Basado en Ezequiel 23:1-30 (Versión Reina Valera 1960)

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre, las cuales fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron. Allí fueron apretados sus pechos, allí fueron estrujados sus pechos virginales. Y se llamaban, la mayor, Ahola, y su hermana, Aholiba; las cuales llegaron a ser mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y se llamaron: Samaria, Ahola; y Jerusalén, Aholiba. Y Ahola cometió fornicación aun estando en mi poder; y se enamoró de sus amantes los asirios, vecinos suyos, vestidos de púrpura, gobernadores y capitanes, jóvenes codiciables todos ellos, jinetes que iban a caballo. Y se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los asirios, y con todos aquellos de quienes se enamoró; se contaminó con todos los ídolos de ellos. Y no dejó sus fornicaciones de Egipto; porque con ella se echaron en su juventud, y ellos comprimieron sus pechos virginales, y derramaron sobre ella su fornicación. Por lo cual la entregué en mano de sus amantes, en mano de los hijos de los asirios, de quienes se había enamorado. Ellos descubrieron su desnudez, tomaron sus hijos y sus hijas, y a ella mataron a espada; y vino a ser famosa entre las mujeres, pues en ella hicieron escarmiento. Y lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria más que ella; y sus fornicaciones fueron más que las fornicaciones de su hermana. Se enamoró de los hijos de los asirios sus vecinos, gobernadores y capitanes, vestidos de ropas y armas excelentes, jinetes que iban a caballo, todos ellos jóvenes codiciables. Y vi que se había contaminado; un mismo camino era el de ambas. Y aumentó sus fornicaciones; pues cuando vio a hombres pintados en la pared, imágenes de caldeos pintadas de color, ceñidos por sus lomos con talabartes, y tiaras de colores en sus cabezas, teniendo todos ellos apariencia de capitanes, a la manera de los hombres de Babilonia, de Caldea, tierra de su nacimiento, se enamoró de ellos a primera vista, y les envió mensajeros a la tierra de los caldeos. Así, pues, se llegaron a ella los hombres de Babilonia en su lecho de amores, y la contaminaron, y ella también se contaminó con ellos, y su alma se hastió de ellos. Así hizo patentes sus fornicaciones y descubrió sus desnudeces, por lo cual mi alma se hastió de ella, como se había ya hastiado mi alma de su hermana. Aun multiplicó sus fornicaciones, trayendo en memoria los días de su juventud, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto. Y se enamoró de sus rufianes, cuya lujuria es como el ardor carnal de los asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos. Así trajiste de nuevo a la memoria la lujuria de tu juventud, cuando los egipcios comprimieron tus pechos, los pechos de tu juventud. Por tanto, Aholiba, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo suscitaré contra ti a tus amantes, de los cuales se hastió tu alma, y les haré venir contra ti en derredor; los de Babilonia, y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y todos los de Asiria con ellos; jóvenes codiciables, gobernadores y capitanes, nobles y varones de renombre, que montan a caballo todos ellos. Y vendrán contra ti carros, carretas y ruedas, y multitud de pueblos. Escudos, paveses y yelmos pondrán contra ti en derredor; y yo pondré delante de ellos el juicio, y por sus leyes te juzgarán. Y pondré mi celo contra ti, y procederán contigo con furor; te quitarán tu nariz y tus orejas, y lo que te quedare caerá a espada. Ellos tomarán a tus hijos y a tus hijas, y tu remanente será consumido por el fuego. Y te despojarán de tus vestidos, y te arrebatarán todos los adornos de tu hermosura. Y haré cesar de ti tu lujuria, y tu fornicación de la tierra de Egipto; y no levantarás ya más a ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto. Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo te entrego en mano de aquellos que aborreciste, en mano de aquellos de los cuales se hastió tu alma; los cuales procederán contigo con odio, y tomarán todo el fruto de tu labor, y te dejarán desnuda y descubierta; y se descubrirá la inmundicia de tus fornicaciones, y tu lujuria y tu prostitución. Estas cosas se harán contigo porque fornicaste en pos de las naciones, con las cuales te contaminaste en sus ídolos.

