Basado en Juan 11:17-44 (Versión Reina Valera 1960)  

Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera? Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.

Mucho se puede aprender a través de lo que paso con Lázaro, mucho desea revelar siempre el Espíritu Santo a través de esta obra, y también, esto nos muestra que hoy falta mucho algo dentro del pueblo de Dios, que veremos más adelante. Para comenzar, la respuesta para todo en nuestras vidas debe ser Cristo. El es la resurrección y la vida, tal como lo dijo, no porque tenía ilusiones de grandeza, sino porque sencillamente era (y todavía sigue siendo) una gran realidad. Y si no nos aferramos a esa fe como es debido, como enseñan las Escrituras, nunca alcanzaremos la vida eterna. No alcanzaremos a vivir la nueva vida que Dios desea que vivamos.

La sana doctrina consta de tres cosas muy fundamentales que se tienen que cumplir en la vida de cada creyente, para que pueda alcanzar la salvación y llegar a cumplir el propósito de Dios para su vida, y estas tres están centradas en la fe en Cristo: Una persona debe arrepentirse y convertirse de todos sus pecados, una persona debe no solo creer sino que también hacer al Señor Jesucristo el literal Señor de su vida, y una persona debe seguir al Señor no solo por momentos en su vida, sino por el resto de su vida, hasta que llegue a su final en la carne. Estas tres componen la sana doctrina, lo esencial para poder obtener genuinamente la vida eterna. Si falta una de las tres, basándome en la Palabra de Dios, es imposible que llegue a obtener la vida eterna.

Y esto nos lleva a lo principal que trataremos hoy, según lo que dicta el Espíritu Santo. Una de las cosas que más falta hoy en el pueblo de Dios es lo práctico de seguir a Cristo, porque la fe en Cristo no consta de metáforas o cosas teóricas, sino de cosas muy prácticas, lo cual envuelve lo que Dios nos ha dado como parte de Su creación: la voluntad y el raciocinio. Cuando venimos al Señor, no nos podemos olvidar de los elementos fundamentales de nuestra vida, sino todo lo contrario, someterlos a la fe en el Señor. Puede que las personas lleguen al arrepentimiento (aunque también falta mucho esto hoy). Puede que las personas lleguen a creer en Cristo, y hasta le confiesen como su Señor. Pero, la gran mayoría fracasa hoy porque sencillamente no le sigue. Falta algo tan practico como la obediencia, y aún más, el sometimiento consciente dentro de sí, de que, si confiesa una fe, debe vivir esa fe. Vivimos en un mundo de flojos, o de irresponsables, o no sé qué más decir, pero eso es lo que se ve en general. Muchos no buscan la Palabra de Dios. Muchos no buscan cambiar su estilo de vida. La gran mayoría quieren que Dios le siga aceptando su modo de vida, y que, de esa manera, les de vida eterna, recompensa, bendiciones, y claro, que hasta conteste sus oraciones. ¿Cómo va a cambiar una persona sino busca hacer la voluntad de Dios? ¿Cómo podrá Dios transformar su vida si quiere seguir viviendo en sus pecados? ¿Cómo sabrá vivir esta vida de acuerdo con el propósito de Dios, si desecha las instrucciones, la Palabra de Dios? Esto dice Su Palabra: Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Oseas 4:6. Noten que dice “Mi pueblo”. Y también noten que dice: olvidaste la ley de tu Dios. Si el pueblo de Dios desecha el conocimiento, y olvida la Palabra de Dios, ¿hallará gracia delante de su Dios? No. Esto también dice la Palabra: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21.

¿Qué podemos ver en Lázaro? Dios Hijo mandó que se le desatará y que se le dejará ir. ¿Qué implica eso? Lázaro había sido resucitado, pero si no se remueven las ataduras, y todo lo que lo envolvía, lo que estaba contaminado y hasta hediondo (porque si estuvo muerto en le sepulcro cuatro días), iba a morir de nuevo. Esto dice la Palabra: ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Romanos 6:15-19. Por lo tanto, busca la Palabra de Dios y aplica lo que enseña. Deja el pecado atrás, de seguir haciendo tu voluntad. Santifícate para que puedas servirle. Y persiste en esto hasta el fin, tal como dice la Palabra: Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 24:13. Así que, ¿Sigues atado y envuelto con tu vida pasada, muriendo así de nuevo, y así pierdes la oportunidad que Cristo te da? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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