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El precio de seguir a Jesús - Hechos 21:15-36

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Basado en Hechos 21:15-36 (Versión Reina Valera 1960)

Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos. Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos. Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas. Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera!

Hay muchos que dicen que llegar a la salvación de Dios a través de Cristo es fácil, y si, es verdad. Es muy fácil llegar a ser salvo, y la Biblia explica que uno e inclusive debe de hacerse como un niño para poder entrar en el reino de Dios. El Señor lo diseño esa manera, de que ni siquiera se tenga que hacer obras para ser salvo, y que todo se recibe por gracia. Las únicas cosas que hay que hacer son: genuinamente arrepentirse y convertirse de todos los pecados, y de creer y aceptar a Jesús como Señor. Si se hace esto en espíritu y en verdad, muy bien uno puede recibir el regalo de la salvación. Pero, ese es solo el comienzo. Para comenzar este caminar en Cristo, si es fácil, pero mas tarde o mas temprano, la realidad es, que hay un precio que pagar cuando se decide genuinamente seguir a Cristo. Y el precio puede ser caro.

El Señor habló de este asunto a Sus discípulos, y que debieran considerar el costo, el mismo costo que debemos también considerar nosotros, todos los que hemos realmente decidido seguir a Cristo. Esto es lo que esta escrito: Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:25-33.

Ahora bien, ¿dijo esto el Señor para desalentarnos? Y la respuesta es: no. El Señor lo dijo porque es una realidad que más tarde o más temprano sucederá. Más tarde o más temprano, van a surgir problemas por esta fe en Cristo, aunque se trate de estar en paz con todos (como leímos hoy). Van a haber personas que les va a desagradar este Camino, esta fe en Cristo, y esta desavenencia puede surgir hasta con seres muy queridos y cercanos, hasta con los padres, o con los hijos, etc. No es que se nos manda a aborrecer a un ser querido, sino que el momento va a llegar cuando uno tiene que decidir entre el uno y el otro, o sea, la pregunta que puede surgir en un momento dado es: ¿Sigo al Señor, o niego mi fe para poder conservar y preservar esta otra relación que esta opuesta a Dios? Ese es el asunto. Y eso puede suceder cuando uno busca poner a Dios primero en su vida. Y el asunto puede ahondar de tal manera que puede que tengamos que hasta pensar lo siguiente dependiendo de la circunstancia: ¿niego mi fe para poder conservar mi vida? Esto fue lo que sucedió con muchos antes, y sucede ahora, donde muchas personas alrededor del mundo pagan el alto costo de seguir a Cristo con sus propias vidas porque son rechazados por su familia o muertos por su fe. No se sabe mucho de esto, porque los medios no buscan publicar tales cosas, o porque no les llama la atención, o porque están de acuerdo de alguna manera.  

¿Es Dios el que hace el camino difícil? Y la respuesta es: sí y no. No, porque es el mundo en general que está en enemistad con Dios, porque sigue a Satanás. Dios ama al mundo, y de tal manera que hasta dió a Su Unigénito Hijo, a Jesús, para que todos podamos tener la oportunidad a la salvación. Pero sí, porque la única manera que podemos llegar a esta salvación eterna es al negarnos a nosotros, al pecado que todavía mora en nosotros y nos asedia. Es una condición que se tiene que vencer a través del Señor para poder estar con Dios, porque Dios es Santo, porque para poder estar en Su presencia, nosotros también debemos llegar a ser santos a través de Cristo, al permanecer en El y al ser transformados diariamente. Esa es la meta del Espíritu Santo y lo que enseña la Palabra de Dios. Por eso que es imposible quedarse en un comienzo y no proseguir a la meta que tenemos por delante. El acceso a Cristo y Su salvación es gratis y muy fácil, pero si hay un precio que pagar para poder terminar la carrera y lograr la meta. Así que, ¿estás dispuesto a no solamente creer en Cristo, sino también, a seguirle, pase lo que pase, para poder llegar a obtener lo que Dios ha preparado para aquellos que realmente le aman? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Cuando la Palabra de Dios es el centro de todo - 1 Reyes 8:1-11

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Basado en 1 Reyes 8:1-11 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, la cual es Sion. Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne. Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca. Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas. Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar ni numerar. Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines. Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima. Y sacaron las varas, de manera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy. En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto. Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

Lo que podemos ver aquí, en este pasaje es qué, después que se dedicó el templo de Jehová, y cuando la pieza principal se puso en el lugar santísimo, ahí es que la gloria de Jehová llenó la casa de Jehová. Pero si nos fijamos en el detalle, la Palabra nota que el arca contenía algo, las dos tablas de piedra que había puesto Moises en Horeb, o sea, los mandamientos de Dios. Eso fue lo que finalmente se depositó en el centro, en lo más privado del templo, en el lugar santísimo. Entonces, ¿cuál es la lección aquí? Que cuando ponemos la Palabra de Dios en el centro de todo, comenzando en nuestra propia vida, entonces es que veremos la gloria de Dios. Pero ¿Cómo se hace eso?

Si comenzamos a ver este asunto, sería bueno ver lo siguiente: Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Mateo 19:16-21. Vemos aquí que el Señor pone aún más claro a éste a quien le hablaba, qué, si quería ser perfecto, tenía que hacer cosas que de verdad demostraran el cumplimiento de los mandamientos, que tenía que tratar a Dios como Dios y Señor, al mismo que le estaba hablando. ¿A qué en realidad se estaba refiriéndose el Señor? Precisamente a los mandamientos, como está escrito: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:2-6. ¿Qué era lo que Señor estaba tratando de enseñarle a esta persona? El lado práctico de cumplir los mandamientos, porque finalmente, era El mismo que había escrito sobre las tablas de piedra que estaban guardadas en el arca. El era (y es) ese Dios que manda que le amemos y que guardemos Sus mandamientos. Esto era lo que finalmente estaba apuntando el Señor, como lo dijo en otra ocasión: …El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29-30. Esto es lo principal, el primer mandamiento, y como tal, el centro de todo, porque es el que encabeza todo. Sino se entiende y se guarda éste, todo lo demás no sirve, porque éste es el que tiene que ser el fundamento de todo, para poder efectivamente guardar los mandamientos y ser perfecto como enseñó el Señor.  

Entonces, ¿Qué tiene que ver la Palabra de Dios con amar a Dios con todo lo que somos? Esto, como está escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4. El Verbo, o aún más exactamente, la Palabra es Dios. Cristo es Dios. Por esto es que entendemos que lo que está escrito son más que palabras sobre tablas de piedra, o en hojas de papel en un libro, o como hoy también existe data en una pantalla en alguna parte. La Palabra de Dios, es Dios mismo, tome la forma que tome, sea como sea, y por eso que se tiene que amar Su Palabra, y al amarla, se tiene que cumplir en toda dimensión. Se tiene que cumplir espiritualmente, físicamente, y literalmente. Esto es lo mismo que dice la Palabra de Dios: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17. La única manera que se cumple la Palabra de Dios es cuando se lleva acabo, a través de toda buena obra. La Palabra se debe hacer, se debe obedecer, se debe cumplir, se debe creer, y por supuesto, se debe amar.

Vemos este asunto de obedecer en la vida de Pablo (antes conocido como Saulo) en el siguiente pasaje: Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Hechos 9:3-6. ¿Qué fue lo principal que Saulo hizo? Preguntó con todo su corazón, totalmente rendido al Poder que salió a su encuentro: Señor ¿Qué quieres que yo haga? Y cuando se le dijo, fue he hizo tal como se le mando. Esto es lo que debe suceder con la Palabra de Dios, con Dios mismo. Porque también esto revela Su Palabra: Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Juan 14:23. La gloria de Dios, la presencia de Dios, se revela en lo más íntimo del hombre cuando se guarda y se cumple la Palabra tal como se debiera, comenzando por el fundamento: amando a Dios. Así que, ¿haz hecho la Palabra de Dios el centro de tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Permaneciendo en el Señor - 2 Timoteo 1:1-18a

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Basado en 2 Timoteo 1:1-18a (Versión Reina Valera 1960)

Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús, a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor. Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros. Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes. Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas, sino que cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló. Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día.

