Dándole al Señor
Basado en Marcos 12:38-44 (Versión Reina Valera 1960)
Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación. Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.
Francisco de Asís dijo una vez: Comienza por hacer lo necesario; después haz lo posible; y de repente estás haciendo lo imposible. A veces las personas no se meten a hacer ciertas cosas, o porque creen que son difíciles, o porque les da temor, o porque creen que es imposible hacer algún tipo de diferencia. El hacer lo correcto nunca es fácil. Posiblemente, y humanamente hablando, hacer lo que está bien puede ser lo más difícil de hacer en cualquier momento dado. Para poder entender un poco más, hay que ahondar en algo muy crítico: el poder entender que existe tal cosa como la verdad absoluta.
Unos de los graves problemas que existen hoy en día es el relativismo, y claro, se hace aún más grande el problema al tratar de usar este modo de pensar con el querer remover a Dios de las cosas. Un problema muy serio hoy en día es el poder definir el bien y el mal. A través del relativismo, el poder distinguir entre lo bueno y lo malo se pone bajo un foco muy subjetivo; o sea, la pregunta se vuelve muy rápido en: ¿Te parece a ti si algo es bueno o malo? Del momento que se lleva al nivel de opinión personal, y se saca a Dios de la ecuación, ya se vuelve en algo muy subjetivo, y por supuesto, relativo a lo que el individuo quiere o desea pensar; para hacer lo que le plazca. En otras palabras, el relativismo trata de sacar a Dios del trono universal (como si fuere posible), y sienta a cada ser humano en su propio trono, dándole un aparente poder sobre la realidad universal usando algo tan limitado y falible como la opinión personal. Esto es muy problemático.
Llevémoslo a una idea muy común hoy en día, en que muchos opinan que todas las religiones llevan al mismo dios. Básicamente, muchos piensan que el Dios judeo-cristiano es el mismo dios de los musulmanes, y es el mismo dios también de otras religiones. ¿Cómo pudo el mismo dios haber dicho desde los cielos que Jesús era Su Hijo Unigénito cuando fue bautizado por Juan, para decirle después de siglos a los musulmanes que Cristo es solo un profeta y que Muhammad es un profeta superior, y que nosotros los cristianos somos el diablo? En lo más mínimo, es un poco confuso, ¿no?
Y aquí es donde entra nuestra lectura de hoy. Hay tal cosa como la verdad absoluta, y lo define una persona (Dios, a través de Su Palabra). Si no se puede creer en una verdad absoluta, entonces la moralidad esta demás. Y claro, ¿para qué preocuparse de la hipocresía, o de tratar de hacer el bien, y hasta sacrificarse por aquello? ¡Bendito sea Dios que Él sí existe, y que nos ha dado el conocimiento no solo del bien y del mal, pero también de como poder lograr la vida eterna, a pesar de nuestra maldad! Es bueno que exista tal cosa como el conocimiento del bien y del mal. ¿Por qué tiene valor? Vamos a llevarlo a un nivel personal. ¿Qué pasaría si una persona te matara a un ser muy querido porque le dio la gana, y no hay nada que lo detenga, ni lo castigue por lo que ha hecho? ¿Cómo lo sentirías? Y que no solo no lo detengan o castiguen, sino aún más, ¿que lo aplaudan y que lo recompensen por haberte hecho ese mal? Llevémoslo a algo que muchas personas dirán que no es “tan malo”, como la mentira. ¿Te gusta que te mientan y que te engañen? ¿Vas entendiendo el valor del bien y del mal, y que no puede ser subjetivo o relativo?
Ahora, más allá del bien y del mal, Dios hizo algo aún más grande que la justicia. Él dió a Su Hijo Unigénito, a un ser Santo, sin pecado, que nunca hizo el mal, para que personas como tú y yo (que si hemos pecado y hemos hecho el mal en varios momentos de nuestra vida) podamos tener la esperanza de la vida eterna, y el conocimiento para hacer cosas que si le placen a Dios porque también le producen el bien y la bendición a los demás. Como está escrito: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16. Y esto fue lo que sufrió Su Hijo por nosotros: Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Isaías 53:3-9. ¿Fue justo? Para nada. No es justo que un ser verdaderamente bueno fuese sacrificado por aquellos que no hacemos el bien. No obstante, aquí es donde se ve el valor del Dios nuestro: un Dios de amor, de misericordia, de enseñanza y de instrucción para el bien universal (no para un bien subjetivo).
Finalmente, Dios nos ofrece la salvación para que nosotros seamos parte del plan para ayudar a los demás. Él desea que el bien sea algo permanentemente fluyente. Porque también está escrito: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31.
¿Quieres hacer lo imposible? Haz lo necesario, entregándole tu vida por completo a un Dios que realmente te ama; haz lo posible, y dedícale tu vida a Él porque es lo justo (Él te lo ha dado todo, aunque no lo entiendas todavía completamente); y veras que muy pronto, te encontraras haciendo cosas que nunca jamás imaginaste—lo imposible. ¡Qué el Señor les bendiga! John