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Basado en 1 Corintios 2 (Versión Reina Valera 1960)

Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

Puede que hallan algunos que no entiendan lo que se compartirá hoy, pero mi oración, y aún más importante, el deseo de Dios es que todos lleguen a entender lo que realmente Dios ha hecho por la humanidad, como esta escrito: El cual [Dios] quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:4-5. Y también vemos el deseo de Dios a través del siguiente pasaje que prácticamente el mundo entero o ha leído o ha escuchado: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16. Así que, Dios desea que todos entiendan, pero claro, todo depende de como se recibe, y lo que dicta eso, es lo realmente desea una persona, y lo que realmente valora. Y para eso, se necesita un cierto nivel de inteligencia, no la que proviene de alguna universidad o un curso especial, o algo así, sino más bien, la mínima inteligencia de entender la realidad que vivimos día a día, el poder ver más allá de las distracciones y las vanidades de este mundo que Satanás usa para desviar nuestra atención de la Verdad.

Comencemos por preguntar ¿Qué es la verdad? Y aquí es donde se necesitará algo de la inteligencia que hablamos previamente. Lo que es irrefutable es que vivimos en un mundo transitorio, comenzando por nuestras propias vidas. Nadie puede vivir para siempre físicamente. Esto debiera ser algo obvio, pero muchas veces lo obvio o lo sencillo elude hasta a las personas más intelectuales, porque todo depende de lo que hay en el corazón de la persona. Como dice el dicho: No hay peor ciego que el que no quiere ver. Entonces, si todo lo que vemos terminará, y nuestro fin vendrá mas tarde o más temprano, debiéramos preguntarnos en lo más mínimo, ¿Qué viene después?

Lo segundo que veremos de lo que es verdad, es que no solamente sabemos (o debiéramos saber) que todo en este mundo es transitorio, sino que también, que todo es inestable e impredecible en este mundo. O sea, no solo que todos partiremos de este mundo, sino también, que cualquier cosa le puede pasar a cualquier persona en cualquier momento, sin excepciones. El pobre, el de media clase, el rico, el poderoso, el famoso, todos mueren. Y todos tenemos en común de que no sabemos ni cuando, ni cómo será nuestro fin, y no hay nada que podamos hacer al respecto. Si solo ven las noticias o leen algo de historia, o solo que miren a su alrededor, se darán cuenta que nadie ha podido controlar ese aspecto de la realidad. Porque erróneamente, los seres mas insensatos y necios piensan que tienen todo el tiempo del mundo y que a ellos, nada malo les puede suceder. Pero, esta vida es muy incierta, y al momento, estamos recibiendo una buena lección al respecto, ¿verdad? Pero, pensemos un poco más. ¿Quién está en peor situación, la persona que piensa que nunca le sucederá nada, o la persona que sabe que, sí le puede pasar algo, pero escoge no preocuparse por aquello? La carrera esta muy reñida, y muchos son los que compiten por obtener el premio (por decir) del ser el más necio. Por eso que digo, para poder entender lo que estamos viendo hoy, se requiere algo de inteligencia, como la de un niño.

Pero, en fin, si entendemos que todos tenemos un final seguro aquí en la tierra, y no sabemos ni cuando va ha ser, ni cómo será, y no hay ninguna manera realmente de evitarlo, ¿qué hacemos al respecto? Esto es lo que enseña la Palabra acerca de estas realidades: Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Marcos 8:34-38. Entonces, hay que preguntarse, ¿Qué valor le dás a tu alma? Si estas más pendiente de lo de aquí, que lo que vendrá, ¿realmente valoras tu alma? Uno puede decir lo que sea, pero todo se ve en la manera que vives tu vida, dónde pones tus esfuerzos. Como está escrito: Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:21.

Entonces, la sabiduría de Dios es revelada a través de Cristo crucificado. Dios vió nuestra condición, que nuestra alma estaba muerta en nuestros pecados. Y que, si morimos físicamente en ese estado, nuestra alma perece para siempre. Y la única manera que puede haber vida eterna para el alma de una persona es que un ser eterno [Dios] pusiera Su vida por nosotros, y pagara por nuestros pecados. No hay sabiduría mas grande, ni nada más tiene más valor que eso, ni más grande amor por nosotros, que Aquel que atendió nuestra necesidad mas grande y apremiante, algo que nada ni nadie más puede hacer por nosotros, ni aún nosotros mismos. Dios murió por la humanidad para que la humanidad pudiera tener acceso a la vida eterna que solo es posible a través de Jesucristo. Así que, no importa cuando será nuestro final que nos toque, si nuestra fe y vida está en Cristo (completamente) y vivimos nuestra vida de acuerdo con esa fe, estaremos listo para lo que venga, no importa ni cuando, ni como nos pase. Espero que te des cuenta de tu realidad y de que Cristo es el único Camino que tenemos para la vida eterna. ¿Hás entendido la sabiduría de Dios a través de Su Cristo crucificado y resucitado para que tengas la esperanza de la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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