¿Cuál es el propósito de la Palabra de Dios? ¿Por qué es tan necesario no solo estudiar este Libro, sino también vivirlo? Y la respuesta es: porque desde el Genesis hasta el Apocalipsis, es el completo consejo de Dios para el hombre. Y si lo entendemos bien, entenderíamos que no solamente es para que lleguemos a la salvación de Dios, sino también, para que crezcamos y nos edifiquemos de tal manera de llegar a la semejanza de Cristo, de cumplir el propósito de Dios de que seamos como El. Pero para que eso pueda suceder, no nos podemos quedar con el simple hecho de que Cristo nos salvó y nada más, sino también, hay que proseguir y permanecer. Dios lo ha cumplido todo a través de Cristo, pero la obra de Cristo se tiene que cumplir en nuestras vidas, para que nosotros también podamos llegar a la meta eterna, para poder estar listos para lo que viene (porque es muy claro en las Escrituras que en la eternidad hay un gran proseguir, y que no será tocar las arpas nada más, por decir).

Hay muchos lugares en la Palabra de Dios, aparte del que recién leímos, donde se nos insta a permanecer, a seguir adelante, y si no fuera necesario, Dios no hubiera ni gastado tantas energías a través de tantas personas a través de los siglos de poder plasmar eso en este bendito Libro. La Palabra de Dios fue inspirada por Dios, pero escrita por hombres, donde muchas personas llegaron hasta sacrificar sus vidas para lograr completar este Sagrado Libro. No fue fácil componer lo que tenemos hoy tan fácilmente y en distintas formas. Costo el sacrificio de muchas personas, mucho tiempo y dedicación, y hasta dolor y sangre. Claro, todo es la obra de Dios, pero estos benditos seres se dispusieron a cumplir la dura tarea. Así que, no solamente este Libro tiene Su increíble valor porque es el completo consejo de Dios, sino también, porque costo un esfuerzo incalculable de tantas personas a través de los siglos, los cuales también permanecieron en esta bendita fe que tenemos en el Altísimo Dios, tal como lo dijo el Apóstol Pablo: …al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia…, o sea, refiriéndose a nuestros antepasados en la fe.   

Veamos algunos de estos pasajes donde se nos insta no solamente a permanecer, sino también a producir, y hasta a vencer: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Juan 15:1-6. Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Mateo 25:14-30. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Apocalipsis 21:7.

Así que, es muy claro a través de la Palabra que tiene que haber un proseguir en la fe. Nadie puede quedar solo con el conocimiento de la salvación y nada más. Y aunque Dios desea llevar a cabo Su plan en cada persona, todavía sigue vigente el libre albedrio. Dios no va a forzar a nadie. El Señorío de Dios sobre nuestras vidas es voluntario, nunca forzado, porque es un Señorío basado en el amor, y no en la esclavitud. Entonces, ¿estás permaneciendo en el Señor como respuesta a Su gran amor y misericordia? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La milicia de Dios - Números 2:1-32

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Basado en Números 2:1-32 (Versión Reina Valera 1960)

Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: Los hijos de Israel acamparán cada uno junto a su bandera, bajo las enseñas de las casas de sus padres; alrededor del tabernáculo de reunión acamparán. Estos acamparán al oriente, al este: la bandera del campamento de Judá, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Judá, Naasón hijo de Aminadab. Su cuerpo de ejército, con sus contados, setenta y cuatro mil seiscientos. Junto a él acamparán los de la tribu de Isacar; y el jefe de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar. Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y cuatro mil cuatrocientos. Y la tribu de Zabulón; y el jefe de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón. Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y siete mil cuatrocientos. Todos los contados en el campamento de Judá, ciento ochenta y seis mil cuatrocientos, por sus ejércitos, marcharán delante. La bandera del campamento de Rubén estará al sur, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Rubén, Elisur hijo de Sedeur. Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y seis mil quinientos. Acamparán junto a él los de la tribu de Simeón; y el jefe de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai. Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y nueve mil trescientos. Y la tribu de Gad; y el jefe de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Reuel. Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta. Todos los contados en el campamento de Rubén, ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, por sus ejércitos, marcharán los segundos. Luego irá el tabernáculo de reunión, con el campamento de los levitas, en medio de los campamentos en el orden en que acampan; así marchará cada uno junto a su bandera. La bandera del campamento de Efraín por sus ejércitos, al occidente; y el jefe de los hijos de Efraín, Elisama hijo de Amiud. Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta mil quinientos. Junto a él estará la tribu de Manasés; y el jefe de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. Su cuerpo de ejército, con sus contados, treinta y dos mil doscientos. Y la tribu de Benjamín; y el jefe de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. Y su cuerpo de ejército, con sus contados, treinta y cinco mil cuatrocientos. Todos los contados en el campamento de Efraín, ciento ocho mil cien, por sus ejércitos, irán los terceros. La bandera del campamento de Dan estará al norte, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Dan, Ahiezer hijo de Amisadai. Su cuerpo de ejército, con sus contados, sesenta y dos mil setecientos. Junto a él acamparán los de la tribu de Aser; y el jefe de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán. Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y un mil quinientos. Y la tribu de Neftalí; y el jefe de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán. Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y tres mil cuatrocientos. Todos los contados en el campamento de Dan, ciento cincuenta y siete mil seiscientos, irán los últimos tras sus banderas. Estos son los contados de los hijos de Israel, según las casas de sus padres; todos los contados por campamentos, por sus ejércitos, seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

En este mundo, la guerra es inevitable. Por desgracia, siempre este asunto de la guerra ha existido y va a existir hasta que Dios lidie con el pecado definitivamente, porque el pecado es lo que produce la guerra en el mundo, por alguna razón o por otra. En el tiempo antiguo de Israel, Dios le enseñó a Su pueblo que había ciertas personas que debieran estar listas para la guerra, como está escrito: De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos. Números 1:3. Así que, todos los que tenían la habilidad física de poder salir a la guerra, y de veinte años arriba, eran candidatos para el ejército. Pero, Dios estructuró a Su pueblo a que no tuviera un ejército profesional como muchas naciones tienen hoy en día, sino más bien, una milicia, los cuales son compuestos por hombres que tenían sus vidas normales, como sus empleos, sus familias, etc., pero que estuvieran listo para la guerra cuando se les necesitara.

Ahora bien, la guerra principal que ahora existe y estará vigente hasta que Dios lidie con el pecado de una vez y por todas es la guerra espiritual que tenemos hoy. Y lo que se está disputando son las almas de los hombres. Esta guerra comenzó cuando Satanás (antes conocido como Lucero) se rebelo en contra del Señor. La Biblia nos enseña cuando comenzó esto de la siguiente manera: ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Isaías 14:12-15. Este es el problema que comenzó todo el mal que existe hoy en día, y la razón por lo cual existe esta guerra espiritual que tenemos. Esta guerra espiritual es la mas importante de todas porque define la eterna destinación de cada persona. Como hemos comentado antes, este mundo temporal es precisamente eso: temporal y pasajero. El mundo espiritual, o mas bien, el alma del hombre es algo eterno, es la semejanza principal que tenemos con el Altísimo, la habilidad de poder vivir para siempre o morir para siempre. Por eso que este asunto es tan importante. No hay nada tan importante como la eternidad.

