Basado en Juan 6:27-40 (Versión Reina Valera 1960)
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, más mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Todas las personas escogen creer en algo o en alguien; porque sencillamente fuimos hechos con esa capacidad y función. Es algo inevitable en realidad. Hasta el ateo más acérrimo que dice no creer en absolutamente nada cree en algo o en alguien. Si rehúsa creer en Dios, o en algún tipo de deidad, por eso que entonces por virtud de no querer creer, llega mas bien a creer en lo más mínimo; en sí mismo y en su intelecto. Entonces, si entendemos que cada persona por virtud de ser una persona cree en algo, cada persona tiene la habilidad (por decir) de la fe.
Como hemos explicado muchas veces antes, cada persona tiene la capacidad de tener fe, y mucha fe. La persona que dice no poder tener mucha fe no es muy observante, y aún más, usa su fe para cosas, o hace cosas que en realidad debieran dar mucho miedo. La lógica va mano en mano con la fe divina. Pensemos un poco en lo que muchas personas que dicen no tener mucha fe que hacen a diario; y con esto les doy el aviso de que vamos a entrar en cosas muy personales.
Una de las cosas que mas se práctica hoy en día es el sexo libre, y a lo que me refiero es todo acto sexual que está fuera del matrimonio, sean personas solteras o casadas que tienen aventuras. La Biblia se refiere a esto como: fornicación. La gran mayoría de las personas practican esto, de tener relaciones sexuales con distintas personas (no entraremos en el asunto de la homosexualidad, el lesbianismo, etc., porque eso va mucho mas allá de la fornicación, y claro, para mal). En EEUU, antes de graduarse de la secundaria, el 62% de los estudiantes ya han tenido sexo. Y por supuesto, los números saltan aún más cuando se hacen adultos. Entre los supuestos “más sanos” son las personas que tienen relaciones sexuales con personas que están conociendo, o están en una relación un poco más profunda (antes del matrimonio). Y lo hacen por muchas razones distintas. El grave problema con esto es que sí, es pecado ante los ojos de Dios, pero también, hay aspectos muy lógicos por lo cual es malo (porque Dios es el ser más lógico que existe). Hay personas que viven lavándose las manos, y desinfectándose, pero, no obstante, tienen intimidad con personas que apenas conocen, intercambiando fluidos y dejándose tocar el cuerpo, sin ninguna preocupación. Hay personas que detestan usar un baño público, pero se meten íntimamente con personas que usan esos mismos baños públicos, a los cuales temen, y claro, exponen sus cuerpos al contacto mas intimo con la suciedad a que le temen. Usando solo estadísticas relacionadas con Estados Unidos (porque en muchos otros países, las estadísticas son aún peores), de acuerdo al American Sexual Health Association y Centers for Disease Control and Prevention, uno de cada dos personas (o sea el 50%) que están activas sexualmente “contraerán” una enfermedad de transmisión sexual (ETS) antes de los 25 años. Casi 20 millones de nuevos casos de ETS ocurren cada año en este país, y 10 millones de ellos son jóvenes entre las edades de 15-24. Hoy, el 25% de los Estados Unidenses tienen una ETS que es “incurable”, 1 de cada 4 personas. 85% de los Estado Unidenses con herpes (se estima 42 millones de personas) no saben que lo han contraído. Conociendo esto, y por mucho que uno se cuide, sea hasta manteniendo una relación monógama, ¿Qué seguridad hay que una persona no contraiga algo, o que ya tenga algo, aun sin saberlo? Y bueno, muchos escogen creer que un pedacito de material sobre el cuerpo los cubre por completo, como si fuera una fuerza protectora mágica que los aislara de toda enfermedad y suciedad.
Y bueno, podríamos hablar de cosas también tanto o mas peligrosas, de meterse con un ser desconocido y compartir momentos íntimos cuando uno es mas vulnerable físicamente. ¿Han pensado todas las personas que invitan a sus camas a un ser desconocido que les puede tocar alguien con una inestabilidad mental, o un asesino o asesina? ¿No piensan en que algo puede fallar con su método de anticonceptivo, y alguien puede quedar embarazada? ¿No piensan que la otra persona con quién se meten puede tener razones alternativas por lo cual están teniendo relaciones íntimas? La mayoría de las personas tienen malas intenciones, especialmente cuando se refiere a tener relaciones sexuales. Hay muchos riesgos reales envueltos. Pero, la gran mayoría ni siquiera piensan en alguna de estas cosas antes de meterse con alguien. Escogen creer en sus instintos (o en dejarse llevar), en su intelecto, en la otra persona, en tantas cosas que son falibles, limitadas, desconfiables, o hasta desconocidas e inciertas, y no “pueden” llegar a creer en Dios como es debido.
El problema con la incredulidad es este: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Y el simple hecho por lo cual una persona no “puede” creer lo explica la Palabra de esta manera: El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:18-21. Entonces, no es falta de fe el problema, sino más bien, una persona no quiere cambiar y dejar el pecado atrás; y nada más.
Si no se cree en el Señor como es necesario, no hay salvación, no hay perdón, y no hay vida. Y una persona se expone a todos los males que el pecado acarrea, porque el pecado solo trae destrucción, mas tarde o mas temprano. Así que, ¿crees como necesitas creer en Jesús y en lo que El enseña para que puedas tener vida y vida en abundancia? ¡Qué el Señor les bendiga! John