Basado en Gálatas 1:1-14 (Versión Reina Valera 1960)  

Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.

¿Hay tal cosa como muchas perfecciones, o varias verdades? ¿La opinión de cada persona dicta la realidad del universo? Hoy en día, y gracias a nuestra supuesta evolución, existen muchas más ideas aceptadas como verdad que antes. Y por supuesto, gracias a la comunicación, todas esas ideas se transmiten a todo el mundo en cuestión de segundos. Y añadiéndole a eso, muchas personas forman distintas opiniones al tomar o mezclar distintas ideas que recogen en el camino, y forman su propia opinión, y ya que la sociedad en general apoya el libertinaje, se siente más que autorizada para pensar y creer que su verdad rige de alguna manera el universo, la eternidad, etc. En fin, la gran mayoría de las personas adoptan su propia creencia, su propia verdad, y viven de esa manera, pensando que el universo está sujeto a ellos.  

Por desgracia, las cosas no son muy distintas en el cristianismo, y como podemos leer en el pasaje de hoy, no es nada nuevo tampoco. Siempre ha habido, hay, y habrá este asunto de desviar y corromper la Verdad. Hoy en día, en todas nuestras iglesias, hay personas que crean su propio evangelio, su propia cristiandad, desde el más erudito hasta el más nuevo, la gran mayoría de las personas crean su propio evangelio. Y claro, las razones varían y son muchas, pero los que producen tal desvío son los mismos de siempre: el diablo y la carnalidad de las personas. Tan sencillamente, y esto debiera ser una verdad irrefutable para todo creyente, especialmente si se están guiando por la Palabra de Dios, que hay una sola Verdad porque hay un solo Dios: Dios Padre, Dios Hijo (Jesucristo), y Dios Espíritu Santo, y estos Tres son Uno. Y hay una sola Palabra de Dios: la Santa Biblia. Sé que este pensamiento se opone a lo que la gran mayoría piensa, pero no hay tal cosa como muchas verdades o muchos evangelios, o muchas maneras de ser salvo, porque el Espíritu Santo es uno solo, y es uno solo el mensaje de salvación que imparte. Por lo tanto, y con todo respeto, nuestras opiniones no dictan la realidad del universo, ni Dios tampoco va a tomar nuestro parecer cuando estemos delante del trono más imponente y temible que existe cuando tengamos que dar cuentas. El día del juicio será algo como jamás se ha experimentado. Y en ese momento Dios juzgará a cada uno según Su Verdad, y no según opiniones. Y para los que se desvían de la Verdad, o sencillamente no aceptan la Verdad de Dios, será el día más horrible de su existencia, porque lo más cerca que llegarán a Dios y al cielo es cuando se dicte su sentencia final a una eternidad de tormento y perpetuo dolor, un lugar donde nunca habrá ni paz, ni luz, ni amor, sino solo lo más horrible que puede existir. Por lo tanto, es extremadamente necio no alinearse con lo que Dios dice, porque el precio del error es muy grande.

Entonces, ¿qué es el Evangelio exactamente? Hay que ir a la Palabra de Dios para poder ver esto. Esto dice: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Marcos 1:14-15. Estas cosas componen el Evangelio, tal como lo predico el propio unigénito Hijo de Dios: el arrepentimiento de todos los pecados, y la fe en el Evangelio, en Cristo Jesús. Esto también dice la Palabra: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. Hechos 3:19-20. Y también dice esto la Palabra: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. El Evangelio o la salvación de Dios consta del arrepentimiento y conversión de todos los pecados (no solo de algunos), y de aceptar a Jesús no como salvador, o profeta, o un buen hombre, sino como el Señor que es, y de vivir bajo Su Señorío.

Y esto nos lleva a lo culminativo. Hay que entender que, si una persona no vive bajo el dominio del Señor, haciendo Su voluntad (no entregado a la religiosidad), sencillamente no va a alcanzar la salvación. Y lo pueden ver de cualquier manera, sea que nunca fue salvo, o que será condenado en el juicio, porque la fe sin obras es muerta (esto es lo que dice la Palabra de Dios), como está escrito: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Santiago 2:14-24. Y esto también dijo el propio Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Entonces, el verdadero Evangelio o la salvación del hombre consta de estas tres cosas, especialmente para que Dios nos deje entrar en Su reino: Un arrepentimiento y conversión genuino y completo, El aceptar a Jesús como único Señor y la obra de la resurrección que Dios hizo a través de El, y de vivir sujeto a ese Señor, buscando hacer Su voluntad y no tu voluntad, hasta el día que respires tu último aliento. Así que, ¿vives el verdadero Evangelio de Dios o sigues el camino a la perdición? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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