Basado en Hechos 28:1-10 (Versión Reina Valera 1960)
Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó. Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados; los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.
La vida está llena de circunstancias, de buenas circunstancias y de malas circunstancias. Pero ¿Qué finalmente definen las circunstancias como buenas o malas? Todo depende no solo de como decidimos mirarlas, sino más bien, donde esta nuestra mira. Eso es lo que determina no solo como vemos las circunstancias, sino aún más importante, como decidimos reaccionar a ellas. Como podemos ver en el pasaje de hoy, no podemos dejar que nuestras circunstancias dicten la manera como escogemos vivir nuestra vida, especialmente si decimos creer y seguir a Cristo. Lo mas importante de todo es de tener en mente donde debiera estar nuestra fe, y que eso determine como vemos y reaccionamos a las circunstancias (es más fácil decirlo que hacerlo, pero todo es posible si amas realmente a Cristo).
Para comenzar, si vemos la historia completa, sabríamos que Pablo recién había sobrevivido un naufragio y que su viaje a Roma había sido interrumpido casi mortíferamente. Y este viaje que Pablo había emprendido no era un viaje de placer, sino más bien, estaba siendo transportado como prisionero para comparecer ante Cesar por haber estado predicando el Evangelio. Pablo no había hecho nada malo. La gran maldad que Pablo había hecho (irónicamente hablando), era de estar preocupado del bienestar eterno de su prójimo, y haciendo el servicio más grande que podía darle a sus semejantes, de ofrecerles la oportunidad de tener la vida eterna a través de Jesucristo. Ese fue su crimen. Así que, solo con ese hecho, si Pablo se hubiera dejado llevar por sus instintos de autopreservación humana, hubiera desistido de compartir el Evangelio. Porque después de todo, que lógica (humanamente hablando) tiene arriesgar tu libertad, y tu vida, por algo así, ¿no? Por lo menos, así lo han pensado muchos antes y hoy en día también. Hay muchos que se avergüenzan, o no siguen las cosas de Dios por muchas razones. No obstante, Pablo entendía de lo que realmente se trataba la fe, de que es mas importante complacer a Dios que a los hombres, y que el amar a Dios tiene mayores recompensas. Entonces podemos ver que la fe de Pablo lo hacia hacer cosas que humanamente no tenían lógica, y que aún mas, veía estas supuestas malas circunstancias como oportunidades, como el mismo lo escribió siendo inspirado por el Espíritu Santo: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28.
Veamos aún más lo que Pablo pensaba: Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Filipenses 1:12-13. Así que, él veía sus prisiones como oportunidades para el evangelio, que el encierro era una ventaja para el progreso del evangelio. ¿Cómo puede ser eso? Porque Dios sabe lo que hace y porque permite las cosas (y esto sería otro mensaje muy largo, pero mantengamos la mira en lo de hoy). Entonces, ¿Cómo podía Pablo reaccionar así ha algo tan desagradable? Seguimos viendo esto que Pablo escribió: No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:11-13. Pablo encontraba su fuerza en Cristo, para poder soportar todo tipo de situación.
Ahora bien, Pablo, bajo ningún punto, era gobernado por sus circunstancias, sino mas bien, era gobernado por otra cosa que era mucho más grande. ¿Qué era eso? Escrito esta, como él mismo lo dijo: Porque por fe andamos, no por vista. 2 Corintios 5:7. Su fe en Cristo era lo que lo llevaba a hacer cosas que transcendían la lógica humana, que pusiera todas sus necesidades y metas carnales en un segundo lugar, y estar dispuesto a sufrir distintas cosas para poder lograr cosas aún más valiosas y grandes, cosas eternas. ¿Qué es la fe? Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1. La fe es poder ver mas allá, la habilidad de poder aferrarse a algo o a Alguien a quien veras después. Así que, no solamente era cuestión de fe nada más, sino mas bien, donde o sobre Quien había decidido poner su fe, como esta escrito: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. La fe va mano-en-mano con la esperanza, y esto es lo que esta escrito de la esperanza en Dios: Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Romanos 8:24-25.
Y finalmente, esta era la mira de Pablo, y también de todos aquellos que han puesto, y estamos poniendo lo carnal en segundo lugar, para poder lograr algo mucho mas superior que este mundo temporal, y ser hallados dignos a través de Jesucristo de recibir como también está escrito: Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Hebreos 11:13-16. Ni Pablo, ni ninguno de los que hemos decido seguir a Cristo, pase lo que pase, deseamos que Dios no se avergüence de nosotros. Esa es la razón por lo cual se debe hacer todo, e inclusive, sufrir y hasta morir, si fuere necesario, por el Evangelio, para que se cumpla la voluntad de Dios en nosotros, porque le amamos sobre todas las cosas. Así que, ¿Qué es lo que gobierna tu vida, tu amor y tu fe en Dios, o el dejarte ser subyugado y dominado por tus circunstancias? ¡Qué el Señor les bendiga! John