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Basado en Juan 1:1-5 (Versión Reina Valera 1960)

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Como introducción, el Apóstol Juan escribió el Evangelio de Juan, y lo escribió mucho después que el Señor había muerto, entre los años 90-100 dc. Se cree que fue el último de los cuatro evangelios escritos, con el propósito de reestablecer quien era Jesús, para poder afirmar la fe de muchos. Durante este tiempo, ya había entrado la apostasía en la iglesia, cuyas enseñanzas ponían en duda quien era Cristo, y que si había sido Hombre u otra cosa. Una de las cosas que hace tan valioso este evangelio, aparte de la inspiración del Espíritu Santo, es la persona de Juan y sus experiencias, claro, no quitándole el valor a los demás evangelios, porque, en fin, los cuatro evangelios ilustran la vida del Señor cumulativamente.

El Apóstol Juan era él más íntimo con el Señor, él cual también fue él mas fiel en todos los aspectos. El fue uno de los primeros llamados. El vivió con el Señor durante todo Su ministerio en la tierra. El vió todo lo que el Señor hizo, cada instante. El era parte del núcleo más íntimo, junto con Pedro y Jacobo, viendo la transfiguración del Señor, y la aparición de Elías y Moisés. E inclusive, cuando el Señor fue arrestado, él le siguió y no huyo como los demás. El fue el único de los discípulos elegidos que estuvo al pie de la cruz, mientras los demás miraban de lejos. El vio en persona la tumba vacía. El vio las apariciones del Señor después de haber resucitado, y Su ascenso al cielo, a la Diestra de Dios. Juan lo vio todo. Y después que escribió este evangelio, Juan vió y escribió acerca del fin, el libro del Apocalipsis, dictado y revelado por el propio Señor. Las experiencias de Juan eran únicas e irrefutables.    

Ahora bien, al asunto principal, ¿Quién exactamente es Jesús? Como leemos en el pasaje de hoy, Jesús fue 100% Hombre, pero también, 100% Dios. El Señor Jesús es Dios (Lucas 1:46, 47, Romanos 9:5, Hebreos 13:8). Él es el Verbo o la acción de Dios. El es el Hijo del Altísimo (Lucas 1:32). El es el Unigénito Hijo de Dios (Juan 3:16-17). El es el Señor, Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:11-16, Romanos 10:9). El es el Salvador (Lucas 2:11, Mateo 1:21). El es el Cordero de Dios (Juan 1:29, Apocalipsis 22:1-4). El es el Mesías, el Cristo, el Ungido profetizado y anunciado (Isaías 7:14) y cumplido (Lucas 1:26-35, Juan 1:41). Su Trono está a la diestra del Padre (Hebreos 8:1, 12:2, Hechos 7:55). La lista es interminable con sus distintos nombres y manifestaciones como Dios, Señor y Salvador. El Hijo es el único que ha tenido contacto con el hombre desde la creación, y Su obra es glorificar y exaltar al Padre en su Santo, Puro y Perfecto Amor en Obediencia y Cumplimiento (Juan 8:28, 29, Hebreos 5:7-10). El, Su persona, es lo que hace posible la existencia de todo:  Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten. Colosenses 1:16-17. En rendidas cuentas, como Dios, El es todo.

Aunque la cruz es un símbolo universal de la fe cristiana, tenemos que dejar de imaginarnos al Señor en esa cruz. El si murió por la humanidad, humillándose hasta el extremo como Dios, pero El ya no es ese humilde hombre de Galilea que fue muerto por nuestros pecados. El está en Su posición real en este momento, el cual es Temible, más allá de lo que la imaginación nos permite entender. Es realmente incomprensible lo que El es, y donde El está.

Ahora, lo mas importante de todo esto personalmente es: ¿Qué es El para ti? Lo que creas o no creas de El no afecta Su existencia en lo más mínimo. Él es y seguirá siendo lo que es independientemente de lo que pienses o creas de El. El universo puede ser afectado; las estrellas, los planetas, y aún este pequeño mundo en el cual vivimos, pero El es inconmovible y Su trono es por los siglos de los siglos, y para siempre. Pero, cada uno de nosotros somos muy finitos, insignificantes, con muy poco valor. Y dependiendo de como le veas a El es lo que determina tu valor en el gran esquema de las cosas. Si te conviertes no solamente en alguien que cree en El, sino más bien, en Su discípulo, siguiéndole fielmente, esto es lo que determina tu eternidad, y tu valor. Pero a la misma vez, si no crees en El ni le sigues, no quedará memoria de tu existencia y será como si nunca hubieras sido. Y aún peor, te perderás eternamente y para siempre, donde tu existencia (si se le puede llamar así) será la muerte segunda, el eterno lloro y crujir de dientes.

Así que, a través de la decisión que tomes; creer y seguirle, o no creer y no seguirle, determina quien finalmente serás tú. Entonces, ¿Quién es Jesús para ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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