John MacArthur dijo una vez: Un evangelio que no confronta el pecado no es el evangelio de Jesucristo. Esto es unos de los problemas más grandes que tiene el mundo cristiano hoy: el no confrontar el pecado. Esto ya lleva mucho tiempo, donde muchas iglesias y líderes cristianos han estado evadiendo el señalar el pecado, y actuar en contra del pecado como se debiera. Y bueno, a muchos también les gusta lo que escuchan. El diablo ha podido infiltrar su propio evangelio muy sutilmente, guiándolos a pecar (porque él no puede hacerte pecar), o a errarle al blanco.

Hay algo que hay que tener muy claro. Muchas veces asociamos el pecado con cosas que nos parecen terribles, como el matar a alguien. Pero la verdad es que el pecado significa “errarle al blanco”. Significa no ser exacto. Hay un punto preciso que hay que llegar, no a una área o lugar en general. Esto implica cierta perfección. Por ejemplo, no hay muchas perfecciones de algo. La perfección se refiere a algo singular, único, sin comparativos, exacto. Es igual que la verdad. No hay muchas verdades de algo; o algo es verdad o es mentira. Y, tanto como la exactitud de la perfección y la verdad no dependen de una perspectiva, sino más bien, la perfección y la verdad son tales en cualquier lugar del universo. O sea, Dios es perfecto y la verdad aquí en la tierra, en el planeta Neptuno, en otras galaxias, en el campo espiritual, otras dimensiones, etc. Por lo tanto, la tarea de Satanás es relativamente sencilla: desviar un poco nada más para persuadirte a pecar. Entonces, si la perfección del Evangelio de Jesucristo siempre confronta el pecado, de alguna manera u otra, ¿Cómo entonces se puede desechar algo tan importante? Por ejemplo, sin arrepentimiento y conversión de pecados, no puede haber salvación. Unos de los errores más grandes que se ha predicado desde muchos pulpitos y lugares es: para ser salvo, solo se tiene que creer en Cristo. Eso no es enteramente verdad. Tiene que haber arrepentimiento y conversión de pecados, o si no, el completo ministerio de Juan el Bautista fue totalmente innecesario; porque Juan el Bautista preparaba el camino para el Señor; el bautismo de Juan o el bautismo de arrepentimiento. Si Juan no hubiera existido, no hubiera sido todavía el tiempo de la manifestación del Mesías en la tierra para la salvación de los hombres.   

¿Qué tiene que ver esto con el pasaje de hoy? Leemos de la caída del pueblo de Dios y el castigo que Dios traería sobre ellos (lo cual sucedió) por su infidelidad a Él. A pesar que los rescato de Egipto, volvieron y empeoraron su pecado delante de Dios, poniendo los ojos y confianza en cosas que no debieran, haciendo idolatría con cosas temporales en vez de siempre agradecer lo que Él hizo por ellos, y mantener los ojos fijos en su Dios. Cuando nos olvidamos de las bondades de Dios, y comenzamos a confiar en otras cosas, más tarde o más temprano caeremos por nuestras propias maldades. ¡Nada debe tomar el lugar de Dios en nuestra vida! Ni la familia o los seres queridos, ni las cosas del mundo, etc. Él tiene que tener siempre el primer lugar en nuestras vidas. El pecar es excesivamente sencillo; es sencillamente perder el foco en Dios y en lo que Su Palabra enseña. No quiere decir que vamos a ser perfectos aquí, pero por tu propio bien, deja que Dios siga cambiando tu vida en vez de aceptar tu condición actual y excusar el pecado que todavía mora en tu vida. Nunca justifiques el pecado; ni el pecado tuyo, ni siendo cómplice del pecado de los demás. Vence en Cristo, porque puedes y debes hacerlo, al dejar todo tipo de ídolo (aquello que estorba tu caminar en Dios). ¿Estas tratando de evitar las consecuencias de la idolatría al confrontar el pecado en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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