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Basado en Lucas 18:18-30 (Versión Reina Valera 1960)

Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.

Uno de los malentendidos mas grandes que hay dentro del cristianismo es la salvación, y creo que se malentiende porque muchas personas tienen problemas fundamentales con lo principal. Muchos predican y enseñan que la salvación consta solamente de tener fe en Dios. Otros que van más allá enseñan que hay que tener fe en Jesús y hacer buenas obras: como guardar los mandamientos y hacerle el bien a sus semejantes. Y, los que se acercan aún más a lo necesario predican que el arrepentirse de los pecados y creer en Cristo como Salvador es el camino a la salvación. Pero el asunto es qué, si entendemos bien este pasaje, la salvación o el heredar la vida eterna consta de algo aún mucho mas profundo, que no hace tan fácil el asunto. O sea, es sencillo entenderlo, porque hasta un niño lo puede entender, pero el lograr tomar la decisión para poder heredar la vida eterna, eso es lo difícil, tan difícil que el propio Señor dijo: es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja…

Para poder entender más claro el asunto, es necesario ver el complemento de esto con otras Escrituras. Esto es lo que dice: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:9. El gran detalle que falta, en lo que se enseña, o hasta en lo que se práctica es el asunto de que Jesús tiene que ser el Señor. O sea, cuando una persona acepta a Jesús como el Señor de su vida, va más allá de reconocerlo como Salvador. Por supuesto que Dios nos hizo el mas grande servicio que cualquiera pudiera hacerle a la humanidad, de proveernos un Salvador, pero sencillamente aceptando tal servicio de Dios, no produce lo que es necesario para que una persona llegue a la salvación que tanto necesita. La palabra “Señor” implica muchas cosas, como dueño, como amo, como el darle la prioridad a El en todo, como que ya no nos pertenecemos. Esa es la implicación de hacer a Jesús el Señor de nuestras vidas. La Biblia va aún más profundo: Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 1 Corintios 7:22-23. Al someternos a alguien u a otra cosa que no sea Cristo, significa que esa persona o cosa viene a ser nuestro señor, y en eso entra nuestra propia persona, cuando una persona insiste seguir siendo su propio señor. La gran mayoría de las personas quieren seguir cumpliendo su voluntad, y piensan que Dios esta para eso.   

El asunto se sigue profundizando cuando hacen cosas que llegan muy cerca a la verdad, pero, todavía no se hace lo necesario. Esto es lo que dice la Palabra, lo cual muchos creyentes confunden: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. ¿De qué amor se esta hablando aquí? ¿De un sentimiento bonito, que lo hace a uno flotar en el aire, o sentir maripositas en el estómago, que se puede sentir por otra persona? Rotundamente no, y digo “rotundamente” porque se humanizan las cosas de Dios, y se convierten en cosas inferiores, para poder seguir el desvió que el propio Satanás desea llevar a cabo. De este amor es el que se habla en este pasaje: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Deuteronomio 6:4-6. Se pueden llegar a hacer muchas cosas que se ven como lo verdadero, pero por las razones equivocadas, comenzando con el sencillo hecho de que una persona las hace por su voluntad y no porque las hace por amor al Señor.  

Este es el punto principal, tal como lo dijo el Señor, que hay que seguir a Cristo, y de una manera muy práctica y literalmente. Los discípulos hicieron tal como lo confirmo el Señor, que, si dejaron todo y le siguieron, pero aun ellos mismos no llegaron a la meta hasta que entendieron e hicieron lo necesario, de perder aun hasta la vida por El. Porque recuerden, los discípulos sí abandonaron al Señor, y en Su peor momento. Claro, se tenia que cumplir lo que se había dicho, pero también, revelo la condición de sus corazones, que todavía no estaban listos para darlo todo por el Señor. Si dejaron bienes, familias, etc. y le siguieron mientras estaba El en la tierra, pero salieron corriendo cuando llego el asunto de dar la vida por El. Esto dice la Palabra: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Matthew 16:24-26. El asunto es que hay que seguir al Señor, por donde sea que El nos lleve. Tenemos que seguir Su dirección, y no la nuestra, ni aun menos la del mundo y de sus deleites, o la de nuestros seres queridos, o amistades, o de carreras y empleos, etc. Este ejemplo vemos en las Escrituras: Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego. Éxodo 13:21-22. Y también dice: Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmo 23:1-4. El nos puede guiar hasta andar en valles de sombra de muerte, y el llegar hasta dar la vida por El, pero, de eso se trata, de seguir al Señor sea por donde sea, pase lo que pase, con el sencillo deseo de estar con El. De eso se trata el amarle como corresponde. No quiere decir que no puedes amar a nadie o a nada más, sino que tenemos que amarle a El sobre todas las cosas, y que hagamos lo hagamos, sea por El. Así que, ¿Estás siguiendo al Señor por amor, para poder heredar la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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