Basado en 2 Reyes 1:1-17a (Versión Reina Valera 1960)  

Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel. Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad. Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue. Cuando los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué os habéis vuelto? Ellos le respondieron: Encontramos a un varón que nos dijo: Id, y volveos al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿No hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás. Entonces él les dijo: ¿Cómo era aquel varón que encontrasteis, y os dijo tales palabras? Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo: Es Elías tisbita. Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas. Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta. Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta. Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos. He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; sea estimada ahora mi vida delante de tus ojos. Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey. Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás. Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había hablado Elías…

De acuerdo a Pew Research Center en el 2010, ellos encontraron que habían más de 2.2 billones de cristianos en el mundo, personas que profesaban tener algún tipo de fe en Cristo. En aquel entonces, ellos estimaban que precisamente en este año (2023), habría una cifra que superaría 2.6 billones de personas. Este es el número de personas que se estimaba que no solamente tendrían un conocimiento de quien es Cristo, sino aún más, que profesarían tener fe en El. Así que, ¿Cuántos podríamos decir que conocen del Evangelio de Dios, que puede que no profesen tener fe en Cristo, pero saben de lo que se trata el asunto? Y tendríamos que decir que tienen que haber muchas personas más que los 2.6 billones que se estiman tener tal fe en el mundo. Yo personalmente he conversado con algunas personas que no profesan tener fe en Cristo, que son de otras religiones o hasta ateos, y saben lo que es el pecado y que el unigénito Hijo de Dios vino a este mundo para pagar por los pecados de toda la humanidad, lo cual es el centro del Evangelio. Entonces, un gran número de personas en el mundo no solamente saben que existe un Dios, sino que también, que Su Cristo vino a morir por todo el mundo para que pudieran obtener perdón por sus pecados y tener la vida eterna.

Pero ¿Qué se hace con este conocimiento? Temo decir que, tanto la gran mayoría de las personas que profesan tener fe en Cristo, como las que tienen solo el conocimiento del Evangelio, no le toman ningún peso al asunto. Es un conocimiento nada más. Pero no va más allá el asunto en sus vidas. Y de allí, muchos de los que dicen creer, sí creen, pero solo por conveniencia o a su manera. En rendidas cuentas, el gran número de personas que conocen de la verdad no significan mucho, porque no hay una fe real. Y ¿Qué diría Dios al respecto? Dios tiene mucho que decir, y gran responsabilidad hay delante de Sus ojos por la verdad. Para comenzar, y hasta para las personas que no profesan tener fe en Cristo, pero saben de Su verdad, dice esto la Palabra: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Romanos 1:20-21. Entonces, ya hay juicio sobre los que tienen tal conocimiento, pero lo rechazan. La Palabra también dice esto: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36.

Y entonces, tendríamos que ver, ¿y qué de los que dicen creer, pero viven sus vidas a la manera del mundo, y no hacen la voluntad de Dios? Ahí hay un peor problema, aún más juicio de parte de Dios. Esto dice la Palabra: Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. 2 Pedro 2:20-22. Y esto también dice la Palabra: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. Hebreos 10:26-27. Entonces, vemos a plenitud que el saber la Verdad y no seguirla como tal tiene grandes consecuencias, si nunca se llega a un arrepentimiento genuino. El juicio de Dios ya ha comenzado, pero será aún peor en la eternidad donde ya no hay más oportunidad para salvación, si una persona nunca se convierte al Señor como corresponde. Esto debemos tener presente: Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan 2:16-17. El rey Ocozías sabía quién era Dios, pero opto buscar en el mundo para sus respuestas. La gran mayoría hoy tienen su corazón puesto en el mundo, y sus intenciones no son buenas a pesar de tener el conocimiento del Evangelio. Y esto dice la Palabra: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Por eso que el consejo divino es: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Así que, ¿Qué harás con el conocimiento del Evangelio? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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