Basado en Juan 8:1-11 (Versión Reina Valera 1960)
Y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Puede que sea difícil para muchos entender que existe un ser que todo lo sabe y lo ve, sin ningún tipo de limite. Y creo que la razón por lo cual les cuesta a muchas personas entender esto es por sus propias limitaciones. El asunto es que, crean las personas o no, sí existe un Ser que todo lo sabe, y ese es Dios. Y claro, ya que Jesús era (y es Dios), por supuesto que El tenia esta misma capacidad, de saberlo todo, sin ningún tipo de limite. Y en conjunto con el poder saberlo todo, Su conocimiento también era ilimitado. No hay nadie que sepa mas que Dios.
Para comenzar, el Señor sabia que ya algo estaba mal cuando trajeron solo a la mujer adúltera para ser apedreada. Primero que nada, una persona no puede adulterar por si misma (porque la sorprendieron en el acto mismo). Tiene que haber estado otra persona con ella. Así que, si legítimamente estaban tratando de probarle con la ley de Moisés (finalmente la ley de Dios, porque Dios se la dio a Moisés), debieran haber traído a dos personas para ser apedreadas, tanto como la mujer y el hombre, porque esto es lo que realmente mandaba la ley: Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos. Levítico 20:10. Así que, tanto el adultero y la adultera, ambos tenían que ser muertos. Entonces, ¿Dónde estaba la otra persona? Nadie podía tener mas conocimiento de la Palabra de Dios que Dios mismo (y Jesús es Dios, también conocido como Jehová en el Antiguo Testamento). Cuando Moisés estaba recibiendo la ley de Jehová, era Jesús mismo el que se la estaba dictando. Entonces, ¿Cómo puede tratar un ser humano probar al propio autor con Su mismo conocimiento? Absurdo, ¿no?
El otro asunto es que nadie podía saber (hablando de las habilidades de poder ver todo, y hasta antes que sucedieran) más que el Señor. Antes que vinieran con la mujer para probarle, El ya sabía lo que iba a suceder, la via por la cual iban a caminar para llegar a donde El estaba, y hasta la ropa que tenían puesta en ese momento. Esto es lo que se entiende del Señor; que El sabe todas las cosas porque las puede ver antes que suceden, y mientras están sucediendo. Físicamente, El no tiene límites, porque escrito esta: Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos. Proverbios 15:3. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hebreos 4:13. Entonces, físicamente, El puede ver antes que las cosas sucedan, y mientras están sucediendo. El puede ver todo en todo sitio, sin ningún tipo de limite.
El otro aspecto de su omnisciencia es que El sabia el porque lo estaban haciendo. Entonces, El no solamente sabía físicamente todo lo que iba a suceder, pero también entendía todas las razones, hasta los pensamientos mas íntimos de ellos, del porque lo hacían. La Palabra nos explica esto: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremiah 17:9-10. El Señor conoce hasta lo mas intimo de cada persona; sus intenciones, sus pensamientos, y hasta sus sentimientos. El Rey David conocía bien el poder y las habilidades del Altísimo, y lo explico de esta manera: Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Salmo 139:1-4.
Ahora bien, ya que entendemos que el Señor todo lo sabe, El también sabia que la mujer si cometió adulterio. A pesar de que era una trampa, el hecho si ocurrió. No sabemos que era lo que Señor escribió en la tierra mientras todo esto estaba sucediendo, pero si vemos lo que hizo. Aunque si hubo pecado, y El sabiendo todo lo que El sabia, teniendo todo el derecho y la potestad de castigar como el Dios Santo que es, El actuó en misericordia. Y aquí es donde se ve el gran amor de Dios, la misericordia de Dios, la dispensación de Su gracia. En vez de ejecutar justicia sobre todos ellos; sobre la mujer adúltera y hasta sobre los religiosos malos, cada uno pudo salir caminando con vida de esa escena. Escrito esta: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:16-17.
Pero, para poder recibir la gran misericordia de Dios, hay que confesar los pecados delante de El: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9, y también hay que creer en el Señor con todo el corazón: El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. John 3:18. Y como el mismo Señor le dijo a la mujer: …Ni yo te condeno; vete, y no peques más; algo que muchos no enseñan: tiene que haber un arrepentimiento y una conversión completa de la vida pasada, del pecado, para que pueda haber vida eterna. Dios perdona y desea enterrar todo nuestro pecado, hasta en lo mas profundo del mar; pero uno también tiene que dejarlo enterrado, sin volver atrás.
Entonces, ¿vives tu vida de tal manera, con la certeza de que Dios lo sabe todo, hasta lo más íntimo de tu corazón? ¡Qué el Señor les bendiga! John