Basado en Salmo 85 (Versión Reina Valera 1960)
Fuiste propicio a tu tierra, oh Jehová; volviste la cautividad de Jacob. Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; todos los pecados de ellos cubriste. Selah. Reprimiste todo tu enojo; te apartaste del ardor de tu ira. Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación, y haz cesar tu ira de sobre nosotros. ¿Estarás enojado contra nosotros para siempre? ¿Extenderás tu ira de generación en generación? ¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti? Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia, y danos tu salvación. Escucharé lo que hablará Jehová Dios; porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura. Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen, para que habite la gloria en nuestra tierra. La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos. Jehová dará también el bien, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia irá delante de él, y sus pasos nos pondrá por camino.
¿Sientes que te están abrumando los problemas que tienes? ¿Sientes como que la vida no tiene mucho sentido? ¿Sientes que estas sola o solo, aunque estés rodeados de personas? ¿No puedes disfrutar de la vida como quisieras? ¿Te sientes vacío o vacía por dentro? ¿Sientes que cuando oras como que tus oraciones no llegan a donde tienen que llegar? ¿No tienes muchas ganas ni de orar o leer la Palabra de Dios? ¿Dios no te significa mucho estos días? Bueno, esto es común, y se puede hacer algo al respecto.
Para comenzar, unas de las cosas que tienes que entender es que la vida no debe ser así. Hay muchos que pasan por alto estos problemas, pensando que la vida no puede ser perfecta, y que es algo normal. Y claro, esta vida de aquí no es perfecta, y nunca lo será. Pero, no debes acostumbrarte a cosas que realmente son problemas. No debes quedarte así porque es apremiante que lo arregles, por tu propio bien. Entonces, el primer paso es reconocer que si hay un problema. Porque cuando los problemas se dejan estar, no se van arreglar, si no, empeorarán más con el tiempo. Nada se arregla solo. Todos los problemas necesitan atención y acción. Lo que también hay que tener en cuenta es que los problemas personales siempre se vuelen en problemas para los demás. Todo problema (pequeño o grande) afecta a la persona que lo tiene, y comenzará también a afectar a los que los rodean. Así que, no solo por tu propio bien tienes que hacer algo, sino también, por los que te rodean.
Ahora bien, el principal asunto que hay que ver es: la causa. ¿Qué es lo que hace que nos sintamos así? El gran desafío en poder resolver un problema es poder encontrar el problema. Y no se puede resolver un problema lidiando con los síntomas nada más. Por ejemplo, vamos a suponer que una persona tiene amigdalitis estreptocócica (o una infección a las amígdalas). Los síntomas son muy parecidos a la influenza o una gripe muy fuerte. Viene con dolor a la garganta, fiebre, toz, dolores de cabeza, etc. Ahora, si la persona toma cosas para aliviar los síntomas como jarabes, y pastillas para bajar la fiebre y aliviar el dolor de cabeza, lo único que está haciendo es lidiando con los síntomas, pero nunca habrá mejoría. La única manera de poder lidiar con esta enfermedad es: visitando a un médico, que le hagan distintas pruebas para ver que en realidad está pasando, y que se someta a un tratamiento con fuertes antibióticos por varios días. Esa es la única manera de poder sanar la enfermedad. Si una persona sigue tomando cosas para aliviar los síntomas, y nada más, se pondrá peor con el tiempo, llegando a una fiebre reumática, y posiblemente, la muerte. Pero, todo eso se puede evitar si se actúa, llegando a la raíz del mal, y tratando el mal de manera efectiva y enérgicamente.
Entonces, ¿cuál pudiera ser el mal que produce algunos de los problemas (o similares a aquellos) que se mencionaron al comienzo? Como se debiera hacer para todas las cosas, hay que ser objetivo y sincero (y esto nunca es fácil porque la mayoría de las personas no les gusta ser sinceras con sí mismas, prefiriendo seguir engañándose). La Biblia nos enseña esto: Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:1-6. El más grave problema que existe hoy tanto como en el incrédulo como en muchos de los “llamados” creyentes, es el problema de la idolatría (todo lo que se le da prioridad antes que a Dios). Y esto no siempre envuelve estatuas o imágenes, por decir. Con el simple hecho de poner la voluntad nuestra antes que la de Dios, ya se está cometiendo el más despreciable de los pecados, delante de los ojos de Dios (no dije que esto sería fácil). Dios debiera ocupar el primer el lugar en nuestras vidas. Si sencillamente el foco de tu vida eres tú, u otras cosas (sean tus problemas o preocupaciones, entretenciones, etc.), entonces, esos son ídolos. Hay un sinfín de dioses, con distintos nombres, apariencias, etc. Y por si acaso, eso no es culpa del diablo. El diablo te puede tentar, pero él nunca puede destronar a Dios en la vida de alguien. Esa es tu decisión.
Pero, esto se puede cambiar. La decisión es tuya. Y aquí es donde se ve el verdadero amor de Dios (no el amor que se ha falsamente pintado con la aceptación del pecado, y el atropello a la gracia de Dios). Escrito esta: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9. ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Miqueas 7:18. Si hay problemas en tu vida, eso es lo que Dios usa para acercarte más a Él. Porque Dios dice esto: Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:13-14. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo. Isaías 1:16.
Todo avivamiento personal comienza con el cambio de corazón, al ver las cosas tal como son, no excusando lo malo. Dios advierte lo siguiente: ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! Isaías 5:20. Si deseas un verdadero cambio de vida, cambia tu manera de pensar y dale el primer lugar a Dios, porque esa es la única manera que, si se puede alcanzar el gozo, la paz, y la plena felicidad que cada uno de nosotros necesitamos, lo cual nunca depende de nuestras circunstancias. ¿Has cambiado tu corazón para poder tener un avivamiento de verdad? ¡Qué el Señor les bendiga! John