¿Qué podemos sacar en limpio de este pasaje y aplicarlo a nuestra vida cotidiana? ¡Mucho! Primero, debemos obedecer la instrucción de Dios. Dios habló a Moisés y a Aarón y les dijo como tenían que ser las cosas, les dió Su orden. Si Israel quería la bendición de Dios: tenia que hacer tal como se les enseñaba. Ahí no hubo ninguna conferencia, ni votación, ni una reunión comunitaria para cuestionar las instrucciones de Dios. En conjunto, hay que confiar en que el Señor sabe porqué dice las cosas. Nadie sabe más que El. Segundo, estamos inevitablemente en guerra, y tu alma y el alma de los demás están en juego. Esto es algo que hay que tener muy claro, e inclusive, nuestro enemigo. Todas las cosas grandes del mundo ya están ordenadas, no hay nada ni nadie que cambie eso, pero, la historia de cada persona se esta escribiendo mientras va sucediendo, y así, el porvenir de cada uno depende de lo que haga. Y hay que entender que tipo de enemigo tenemos, y de lo que es capaz, y que él no descansa, ni da descanso. No existe tal cosa como pelea limpia, o que se nos dé un descanso, o vacaciones, etc. Tenemos un enemigo que es toda maldad, y capaz de toda maldad, prácticamente sin límites, y con un ejercito muy numeroso y bajo su completo dominio. Esto es lo que dice la Palabra: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Efesios 6:12. Esta es nuestra realidad, y si tu vida no está totalmente sometida al que ya ha vencido, al Señor, no podrás vencer. No te confundas con fábulas o con creencias erradas. Cristo ha vencido todo, pero tu historia todavía esta siendo escrita, aún en este mismo momento, así que, todavía no has vencido. Esto es lo que dice la Palabra: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Apocalipsis 21:7. Así que, ¿eres parte de la milicia de Dios, bajo el Señorío de Jesús, o todavía sigues siendo un triste esclavo de tu pecado, sujeto a Satanás? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Haciendo lo que Bien Nos Parece - Jueces 17

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Basado en Jueces 17 (Versión Reina Valera 1960)

Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba Micaía, el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío. Y él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre; y su madre dijo: En verdad he dedicado el dinero a Jehová por mi hijo, para hacer una imagen de talla y una de fundición; ahora, pues, yo te lo devuelvo. Mas él devolvió el dinero a su madre, y tomó su madre doscientos siclos de plata y los dio al fundidor, quien hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue puesta en la casa de Micaía. Y este hombre Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita, y forastero allí. Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá para ir a vivir donde pudiera encontrar lugar; y llegando en su camino al monte de Efraín, vino a casa de Micaía. Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde pueda encontrar lugar. Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó. Agradó, pues, al levita morar con aquel hombre, y fue para él como uno de sus hijos. Y Micaía consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y permaneció en casa de Micaía. Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote.

En este pasaje podemos ver muchas cosas que se hicieron mal, no porque no existía la instrucción divina, (y sí, tiene algo que ver de que no había rey en aquel entonces), sino porque vemos personas que sencillamente hicieron como les parecía. Vemos a un hijo que le robo a su madre, pero vemos que el hijo no es reprendido por el mal que hizo, sino que su madre hasta lo bendice. Vemos a esta misma mujer quien dedico su dinero para hacer ídolos. Vemos a este Micaía que se hizo una casa para sus dioses, y que hizo hasta a uno de sus hijos seguir y servir tal desviación. Y vemos que la locura no para con eso, sino que también tienta a un levita a convertirse en su propio sacerdote para servir sus propósitos. Y para colmo, vemos al levita que le sigue la idea y también peca en contra del Señor, porque le pagaban bien. Estos son los males que se pueden ver a simple vista, al compararlos a los mandamientos. En fin, no vemos nada bueno salir de aquí y todo porque un grupo de personas se dedican a hacer sencillamente como les parece.

Entonces, ¿Qué mandamientos vemos rotos aquí? Bueno, varios. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen. Éxodo 20:3-5. No hurtarás. Éxodo 20:15. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:4-9. Todo esto ya estaba escrito, pero a pesar de estar presente la ley de Dios, decidieron seguir sus propias ideas.

Hoy en día, no mucho a cambiado. Muchos deciden solo cumplir sus propios deseos, caprichos, y crear su propia moralidad, aún dentro del pueblo de Dios. Lo único distinto entre aquel entonces y ahora es que nuestra civilización ha creado leyes donde muchas de ellas son consistentes con la ley de Dios que hemos recibido, (porque el hombre no invento los Diez Mandamientos, sino que Dios las escribió con Su dedo). Por ejemplo, en aquel entonces, ya que no había ni rey, ni autoridades sociales establecidas, podían robar y no había grandes consecuencias. Hoy en día, no se puede hacer, porque existe la ley de no robar en prácticamente todo lugar del planeta, y existen penalidades si una persona se encuentra culpable de robo. Por eso que la Palabra dice: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Romanos 13:1-6. Y tengan algo muy claro, porque muchos justifican su desobediencia a las autoridades, porque supuestamente han sido injustas en ciertas instancias. Dios inspiro a Pablo a escribir el libro de Romanos en el año 57 de la era cristiana, mientras estaba en la ciudad de Corinto. Cesar Nerón, el más vil y despiadado de los cesares que persiguió y mato a muchos cristianos, este reino durante los años 37-68 de la era cristiana. Dios mando a través de Pablo a someterse a las autoridades, y hasta a pagar impuestos mientras reinaba un ser tal malo como Cesar Nerón, mientras el Cesar hacia todo el mal que hizo. Entonces, si Dios mando esto durante tal época con tal autoridad, no existe ninguna excusa ahora para hacer lo contrario porque no hay comparación. Si alguno tiene algún problema con esto, yo solo soy vocero del que lo manda, pero eso sí, soy Su vocero porque deseo estar de acuerdo con la Autoridad Suprema del Universo: Dios.

Muchos, especialmente, muchos llamados creyentes en Cristo, les gusta hacer las cosas como les parece, y ven la gracia de Dios como una licencia para cumplir su propia voluntad, y no la de Dios. Y muchos marcan como legalismo el enseñar lo que Dios manda claramente en Su Palabra. Pero, esto es algo que hay que tener en mente, especialmente si se usa la libertad en Cristo para el pecado: Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Juan 6:68. Dios no es el que sale perjudicado si no se le obedece. Dios no tiene nada que perder. El hombre tiene todo que perder si desecha el consejo de Dios a través de Su Palabra, porque la Palabra de Dios es lo único que produce vida tanto aquí y ahora, pero aún más importante, para la eternidad. Así que, nos conviene cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas, y aprovechar el privilegio de tener Su Palabra y Su Espíritu Santo. Dios no deja de ser Dios ni deja de existir si el hombre se pierde en su pecado, en su desobediencia. Sencillamente no nos conviene hacer como nos parece. Así que, ¿vives tu vida como te parece, o como Dios lo dice por tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Tratando al Señor como Quien es - Mateo 6:1-6

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Basado en Mateo 6:1-6 (Versión Reina Valera 1960)

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

En este pasaje, el Señor está tratando con dos cosas que son esenciales o necesarias en la vida de cada uno de sus seguidores. Estas dos cosas no son opcionales, si en realidad una persona desea mantener una relación con el Señor. Para comenzar a ver esto, hay que entender lo primordial, y esto es: si una persona realmente ha decidido seguir a Cristo tiene que mostrar fruto, tiene que haber un manifestar de la obra de Dios en su vida. O sea, la raíz, de que una persona se ha sometido al Señorío de Dios, es que debe haber una manifestación del Espíritu Santo en ella. Es imposible que siga viviendo su vida, tal como lo hacía antes que tomara una decisión de seguir a Cristo.

