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Basado en Juan 7:1-13 (Versión Reina Valera 1960)

Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él. Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, más vuestro tiempo siempre está presto. No puede el mundo aborreceros a vosotros; más a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas. Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea. Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. Y le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél? Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo. Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos.

Yo les quisiera hacer algunas preguntas (y sé que a lo mejor ya muchos de Uds. posiblemente han tenido esta experiencia, porque dolorosamente, ya es algo común). Si uno de Uds. ha tenido ciertos problemas o síntomas en su salud que dan la apariencia de cáncer, y el médico les ha mandado a que se hagan muchas pruebas y análisis para ver que exactamente esta pasando, y viene el día en que el médico tiene que dar su diagnóstico, basado en toda la información que tiene, y el actuar rápido con un tratamiento es crítico, ¿Qué quisieran, que el médico haga con Uds.? ¿Quisieras que el médico demore la cita y evite hablar con Ud. porque está preocupado, más por su reacción que por su salud? ¿Quisiera que le mienta y que le diga que todo esta bien, para no asustarlo o incomodarlo? ¿Quisiera que le hable a Ud. con rodeos, no hablándole claramente, arriesgando que Ud. no entienda de lo que está hablando, y dejándole más confuso que nada? ¿O quisiera que el médico le diga la verdad (aunque le cueste aceptarla), y como mejor y más rápidamente lidiar con la situación para que pueda tener una buena oportunidad de sobrevivir? Creo que, a todos nosotros, aunque nos cueste, quisiéramos la ultima opción, por muy dura que sea, ¿verdad?

Ahora, la mayoría de nosotros pensaríamos que es apremiante saber la verdad cuando algo pasa con nuestra salud. Al ver la reacción de muchos a través de los años, me he dado cuenta de que todos no solamente deseamos saber todos los detalles, pero también tratamos de buscar todo tipo de soluciones, especialmente si se trata de algo que es de vida o muerte. Pero, lo curioso es que cuando comenzamos a hablar de cosas espirituales, de la eternidad, no existe tal alarma, por lo menos entre aquellos que sienten que tienen tiempo o que todo esta relativamente tranquilo. Y volviendo a las preguntas de antes, por lo menos al prestarle atención a como la gente actúa (no prestándole atención a lo que dicen, porque dicen muchas cosas); a la gran mayoría les gusta, o que no le digan lo que necesitan escuchar, porque les choca, o que le mientan descaradamente para no incomodarlos, o que les hablen con rodeos porque de alguna manera la confusión se deja a un lado para resolverse otro día. Donde muchos creen que las cosas de Dios, la vida y la muerte, y la eternidad no son apremiantes, o que sencillamente, no son reales (por lo menos al momento); entonces no lo toman en serio. Y a la gran mayoría no les gusta que le digan la verdad de Dios. Y creo que este es el gran problema que existió con el Señor mientras estaba aquí en la tierra, y aun ahora. He observado que en rendidas cuentas, a la mayoría les atrae la mentira, y por eso que no buscan del Señor, o sencillamente, no les gusta. Y aquí es donde entramos en el pasaje de hoy.

En lo que leímos hoy, vemos que no mucha gente eran fans (por decir) del Señor. Ni los judíos (que supuestamente eran los más religiosos, y más creyentes en Dios), ni la gente en general, ni siquiera sus hermanos (porque claramente, aunque eran hermanos, no creían en El). Las grandes multitudes solamente lo seguían porque les hacía milagros, los sanaba, los alimentaba, etc. Pero a la hora de hablar la verdad, no le agradaba mucho a la gente. Porque escrito esta: Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Juan 6:66-67. En ese momento, los miles lo abandonaron, y solo le quedaron los doce, con algunas mujeres. Y claro, cuando hablamos de los religiosos, les caía mal de tal manera que lo querían matar, y buscaban ocasiones para hacerlo. Por eso que cuando estuvo delante de Pilato, y Pilato le pregunto al pueblo que hacer con el Señor, la multitud grito: ¡Crucifícale! Porque ya no les complacía, ni les agradaba.

El asunto con no valorar a Jesús y Su Verdad es que es uno el que arruina su vida, más tarde o más temprano. A Dios no le pasa nada con no querer escucharlo, y la falta de fe y aprecio por la verdad no le hace menos real, ni afecta la realidad de que El es Dios. Nosotros somos lo que necesitamos de Su verdad. El no nos necesita a nosotros. El no depende de nosotros. La gente se tiene que convencer que por mucho que no les guste, que lo eviten, o que deseen la mentira más que la verdad, la Verdad es lo único que ayuda, por difícil que sea. Es el enfermo que necesita la medicina, y no la medicina al enfermo. Porque escrito esta: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:31-32. La Verdad de Dios es lo único que trae libertad. Y en conjunto con esa Verdad vienen otras cosas esenciales como el camino hacia Dios y la vida. Porque también esta escrito: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. Pedro dijo esto cuando el Señor les pregunto si lo querían abandonar también: Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Juan 6:68-69.

El grave problema es que cuando mas se evita la verdad de Dios, a Jesús, la maldad comienza a llenar el vacío de la verdad. La Biblia nos enseña esto: Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 2 Timoteo 4:3-4. El que viene a llenar el vacío que deja la verdad cuando esta se desprecia es mentira, nada más. Y con la mentira viene el diablo, porque escrito esta: …El (hablando del diablo) ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Juan 8:44b. La mentira solo trae destrucción y muerte, por muy atractiva que suene, por mucho que les guste escucharla. ¡Ancho y fácil es el camino a la perdición!

Para poder tener la vida eterna, no solo se necesita creer en Jesús, sino más bien, hay que seguirlo. Y la única manera que se sigue algo realmente es cuando se valora. Entonces, ¿valoras más la mentira?, o ¿estas aprendiendo a valorar a Jesús y Su Verdad, para que puedas ser verdaderamente libre y alcanzar la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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