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Basado en Juan 8:12-20 (Versión Reina Valera 1960)

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero. Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre. Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí. Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais. Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.

¿Qué tipo de luz es Jesús? Solo se puede entender cuando se entiende quién es el Señor (lo cual veremos un poco más adelante). Pero, para comenzar, la luz que emana del Señor tiene distintas formas, distintas dimensiones, y distintos aspectos; no hay un solo tipo de luz, o una forma de Su Luz, y veremos solamente algunas de ellas.

Un aspecto de la luz de Dios es que Dios hizo la luz física. Si podemos ver hoy físicamente las cosas, es porque Dios lo hizo. Porque escrito esta: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. Genesis 1:1-5. Entonces, si no fuere por el Señor, no tendríamos ningún tipo de luz física para poder ver lo que vemos a diario; los objetos, los colores, la naturaleza, el cielo, las estrellas, el firmamento, el mar, prácticamente todo lo que existe, todo lo que se puede contemplar con la vista.

Otro aspecto de la luz de Dios es la vida humana. Sin la luz de Dios, no puede existir el ser humano. Lo crean las personas o no, la luz de Dios es lo que permite que cada ser humano pueda vivir físicamente hablando. Porque escrito esta: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4. En Su luz, hay vida física. Sin todo lo creado, y que las cosas subsisten en El, sencillamente no puede haber vida para el hombre, porque escrito esta: Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan. Isaías 42:5. La luz de Dios es lo que permite que absolutamente todo tenga vida material.

El otro aspecto de la luz de Dios es la guía hacia las cosas eternas y también, la guía para poder tener una vida distinta aquí en la tierra. La Biblia nos enseña esto: Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Salmo 119:105. El Señor nos da la luz para poder llegar a la vida eterna. Sin Su guía, no podemos llegar a la eternidad. El es el que ilumina nuestro camino para entender el error y el pecado, para poder entender que tenemos que dejar atrás esas cosas, y que tenemos que invitarle a que sea el Dueño y Señor de nuestras vidas, porque Su Luz nos muestra que si no lo hacemos, permaneceremos en la oscuridad con un destino seguro hacia el infierno, donde la Biblia dice que solo existe el lloro y el crujir de dientes. Y en conjunto con eso, con la nueva vida del Señor que nos da a través de Su luz, también nos da la luz de la razón, de la sabiduría, de la visión, del conocimiento de Dios, para poder entender lo que conviene hacer y no conviene hacer aquí en la tierra, para que lo que hagamos aquí sea para nuestro bien y el bien de los demás ahora, y para que cuente en la eternidad, porque las buenas obras en Cristo si cuentan, y si tienen recompensa.

Pero hay algo que hace esta Luz lo grandioso que es, que le da un poder único e ilimitable, y es que, cuando uno acepta al Señor, uno acepta a la Trinidad Divina de Dios. Vimos en el pasaje de hoy que, si conocemos al Hijo, también conoceremos al Padre. Y la Palabra no solamente dice que le conoceremos a Ellos, pero pueden venir a morar en nuestras vidas, si amamos a Jesús y guardamos Su Palabra, porque está escrito: …El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Juan 14:23b. La Biblia también nos enseña que los Tres son Uno, así que, al recibir a Jesús, también recibimos la plenitud de los Trinidad Divina, porque también está escrito: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7. Entonces, al tener a Jesús en nuestra vida, recibimos toda la magnitud del Ser (Seres) más grandiosos del universo, lo cual puede cambiar absolutamente todo en nuestro ser. Nada se puede comparar a la presencia de Ellos. Por eso que los grandes de la fe entregaron todo lo que tenían, hasta sus propias vidas por esta fe, por la realidad de experimentar al Altísimo en su ser, tales como Abraham, Moisés, David, Daniel, Pablo, Juan, Pedro, y tantos otros mas que nos precedieron. Porque, en fin, si verdaderamente creemos y recibimos la luz del Señor, veremos grandes cosas aquí y en la eternidad, porque escrito esta: Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40.

En resumen y a través de todo esto, entendemos que la luz del Señor ha hecho y sostiene todo lo creado, e inclusive, le da hasta la vida física al hombre, tanto como al creyente y al incrédulo. Y también entendemos que Su Luz nos da la vida eterna y todo el conocimiento para poder vivir la vida aquí. Entonces, ¿entiendes lo que realmente significa la luz que el Señor ofrece? Y si lo entiendes, ¿hás logrado entregarle tu vida de tal manera que puedas experimentar una luz como ninguna otra, la luz de Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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