La Biblia nos enseña que debe haber fruto, y el fruto consta de lo siguiente: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23. Y como resultado, cada una de estas cosas (por decir) se hacen evidentes a través de las buenas obras. O sea, una persona no puede decir que tiene amor si no hace nada por nadie desinteresadamente. Por ejemplo, cuando una persona le hace el bien a un ser querido, no tiene nada de especial, porque hay un interés personal en eso. Pero, cuando una persona ama a un ser desconocido o a su enemigo y le hace un bien, como lo mandó el Señor, ahí si se demuestra algo distinto, y especialmente si se hace sin la expectativa de recibir algo a cambio (porque también muchos tratan con extraños, y ayudan, pero con algún motivo o interés). Es por eso que, el fruto del Espíritu solo se puede ver a través de las buenas obras. Por esto mismo se nos dió la oportunidad de la salvación, porque fuimos creados para buenas obras, como está escrito: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Así que, si no hay buenas obras, si no hay hechos que demuestren el fruto del Espíritu, entonces no hay vida.

El otro asunto es que sencillamente, no puede haber egoísmo en la vida de un seguidor de Cristo. Es imposible. Y esto lo entendemos muy claramente a través de los mandamientos que reafirmo el propio Señor: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Si entendemos lo explícito de estos mandamientos, entonces debemos notar aquí que en ninguna parte dice: amate a ti mismo primero. Si una persona desea realmente cumplir la voluntad de Dios, Dios debe ser el Primero y la Prioridad sobre todo. Y como segundo, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Así que, el velar por nuestros propios intereses en realidad no tienen prioridad en lo que manda el Señor. Por eso que los caminos del Señor son tan contrarios a los del mundo, porque el mundo (sobre el cual Satanás ejerce dominio), dice todo lo contrario. Dice: Amate a ti mismo, busca tu felicidad, cumple tus deseos, lucha por tus metas, etc. Es más, si la prioridad de una persona es mayormente su propio bien, está siguiendo más que nada una influencia satánica, como mismo lo podemos ver en el siguiente pasaje: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:21-24. Y este fue uno de los suyos, él cual hasta le reconoció como el Cristo. Esto demuestra que, si no se tiene cuidado, cualquiera puede caer y seguir un camino totalmente desviado, como también nos advierte la Palabra: Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10:1-12. Entonces, si está escrita la advertencia, es porque existe el peligro (El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Apocalipsis 3:22).

Finalmente, el Señor nos enseña que debemos ayudar al verdadero necesitado (Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. 2 Tesalonicenses 3:10) y orar. Pero existe un detalle, que no solamente se haga en secreto (esto no implica que no se puede orar en público, como algunos malentienden. Se necesita un poco de sentido común), pero mayormente en los dos puntos, que se haga como que Dios esta mirando (porque sí está mirando). Ese es el punto principal, y por eso, es por lo que hace el hincapié en ambos instantes. Nosotros debemos tratar al Señor como lo que El es: como Dios, como el que todo lo vé, todo lo sabe, todo lo pesa y todo lo juzgará. Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:10. Así que, ¿estás tratando al Señor como Quién es? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El castigo y la restauración - 2 Crónicas 33:1-20

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Basado en 2 Crónicas 33:1-20 (Versión Reina Valera 1960)

De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén. Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel. Porque él reedificó los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a los baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos, y les rindió culto. Edificó también altares en la casa de Jehová, de la cual había dicho Jehová: En Jerusalén estará mi nombre perpetuamente. Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová. Y pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira. Además de esto puso una imagen fundida que hizo, en la casa de Dios, de la cual había dicho Dios a David y a Salomón su hijo: En esta casa y en Jerusalén, la cual yo elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre; y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros padres, a condición de que guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado, toda la ley, los estatutos y los preceptos, por medio de Moisés. Manasés, pues, hizo extraviarse a Judá y a los moradores de Jerusalén, para hacer más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel. Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon; por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia. Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres. Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios. Después de esto edificó el muro exterior de la ciudad de David, al occidente de Gihón, en el valle, a la entrada de la puerta del Pescado, y amuralló Ofel, y elevó el muro muy alto; y puso capitanes de ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá. Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la casa de Jehová, y todos los altares que había edificado en el monte de la casa de Jehová y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad. Reparó luego el altar de Jehová, y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas de paz y de alabanza; y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel. Pero el pueblo aún sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para Jehová su Dios. Los demás hechos de Manasés, y su oración a su Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Jehová el Dios de Israel, he aquí todo está escrito en las actas de los reyes de Israel. Su oración también, y cómo fue oído, todos sus pecados, y su prevaricación, los sitios donde edificó lugares altos y erigió imágenes de Asera e ídolos, antes que se humillase, he aquí estas cosas están escritas en las palabras de los videntes. Y durmió Manasés con sus padres, y lo sepultaron en su casa; y reinó en su lugar Amón su hijo.

En este pasaje podemos ver los distintos aspectos de Dios, tanto como su celo e ira, como su gran amor y misericordia. No se puede decir que, si algo le pasa a una persona, no siempre tiene que ver con algún o con algunos pecados que haya cometido personalmente. Hay siempre excepciones. Pero, la gran mayoría de las veces, Dios permite que sucedan cosas muy difíciles porque sí hubo pecado, y de alguna manera llego a encender la ira de Dios. La persona que diga que Dios no castiga desconoce las Escrituras, y, en fin, quién es Dios. Dios es amor, pero también es fuego consumidor, y lo que determina como Dios actúa depende de nuestras acciones. Nada pasa porque si nada más. Siempre hay algo.

En el caso de hoy, vemos los hechos de este rey Manasés, alguien que llevo a Dios al punto de la ira, lo cual no es fácil de hacer porque Dios si es muy grande en misericordia. Eso es otra falsedad que muchos creen, que el Dios del Antiguo Testamento era duro e inflexible. Dios no era tan duro como muchos los pintan. Solo miren los hechos de Manasés, y todo lo que hizo antes que viniera la ira de Dios. Manasés no se robó un par de chicles, por decir. Manasés se dedicó a hacer prácticamente todo lo que se podía hacer de mal en contra del Señor. Era como si tuviese una lista en alguna parte de todo lo que le desagrada a Dios, y comenzó como a tachar uno por uno, para que no le faltara nada. Manasés llegó a tal punto de pecar en contra de Dios que, hasta paso a sus hijos por el fuego, que significa que sacrificó a sus hijos vivos en un altar como adoración a un dios totalmente pagano e inicuo. Manasés mato a sus propios hijos, y todo para adorar a un dios falso, para poder conseguir algún favor, posiblemente para lograr tener algún bien material o algún éxito en algo, porque ninguno de estos sacrificios tenía que ver con algún bien espiritual, bajo ningún punto. Así que, después de ver todo esto: ¿alguien puede decir que Dios fue inflexible y duro? Dios antes y siempre ha sido grande en misericordia y en todo amor. Muchos se atreven a juzgar a Dios, pero todas esas personas que se atreven a juzgar a Dios nunca piensan el mal que se le hace a Dios, los desprecios y los pecados a diario que hacen tantas personas en contra de Dios. Muchas personas comentan: Si Dios es amor, ¿Por qué el mundo esta como esta? Y yo le respondería, ¿Qué malo le hizo Dios al mundo para que lo despreciaran y lo odiaran tanto? Y también diría: no le echemos tanto la culpa a Dios de las cosas, porque el pecado del hombre es lo que ha hecho al mundo tan difícil y duro para muchos. Sino lo creen, vean los mismos hechos de Manasés. ¿Qué razón tenía Manasés para sacrificar a sus propios hijos en fuego? ¿Eso era la culpa de Dios? Bajo ningún punto. El pecado produce muerte, no importa cuánto lo quieran adornar y justificar. El hombre tiene que asumir su responsabilidad ante sus hechos, porque cada uno de nosotros ha pecado.

