Basado en Juan 14:1-6 (Versión Reina Valera 1960)
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Este es uno de los pasajes mas usados para una ceremonia fúnebre cristiana. Esto lo escuchamos hasta en las películas cuando hay un funeral. Por desgracia, parece que es el único momento que en realidad se tiene en cuenta. Cuando una persona parte de este mundo, o que uno mismo esta cerca de ese paso es que se comienza a pensar en el final. Cuando he tratado de compartir el Evangelio con algunas personas, y les comienzo a hablarles de entregarle su vida al Señor, rápidamente replican: ¡Yo no me estoy muriendo! Pero también por desgracia, eso puede estar muy lejos de la verdad.
La verdad es que cada persona que nace en este mundo ya ha comenzado el proceso. Todos los días crecen células y mueren células. De acuerdo a un articulo encontrado en UCSB Scienceline, aproximadamente 300 millones de células mueren cada minuto en nuestros cuerpos. Cada día que pasa nos estamos acercando a ese momento de partir de este mundo. Mientras van pasando los días, horas, y los minutos, también es la manera que transcurre un reloj regresivo que solo Dios conoce. Toda persona desconoce cuando va a ser su fin.
La gran mayoría piensan que va a suceder cuando ya estén viejos, llenos de años, y que ya no les va a quedar nada más por hacer. La realidad es otra. La información que tenemos en EU a través del CDC dice que hubieron 2,744,248 muertes en el 2016. De esa cantidad, 796,634 muertes fueron por causas relacionadas a cosas repentinas como enfermedades del corazón o accidentes. Si lo vemos por edad, 57,616 personas murieron ese año entre las edades de 25-34 años; 77,792 personas entre 35-44 años, y 173,516 personas entre 45-54 años. Para ponerlo en perspectiva, durante el tiempo que EU estuvo envuelto con la guerra de Vietnam entre 1955 y 1973, murieron 58,318 de sus soldados. Así que, en el 2016 (en un solo año), murió casi la misma cantidad de jóvenes entre las edades de 25-34 años que soldados de EU en toda la guerra de Vietnam. Así que, de acuerdo a hechos reales, no se puede vivir en la ignorancia de que todo va a salir como uno piensa o quiere. Por coincidencia, mi padre fue uno de los 2,744,248 de muertes que se registraron en los EU. Entonces, sé por experiencia propia lo que significan estos números.
La Biblia describe la incertidumbre que existe de la siguiente manera: Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 1 Tesalonicenses 5:1-3. Así que, esto puede cumplirse de una de las dos maneras: O viene el Señor por Su pueblo a través de lo que muchos conocen como el Rapto, el evento donde el Señor físicamente tomara para si en las nubes a los muertos y vivos en Cristo, o cuando el Señor permita que uno muera individualmente, porque es Dios el que permite que la vida termine. Absolutamente nada pasa sin que El este envuelto, y nadie está exento.
Entonces, ¿Cómo uno debiera vivir esta vida si la realidad es que cualquier cosa puede pasarle a cualquiera en cualquier momento? ¿Debiera deprimirse y dejar que todo se destruya porque qué más dá? ¿Debiera hacer todo lo contrario y vivir de fiesta en fiesta, y de emoción en emoción porque todo puede terminar en un momento? No, porque ninguna de las dos maneras tiene algo de sabiduría. La Biblia nos enseña claramente que existe algo mejor después de todo esto (y aquí es donde entra el pasaje de hoy). Por mucho que uno piense que lo de aquí es lo único real, se engaña a si mismo. Aunque lo de aquí es lo que estamos viviendo hoy, todo en este mundo es vanidad como dijo el Predicador. Entonces todo aquí es una ilusión, y pasa rápido; mucho más rápido para algunos que para otros, pero todo esto pasará. Así que, la manera que debiéramos vivir es como si hubiera algo grande después de todo esto, porque lo hay. Y esto es algo que un llamado creyente debe preguntarse: ¿Vivo con la certeza de que hay un Dios y que hay mejores cosas por delante? Por lo que vemos a diario, no lo parece.
Esto no es una crítica, sino mas bien, una observación. Hoy en día, muchos creyentes viven como si la Tierra fuera lo único que importa. Se predican y se siguen evangelios que pregonan esto. Buscan mas al Señor por los panes y los peces, que por la vida eterna y las recompensas eternas. Se busca del Señor para que solo les conceda peticiones carnales y egoístas que por lo que realmente es la voluntad de Dios. Porque escrito esta: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:1-4. Entonces, si tu amas al mundo y solo anhelas las cosas del mundo, aunque digas que eres un creyente, eso no es lo que estás viviendo.
Ahora bien, nadie dice que no debemos considerar lo de aquí, porque si hay que ser responsables (yo mismo trabajo para pagar cuentas y para sobrevivir). Hasta el mismo Señor pago impuestos (lo cual muchos tratan de engañar a sus gobiernos). Pablo, Pedro, y los demás Apóstoles trabajaron con sus manos para poder suplir lo que necesitaban ellos y darle a los demás. Entonces, a través de sus ejemplos, vemos que tenemos que hacer ambas cosas, cumplir con lo terrenal, pero con los ojos puestos en lo celestial, porque escrito esta: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21.
Así que, si tu enfoque es solo lo terrenal, al final, eso es lo único que tendrás, y quedaras excluido del cielo y de todo lo celestial. Pero, si tu enfoque es Cristo, entonces obtendrás las promesas de Dios. ¿Dónde esta el foco de tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John