Basado en Salmo 103 (Versión Reina Valera 1960)  

Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia. Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos; sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra. Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto. Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, ministros suyos, que hacéis su voluntad. Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras, en todos los lugares de su señorío. Bendice, alma mía, a Jehová.

Todos tenemos muchas cosas que agradecerle a Dios, aunque muchos pueden que piensen que no es así. Antes de comenzar a ver todo lo que sí le debemos a El, debemos comenzar a entender algo muy fundamental, y eso es la posición de Dios y nuestra posición. Dios no nos debe absolutamente nada por virtud de ser Dios, el ser más alto y poderoso en todo el universo. No hay nada ni nadie que puede exigirle a Dios, ni mantenerlo responsable por algo, ni nada que se le parezca. El es completamente soberano. Así que, entendiendo ese principio, debemos poder entender que todo lo que El nos dá es por gracia, o sea, como un regalo, porque eso es lo que Dios hace. Todo lo dá por Su gracia y misericordia.

Habiendo dicho esto, entonces, ¿Qué le debemos a El (porque, aunque algo es regalo, o dado por gracia, finalmente se dió y viene a ser deuda)? Entonces, podemos comenzar con esto, con que somos seres creados y hechos por Dios. Nosotros no existiríamos si un día a Dios no hubiere decidido crear al hombre. Y cada ser humano después de esa creación nace y es porque Dios lo permitió, independientemente de la situación que halla ocurrido. Dios permitió que existiera un ser. Por eso que es un pecado tan grande el aborto, porque si Dios permitió que ese ser tuviera vida, aunque dentro del vientre, es un ser viviente, un ser que Dios quería traer al mundo. Todo ser existe y vive porque Dios lo permite, igual como tú y yo existimos en este mismo momento, porque Dios lo permitió. Esto dice la Palabra: Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Salmo 139:13. Entonces, cada uno de nosotros le debemos la existencia. Existes porque Dios por Su gracia lo permitió.

En conjunto con la existencia, le debemos a Dios nuestro cada día, porque El es el que permite que sigamos viviendo. Nada en el universo permanece en existencia sin la voluntad de Dios. Esto dice la Palabra: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Todas las cosas, e inclusive tú y yo subsistimos por la gracia de Dios. La ciencia puede tratar de explicar las cosas de una manera práctica lo que pasa en cada uno de nosotros, pero lo único que puede tratar la ciencia es explicar, pero el asunto de existir, de ser responsable de la acción de la subsistencia es de Dios y no de la ciencia, ni siquiera de nosotros mismos. Dios es el que permite que tu cerebro funcione y haga que tus acciones involuntarias sucedan, el respirar de tus pulmones, el palpitar de tu corazón, la sangre que corra a través de tus arterias y venas, que los alimentos se digieran, tantas cosas que suceden en cada uno de nosotros sin que lo hagamos conscientemente, todo sucede por la gracia y la misericordia de Dios. Y estamos tratando las cosas que pasan a nuestro interior. Piensen en todo lo que sucede en nuestro exterior que también permite que subsistamos, como el cosmos, la posición de los planetas de nuestro sistema solar, el aire, la lluvia, el sol, tantas cosas que tienen que suceder para que podamos existir, que ninguno de nosotros puede controlar. ¿Qué pasaría si Dios permitierá que un asteroide impactará nuestro planeta? ¿Qué pasaría si la gravedad de repente dejara de funcionar como tal? ¿Y si dejara de llover? ¿Qué podríamos hacer al respecto? Nada. Y ¿Qué pasa cuando el corazón de una persona sencillamente deja de latir? Todo subsiste por la gracia y la misericordia de Dios, porque de nuevo, Dios no nos debe nada.

Y finalmente, ¿Cuál es la mayor gracia o la misericordia que le debemos a Dios (porque el existir y subsistir aquí y ahora no tiene asunto si un día termina todo para una persona)? La oportunidad de la salvación, lo que Dios hizo a través de Su Cristo en la cruz del calvario. Mas grande gracia y misericordia no existe, porque todos merecemos morir eternamente por nuestros pecados, porque escrito esta: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23ª. Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Romanos 3:23. Alguien puede que diga: Suena duro a que tengamos que morir eternamente por nuestros pecados. Pensemos por un momento en la injusticia que se comete en contra de Dios. Establecimos todo lo que Dios nos regala a diario, y no solamente no se le agradece, sino que se usa para mal todo, para ofenderlo, para no reconocerle ni agradecerle como tal. ¿Es justo que el ser humano le devuelva mal a Dios por todo el bien que le hace? ¡No! Por lo tanto, el pecar, sea poco o mucho merece el castigo eterno porque ofende al Dios eterno. Pero, bendito sea Dios que es muy misericordioso, como está escrito: Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres. Tito 2:11. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:16-17. Si no fuere por Dios, no tendríamos ninguna esperanza. Pero El nos da la oportunidad de la salvación a través de Su unigénito Hijo, el Señor Jesucristo. Esta vida y todo lo que tenemos en ella es un regalo, pero nada se compara al regalo de la vida eterna, ni nuestro mejor o peor día aquí y ahora se compara a la vida eterna que nos espera a todos nosotros que escogemos amarle y temerle, porque así es que legítimamente se obtiene la misericordia de Dios. Así que, ¿Entiendes y agradeces Su misericordia, la que ha puesto a tu alcance libremente? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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