Pero a pesar de todo el mal que hizo Manasés, podemos ver la gran misericordia de Dios, no obstante, al ver el arrepentimiento de Manasés. Nada puede cambiar si no hay un arrepentimiento completo y verdadero ante el Señor. Es necesario entender que él que está mal no es Dios, sino nosotros. Finalmente, y viéndolo muy prácticamente, no es en realidad humillarse el poder reconocer una realidad. En el caso de Manases, él simplemente reconoció la realidad de que había pecado en contra de Dios, y por esto, se hizo mucho mal a sí mismo, y a los que los rodeaban, porque leímos que él hasta ayudo a desviar todo el reino con su pecado. No obstante, Dios siempre deja lugar para el arrepentimiento. A pesar de todo el mal que se comete en Su contra, Dios es tan grande en amor y misericordia que deja esa oportunidad para que nos volvamos de nuestros pecados.

Pero, si podemos ver algo más, seria esto, y especialmente refiriéndonos a la misericordia de Dios; no es necesario llevar al límite la misericordia de Dios. Hay personas que creen equivocadamente de que Dios es el que dicta el cambio en una persona. Eso no es verdad. Dios está siempre con los brazos abiertos, siempre llamando, y esperando que las personas se vuelvan a El. El problema es que la gran mayoría de las personas no quieren entender hasta que algo catastrófico suceda en sus vidas, hasta que Dios permita algo que les muevan los cimientos de sus vidas, por decir. Dios ama a todos, y desea el bien de todos, mayormente, el bien eterno. Así que, finalmente ya que todo depende de ti, ¿deseás experimentar el castigo temporal y el eterno de Dios? o ¿Deseas experimentar Su gracia, Su misericordia, y Su amor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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No seas tú tu propio peor enemigo - 2 Pedro 2

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Basado en 2 Pedro 2 (Versión Reina Valera 1960)

Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor. Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Unos de los problemas mas grandes de nuestra sociedad es el asunto del abuso de sustancias, tanto como las legales (recetadas por un médico, o las que se pueden comprar en cualquier tienda) como las ilegales. Sea legal o ilegal, es un severo problema. Para poder ver la magnitud de este problema, hay que ver las estadísticas. En EEUU, se estima que 161 millones de personas, o sea, el 66% de los adultos usan drogas bajo receta. También en EEUU, se cree que casi 21 millones de personas tienen a lo menos una adicción, sea con el alcohol, o alguna sustancia (de lo que se sabe, porque no todos admiten tener un problema). Entre los años 1999 y 2017, mas de 700,000 personas en EEUU han muerto por alguna sobredosis de droga. Se estima que la adicción al alcohol y a las drogas le cuesta a la economía Estado Unidense más de $600 billones cada año. Este es el daño económico (para comenzar) que nos estamos haciendo como nación. Esto es en EEUU solamente. Estoy muy seguro que el resto del mundo también tiene problemas similares.

No obstante, hay personas que están beneficiándose grandemente de esta catástrofe. Hay muchos que viven muy bien gracias a las desgracias ajenas. Tanto con las ganancias legales e ilícitas, se pueden comprar para si mismos mansiones, aviones, carros de lujos, todo lo que se les antoje. Disfrutan de los deleites de este mundo con toda tranquilidad y a lo grande. Ahora, una persona puede decir que son seres destables los que hacen estas cosas. Pero también, hay que considerar algo. ¿Quiénes son los que contribuyen para que estos seres puedan lograr tener todo lo que tienen, y vivir de la manera que viven? Cada tanto de dinero que se usa para comprar sus productos es dinero que se invierte en sus operaciones, ayudando a pagar sus empleados, y finalmente, dar ganancias que van directamente a sus cuentas bancarias o almacenes secretos. Entonces, hay algo que considerar. ¿Quiénes son los culpables, los que venden y suplen las sustancias, o los que las consumen, y así alimentan la avaricia y la maldad de los demás? ¿Qué diría Dios?  

Puede que pregunten, ¿Qué tiene que ver el uso de las sustancias y los que las venden con el pasaje de hoy? Hay un problema muy similar con la maldad que existe dentro de la iglesia, a lo que se refiere con malas doctrinas (aunque las personas dentro de las iglesias desgraciadamente también tienen muchos problemas con el uso de malas sustancias y los que las venden a veces se sientan en las iglesias también). He escuchado a muchos a través de los años reclamar acerca de los malos predicadores y todo el dinero que ganan, etc. Y si, hay muchos dentro del ministerio que lo usan con el fin de sacar provecho. Y hay muchos de estos ministros que son bien conocidos, pero hay otros que pasan desapercibidos porque son a lo mejor menos ostentosos, o tienen un mensaje más sutil, hablando de cosas que lucen sanas y buenas, pero todo es solo una ilusión. Puede que digan algunos de Uds.: yo se que este personaje si es malo, pero no creo que sea malo lo que este otro dice o hace. Y yo tendría que preguntar: ¿Es bueno o aceptable bajo tu opinión personal o de acuerdo a lo que enseña Dios a través de Su Palabra? Finalmente, tanto como el que enseña el mal como el que lo apoya esta en el mismo problema. Y el problema surge cuando no se sabe lo que es realmente aprobado por Dios o aprobado por los hombres. Y la manera que se tiende la trampa es apelando a las debilidades de nuestra carne. No nos podemos dejar guiar y aceptar las cosas que nos suenan bien o agradables. Cuando nos dejamos guiar por la carne, por la corrupción, ahí es que caemos con personas con malos instintos e intenciones. Es lo mismo que pasa con las sustancias. Todo se comienza con un poco, y porque hace sentirse a una persona bien de alguna manera. Pero, porque se siente aparentemente bien, no necesariamente quiere decir que es bueno. Ese es el peligro y el problema que se sigue perpetuando por todas partes. No debemos dejarnos llevar por nuestra carne y convertirnos en nuestros propios peores enemigos, siendo víctimas de nuestros malos deseos. Si realmente deseas la vida que Dios ofrece a través de Cristo, necesitas guiarte solo por lo que dice la plenitud de Su Palabra y a través del Espíritu Santo, y no por lo que luce atractivo a la carne. Así que, ¿eres prisionero de tus propios malos deseos, y así, eres tu propio peor enemigo, o vives bajo el Señorío de Jesucristo y la autoridad de la Palabra de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El verdadero amor explicado - Efesios 5:1-7

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Basado en Efesios 5:1-7 (Versión Reina Valera 1960)

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos.

Hoy en día, hay un gran error que se ha propagado a través del mundo, e inclusive dentro de muchas iglesias, el error o el pecado de que el amor significa justificar y hasta luchar por el pecado. Esta gran contradicción la están apoyando un gran número de personas, y cada vez crece más, y se ponen cosas que son pecado como ejemplos de amor. Sencillamente, en la sociedad de hoy, y dentro de muchas iglesias, lo malo se ve como bueno y lo bueno como malo; como estoy muy seguro de que posiblemente muchos se ofenderán al leer este mensaje, y dirán que esto es un mensaje malo, y posiblemente, digan que es hasta blasfemo, pero este ministerio, por la gracia de Dios, está dedicado a compartir a Jesucristo y Su Verdad con el mundo, y no a propagar otra cosa (que Dios nos ayude a seguir fieles).   

