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Basado en Juan 7:25-36 (Versión Reina Valera 1960)

Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es éste a quien buscan para matarle? Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo? Pero éste, sabemos de dónde es; más cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea. Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis. Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió. Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora. Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace? Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas cosas; y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendiesen. Entonces Jesús dijo: Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al que me envió. Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir. Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿Adónde se irá éste, que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos? ¿Qué significa esto que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir?

Recuerdo que tuve una etapa durante mi niñez que comía muy poco, y especialmente comía muy poca comida saludable. Detestaba comer vegetales, y otras comidas que eran saludables. ¡Yo era pésimo para comer! Mis padres intentaron hacerme comer por las buenas, y también por las malas, y nada trabajaba. Creo que lo único lo que les falto hacer era ponerme anestesia para dormirme, y tratar de alimentarme por suero. Al pasar unos pocos años, y por debilidad, y al haberme expuesto a un frio muy inesperado, me enferme gravemente. Y a raíz de eso, casi me costó la vida. Sino fuera por el poder divino del Señor sobre mi vida, no estaría contando esta historia hoy.

¿Cuál fue mi problema? ¿Por qué no escogí comer lo que debiera mientras aún todo estaba bien, y pudiera haber evitado la desgracia? Se me explico miles de veces que tenia que comer, que era bueno para mí, para poder crecer y evitar enfermedades. Aunque era un niño, yo tenía suficiente edad para entender lo que se me explicaba. No era cuestión de falta de intelecto. No era que se me decía hacer algo que no estuviera a mi alcance físico, porque mis padres siempre encontraron la manera de darme buena comida todos los días. No era que me faltaban las aptitudes o habilidades para poder hacerlo, porque tenía mis manos, tenía mi boca, tenía muy buenos dientes (porque a veces mordía a mi hermana cuando a peleábamos. Ella les dirá que yo tenía dientes excelentes). Podía ver lo que estaba delante de mí, y a veces para convencerme de comer, me adornaban la comida para que luciera más bonita y apetecible. ¿Cuál era mi problema? No me gustaba el sabor y las sensaciones que me daban muchas comidas. Sencillamente, era pura obstinación. No me gustaba, y nadie me iba a forzar hacer algo que no me gustara, ni por las buenas, ni menos por las malas. Y esa tonta obstinación casi me lleva a la tumba siendo aún muy pequeño. ¿Qué tiene que ver esto con el pasaje de hoy?

Leemos que muchos se preguntaban que, si Jesús era el Cristo, el Mesías. Vemos que algunos le buscaban para matarle. Otros que estaban indecisos. Otros que puede que si creían, pero no hasta el punto de dejarlo todo para seguirlo, sin una entrega plena. Y similar al problema que yo tenia con la comida, el no poder aceptarle como el Mesías no era un problema de aprendizaje, o un problema de poder entender, o un problema de no tener la capacidad de poder creer. Nada físicamente o mentalmente les impedía el poder creer como corresponde. No había impedimentos mecánicos, por decir. Porque el mismo Señor lo declaro: A mi me conocéis, y sabeis de donde soy… Si el Señor lo dijo, entonces era así. Dios no se equivoca. El problema era uno solo: el pecado. Es el pecado que esta dentro de uno mismo que interfiere con el creer como es debido. Ahora, hay que hacer una distincion dentro del mismo mal que existe, hay que diseccionar el pecado, por decir. Porque hay que entender algo. Dentro de nuestro ser, hay tal cosa como la decisión, el poder razonar y tomar decisiones a pesar de lo que podamos sentir o querer. El pecado que no permite tomar esa decisión de creer es: el orgullo. Aunque uno sabe que algo es bueno, rehúsa hacerlo o creerlo sencillamente, porque siente que tiene la potestad de poder hacerlo. Así que, no son necesariamente otros pecados que limitan la fe. El orgullo hacia Dios es el mas destructivo de todos los pecados. Es cuando una persona dice dentro de sí mismo: no quiero creer porque no me da la gana creer; no me voy a rendir al Señor porque quiero hacer como a mí me place. El pecado del orgullo es sinónimo al de la rebelión. Y si se pregunta la razón, si fueren sinceros, dirían: porque a mí me place, y nada más.

La Biblia nos enseña de que cuando el Señor realmente ama, pero tiene que lidiar con el pecado del orgullo, entonces trata de quebrar ese orgullo. No es porque Dios desea quebrar, porque Dios es amor, sino mas bien, porque el nivel de orgullo que la persona tiene lo determina. Esto nos cuenta las Escrituras del pecado de Su llamado pueblo: Sacerdotes, oíd esto, y estad atentos, casa de Israel, y casa del rey, escuchad; porque para vosotros es el juicio, pues habéis sido lazo en Mizpa, y red tendida sobre Tabor. Y haciendo víctimas han bajado hasta lo profundo; por tanto, yo castigaré a todos ellos. Yo conozco a Efraín, e Israel no me es desconocido; porque ahora, oh Efraín, te has prostituido, y se ha contaminado Israel. No piensan en convertirse a su Dios, porque espíritu de fornicación está en medio de ellos, y no conocen a Jehová. La soberbia de Israel le desmentirá en su cara; Israel y Efraín tropezarán en su pecado, y Judá tropezará también con ellos. Con sus ovejas y con sus vacas andarán buscando a Jehová, y no le hallarán; se apartó de ellos. Contra Jehová prevaricaron, porque han engendrado hijos extraños; ahora en un solo mes serán consumidos ellos y sus heredades. Tocad bocina en Gabaa, trompeta en Ramá: sonad alarma en Bet-avén; tiembla, oh Benjamín. Efraín será asolado en el día del castigo; en las tribus de Israel hice conocer la verdad. Los príncipes de Judá fueron como los que traspasan los linderos; derramaré sobre ellos como agua mi ira. Efraín es vejado, quebrantado en juicio, porque quiso andar en pos de vanidades. Yo, pues, seré como polilla a Efraín, y como carcoma a la casa de Judá. Y verá Efraín su enfermedad, y Judá su llaga; irá entonces Efraín a Asiria, y enviará al rey Jareb; mas él no os podrá sanar, ni os curará la llaga. Porque yo seré como león a Efraín, y como cachorro de león a la casa de Judá; yo, yo arrebataré, y me iré; tomaré, y no habrá quien liberte. Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán. Oseas 5. El Señor da oportunidad, pero también advierte que hay un límite, y hay que buscarle mientras de esa oportunidad. Porque escrito esta: Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Isaías 55:6. Puede que llegue el momento que si hay un orgullo impenetrable dentro de un ser humano, el llamado del Señor puede terminar. ¿Cuándo sucede eso? Solo Dios lo sabe. Así que, ¿Estas tratando de vencer el pecado del orgullo dentro de ti mismo para poder desear a Jesús, como es necesario? ¡Qué el Señor les bendiga! John

 

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