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Basado en 1 Corintios 15:50-58 (Versión Reina Valera 1960)

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

Los tiempos en los cuales estamos viviendo nos demuestran que estamos acercándonos mas apresuradamente a un final inevitable. Todo apunta a que un día este mundo terminará, y todo lo que existe cambiará, sin excepciones. Así estableció las cosas Dios mismo. Y no hay nada que lo detenga. Eso sí, lo único que si podemos hacer es estar listos, haciendo la voluntad de Dios. Existen unas ruedas gigantescas y cósmicas que controlan el trascurrir del tiempo y los eventos, y esas son imparables porque son fijadas por el mismo Creador. Pero, dentro de esas grandes ruedas hay lugar para que cada uno de nosotros podamos decidir nuestra propia condición eterna, sea que decidamos vivir por el Señor, o vivir para el mundo y sus deleites, al seguir la corriente que Satanás mismo inspira en el aquí y ahora. No obstante, y como explicamos antes que existen cosas incambiables, existe un día que será muy decisivo para toda la humanidad, el día en el cual Cristo venga por Su iglesia, un día conocido como el arrebatamiento de la iglesia.

El día de los arrebatados, o como el Apóstol Pablo lo describe en el pasaje que leímos hoy, consta de que el Señor mismo vendrá por Su iglesia y milagrosamente tomará para si a los que le pertenecemos, a los que son realmente fieles a El, y seremos llevados y transformados en las nubes, tanto como los que estemos todavía vivos físicamente, y también aquellos que duermen en la tierra. Sera un día como nunca jamás fue. La Biblia habla de dos otras personas que vivieron un momento parecido personalmente, de Enoc y del Profeta Elías. La Biblia habla de este arrebatamiento en distintas partes de la Palabra. Por ejemplo, vemos esto en los siguientes pasajes: Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. Mateo 24:36-44. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 1 Tesalonicenses 4:16-17. Este evento sucederá algún día, cuando el Padre diga, y nada lo detendrá, y nadie sabrá cuándo exactamente sucederá esto, pero la Biblia sí nos enseña cuando estará cerca ese día, por los eventos que precederán, y ya muchas cosas se han cumplido, y otras se van cumpliendo hoy.

De esto se predicaba mucho antes, cuando hubo un despertar muy grande en el mundo para el Evangelio de Jesucristo, durante una entapa que pudiéramos decir que se cumplió el derramamiento del Espíritu Santo de los últimos tiempos. Esa es una de las señales que habla la Palabra que precedería este día del arrebatamiento. Y desgraciadamente, muchos creyentes o se enfriaron, o tomaron esta tardanza de esta profecía del arrebatamiento como un letargo de parte de Dios, o como algo que sencillamente es un mito. Ese es el sentimiento que se ha extendido también en muchos del mundo donde ven a Dios y a la fe en Cristo como algo pasado, como una vieja tradición, o hasta como una superstición, especialmente entre aquellos que se creen ser muy intelectuales y avanzados. Toman la misericordia divina como señal de que Dios no existe. Pero la Verdad es que Dios sí existe, y que solo esta dando oportunidad, como está escrito: Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche… 2 Pedro 3:8-10a.

Ahora bien, ¿cuál es una de las indicaciones más grandes cuando esté por cumplirse aquel día? La Biblia nos enseña que habrá un momento de aparente tranquilidad, y tomará a la humanidad por sorpresa. Acontecerá en un momento cuando el mundo se sentirá confiado en sus quehaceres, y viviendo de una manera totalmente desprovista. Esto es lo que está escrito: Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 1 Tesalonicenses 5:1-3.

Por lo tanto, ¿Cómo debe vivir la vida cada creyente que sí desea irse con su Señor? Debe estar ocupado en los asuntos del Padre, como el mismo ejemplo que dejo el Señor, y no viviendo como el mundo. Esto nos aconseja la Palabra de Dios: ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes. Mateo 24:45-51. El que no este siguiendo al Señor fielmente se quedará atrás, y vivirá cosas que el mundo jamás allá experimentado. No vale la pena cambiar la vida eterna por cosas que solo producen muerte y destrucción, sin ningún tipo de recompensa. Así que, ¿estas realmente listo para la venida del Señor, que puede suceder cuando menos lo esperes? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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