Por lo tanto, veamos más claramente el asunto de definir el pecado y lo que hace. Dios define el pecado a través de la Palabra para el bien del hombre, porque Dios desde el principio ha tratado de evitar el mal para el hombre. Desde que Dios le dijo al primer hombre que no debiera comer del árbol prohibido, no fue para esconder algo bueno de él, ni por gusto, sino porque el hombre iba en realidad a morir a causa de la desobediencia. Y gracias a esa desobediencia, tenemos lo que tenemos hoy en este mundo, tenemos la muerte. No importe lo que trate de hacer el hombre por si mismo, sea que hasta encuentre la cura para todas las distintas enfermedades y plagas que existen; todo ser humano va a morir en algún punto, sin excepción. Ningún ser humano va a vivir para siempre. Ese es le gran legado que ha dejado la desobediencia. Este es la sencilla consecuencia del pecado, como está escrito: Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23a. Y también dice la Palabra: Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:13-15. Esta es la verdad del pecado. No importa lo que una persona quiera creer, de que no pasa nada, o que Dios esta equivocado, el pecado mata, y mata de la manera más definitiva, mata el cuerpo y el alma del hombre. El pecado es lo que hace que muera una persona físicamente, y también, para siempre, eternamente separado de todo lo que es vida por toda la eternidad. Este es el mal que Dios le ha tratado de evitarle al hombre desde que el hombre fue creado.  

Ahora bien, ahondemos un poco en lo que Dios dice en el pasaje de hoy que es pecado, y lo que no solamente es pecado, pero que hace lo mismo para que una persona no pueda tener herencia en el reino de Cristo y de Dios, si lo practica, es la fornicación, la inmundicia, y la avaricia que es idolatría. Porque para comenzar, la fornicación consta de tener sexo fuera del matrimonio. Sean pareja (como lo llaman hoy), o encuentros sexuales casuales, o el acto sexual aparte o fuera del matrimonio (y con referencia al matrimonio, hablamos de una unión entre un hombre y una mujer, tal como los creo Dios), todo esto es fornicación. La inmundicia se refiere en el contexto de este pasaje a cosas inadecuadas relacionadas a la fornicación y también lo que explica la ley de Dios como cosas o actos inmundos voluntarios (innaturales). Por ejemplo, allá sido que el coronavirus exista porque en la China allá habido un problema con murciélagos y comestibles, o un laboratorio estelarizado donde se llevaban a cabo pruebas o experimentos con bacterias o virus, todo eso delante de Dios es considerado inmundo. Y con referencia a la avaricia, la Biblia dice muy claramente que el amor al dinero es pecado, y lo relaciona aquí también con la idolatría, lo cual define todas las cosas que se anteponen a Dios, como el dinero, la familia, etc., cualquier cosa que se ponga o se le de prioridad antes que a Dios es idolatría. Si se practican estas cosas, convirtiéndolos en su estilo de vida, sencillamente los que viven de esta manera no heredarán el reino de Cristo (esto es lo que dice la Biblia).     

Tratemos de ver esto para poder entender lo práctico del asunto. Si yo tengo un hijo o una hija, y ese hijo o esa hija desean jugar con una serpiente venenosa, ¿Qué debiera hacer yo como padre si deseo su bien? ¿Debiera conseguírsela para que jueguen con ella? ¿Debiera apoyarlos en su búsqueda? ¿Debiera decirles que, si lo hacen, que lo hagan con cuidado? O mas bien, al desear yo su bien y que no corran ningún peligro, ¿no debiera yo mejor explicarles el peligro y que lo debieran evitar por su propio bien, para que ni siquiera tengan de que preocuparse? Esto es lo que Dios trata de enseñarnos a través de Su Palabra, para que no solamente no nos metamos en asuntos peligrosos, sino hasta evitar el riesgo de morir. Pero desgraciadamente, muchos no piensan así porque no entienden, o porque no quieren aceptar que la consecuencia natural del pecado es producir la muerte, tal como cuando una víbora venenosa muerde a un ser humano, e inyecta su veneno, y solo es cuestión de tiempo que una persona muera. Muchos piensan que, porque no caen muertos enseguida o algo humanamente catastrófico no pasa enseguida, creen que el asunto del pecado y que produce algún tipo de mal es mentira, que es una fábula o una exageración. En fin, creen lo mismo que el diablo le dijo a Eva: no moriréis. La mentira del diablo sigue siendo la verdad para muchos, y desgraciadamente, hasta para muchos supuestos creyentes, que inclusive creen que, ya teniendo la gracia de Cristo, todo va a ser perdonado, y que no hay nada de que preocuparse. El adoptar un estilo de vida de pecado produce el mismo mal fuera de la gracia de Dios, y aún dentro de la gracia de Dios. Eso es lo que enseña la Palabra de Dios.

Entonces, ¿Qué finalmente es el amor real? El único que sabe amar perfectamente es Dios, porque Dios sí es amor. El verdadero amor jamás va a apoyar el pecado porque Dios nunca apoyará lo que produce la muerte y la destrucción en un ser humano. Y si uno en realidad quiere amar a alguien, hay que hacer lo mismo que hace Dios, darles a conocer la verdad para que puedan lograr tener lo que Cristo vino a dar, como está escrito: …yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10b. Porque Dios nos ama, El solo desea que vivamos eternamente, y por lo tanto, nos enseña a que hagamos cosas que produzcan vida, no las cosas que causan la muerte, más tarde o más temprano. Así que, ¿Qué existe en tu vida, el amor verdadero de Dios, o una mentira que puede producir la muerte y destrucción eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El antiguo y el nuevo pacto - Gálatas 4:21-31

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Basado en Gálatas 4:21-31 (Versión Reina Valera 1960)

Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

¿Qué es lo que uno debe realmente hacer para poder cumplir la voluntad de Dios, para poder obtener la vida eterna? Para poder responder, hay que primero definir un problema, y el problema es: que la respuesta es tan fácil que muchos irónicamente no la encuentran, especialmente aquellos que no tienen una fe como Dios manda. Vemos en este pasaje que se nos explica dos cosas muy básicas, el asunto del antiguo pacto que se va a través de la mayoría del Antiguo Testamento, y el nuevo pacto que se nos relata comenzando con la vida del Mesías, con Jesús. Los errores que ocurren están simplemente relacionados a un problema: la concupiscencia que mora en cada ser humano. Unos pueden preguntar: ¿Dónde queda el diablo en todo esto? Y la respuesta a eso es que el diablo solo puede tentar, pero él no puede obligar a nadie. Y la única razón por lo cual una persona cede a la tentación es porque le obedece mas bien al pecado que mora en sus miembros que a su alma que anhela la vida. Como esta escrito: Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:13-15. Este es el problema. Este fue el problema antes con el hombre, es el problema ahora, y será hasta que el hombre deje de existir como existe hoy. Y el mas grave problema que tiene el hombre es el poder someterse a Dios, finalmente: el orgullo. Hay que comenzar a entender esto para poder llegar a la respuesta.

Este problema del orgullo es el problema que surgió con el mismo diablo, donde originó el pecado, de querer ser como Dios. Esto lo vemos en el siguiente pasaje: ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Isaías 14:12-14. Ahora, una persona puede decir: ¡Yo no tengo ningún problema con el orgullo! Y bueno, puede que una persona no este literalmente deseando ser como Dios (a lo menos no tan directamente), pero cada uno de nosotros tenemos este problema de alguna manera u otra. Ese es el propósito de la ley, para demostrar que el ser humano por sí mismo no puede cumplir con todo lo que se le manda, y no es porque no pueda cumplir la ley, sino dentro de sí, no desea cumplirla, de alguna manera u otra. Tuvimos el ejemplo de los fariseos. Ellos cumplían los requisitos menores de la ley, pero fallaban en el principal, porque no pudieron amar a Dios por sobre todas las cosas. Se puede decir esto, porque cuando Dios se les presentó en persona, ni le recibieron, ni le respetaron, sino que le aborrecieron. Como está escrito: En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Juan 1:10-11. Y ¿porque no le recibieron? Porque sencillamente no lo quisieron aceptar. No hay otra razón. Por eso mismo que el Señor les hablaba por parábolas, no para confundirlos, sino porque ya veía la disposición de sus corazones, que estaban ya predispuestos bajo su propia voluntad de no querer escuchar. Dijera lo que dijera el Señor, hiciera lo hiciera, ellos ya habían decidido bajo su propia voluntad no querer creer y así, no obedecer. Y de alguna manera u otra, todos tenemos el problema de obedecer a Dios, ya sea en algo grande como algo pequeño (por decir). Hay cosas que deseamos cumplir, y hay otras que no hay manera. Eso es orgullo, nada más, y nada menos. Dios nos manda hacer ciertas cosas, y nosotros o decimos que no es así, o que supuestamente no lo entendemos, o sencillamente, le decimos que no, con nuestras acciones. Y de ahí es que proviene toda esta supuesta confusión, y de causar mixturas, y hasta de volver a ley para supuestamente poder conseguir algo de Dios.

