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Basado en Apocalipsis 22:6-15 (Versión Reina Valera 1960)

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

Esto es una verdad irrefutable, especialmente al ver el mundo en el cual vivimos hoy: Cristo viene muy pronto. Todo lo predicho por los santos profetas de Dios y por el Señor mismo se ha cumplido y se sigue cumpliendo a diario en todo el mundo, como está escrito: Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Mateo 24:1-7. No se puede ni comparar las guerras que han habido en el resto de la historia a las de los dos últimos siglos. Pestes que afectan al hombre en todo el mundo como ha sucedido recientemente, y sigue sucediendo hoy no ha pasado en la historia, donde millones en el mundo mueren por distintas enfermedades, y vemos ahora este coronavirus que le ha causado la muerte a más de un millón de personas en cuestión de meses; y podrán tratar de señalar a las autoridades, pero el asunto es que nadie pudo ni ver venir algo como esto, ni estar preparado para algo así, y por lo tanto, ni saber que exactamente hacer, porque todavía no saben hacer bien. Hay hambres por todo el mundo, aun hasta en los países más desarrollados por la pobreza y falta de recursos.  De acuerdo a la Organización de la Salud Mundial, en un estudio que publicó en el 2018, más de 820 millones de personas en el mundo no tienen lo suficiente para comer, más del 10% de la populación mundial. Terremotos, ¿qué podremos decir? La tierra ha temblado mucho y muy duro en distintas partes. Y como olvidar a Israel, el reloj del mundo, donde se cumplió una de las profecías más extraordinarias en 1948 cuando volvió a su tierra y fue establecida por el mundo como un estado soberano una vez más, cosa que antes era vista como imposible. Todo se está cumpliendo. Nada va a frenar el cumplimiento de la Palabra de Dios, como está escrito: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mateo 24:35. Entonces, la persona sabia debiera pensar así: ¿Cómo puedo estar listo o lista para la venida del Señor? Y solo puedo responder con el consejo de Dios a través de Su misma Palabra.  

Lo primero debe ser nuestro enfoque en Dios a través de Jesucristo, y vemos esto cuando Juan intenta postrarse ante el ángel que le está revelando los misterios de Dios, y el ángel le dijo que no lo hiciera, sino que solo adorara a Dios. No podemos ni rendir culto, ni dar ningún tipo de adoración a nada ni a nadie fuera de Jesucristo, porque hasta los mismos santos de Dios nunca lo permitieron. Ellos mismos indicaron a Jesucristo. Por ejemplo, vemos a Maria: Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Juan 2:5. El Apóstol Pedro también dijo: Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 5:10-11. El Apóstol Pablo también escribió esto del Señor Jesus, inspirado por el Espíritu Santo: Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. Romanos 11:36. Todo y todos indican al Señor, porque escrito esta: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. Así que, no se pueden poner los ojos en ninguna persona, por especial que sea. Este fue el error que cometieron los judíos cuando se les presento Dios Hijo (Jesús). No pudieron ver al Mesías, y hasta lo mataron, porque estaban más enfocados en Abraham, y en Moises, y hasta en sus propias personas y deseos que en el Altísimo y Soberano Dios del universo. Toda nuestra meta, todo nuestro enfoque y la prioridad debe ser el Señor, porque escrito esta: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:4-9.

Lo otro que vemos en este pasaje es que seremos juzgados según nuestra obra, y que debemos practicar la justicia, santificarnos, y lavar nuestras ropas espirituales. Entonces, a Dios sí le interesa grandemente que hacemos con nuestras vidas, especialmente después de tener el conocimiento de la Verdad, porque somos salvos para un propósito, no porque si nada más. La Biblia nos enseña esto: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Santiago 2:14. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Todo lo que hacemos después de recibir el conocimiento de la Verdad cuenta, para bien o para mal, dependiendo de lo que decidamos hacer con la Verdad de Dios, si decidimos vivir para Cristo o vivir para algo o alguien más.

El día se aproxima para el mundo y para cada ser humano. No hay manera ni de evitarlo, ni de saber cuándo sucederá. Así que, ¿te encontrará listo o lista el Señor cuando venga por Su verdadera iglesia, o cuando venga por ti individualmente? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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