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Basado en Juan 10:7-21 (Versión Reina Valera 1960)

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras. Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?

A través de los siglos, ha habido un sinfín de dioses, deidades, ídolos, lideres, y guías espirituales; sean de la imaginación del hombre, o manifestaciones demoniacas y satánicas, o hombres que se han levantado a sí mismos, o hombres que han sido levantados por otras personas. Por ejemplo, ha habido tales como Amón, el dios principal de los egipcios; Asera, la diosa cananea; Astarot, la diosa de la guerra y de la fertilidad; Baal, un dios cananeo y fenicio de fertilidad y lluvia; Baal-zebub, una deidad popular de los filisteos; Bel o Marduk, la deidad principal de Babilonia; o el hijo de Marduk; Nebo, el dios de aprendizaje y escritura; Quemos, el dios principal de Moab; Dagón, una deidad adorada por los babilonios y filisteos; Moloc, la deidad principal de los amonitas; Tamuz, un dios babilonio de la fertilidad; Zeus, el dios principal de los griegos; Mercurio, un dios Romano; la diosa griega Artemis o Diana; Castor y Polox, los dos hijos de Zeus que son vistos como los guardianes de los marineros. Y ahora, en tiempos mas modernos, tenemos a Mahoma, el profeta principal de Alá; Buda, el maestro bueno hecho dios por muchos asiáticos, y bueno, hay una lista mucha mas larga. Y cada uno de estos tienen sus propias reglas religiosas y practicas paganas. Cada uno demanda distintos tipos de sacrificios y regalos para lograr tener su favor, o a lo menos, requieren una lealtad inconmovible. Cada uno de estos dioses o deidades enfatizan la decadencia o destrucción humana, desde aquellos que propagan la fornicación y el adulterio, hasta los que demandan que recién nacidos sean quemados vivos en un altar de piedra. Estos son parte de los pastores o guías que hablo el Señor.

También existen los falsos pastores (y maestros) dentro de los llamados creyentes en Cristo, los asalariados. Esta es la persona que supuestamente sirve a Dios, pero solo con el interés de dinero. Estos son los que usan el nombre de Dios para su propia conveniencia. Y aquí también hay una larga lista de personajes, y también existen muchos hoy en día; demasiados realmente (pero bendito sea Dios, que no son todos; que hay algunos fieles que sirven en el ministerio como corresponde). Hoy en día, muchos han convertido el ministerio en una máquina de dinero, aprovechándose de la ignorancia y la inocencia de los creyentes más nuevos e indoctos. Hay muchos de estos que en vez de conseguirse un empleo o obtener una carrera, y trabajar como muchos de nosotros lo hacemos, ven la oportunidad de aprovecharse de los demás y vivir a cuestas de la buena voluntad y el esfuerzo de otros. Esto es lo que enseña la Palabra acerca de los cuales buscan el dinero y el bienestar en el ministerio, para su propia conveniencia: Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 1 Timoteo 6:3-10. Entonces, si vemos la avaricia y la mala enseñanza, hay que tomar distancia. Uno no puede quedarse al lado de algún asalariado, porque la piedad nunca puede convertirse en fuente de ganancia, y menos, ser apoyada como tal.

Ahora bien, volvamos a lo principal, al que lo hace todo distinto. ¡Quién es como nuestro Señor Jesucristo! Ninguna de las otras deidades se puede comparar a El. El es el Dios de amor, de consuelo, de misericordia, y de bondad. El que en vez de traer juicio sobre nuestras cabezas por todos nuestros pecados, hizo el mas grande sacrificio para pagar por todos nuestros pecados, en vez de dar castigo, El ofrece el perdón y la salvación eterna. El nunca te abandonará. El siempre estará contigo, si permaneces en El. Y la otra diferencia que El tiene con los demás es que El no solamente murió, sino que también, fue resucitado al tercer día de entre los muertos, y ahora está sentado a la Diestra del Trono de Dios, del único y verdadero Dios; a El sea toda gloria, poder, y majestad por los siglos de los siglos. Amen. Porque escrito esta: Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. Juan 11:25-26a. El Señor es el único que nos puede dar vida eterna porque es el único que venció la muerte.

Habiendo dicho todo esto, ¿dónde está tu fe realmente? ¿Crees más en otras cosas, en otras personas, en otras deidades, en las riquezas, en ti mismo, más que en Jesús? ¿El Señor es en realidad la figura principal dentro de tu vida, de tu corazón, sobre todas las cosas? ¿Le estás correspondiendo a Su amor fielmente? En rendidas cuentas, no solamente El es el único que vale la pena seguir, sino también, la fe y el amor inconmovible en El hace posible ver grandes cosas en nuestra vida y alrededor de nosotros. Porque escrito esta: Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40.

Así que, ¿realmente crees y sigues fielmente al Pastor que es distinto a todos lo demás? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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