Basado en Juan 14:15-31 (Versión Reina Valera 1960)
Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis. No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí. Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.
Dentro de las distintas creencias y denominaciones cristianas, siempre ha habido el conflicto entre convertir las cosas del Señor en una religión, en una serie de instrucciones con ritos y prácticas; o en algo liberal, yendo por lo que les parece a las personas (y hoy se hace esto mas que nunca). Si realmente entendemos lo que dicen las Escrituras, no se trata ni de un extremo, ni del otro. Es más, se trata de algo distinto, pero con un foco primordial, y con un fin muy distinto y definitivo a lo que se puede pensar universalmente.
Para poder simplificar las cosas, hay que ir a lo que nos enseñó el Señor, porque, en fin, y como está escrito: …Yo [Jesús] soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. Y como tal, el Señor dijo esto: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Entonces, de un libro entero (la Santa Biblia), El nos dio el norte, o adonde todo debe comenzar. Así que, como decía al comienzo, la respuesta es algo muy enfocado y muy exacto.
Ahora bien, ¿Por qué se nos dan como mandamientos estas cosas? Y la respuesta a esto, es que cuando algo no se entiende claramente (intelectualmente hablando), todo comienza por “hacer” las cosas, solo por obediencia. Por ejemplo, eso es lo que sucede con un niño, por eso que el Señor dijo que teníamos que ser como niños. Un niño no entiende la razón por lo cual sus padres le dicen que hacer y que no hacer, solo se le enseñan a que obedezca. A un niño se le dice que tiene que comerse toda la comida y que tiene que tomar agua, y el sencillamente tiene que obedecer para poder vivir. Un niño no entiende lo que es una comida balanceada, como cocinar, ni nada de lo que tiene que ver con lo que se le pone en la boca, solo tiene que hacer lo que se le dice. Entonces, el asunto por lo cual son mandamientos es para ayudarnos a entender que son cosas vitales (porque un mandamiento se obedece), mientras se va descubriendo la razón de ellos.
Entonces, con relación al primer y segundo mandamiento, se nos da un orden de prioridad, un comienzo, para poder empezar a hacer aquellas cosas que no son solamente buenas, sino más bien, la razón por lo cual se deben hacer las cosas. La intención del corazón es lo más importante para Dios, porque va más allá de hacer el bien. Pero también, nos muestra algo primordial con las palabras que escoge para enseñarnos. El usa la palabra “amor”, que hay que amar al Señor nuestro Dios, y que hay que amar a nuestro prójimo. Desde el momento que se utiliza la palabra “amor”, se introduce un elemento único y definitivo. Hay que entender lo que es el amor para poder llevar acabo el amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Y este es uno de los problemas mas grandes que tiene la humanidad, el poder entender que es lo que significa amar (sencillamente, el buscar y seguir a alguien desinteresadamente, queriendo el bien para la persona). Entonces, siempre se busca de Dios por alguna necesidad personal, pero al encontrarse con Dios, el solucionar la necesidad se debe tornar en un afecto desinteresado, al comenzar a entender quien realmente es Dios, y todo lo que El ha hecho por nosotros. Ahí es que debe comenzar a nacer el amor a Dios. Y a raíz de comenzar a amar a Dios entonces que se sigue al segundo mandamiento, o el segundo paso, a aprender amar al prójimo. El amor a Dios es lo que debe fundamentar el amor al prójimo, porque deseas comenzar a complacer a Dios (y aquí es donde entra lo que significa guardar la Palabra del Señor).
Cuando uno comienza a amar a alguien, trata de conocerlo íntimamente, trata de aprender sus gustos, saber sus orígenes, desea saber todo lo más posible de esa persona. Es lo mismo con el Señor. Cuando nace el amor por el Señor, se comienzan a escudriñar las Escrituras, a buscar lo que El desea, a tratar de conocerle más. En fin, se trata de guardar lo que El manda en Su Palabra, sea que se entienda la razón o no. Y cuando esto sucede es que todas las maravillas de Dios se realizan en esa persona, comenzando con el Consolador, el Espíritu Santo. Entonces se comienza a entender como amar al prójimo, porque se busca solo el bien de la otra persona, no porque busca sacar algo de ellos. Ahí es que viene la aplicación de la Palabra de Dios. Y todo esto va en contra del mundo y de sus enseñanzas, porque escrito esta: No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 1 Juan 2:15-16.
Así que, ¿haz realmente entendido lo que significa guardar los mandamientos de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John