cross and heaven.jpeg

Basado en Isaías 62 (Versión Reina Valera 1960)

Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo. Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo; sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi santuario. Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra. Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.

Dios verdaderamente ama a Su pueblo. No hay ninguna duda en eso, y El promete hacer grandes cosas con él. No hay duda en eso tampoco, y ese siempre ha sido Su plan, Su deseo. No es necesariamente la voluntad de Dios castigar al impío, pero también, el castigo tiene que venir porque El no solamente es Dios de amor, sino también, es Dios Santo. El es ambas cosas, porque de otra manera, no sería perfecto, e indudablemente Dios es perfecto. Y si una persona piensa lo opuesto, entonces no tiene ninguna esperanza. No se puede obtener nada de Dios si no existe el concepto de que Dios es perfecto, porque lo principal, reposa sobre la persona de Dios. Para poder entender esto mejor, es necesario ahondar un poco más, porque precisamente sobre la persona de Dios es que reposa esta bella esperanza y promesa que tenemos en El.

Lo primero que hay que entender es a la persona de Dios. Dios es Dios. Siempre ha existido. No hay nadie antes que El, y no habrá nadie más grande después de El. El siempre es, tal como se lo reveló a Moises, como esta escrito: Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Éxodo 3:14. Y nada ha cambiado desde aquel entonces, porque también está escrito: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8. Ahora, uno puede preguntar: ¿Jesucristo es Dios? Y la respuesta es: Sí. El es el mismo Señor que existió antes, el que estuvo con Abraham, con Isaac, con Jacob, y aún con este Moises. Jesús es el YO SOY. Vemos lo siguiente en la Palabra: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Y aquí es donde vemos cuando El se menciona como el YO SOY y lo que sucedió cuando lo hizo: Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Juan 18:5-6. Entonces, ya que Jesús es Dios, y por lo tanto es el mismo que fue de antes, el que dió esta promesa a través de Isaías, como el Grande, Temible, y Todopoderoso Dios, entonces podemos establecer que se puede contar con Alguien que sí puede cumplir tal promesa. Ya que Dios es Dios, El puede asegurarnos de que todo esto puede suceder, de lo que depende de El. El tiene el poder y la manera de lograr cualquier cosa que El promete.

Ahora bien, ¿absolutamente todo depende de Dios? A lo que se refiere de establecer los parámetros para que suceda, por supuesto. Tal como hizo con la creación, es El que establece los parámetros para todo. Pero, el asunto es que dentro de los parámetros que El estableció, hay un lugar para la decisión del hombre, y eso El escoge no controlar del todo porque El ha establecido que el hombre escoja su propio camino. Y aquí es donde entra el famoso libre albedrio. Algunos toman la perfección de Dios como algo que da lugar para que el hombre no tenga responsabilidad por sus acciones, y que finalmente Dios resuelve todo, aún las rebeldías del hombre, y eso no trabaja de esa manera. Desde el momento que Dios inserta la palabra “amor” en lo que se relaciona entre El y nosotros, como el amarlo con todo nuestro ser, ya ha dado lugar a la decisión, porque ni siquiera Dios fuerza el amor. Ese es el todo del asunto. Dios permitió que el pecado existiera para que pudiera haber la opción de seguirle o no, para poder comprobar si una persona en realidad le ama a El o no. Vemos esto por ejemplo en dos partes de la Palabra: Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Deuteronomio 30:14-16. Y también: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Aquí es claro el asunto en ambos pasajes que existe una elección, un libre albedrio. El amor significa decisión y elección, y el hombre tiene la capacidad para escoger, una de las semejanzas mas grandes que tenemos con el Altísimo, como seres creados.  

Entonces, ¿Cómo se puede alcanzar la promesa que Dios nos dá en Isaías? Es necesario cumplir con nuestra parte, con lo que Dios ha establecido que le corresponde al hombre hacer para poder obtener lo que Dios ofrece. La Biblia nos da este consejo de parte de Dios: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9. Nada divino y eterno se puede obtener con pecado: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23. No importa cuál sea nuestra condición y los pecados que hallamos cometido, si nos arrepentimos con todo el corazón, y nos volvemos totalmente a Dios, hay perdón, redención, y promesas que se pueden encontrar a través de Cristo. El Señor es el que lo hace todo posible, si nos convertimos a El y le amamos, tal como nos dice Su Palabra que debemos hacer, por nuestro propio bien. Así que, ¿has hecho tu parte para poder experimentar en tu propia vida la restauración de Dios a través de Jesucristo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

Comment