Basado en Juan 10:40-42 (Versión Reina Valera 1960)
Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y se quedó allí. Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad. Y muchos creyeron en él allí.
En nuestros días, y en muchas partes del mundo “considerados desarrollados”, se cuestiona mucho la existencia de Dios. Hay muchos que se creen demasiado inteligentes para creer en el Dios de la Biblia, como si se hablara de una fábula. La fe cristiana, para muchos, se considera que es mas para los simples, para los de sin educación, o en fin, los supersticiosos y débiles. Muchos sencillamente se creen dioses, pero algún día verán que no son dioses, y espero que ese día venga cuando todavía tengan la oportunidad de creer bajo la gracia de Dios.
Recuerdo hace ya muchos años, cuando esta estudiando en la universidad, que escuche a mi profesor de biología (que era también unos de los principales doctores del estudio sobre el cáncer), pregonar delante de nuestro grupo (que éramos como 400 estudiantes en la clase) que el conocimiento del ser humano ha llegado a tal punto que hemos llegado a ser como Dios. Pero, otras pocas semanas después, cuando comenzó a hablar del cáncer, dijo tan humildemente, que el estudio del cáncer era uno de los fracasos más grandes de la ciencia. O sea, en un momento, éramos como Dios, pero en otro momento, éramos un fracaso. A pesar de su arrogancia en sus conocimientos, por lo menos admitió que había un límite, y un límite muy vergonzoso.
En rendidas cuentas, una de las maneras que el ser humano se tiene que dar cuenta que, si existe Dios, y que le necesita, es porque hay muchas cosas que no sabemos ni como trabajan, y como llegaron a existir; pero también, si somos sinceros, nos tenemos que dar cuenta que somos muy limitados en muchas maneras. Consta tanto con solo ver el universo y el gran orden que existe en donde no tuvimos nada que ver con la creación de aquello, como también de que la medicina es tan limitada que ni siquiera puede curar aún una sencilla gripe. Si amigos, podemos llegar a la luna y aún más allá, pero no podemos curar ni siquiera una gripe.
Pero yendo aun más profundo, supongamos que el ser humano pueda lograr muchas cosas más, nunca podrá curar lo que realmente importa: el vacío de su propio corazón y el poder vivir eternamente. No importa cuánto allá avanzado la ciencia y el conocimiento del mundo físico, las personas se suicidan hoy más que nunca (como ejemplo). El Washington Post (uno de los medios más liberales en EU) escribió un artículo en Junio de este año, que casi 45,000 suicidios ocurrieron en los EU en el 2016. Siguió declarando que era la segunda causa más grande de muerte entre las personas entre 15 y 34 años de edad. Y también declaro que, en la mayoría de los casos, estas personas no sufrían de trastornos o enfermedades mentales. Dijo finalmente en la entrevista Nadine Kaslow, la pasada presidenta de la Asociación de Psicología de América, que el suicidio era una crisis de la salud pública, y que los números siguen aumentando, que el mal esta en todas partes, y que saben que los números son aún más altos de lo que se declara.
¿Cuál será la causa? Y ¿Por qué no ha podido lidiar la ciencia con este mal? El hombre, en su ansia de hacer desaparecer a Dios de todo para hacer todo lo que le plazca, esta también quitándole cosas esenciales al ser humano: la fe y la esperanza. No existe una pastilla para la fe. No hay tratamiento que llene el hueco que tiene cada ser humano en su corazón. Ni el dinero, ni la fama, ni el conocimiento, ni siquiera las relaciones personales, ni hacer lo que le plazca a uno, le quitan el vacío o la falta de esperanza que tiene cada ser humano. Hace no mucho tiempo, supe de un suicidio que ocurrió en un joven como de 20 años que se quitó la vida, aún teniendo una familia que lo quería, sin ningún problema mental. Sin Dios, no hay fe ni esperanza; es tan sencillo como eso, porque Dios es la raíz de la fe y la esperanza. Esta es la razón principal por lo cual vino el Señor al mundo, para que tengamos fe, para que tengamos una esperanza viva y verdadera, que pueda vencer todo obstáculo, que puede superar cualquier circunstancia, que hasta en los momentos mas difíciles que pueda tener una persona, pueda sentir la paz que sobrepasa todo entendimiento; si solamente cree y le entrega su vida a El.
Leemos esto en la Biblia: Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. Juan 20:24-29. Los que hemos creído en el Señor realmente, sabemos que no hay nada mas grandioso, y que el Señor lo es todo en la vida (y sí, somos muchos los que creemos, y somos educados, con mucho conocimiento humano). El ser humano que cree en Dios no le hace inferior, sino todo lo contrario, lo hace aun mas poderoso porque tiene algo que supera los limites de este mundo, y de todo lo que existe. Y logramos tener hasta la inmortalidad a través de Jesucristo.
En la Palabra de Dios encontramos todo el conocimiento que necesitamos para poder hallar al Señor que llena nuestra vacío y nos da la esperanza de la vida eterna. Porque también está escrito: Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. Juan 20:30-31. En fin, ¿has podido finalmente creer en el Señor realmente para que puedas vencer en todo en esta vida y tener la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John