Basado en Salmo 141 (Versión Reina Valera 1960)
Jehová, a ti he clamado; apresúrate a mí; escucha mi voz cuando te invocare. Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde. Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites. Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza; pero mi oración será continuamente contra las maldades de aquéllos. Serán despeñados sus jueces, y oirán mis palabras, que son verdaderas. Como quien hiende y rompe la tierra, son esparcidos nuestros huesos a la boca del Seol. Por tanto, a ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos; en ti he confiado; no desampares mi alma. Guárdame de los lazos que me han tendido, y de las trampas de los que hacen iniquidad. Caigan los impíos a una en sus redes, mientras yo pasaré adelante.
¿Quién eres tú? Para poder responder esa pregunta correctamente, lo mejor que te puedo aconsejar es que no te dejes llevar por tu opinión, ni respondas muy rápido, porque si no, no vas a llegar a la respuesta correcta. Para poder responder a esa pregunta, se necesita silencio, soledad, tiempo, sinceridad, y la luz de la Palabra de Dios. No es bueno usar tu propia luz, por decir. Cuando usamos nuestra propia luz para ver las cosas, especialmente lo que hacemos, nunca se ven las cosas tan claramente. La Palabra de Dios nos enseña este principio: Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. Mateo 7:16-20. Así que, si deseas entender quién eres realmente, debes ver tus obras, las cosas que has hecho, tus frutos, tus acciones. Esto es algo que también dice la Palabra: Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Hageo 1:3-7. No cometas el error de que Dios esté interesado en los edificios construidos por manos humanas, porque lo que siempre realmente le han interesado son los templos de nuestros corazones. Así que, observa tus frutos y medita sobre tus caminos. ¿Qué has hecho?
Tengo que decir que, como grupo de creyentes, como iglesia universal de Dios, tenemos severos problemas, si realmente nos observamos. Y si no lo creen, miren a su alrededor, miren sus propias vidas, y sus familias, todo lo que los rodea. Todos tenemos algo que está mal. La Palabra dice esto, para aclarar aún más el asunto: Pon a tu boca trompeta. Como águila viene contra la casa de Jehová, porque traspasaron mi pacto, y se rebelaron contra mi ley. A mí clamará Israel: Dios mío, te hemos conocido. Israel desechó el bien; enemigo lo perseguirá. Ellos establecieron reyes, pero no escogidos por mí; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe; de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser ellos mismos destruidos. Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejarte; se encendió mi enojo contra ellos, hasta que no pudieron alcanzar purificación. Porque de Israel es también éste, y artífice lo hizo; no es Dios; por lo que será deshecho en pedazos el becerro de Samaria. Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán. Devorado será Israel; pronto será entre las naciones como vasija que no se estima. Porque ellos subieron a Asiria, como asno montés para sí solo; Efraín con salario alquiló amantes. Aunque alquilen entre las naciones, ahora las juntaré, y serán afligidos un poco de tiempo por la carga del rey y de los príncipes. Porque multiplicó Efraín altares para pecar, tuvo altares para pecar. Le escribí las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosa extraña. En los sacrificios de mis ofrendas sacrificaron carne, y comieron; no los quiso Jehová; ahora se acordará de su iniquidad, y castigará su pecado; ellos volverán a Egipto. Olvidó, pues, Israel a su Hacedor, y edificó templos, y Judá multiplicó ciudades fortificadas; mas yo meteré fuego en sus ciudades, el cual consumirá sus palacios. Oseas 8. De lo que se puede observar, como creyentes, nos hemos dedicado más a construir y hasta apoyar cosas que deben ser o secundarias a Dios, o que sencillamente no deben estar en nuestras vidas. Por ejemplo, ¿Qué pueden ser ídolos en la vida de una persona? Todo lo que toma el lugar de Dios. Se puede convertir hasta la bendición de Dios en un ídolo, cuando se le da preferencia o prioridad a esa cosa o a persona antes que a Dios. Un ídolo puede ser tu familia, tu carrera o tu trabajo, tus bienes, tus pasatiempos, tus deleites, etc. Pueden ser cosas buenas, pero cuando se anteponen a Dios, ahí se convierte una bendición en algo malo y pecaminoso. Y claro, el problema más grande de todo es, el no tomar en cuenta a Dios, el no consultarlo, el desechar Su voluntad e ignorar Su Palabra. ¿Qué bien se puede producir si una persona no toma en cuenta a Dios? Esto es lo que dice la Palabra que sucede cuando no se tiene en cuenta a Dios: Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:28-32. Parece un mundo lleno de locuras y de desorden, aún dentro del supuesto llamado pueblo de Dios ¿verdad? Este pasaje lo aclara. Si no se toma en cuenta a Dios, Dios entonces los entrega a una mente reprobada. Y puede que digas: Yo no estoy ignorando a Dios. Pero, si apoyas a los que lo hacen, aunque tu no lo hagas tú mismo, temo que también eres parte del problema, porque el que apoya es tan culpable como el que hace el mal. Esto es lo que dice Dios.
¿Cómo puede decirse todo esto al ver el pasaje de hoy? Sencillo, porque es necesario entender y comprender cuál es tu verdadera posición, para que sepas entonces como debes acercarte y acudir a Dios. ¿Eres como este David que, si amo a Dios? ¿Eres de los justos de quien habla David? O, ¿eres de los que hacen obras impías, de los que hacen iniquidad, de los jueces malos, de los que tienden lazos y trampas, de los que apoyan el mal? La voluntad de Dios no es destruir al pecador, sino que el pecador se arrepienta. Esta es Su misericordia y amor, como está escrito: Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. Juan 8:10-11. Dios desea el bien de todos, y puede perdonar todo, pero, acércate a Dios con la verdad, arrepiéntete, y no peques más. ¿Quién por fin decides ser tu? ¡Qué el Señor les bendiga! John