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Basado en 1 Samuel 21 (Versión Reina Valera 1960)

Vino David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y se sorprendió Ahimelec de su encuentro, y le dijo: ¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo? Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te he encomendado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar. Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas. El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres. Y David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los vasos de los jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán santos hoy sus vasos? Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para poner panes calientes el día que aquéllos fueron quitados. Y estaba allí aquel día detenido delante de Jehová uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era Doeg, edomita, el principal de los pastores de Saúl. Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante. Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y dijo David: Ninguna como ella; dámela. Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat. Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo: Hirió Saúl a sus miles, y David a sus diez miles? Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat. Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba. Y dijo Aquis a sus siervos: He aquí, veis que este hombre es demente; ¿por qué lo habéis traído a mí? ¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído a éste que hiciese de loco delante de mí? ¿Había de entrar éste en mi casa?

¿Podremos como humanos cumplir toda la Palabra de Dios, lo que Dios manda que hagamos mientras estemos aquí en la tierra? ¿Tenemos la capacidad de ser perfectos aquí en la tierra (estamos hablando en términos prácticos, no espirituales)? La respuesta es no, e inclusive tomando en cuenta que aun tengamos el Espíritu Santo en nuestras vidas, y el haber sido redimidos y transformados a través de la gracia de Dios. Prácticamente, no podremos llegar a ser perfectos aquí en la tierra. Y esto se debe a que el creyente todavía está en la carne. Mientras estemos en este cuerpo de muerte como lo describía Pablo habrá pecado en nuestras vidas.

Entonces, ¿Qué? ¿Nos rendimos y dejamos que el pecado reine en nuestras vidas? ¿o será cómo algunos piensan, que, ya que estamos en la gracia, y que no importa lo que hagamos, porque Dios todo lo perdona, así que, no nos preocupemos? Bajo ningún punto, en ninguno de estos casos, porque la Palabra nos enseña tajantemente que sin santidad no veremos al Señor, y de nuevo, esto es algo práctico que enseña Dios, no algo solo espiritual, porque hay muchos que enseñan que ya fuimos perdonados por gracia, y que ni podemos guardar nuestra salvación por nuestras obras, y que todo es por gracia. Mis hermanos y amigos, Dios nos enseña que después que viene la gracia, tiene que haber un proceso de obediencia y santificación en la vida de un creyente, y esto implica que tiene que haber cambios y transformación, para que seamos hechos más similares al Dios que nos llamó. Tiene que estar el proceso espiritual y tiene que estar el proceso práctico, porque si Dios solo hubiera pensado en el sacrificio de Su Hijo en la cruz, y no se hubiera llevado a cabo prácticamente, ninguno de nosotros tendríamos salvación. Las cosas de Dios se tienen que llevar a cabo y se tienen que cumplir. Entonces, ¿Qué haremos?

La Biblia nos explica que hay cosas que son más apremiantes que otras en el esquema de la obediencia. Dios sabe que no seremos perfectos aquí en la tierra. Vemos el siguiente relato que el propio Señor enseño, lo cual enlaza la Escritura que leímos al comienzo, como está escrito: En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo. Mateo 12:1-8. El sacerdote que le dió a comer a David los panes de la proposición no fue porque si nada más, sino más bien, porque David y los que estaban con él tuvieron una gran necesidad, porque David huía por salvar su vida porque era injustamente perseguido por Saul, quien le quería matar por envidia. El sacerdote pecó al darle los panes, pero hizo una justicia más grande delante Dios, hizo misericordia. Esto nos enseña que hay prioridades de obediencia para Dios, aún en la gracia (porque el Señor mismo lo aclara aquí).

La Palabra también nos enseña lo siguiente: Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Marcos 10:17-22. Dios siempre va a llevarte prácticamente a través de estas prioridades: Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:28-31. Si te guías por estos más grandes mandamientos, y en su orden de prioridad, aunque cometas errores, no solo encontraras perdón en la gracia de Dios a través de Jesucristo, pero también podrás obedecerle prácticamente de una manera más afines al corazón de Dios. Así que, ¿estás viviendo en las prioridades de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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