La persona que trata de volver a la ley para la salvación después de haber sido expuesto al Evangelio, ni entiende la realidad, ni aún menos, escucha a Dios. ¿Por qué? Porque en la ley, Dios dió como mandamiento los sacrificios para la expiación de los pecados (no para borrarlos, un detalle muy grande). Y, bien, si una persona desea volver a la ley, ¿Cómo entonces expía sus pecados? Desde el año 70 después de Cristo, cuando Roma destruyo el templo de Dios y ceso todo sacrificio, ¿Cómo se puede hacer expiación por los pecados? No se puede. Los sacrificios tenían que ser hecho tal como Dios manda, y en el templo de Jerusalén. Y entonces, si no se puede expiar los pecados por la ley, ¿Cómo algo tan insignificante como la circuncisión puede cumplir todo lo que manda la ley?

Entonces, el único recurso que nos queda es el del nuevo pacto, el cual es a través de Cristo. No hay otro camino, pero hay que hacer como El manda, y todo comienza con el nacer de nuevo, a través del completo arrepentimiento y la conversión de todos los pecados, y de aceptar literalmente a Jesús como Señor, y esto introduce el problema que estuvo desde el comienzo y que aún tenemos hoy la gran mayoría de las personas, el problema de someterse al Señor como tal. A muchos les llama la atención la salvación, la vida eterna, pero no quieren someterse a Su Señorío. Esto es lo que manda Dios basado en el mas grande mandamiento: Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Marcos 8:34-35. Muchos quieren ser salvos, pero nadie quiere pagar el precio, y esto si es la base de la gracia de Dios, del nuevo pacto a través de Jesucristo, y esto es lo que evitan muchos, que sencillamente hay que obedecer a Dios, y hacer tal como nos manda. Ese es el gran misterio (por decir) que causa tanta confusión, y tanta diferencia, y tanto problema. Pero, para poder cumplir la verdadera voluntad de Dios, hay que negarse a si mismo, dejar a un lado todo tipo de orgullo, para poder efectivamente obedecer como el Espíritu Santo guía a través de la Palabra de Dios, la Santa Biblia. Si se hace eso, entonces podrás ser sensible a la verdad de Dios, y no habrá tanta confusión. Así que, ¿hás podido doblegar tu orgullo para poder encontrar el verdadero camino a Dios a través del Señorío de Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Huye del materialismo - 1 Timoteo 6:6-19

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Basado en 1 Timoteo 6:6-19 (Versión Reina Valera 1960)

Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén. A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.

Uno de los más graves problemas que tenemos hoy en día, y especialmente dentro de la iglesia de Cristo, es el problema del materialismo. Esto es algo universal, y se muestra de distintas maneras. Vivimos en un mundo netamente materialista, y esto no es un problema nada mas de los grandes ricos del mundo como muchos asumen, pensando que los que se hunden en el materialismo son los millonarios o billonarios del mundo, así que, debemos dejar a un lado a esas personas, y pensar más bien en nosotros mismos, porque los problemas de los demás no son nuestros problemas, sino que, hay que ver nuestros propios asuntos. Un día no muy lejano, Dios va a solo preguntarte a ti lo que tu hiciste, y nada más.

El materialismo dentro de la iglesia se demuestra de distintas maneras, y es una de las razones por lo cual muchas personas no se acercan a una iglesia, por el temor de que los lobos (por decir) se los coman, cuyas personas dentro del liderazgo sí usan la piedad como fuente de ganancia. Desgraciadamente, hay muchos ministros y predicadores y maestros que si usan las cosas de Dios para su propio beneficio. Y, ¿Por qué hay que hablar de aquellos? Porque tienes que tener cuidado a quien escuchas, y por quien te sientes atraído, para que no caigas en lo mismo, y también te pierdas igual como ellos, porque tanto arrimarse o escuchar lo podrido, que también te pudrirá a ti. Ese es el problema. Los que usan las cosas de Dios para sus propias conveniencias siempre te van a hablar bonito, te van a decir cosas agradables, cosas que te hagan sentir humanamente bien, van a apelar a tus debilidades y a tus deseos. Una manera obvia de detectar al lobo es ver lo que tiene, y bueno compararlo a nuestro Modelo, a Jesucristo. Como está escrito: El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Mateo 10:24-25ª. El Señor mientas estuvo aquí en la tierra, ¿tuvo mansión, o propiedades, o ropas caras, o algún tipo de ostentación? No, y cómo mismo quedo escrito:  Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza. Mateo 8:19-20. Así que, sea que te hablen lindo o te hablen duro, mira cómo viven, y te darás cuenta quien es su verdadero dios. Por sus frutos los conoceréis.

Esto es algo que hay que aclarar también. El dinero en si no es malo. El dinero o los bienes por sí solos no tienen ningún poder de influencia, ni ningún tipo de control sobre una persona. Son finalmente objetos inanimados, que no saben nada, ni pueden hacer nada por sí mismo, y totalmente consumibles. El problema es el amor al dinero, o también, la atracción a lo material, porque no solo se trata del dinero por si, sino del bien material. El problema es cuando una persona se enfoca en lo material, y ahí pone su fe y su esfuerzo principal. Porque hay personas que dirían: Yo no amo al dinero, y con eso se justifican, porque dicen que lo que ellos anhelan es una casa, u otras cosas que da el dinero, como el poder viajar y conocer el mundo, o el querer retirarse antes de tiempo, y así sucesivamente, todas las cosas para las cuales el dinero es necesario.  

Y aquí viene la gran pregunta: ¿Cuánto es necesario? Esa es una pregunta que cada persona que dice ser de Cristo debe hacerle al Señor mismo, y que el Señor mismo le responda. Pero sí podemos ver en este pasaje que da una respuesta muy clara y sencilla, como dice: teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Sustento y abrigo son cosas muy básicas, y se relacionan a lo que uno necesita diariamente: un lugar donde vivir, ropa, y comida. ¿Se necesita una casa grande? No lo creo. ¿Se necesita ropa cara, y varias opciones? No lo creo. ¿Tiene que darse banquetes suculentos, con todo tipo de manjares? Lo dudo. Si uno se sienta a pensar cuanto en realidad es necesario, también se va a dar cuenta, cuanto en realidad es suficiente. También puede pensarse de esta manera. ¿Cómo entraste al mundo, y como lo dejaras?

Y también hay que aclarar otra cosa. El deber sí es de ayudar al prójimo, pero al prójimo que en realidad necesita ayuda. Porque sí hay algo que todos deben tener muy claro. El evangelio y el amar al prójimo no consta de alimentar a irresponsables o a personas envidiosas. Uno no puede ni alimentar la irresponsabilidad, ni darle en el gusto a personas que envidian a los demás. En fin, no estamos llamados a apoyar el pecado bajo ningún punto. Esto es lo que dice la Palabra: Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. 2 Tesalonicenses 3:6-12. Por la gracia de Dios, a mí no me mantiene ningún grupo de personas, ni ningún gobierno. Yo trabajo muy duro en un trabajo secular para poder pagar mis cuentas con el sudor de mi frente. ¡Bendito sea Dios!

