Basado en Mateo 12:1-14 (Versión Reina Valera 1960)

En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo. Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos. Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si esta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.

La gran mayoría de los supuestos creyentes apuntan muy fácil el dedo hacia los fariseos. Hay muchos que dirían que ellos eran tan malos y perversos que hasta fueron directamente responsables por la muerte del Señor. Y bueno, de cierto punto de vista, sí, tuvieron gran parte de culpa. Entonces, muchos concluirían que la religiosidad es mala, e inclusive, dirían aún más entre los más espirituales de hoy en día, que lo que realmente busca Dios es una relación con el hombre, y no que el hombre busque ser religioso. Pero, yo me pregunto, viendo las cosas como están hoy, y especialmente teniendo el privilegio de poder ver distintas personas en distintas partes del mundo, ¿los creyentes realmente tienen una relación con Dios, o también se han formado su propia religiosidad que es tan mala como la de los fariseos? El Espíritu revela que, como grupo, estamos tan mal como los que acusamos tan fácilmente como seres religiosos y malos. Hay un nuevo fariseísmo, por decir, que ha llenado nuestras iglesias, y aún peor, están en los pulpitos y plataformas de donde se debiera pregonar la Verdad de Dios. Sinceramente, lo que revela el Espíritu y demuestra el ambiente es que hay poca fe verdadera. Desgraciadamente, muchas personas viven una fe falsa, algo que parece genuino, pero que no es.

Hay muchas personas que hoy en día basan su fe en una supuesta gracia de Dios, algo que se dice o se da a entender que ya no es necesario hacer nada más, sino solo creer en Jesucristo y aceptarle como Salvador, y ya está, vive tu vida porque vas a llegar al cielo. Hay otros que piensan que solo se trata de ser una “buena persona”, y eso es muy subjetivo. Hay muchos también que piensan que el seguir al Señor consta de ir a la iglesia, y dar un poco de dinero, y de usar un vocabulario especial, y claro, cantar muchas canciones bonitas y entretenidas, las que les gustan por supuesto. Hay muchos que creen que el ser creyente se trata de tener compañerismo con otros creyentes, y tratar de pasarlo bien los unos con los otros. Y bueno, también hay muchos que creen que el aprenderse la Biblia de tapa a tapa, y de hacer estudios especiales y de poder llegar a entender cosas detalladamente, y de ser mejor que los demás, que eso es lo que Dios busca. En fin, hay muchas ideas y muchas cosas que se creen que son la voluntad de Dios, y creen que porque se hacen y se creen esas cosas, que todo estará bien. Como grupo, se ha creado tal variedad de supuestas verdades que ya ni se sabe que creer o no. Si yo fuera una persona inconversa, y mirara hacia nuestro grupo hoy en día para poder encontrar un norte, yo no tendría ni idea por donde comenzar. Hay tal variedad de cosas que esto le demuestra al mundo que debe haber muchos caminos a Dios en vez de uno solo como lo definió el Señor. ¡Y nos maravillamos de porque el mundo le cuesta tanto creer! Pero, sarcásticamente hablando, ese es problema de ellos, ¿verdad? Porque esta es la mentalidad que hoy sí reina en el pueblo de Dios: Cada uno por su cada uno, y cada uno hace como bien le parece, y como le conviene. Y si es así la cosa, entonces como grupo somos iguales que los fariseos. No hay diferencia.  

Si realmente entendemos lo que leímos hoy, debiéramos poder ver la Verdad que Dios realmente desea ver en nuestras vidas, y que no se trata de religiosidades o teologías huecas sin vida, ni aún menos, de conveniencias personales, sino de algo mucho más profundo y exacto. Para comenzar, lo que el propio Señor reiteraba a través de Sus hechos era lo que siempre ha sido Su voluntad desde el comienzo, como está escrito: Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Isaías 58:1-7. Y también esto está escrito: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Marcos 12:29-31. Pero esto es lo que reclama el Señor hoy más que nunca: El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? Malaquias 1:6. En fin, el Camino es Cristo, y debemos hacer tal como el Señor hizo. El vino a hacer la voluntad de Dios Padre, no ha servirse a sí mismo, y hasta tal punto de dar Su vida sin ni siquiera abrir Su boca. Lo hizo todo por amor al Padre, y así cumplió la ley, el primer y segundo mandamiento, los cuales recién leímos. El amó y así, buscó hacer la voluntad de Dios, y a través de eso, le hizo el servicio más grande que la humanidad necesitaba, el darle el camino a la vida eterna. Eso es lo que Cristo demostró (porque Sus hechos lo publicaron, y no solo Sus palabras, porque la fe sin obras es muerta). Y esto es el punto más clave: El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. 1 Corintios 16:22. Si no se cumple las prioridades de Dios, no hay salvación. Así que, ¿vives por las prioridades de Dios, o vives por el anatema? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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