Basado en 1 Samuel 15:1-24 (Versión Reina Valera 1960)
Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos. Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá. Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle. Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec. Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada. Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron. Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche. Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal. Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos. Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di. Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal. Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey. Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado,
Como todas las cosas, nada pasa porque si nada más. Siempre hay razones por lo cual las cosas suceden, hay motivos o intenciones que producen acciones en cada persona. Y este asunto de la desobediencia no es la excepción. Las personas no desobedecen porque si nada más, y especialmente cuando se trata de la Palabra de Dios. En este pasaje podemos ver claramente las causas por las cuales Saul desobedeció a la Palabra del Señor, dada a través de Samuel. Todo lo que hacemos tiene una razón, algo que lo produce. Así que, este Saul tuvo sus razones.
Pero antes de ver la causa de la desobediencia, hay algo que se debe ver, el porqué la Palabra de Dios es importante seguirla, a pesar de que haya un mensajero físico o un intermediario. El asunto es que Dios nos habla directamente hoy a través de Su Palabra que es la Santa Biblia. A la hora que una persona lee o escucha algo de la Biblia, está leyendo o escuchando algo que viene directamente de Dios para uno. No es una coincidencia cuando se refiere a eso, e inclusive en los lugares más inesperados. Sea que uno este sentado en una iglesia (cualquiera que sea), o vea un letrero en la carretera, o escuche una canción, o la vea o escuche en una película, o hasta la vea en un partido de futbol americano (porque es casi infaltable el cartel de Juan 3:16 en cada partido en las gradas), es Dios el que te está hablando. Y también, sea quien sea el mensajero, aun hasta un ministro, o pastor, o maestro que este desviado, si está leyendo o diciendo la Palabra pura de Dios (ignorando el desvío que trate de llevar a cabo, por supuesto), es finalmente Dios quien está hablando. Esto mismo dijo el Apóstol Pablo: Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún. Filipenses 1:15-18. Entonces, la Palabra de Dios es la Palabra de Dios, de cualquier manera que venga, y es necesario escucharla en Su pureza y hacer lo que dice por el propio bien de uno, porque finalmente, la Palabra de Dios es para nuestro bien. Por lo tanto, este Saul debió haber escuchado y obedecido a Samuel, no porque Samuel estaba dando un parecer, sino porque Dios le hablo a Saul a través de Samuel.
Ahora bien, ¿Cuál era la razón por lo cual Saul desobedeció? Y la Palabra lo relata y también revela la más grande causa que se puede ver en una acción. Lo primero que podemos ver es la confesión de Saul, donde le dice a Samuel que, quebranto el mandamiento de Jehová porque le temió al pueblo. Saul le tuvo más temor a otros seres humanos iguales a él que al Dios Todopoderoso que le dió todo, y que quería hasta establecerlo como rey. Y en el otro lugar que vemos la raíz principal, es cuando vuelve a Carmel y se levanta un monumento para sí mismo después de la batalla. ¿Qué dice eso? Que, en vez de darle la gloria a Dios, Saul se glorió a sí mismo. Por lo tanto, podemos ver que el ídolo de Saul era su propia persona, y por eso que él no quería desafiar al pueblo, porque él finalmente ansiaba la honra de ellos para sí mismo. Entonces, la conclusión más clara a la que se puede llegar es que la razón por lo cual Saul desobedeció a Dios, es porque él creía ser igual a Dios. Y desgraciadamente, esa es la razón por lo cual toda persona desobedece finalmente a Dios, porque se cree igual a Dios. En vez de buscar hacer la voluntad de Dios, la persona busca hacer su propia voluntad. Por eso que Dios mismo denomina que la rebelión es como el pecado de adivinación, y la obstinación como la idolatría, porque una persona toma los rasgos del mismo diablo cuando le desobedece a Dios. Y claro debiera ser, que el que se enfrenta en contra de Dios perderá eternamente, igual que el diablo. Nada bueno sale de rebelarse en contra de Dios y de Su Palabra.
Así que, la pregunta de hoy es muy sencilla, especialmente si una persona le está desobedeciendo a Dios, y rebelándose en contra de Su Palabra: ¿Crees ser igual a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John