Basado en Colosenses 2 (Versión Reina Valera 1960)
Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro; para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas. Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo. Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
¿De qué realmente debiera consistir la fe cristiana? Hay mucha confusión en esto, porque se han inventado muchas cosas que en realidad no tienen nada que ver, con lo que Dios desea que haga el hombre. Hay muchas cosas que se le han quitado o añadido a lo precioso del plan de Dios. Y eso solamente puede ser producto de una sola persona, de Satanás. El Apóstol Pablo habla aquí acerca de que estos cambios a la Verdad de Dios han venido por la carnalidad del hombre, y por supuesto que está en lo cierto, pero, es el diablo que tienta al hombre en base a su concupiscencia, al pecado que mora en el hombre. Esto es lo que nos enseña la Palabra: Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:13-15. Entonces, cuando el diablo tienta al ser humano, lo trata de tentar en base al pecado que ya mora en él. Y claro, cuando el hombre le presta atención al diablo, lo está haciendo en base al mal que ya está en él de alguna manera u otra.
Ahora, ¿Por qué se esmera el diablo en hacer esto? Porque desea que el hombre se pierda y su trabajo es fácil. Lo único que él tiene que hacer es tratar de producir un muy pequeño desvío, y eso es lo que significa la palabra “pecado” en sí mismo: es errarle al blanco. La palabra “pecado” es el término que se refiere cuando una persona tira al blanco con un arco y una flecha, y esta persona falla. Algo pasó cuando apuntó con el proyectil, y por eso que no llego exactamente. Por eso que es parte del error asumir que el pecado solamente consta con matar a alguien, o algo así. El más grave problema que puede sucederle a una persona es no retener exactamente lo que realmente conlleva a la salvación, y por eso que el Espíritu Santo a través de Pablo advierte de que hay que retener una exactitud en la fe, para que no se produzca el error. Porque el más grande y trágico problema que pudiera pasarle a alguien es vivir toda su vida pensando que está en lo correcto, y darse cuenta al final que le ha errado al blanco, y que ha vivido su vida de una manera equivocada. Por eso que cualquier buen maestro de tiro con arco, siempre enseñará que la única manera de no errar al blanco es el enfocarse precisamente en el blanco, y de lo que se tiene que tener en mente antes del lanzamiento para poder dar precisamente en él.
Entonces, si hay que ser tan preciso con la fe, ¿Cuál debiera ser nuestro enfoque? Pensemos primero en lo que no debiera ser nuestro enfoque para poder ver aún más claro el Blanco, por decir. La Biblia nos enseña todas las distintas cosas que son pecado delante de Dios, pero para poder tener un norte, una clave general más segura, podríamos ver esto. Lo que uno debiera evitar son enseñanzas o doctrinas que apoyen o fomentan las cosas de la carne, lo que nos puede sonar atractivo a los deseos pecaminosos de nuestra carne, y de eso hay por todas partes desafortunadamente. Hay mucha más mentira que verdad. Esto es lo que enseña la Palabra: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-8. Cuando nos enfocamos en la carne, ahí es que vienen los problemas. La carne no puede estar vinculada en ninguna manera con el Evangelio de Cristo. Veamos el problema que acarrea cuando se entromete la carne: Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca (hablando de la crucifixión). Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres (la carne). Mateo 16:22-23. ¿Qué hubiera pasado si el Señor le hubiera hecho caso a Pedro? ¡Bendito sea el Señor!
Entonces, ¿Cuál sí debiera ser nuestra meta? Fácil. Debiera ser la persona de Cristo y lo que El ha hecho por nosotros: Sus méritos. El es nuestro modelo. No debemos enfocarnos ni en otras personas, (Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5), ni aún menos, en las cosas de la carne. El debe ser el blanco de nuestra fe, y debemos hacer tal como El nos enseñó, de amar a Dios con todo lo que somos, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Si haces a Jesús el literal Señor de tu vida, y valoras todo lo que El hizo por ti, eso te asegurará amplia entrada en el reino de Dios. ¡Qué el Señor les bendiga! John