Basado en Apocalipsis 2:1-7 (Versión Reina Valera 1960)
Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.
¿Cómo puede Dios decirle a una iglesia que esta haciendo cosas buenas, a una iglesia que ha hecho todo lo que ha hecho por amor al nombre de Dios, y que se arrepientan porque han caído? ¿Cómo pueden estar equivocados haciendo tantas cosas buenas y admirables? El asunto que tiene Dios con esta iglesia, y aun más exactamente, con las personas individualmente (porque una iglesia no consta de un edificio delante de Dios, sino de personas), es que se han olvidado de lo más esencial, del fundamento de todo; del amor. Puede que digan: pero ¿cómo es esto si la propia Palabra esta diciendo que han hecho todo lo que han hecho por amor al nombre de Dios? Para poder explicar el asunto, hay que ir aun un poco mas profundo.
Lo primero que hay que establecer es que el verdadero amor (no el amor del mundo, porque eso no sirve para nada) es algo que tiene que fluir de una persona. Y la única manera que ese amor puede fluir o emanar de una persona, es que la persona haya nacido en Dios, que conoce a Dios. Esto es lo que nos enseñan las Escrituras: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 1 Juan 4:7-8. Entonces, esto va más allá de las acciones, consiste de algo mucho más profundo y divino. La Biblia también nos enseña que un ser puede ser capaz de cosas increíbles, pero que le puede faltar lo principal, y también nos enseña como realmente es este amor divino, como está escrito: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. 1 Corintios 13. ¿Pueden ver que el amor del cual habla la Biblia es muy distinto a lo que dice el mundo lo que es amor? Sencillamente, el verdadero amor de Dios nunca va a apoyar el pecado, porque no hay contradicciones en Dios. La fornicación, no es amor. El adulterio, no es amor. Los desvíos sexuales, no son amor. El llamar lo malo bueno y lo bueno malo, no es amor. El amor que proviene de Dios es algo que siempre va a alinearse con los principios Bíblicos, y supera todos los límites, aún lo impensable. ¿Cuándo se iban a imaginar los judíos que el mismo Ser que hizo los grandes milagros a través de Moises y Elías iba a ser el mismo que tomaría nuestra forma humana tan humilde y dejarse ser crucificado para que toda la humanidad tuviera la esperanza del perdón de sus pecados y la promesa de la vida eterna? ¡Jamás! ¡No cabe en nuestra lógica! Y ese mismo amor es el cual debe emanar y fluir a través de los que han nacido de nuevo en Cristo. Debemos tomar Sus mismas características e intenciones.
Ahora bien, el segundo punto. El amor que debe emanar del nacido de nuevo no se trata tanto de sentimientos, sino de una decisión y de una dirección. O sea, no solamente consta de tener este amor en la vida de uno, sino la manera que se ve su genuinidad es a través de la dirección hacia donde es dirigido. Esto es lo que nos enseña la Palabra: Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle. Marcos 12:28-34. El amor tiene que ser dirigido directamente hacia Dios, y cuando eso sucede, entonces todo lo demás comienza a caer en su sitio, en el orden que Dios manda. Si yo amo a Dios, entonces haré lo que El me manda, lo entienda al momento, o todavía no, y lo primero que debo hacer al amar a Dios, es amar a mi prójimo. Mi amor por Dios tiene que ser la razón por lo cual hago todo en la vida, por lo cual busco cumplir lo que me manda. ¿Cómo es que comienza ese amor? Al comenzar a reconocer y agradecer lo que hizo el Todopoderoso por nosotros, y sin ningún tipo de obligación. Dios decidió amar al hombre. Dios no tenía que ni que sufrir, ni aún menos, morir por la humanidad. Hay que pesar y valorar lo que hizo por seres tan insignificantes y malos (porque eso es lo que todos somos). Dios murió por ti y por mí. Escrito esta: Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Romanos 5:10.
Entonces, finalmente, lo que a Dios más le interesa es la razón, el motivo, lo que esta muy dentro de cada ser humano, como está escrito: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Esto es lo que Dios ve y le importa, si El es directamente la razón por lo cual hacemos las cosas. Así que, ¿puede ver Dios que la intención de tu corazón, la razón por lo cual haces todo en la vida es porque le amas con todo tu ser? ¡Qué el Señor les bendiga! John