Basado en Hechos 6 (Versión Reina Valera 1960)
En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio. Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés. Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
Craig Groeschel escribió una vez: La creencia se desborda en comportamiento; primero, necesitamos cambiar lo que creemos; cuando realmente cambiamos lo que creemos, entonces plácidamente cambiaremos nuestro comportamiento. Hay un increíble número de ideales y creencias. La mayoría de las personas profesan tener algún tipo de ideal. Es más, hay aquellos que se dicen ser moderados, o sea, no son mucho de un lado, ni del otro. Están en algún lugar en el medio. Y bueno, eso también es un ideal. Muchas personas tratan de expresar lo que creen. Muchas personas declaran ideales en conversaciones, escriben de aquellos ideales, y hasta enseñan estos ideales. Están los ideales personales, los ideales religiosos y políticos, los ideales profesionales, etc. Toda persona cree en algo, o en algunas cosas que componen su carácter o forma de ser. Y claro, no importa cuanto lo diga, lo enseñe, y hasta lucre con el escribirlos; en fin, lo que una persona realmente cree se verá en su manera de ser; en su comportamiento.
Ahora, volviendo las cosas hacia creencias o ideales cristianos, ¿cuántos profesan creer en Dios? ¿Cuántos profesan ser cristianos, o seguidores de Cristo? ¿Cuántos predican, enseñan, y hasta escriben de su fe en Cristo? ¡Muchos! Pero, ¿Por qué están las cosas tan difíciles? ¿Por qué hay más desorden que orden? ¿Por qué hay personas con más necesidades que antes? ¿Por qué hay más dolor y menos esperanza? Porque si somos el número que decimos ser, a lo menos en EU, la vida no sería tan difícil. No sería perfecta, pero si sería mejor. Yo no creo en las falsas doctrinas que enseñan que Dios te va a hacer rico y que nunca tendrás enfermedades (porque no sigue lo que la Biblia enseña, o si no, Cristo y los Apóstoles serían los primeros fracasados), pero si realmente creyéramos todos lo que decimos creer, el mundo si sería un mejor lugar. ¿Qué creemos?
Para comenzar, muchas personas no estarían tan desprovistas porque la iglesia atendería las necesidades (no los deseos o las glotonerías) de ellos. Habría menos enfermos porque habría más poder en la iglesia local y en su oración. Una iglesia local que práctica lo que enseña la Biblia, comenzando con su pastor, sería una iglesia llena de amor y provisión espiritual. Estamos llamados como discípulos del Señor a proveer para las necesidades tal como el Señor lo hizo en la tierra. Él dio amor, ejemplo, enseñanza, alimento, sanidad, liberación, y hasta resurrección antes que Él mismo fuese resucitado. Unos dirán: Bueno, Él fue el Hijo de Dios. Y si es así, pero Él mismo dijo que nosotros haríamos mayores cosas que las que Él hizo (Juan 14:12). Esto enseño el Señor: Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mateo 25:31-40. Aunque no podamos cambiar al mundo entero (porque todo esto pasará), eso no quiere decir que no debemos luchar, y que nos dejemos absorber por el mundo y por nuestro propio pecado. ¡Necesitamos pelear!
Nosotros, como hijos de Dios, tenemos que dar fruto, si en realidad creemos lo que creemos. En fin, lo que somos se verá claramente en nuestras acciones (nuestros frutos). Porque escrito esta: Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. Mateo 7:20. Y también, seremos juzgados por lo que hacemos, o no hacemos. También está escrito: En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. 1 Juan 3:10-11. El Evangelio se trata de nuestra salvación personal, pero también se trata de seguir a Cristo, compartir el Evangelio con los demás, servir las necesidades de los demás, y aun posiblemente, hasta padecer tribulación por hacer lo agradable ante Dios (como Esteban). También es verdad, aunque difícil: no porque hagas el bien quiere decir que todo saldrá bien aquí. Pero, en fin, es de extrema urgencia hacer lo necesario; para el bien tuyo y para los demás. ¿Estás haciendo lo necesario para el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John