Basado en Éxodo 38:9-31 (Versión Reina Valera 1960)  

Hizo asimismo el atrio; del lado sur, al mediodía, las cortinas del atrio eran de cien codos, de lino torcido. Sus columnas eran veinte, con sus veinte basas de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. Y del lado norte cortinas de cien codos; sus columnas, veinte, con sus veinte basas de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. Del lado del occidente, cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, y sus diez basas; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. Del lado oriental, al este, cortinas de cincuenta codos; a un lado cortinas de quince codos, sus tres columnas y sus tres basas; al otro lado, de uno y otro lado de la puerta del atrio, cortinas de quince codos, con sus tres columnas y sus tres basas. Todas las cortinas del atrio alrededor eran de lino torcido. Las basas de las columnas eran de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata; asimismo las cubiertas de las cabezas de ellas, de plata; y todas las columnas del atrio tenían molduras de plata. La cortina de la entrada del atrio era de obra de recamador, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; era de veinte codos de longitud, y su anchura, o sea su altura, era de cinco codos, lo mismo que las cortinas del atrio. Sus columnas eran cuatro, con sus cuatro basas de bronce y sus capiteles de plata; y las cubiertas de los capiteles de ellas, y sus molduras, de plata. Todas las estacas del tabernáculo y del atrio alrededor eran de bronce. Estas son las cuentas del tabernáculo, del tabernáculo del testimonio, las que se hicieron por orden de Moisés por obra de los levitas bajo la dirección de Itamar hijo del sacerdote Aarón. Y Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todas las cosas que Jehová mandó a Moisés. Y con él estaba Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, artífice, diseñador y recamador en azul, púrpura, carmesí y lino fino. Todo el oro empleado en la obra, en toda la obra del santuario, el cual fue oro de la ofrenda, fue veintinueve talentos y setecientos treinta siclos, según el siclo del santuario. Y la plata de los empadronados de la congregación fue cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el siclo del santuario; medio siclo por cabeza, según el siclo del santuario; a todos los que pasaron por el censo, de edad de veinte años arriba, que fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta. Hubo además cien talentos de plata para fundir las basas del santuario y las basas del velo; en cien basas, cien talentos, a talento por basa. Y de los mil setecientos setenta y cinco siclos hizo los capiteles de las columnas, y cubrió los capiteles de ellas, y las ciñó. El bronce ofrendado fue setenta talentos y dos mil cuatrocientos siclos, del cual fueron hechas las basas de la puerta del tabernáculo de reunión, y el altar de bronce y su enrejado de bronce, y todos los utensilios del altar, las basas del atrio alrededor, las basas de la puerta del atrio, y todas las estacas del tabernáculo y todas las estacas del atrio alrededor.

¿Moisés hizo la construcción del tabernáculo solo? No. Hubiera sido imposible que un solo hombre juntara todo lo que se necesitaba, que tuviera todos los conocimientos para hacer las distintas obras, y que pudiera haber hecho toda la mano de obra. En este pasaje, vemos a Moisés como la autoridad espiritual del pueblo, pero también hubo un gran grupo de personas que se pusieron de acuerdo para la obra. Algunos son nombrados como Itamar, Bezaleel, y Aholiab, pero había otros que no están nombrados (pero Dios sí los conoce), y formaron parte de esta obra.

Ahora bien, el propósito de este mensaje no necesariamente es para inspirar construcciones materiales, y que grupos de personas deben comenzar a donar tiempo, dinero y esfuerzo como prueba de fe y fidelidad a Dios, como suelen hacer muchos supuestos lideres espirituales hoy, que están más enfocados en lo material y en lo temporal que en lo eterno de Dios. Y por mi profesión secular (como arquitecto y constructor, lo cual Dios me ha dado para no serle carga a nadie como Su ministro), tendría buena excusa para justificar e inspirar tales construcciones materiales.

¿De qué se tratará esto? De lo siguiente: El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Hechos 17:24-25. Debemos enfocarnos no en construir cosas materiales, sino más bien, en los templos que el Dios Omnipotente busca habitar, en los corazones de los hombres. Porque esto también dice Su Palabra: ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. 1 Corintios 3:16-17. Los templos que le importan a Dios son las personas. Cada uno de nosotros que escoge seguir a Cristo, es un templo del Señor, y somos templos santos por la gracia y el perdón de Dios a través de las obras del Señor Jesucristo, por Su nacimiento, vida, muerte, resurrección, y ascenso a Su trono, a la diestra de Dios Padre.  

Entonces, parecido a la construcción del tabernáculo, Dios ha escogido que nosotros seamos los que construyamos sus templos aquí en la tierra. Y esto es un trabajo en grupo. Cada uno de nosotros tiene su lugar, su responsabilidad (porque Dios no fuerza a nadie). El Señor nos da la oportunidad para ser salvos y redimidos para poder volver al propósito para el cual nos creó, para que le sirvamos. Si alguien desea saber la respuesta de nuestro existir, esa es, fuimos creados y hechos para servir a Dios. Y por Su gracia, a pesar de nuestros pecados y rebeliones, El ha proveído para la restauración de nuestro propósito a través de la fe en Jesucristo, como está escrito: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Dios hizo al hombre para que le sirviera. Y por Su gracia, tenemos una nueva oportunidad para hacer juntos Su obra.

Y ¿a qué nos llama a hacer el Señor? Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:18-20. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Santiago 1:27. Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Santiago 2:14-17. Tenemos mucho que hacer como discípulos de Cristo, y tenemos que hacerlo juntos bajo la dirección del Espíritu Santo. Pero si un llamado creyente está enfocado en su propia persona e intereses, faltará lo que corresponde. Así que, ¿Eres parte de la construcción divina, o sigues al diablo al solo pensar en ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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