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Basado en Mateo 13:53-58 (Versión Reina Valera 1960)

Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí. Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

La incredulidad es el pecado más destructivo de todos los pecados, porque es el que sencillamente no te deja creer en Dios, ni en lo que El es, ni de lo que El es capaz de hacer. La incredulidad completa, es lo que lleva a una persona a la perdición eterna. Y si hay alguna medida de incredulidad en una persona, por lo menos no una incredulidad completa (porque hay niveles de incredulidad), afectará negativamente esas áreas que están vinculadas con la incredulidad (si crees que Dios sirve para ciertas cosas nada más). La fe es el todo para cada ser humano. Sin fe, no se puede llegar a nada de valor, especialmente a las grandes cosas de Dios. Porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6.

Hoy en día, muchas personas ven a Dios como una leyenda, o como parte de un cuento para niños. Hablar de Dios es como hablar de alguna caricatura, o algo similar, pero de algo mucho más antiguo que fue inventado por la institución de la iglesia para poder controlar a las masas ignorantes. Nosotros que creemos en Dios somos vistos como personas sin educación, personas extremadamente limitadas, o personas simples y hasta supersticiosas. En rendidas cuentas, la fe en Dios no tiene mucho valor en el “desarrollado” mundo de hoy. Hoy, igual que antes, se cree más bien en el poder de lo material, el dinero, las personas, la ciencia y la tecnología, y cosas similares. Esas cosas tienen mucho más valor que cualquier cosa relacionada con la fe en Dios. Y bueno, cada persona es libre de escoger en lo que quiera o no creer. Pero, como muchas veces lo hemos hablado, absolutamente todo acarrea consecuencias, y si no se ven las consecuencias aquí y ahora, se verán en el más allá, porque señoras y señores, la verdad es que cada ser humano morirá, y cada ser humano comparecerá delante del Grande y Eterno Trono de Dios, lo quieran creer o no. Y cuando estén allí, recordarán palabras como estas, o para bien, o para mal, dependiendo de lo que decidan hacer con la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios no vuelve vacía. La Palabra de Dios se cumple en Su exactitud, porque, o se cree en El y se recibe la salvación y las bendiciones que vienen con esa salvación, o no se cree en El y se pierde la oportunidad de la salvación y todas las bendiciones que vienen con esa salvación. La Palabra de Dios se cumple para bendición o para maldición. Como está escrito: A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. Deuteronomio 30:19-20.

El asunto es que hay cosas mucho más grandes que hablan de Dios, cosas que son tomadas por asentadas porque son tan grandes e inconmovibles, tales cosas que no se deben ignorar, porque son sencillamente muy grandes y que están totalmente fuera de nuestro control, que proclaman la grandeza de Dios, que debieran a lo menos causar algún tipo de curiosidad por el Omnipotente. Como está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Este planeta y todo el universo fue creado por Dios. No fue un accidente o una explosión como muchos de los científicos afirman. Y aún más, la verdad es que no tenemos ningún control sobre ningún planeta, ni de las estrellas, ni siquiera de la gravedad en este planeta. Todo eso existe y permanece ni por la mano humana, ni por el dinero, ni por la ciencia o la tecnología, ni por nada en lo cual muchos prefieren confiar. Nosotros ni siquiera tenemos algo que ver con el palpitar de nuestros corazones, sino más bien, es algo totalmente involuntario. Tu vives y respiras porque hay algo, o más bien, Alguien, que permite que suceda, y ese es Dios, lo quieras creer o no.

Ahora bien, una de las cosas que afirman que Jesucristo es el Mesías, que es Dios, es la profecía. Isaías escribió lo siguiente más de 700 años antes que fuere cumplido en la vida del Señor, lo cual revela no solamente que Jesús es el Mesías, sino el acto más grande de amor que no cualquier ser pudiera cumplir, como está escrito: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53. Y este Jesús no cambia, como también está escrito: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8.

Entonces, el asunto se vuelve mucho más sencillo, lo cual envuelve una sencilla decisión, ¿Crees que Jesús es Dios o no lo crees? Si crees en El como Dios, conseguirás la vida eterna y veras la gloria de Dios, pero si no crees, tu realidad será lo opuesto. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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