuestras vidas, a pesar de lo difícil que se pongan las cosas, para poder llegar a convertirnos en aquello que le glorifica a Él? ¡Qué el Señor les bendiga! John

Comment