Basado en Juan 14:7-11 (Versión Reina Valera 1960)
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.
Este posiblemente sea uno de los mensajes más fáciles de explicar, pero a lo mejor el más difícil de aceptar para la mayoría de las personas (porque prácticamente todo en el Señor es comprensible intelectualmente hablando, pero sencillamente no se acepta). Este, por ejemplo, era el mismo problema que tenían los fariseos, los supuestos eruditos en las Escrituras. El problema se trata de aceptar a Jesús como lo que El realmente es; como Señor y Dios. Este posiblemente es el dilema que la mayoría de las personas enfrenten dentro de si mismo.
A través de los años, y al tratar a muchas personas en distintas partes del mundo, he visto que la gran mayoría aceptan la noción de Dios, o a lo menos, algún dios. A muchos no les cuesta creer en Dios. Y dentro de esa creencia, se dan mucha flexibilidad porque muchos creen que muchas religiones creen en el mismo Dios. Como, por ejemplo, muchos creen que el Dios judeo-cristiano (El de la Biblia) es el mismo que Alá (los cuales no son la misma persona). No obstante, la gran mayoría, aunque pueden diferir con un dios, pueden aceptar al Dios judeo-cristiano como Dios, como alguien real y con más o menos las características que explica la Biblia. Pero, cuando se les habla de Jesús, eso ya es otro asunto, y posiblemente se vuelva en un gran problema.
El primer problema que muchos tienen, si es que aceptan la existencia de Jesús, es que lo ven como distintas cosas que son inferiores a Dios. Hay algunos que lo ven como un hombre odioso y detestable, como lo veían lo fariseos. Otros lo ven como un hombre bueno, que hacía buenas cosas. Otros lo ven como un profeta (como lo ven los musulmanes, como un profeta importante, pero no tan importante como Mohamed). Otros lo ven como un maestro. Hay personas que se denominan ser cristianos que lo ven como un ser super sabio o adelantado para su época, como un científico. Hay muchos que ven a Jesús hasta como el Hijo de Dios, pero como Alguien inferior a Dios Padre. En fin, muchos lo ven de distintas maneras, pero no como el Dios que es.
Yendo un poco más profundo, algunos preguntarán: ¿No es suficiente solamente creer en El, aunque sea de cualquier modo? Y la respuesta es: No. Y aquí es donde la mayoría topan con un problema bien grande. Por alguna razón u otra, muchos no pueden llegar a creer con la plena convicción de que Jesús es Dios, tan Dios como Dios Padre. La Biblia nos enseña esto: En el principio era el Verbo [hablando de Jesús], y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Porque en él [hablando de Jesús] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Entonces, bíblicamente explicado, Jesús es Dios, el Dios Todopoderoso.
Entonces, no creer en Jesús como lo que El es seria prácticamente y directamente un insulto o una herejía. Usemos un paralelo muy sencillo terrenal para poder entender el asunto. Creo que todos entendemos lo que significan los rangos en un ejército. En un ejercito hay distintos rangos, para describir la función y la importancia de cada integrante del ejército. Ahora bien, vamos a poner el ejemplo de que un soldado raso trate como sargento, o como teniente, o hasta como coronel al generalísimo del ejército. ¿Cómo crees que le va a ir al soldado? También pensemos en esto, ¿Qué le pasaría a un soldado que es insubordinado con un oficial? Entonces, ¿de que sirve que una persona crea en Jesús como nada de importancia, o como un hombre bueno, o como un maestro, o como un científico, o hasta como un profeta si El es Dios? ¿Van entendiendo?
Hay algo en lo cual yo hago mucho hincapié porque también es un problema muy común, el asunto de que una persona cree que su opinión dicta la realidad. No entiendo como esto pasa, especialmente viviendo en la era que “supuestamente” mas desarrollada esta la raza humana. Es imposible que nuestra opinión o manera de pensar las cosas dicte lo establecido del universo. Y si una persona rehúsa aceptar la realidad, el único ser que sale perdiendo es la persona. La Biblia nos sigue enseñando aún más verdades: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. La realidad la cual se debe aceptar y creer es que Jesús es Dios, y que se tiene que creer con todo el corazón y confesar con la boca que Jesús es El Señor (o Jehová en el Antiguo Testamento) para que allá salvación. Así que, venir a reconocer y aceptar a Jesús como Señor no es favor, sino mas bien, es una obediencia, es reconocer un hecho, una realidad. Y al reconocer ese hecho con todo el corazón es que uno viene ha ser salvo. Contrario a eso, si una persona rehúsa creer en Jesús como lo que El es, no vera la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Entonces, si una persona escoge no creer en Jesús, no le hace daño a Jesús (porque El no deja de ser lo que es por la opinión de un ser insignificante, porque somo insignificantes), sino que la persona misma se hace un daño que no tiene ninguna otra solución, porque no hay salvación eterna en nada más. En fin, no es Dios que lanza a una persona al infierno por su incredulidad, sino la persona toma la decisión de echarse a si misma la ira de Dios encima, al no querer reconocer una realidad irrefutable e innegociable. Y su opinión no va ha cambiar esa realidad. Las cosas no pasan como uno quiere, sino, pasan como tienen que pasar por lo que ya se estableció mucho antes que existiera el ser humano (lo queras creer o no).
Entonces, ¿tienes la fe que necesitas tener en Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John