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Basado en Juan 1:6-9 (Versión Reina Valera 1960)

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Juan el Bautista posiblemente fue una de las personas más importantes de la historia de la humanidad, especialmente considerando las profecías y su misión. ¿Qué lo hace tan especial? ¡Muchas cosas! Para comenzar, el Señor mismo lo señalo ser más que profeta, como esta escrito: Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista. Lucas 7:24-28ª. El genuinamente fue elegido antes que naciera, teniendo una gran similitud con el Señor mismo. El es el único ser, aparte del Señor, que su venida fue anunciada mucho antes que sucediera, porque escrito esta: Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado. Isaías 40:3-5. Esto fue dicho de él más de 700 años antes de Cristo. El cumplimiento de esta profecía señala la venida del Señor a la tierra. Sin Juan el Bautista, no se hubiera manifestado el Mesías.

Y finalmente, el ministerio de Juan el Bautista, al cumplir la profecía, preparó el camino para el Señor. El ministerio de Juan el Bautista fue la personificación de lo que el Espíritu Santo hace hoy: el anunciar a Jesús como Señor, y llevar al ser humano al reconocimiento y arrepentimiento de todos los pecados, los cuales preparan a cada vida para la salvación eterna de Dios. Sin ambas funciones, el ministerio del Señor no se hubiera complementado ni cumplido. Las Escrituras nos dicen lo siguiente: Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo. Lucas 3:15-18. Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas. Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Marcos 1:1-5.

Estas son cosas muy claves que hay que tener en cuenta; el reconocer la obra del Espíritu Santo: el aceptar Su anuncio de que Jesús es el Señor, y que hay que reconocer, arrepentirse y convertirse de todos nuestros pecados. Sin estas cosas, es imposible ser salvo. Estas son partes fundamentales de la sana doctrina. Hasta ese punto fue clave el ministerio de Juan, dejando plasmado lo que debe suceder en cada persona que busca obtener la vida eterna, tanto en aquel entonces, y ahora. 

Juan el Bautista fue un hombre único, que finalmente llego a morir por Su Dios y Su justicia. Pero, a pesar de que halla sido una persona increíblemente especial, y si realmente le valoramos como tal, no podemos enfocarnos en él, sino mas bien, en lo que vino a hacer. El fue la personificación del Espíritu Santo durante ese lapso de tiempo, y como tal, tenemos que mas bien ser obedientes a lo que dejo establecido. Como dejo establecido el propio Dios desde los mismos cielos: Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mateo 3:16-17. Dios no dijo que Juan era Su hijo amado, sino lo dijo de Jesús. Jesús es aquella luz verdadera de que hablo Juan. Jesús es el Verbo. Jesús es el YO SOY. Jesús fue el que murió en la cruz. Jesús fue el que pago por nuestros pecados. Jesús fue el que fue resucitado de entre los muertos. Jesús es el que ahora está sentado a la diestra del trono de Dios. Jesús es el que vendrá por Su iglesia al final de los tiempos; muy pronto. Y Jesús es y será el que reinará por los siglos de los siglos. Como lo dijo el Apóstol Pedro: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:11-12.

Así que, ¿has creído y obedecido a lo que Dios estableció a través de Juan el Bautista, y ahora, a través de Su Espíritu Santo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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