Cada persona que puede trabajar, debe trabajar y cumplir con sus responsabilidades, pero solo para obtener lo necesario e indispensable, y también, para ayudar al que realmente necesita ayuda. Pero, si solo piensas en lo material, un día, te convertirás en su esclavo, y no podrás servir al Dios al cual sí le debes todo. Así que, ¿Qué reina en tu vida, el materialismo, o el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Nuestra libertad en Cristo - Gálatas 5:1-18

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Basado en Gálatas 5:1-18 (Versión Reina Valera 1960)

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

¿Cuál fue el problema que hubo en Gálatas, este asunto de volver a la ley? El problema surgió cuando judíos religiosos que no se convirtieron, volvieron a la ley, dejando atrás la gracia de Dios, en vez de seguir la gracia de Dios a través de Jesucristo. O sea, ellos pusieron como condiciones ciertas cosas de la ley (como la circuncisión) como parte de la manera para poder ser salvo, y eso no es lo que enseñó el Señor, y francamente, tampoco estaba correcto delante de la ley. La verdad es que la circuncisión nunca fue la base de la fe, sino más bien, fue una señal que dejó establecida el Señor, antes que viniera el cumplimiento de la gracia (porque la fe y la gracia fueron siempre la base de todo en el Señor). Abraham recibió la circuncisión como señal después que él precisamente encontró gracia delante de Dios por su fe. Entonces, ¿Qué es lo que debiera suceder para poder tener esta nueva libertad en Cristo?

Para comenzar, es importante entender también el otro error que se ha entrometido en la iglesia, el otro lado del espectro, por decir, para también aclarar a aquellos que han usado la gracia de Dios como licencia para pecar usando la libertad en Cristo para las cosas de la carne, para finalmente glorificar la corrupción (lo cual produce muerte) en vez de glorificar a Cristo. Esto es lo que enseña la Palabra: ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:15-23. El Señor no nos hizo libres para volver a caer en la esclavitud del pecado, sino más bien, para que hagamos aquellas cosas que producen vida, para hacer la voluntad de Dios.

Entonces, ¿Cómo es que realmente se llega a tener la vida eterna? Para comenzar, el propio Señor enseñó que era necesario nacer de nuevo, como está escrito: Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Juan 3:3-6. ¿Cómo se nace de nuevo? El nacer del agua y del Espíritu consta del bautismo de Juan (el agua) el cual consiste en el completo arrepentimiento y conversión de todos nuestros pecados. Tiene que ser un 100% de arrepentimiento como lo mismo ilustra el bautismo, donde uno se sumerge completamente en el agua. Y nacer del Espíritu consta de no solamente creer en Jesús como Señor, sino hacerle efectivamente el Señor de la vida de uno. Así es que es vivificado nuestro espíritu, cuando entra el Espíritu Santo en nuestra vida a través de la fe y el sometimiento a Cristo. Y después de ese evento en nuestras vidas, entonces debemos comenzar a hacer las cosas que cumplen la voluntad de Dios. Porque sí, somos salvos solo por gracia a través de la fe en Cristo, pero nuestras vidas a través del Señor deben comenzar a tomar el curso para lo cual fueran hechas, como está escrito: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Este es el real camino a la vida eterna.

Entonces, ¿Qué es lo que debemos estar haciendo? ¿Para qué debemos usar nuestra libertad en Cristo? El Señor volvió a establecer lo siguiente, lo cual también fue la base de todo en la ley: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Debemos dedicar nuestra vida a amar a Dios con todo lo que somos, y así darle el primer lugar, y amar a nuestro prójimo. De acuerdo a Dios mismo, con esto se cumple toda Su voluntad. Y finalmente, el amor consiste en acciones, en buenas obras que glorifiquen a Dios, tal como lo hizo el Señor. El Padre no solamente dijo que nos amaba, sino que lo demostró con la más sublime acción, al dar a Su Unigénito Hijo, a Jesús, para que podamos tener vida eterna, un don totalmente inmerecido, sin ningún tipo de obligación, la obra de la manifestación de Su gracia. Y recuerden esto, que la vida eterna no se recibe hasta que uno termine la carrera. Por lo tanto, no podemos quedar solo con el conocimiento de la salvación, sino debemos correr la carrera que Dios desea que corramos. Así que, ¿para qué estas usando tu libertad en Cristo, para poder vivir eternamente, o para la corrupción? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Viviendo hacia el futuro - Mateo 5:1-12

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Basado en Mateo 5:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

En lo que leímos hoy, pudiéramos pasar toda una vida entera tratando de entenderlo, y ese sí es parte del propósito porque son cosas que se deben no solamente entender, sino también, se deben prácticar diariamente de todas las distintas maneras posible. Todo en la Palabra es completamente aplicativo a nuestras vidas, de una manera u otra. Si se toma la Biblia solo como un libro de conocimiento y no se practica de la manera que el Espíritu Santo guía, es mas preferible que una persona jamás allá tenido acceso a ella, porque lo único que se está ocasionando es más juicio. En fin, la Palabra de Dios se debe vivir para que se pueda cosechar lo eterno, y así cumplir los designios de Dios en nuestras vidas.

Se pudiera ver este pasaje, línea por línea, lo cual es lo que se debe hacer cuando se estudia la Palabra, pero veremos el punto principal en su plenitud, y es: El Señor estaba enseñando cosas que se deben prácticar en vida para poder lograr las distintas recompensas en el futuro eterno. Es verdad que no nacemos con estos atributos o maneras de ser naturalmente, y por eso que es necesario nacer de nuevo en Cristo, arrepintiéndonos y convirtiéndonos de todos nuestros pecados, dejando atrás nuestra vana manera de vivir, sometiéndonos al Señorío del Jesús, y así, comenzar a cultivar las características de Cristo. También hay que considerar de que conocemos a través de las Biblia que Dios es un Dios condicional, y que, para poder recibir las cosas de Dios, hay que hacer como El manda. Sencillamente, es imposible que la vida cristiana conste de supuestamente de recibir a Cristo y de quedarse con los brazos cruzados (por decir) o de permanecer enfocado en lo temporal. Todo de lo cual habló aquí el Señor, como ejemplo, no se recibirá ni una sola cosa a no ser que una persona sea lo El dijo que tenia que ser. O sea, si uno ni es pobre de espíritu, ni llora, ni es manso, ni tiene hambre y sed de justicia, etc., no va a recibir ninguna de las bienaventuranzas, ni de las recompensas mencionadas. Todo lo que El mencionó se manifiesta a través de las obras. Por eso que entendemos que todo en Cristo se cumple en nuestras vidas cuando se hacen, cuando hay acciones que demuestren nuestra fe, porque por nuestros frutos nos conocerá tanto Dios como los hombres.

Por lo tanto, y si entendemos en el tiempo que el Señor se refería, vemos que las bienaventuranzas y las recompensas vienen en la eternidad principalmente, y no antes. Todo lo mencionado se habla con referencia al futuro, y el único futuro que conocemos en Cristo esta en la vida eterna. Así que, todo lo que se debe vivir y ser no es con la mira para el presente, sino para el futuro, y esto solo es posible a través de la fe, porque la fe esta basada en creer cosas invisibles, pero creer que sí están. Esto es lo que enseño el Señor: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21. Todo lo que debemos vivir en la Palabra de Dios debe ser con la mira hacia adelante, hacia la eternidad. El cristiano debe vivir con el enfoque siempre hacia Dios, con la esperanza de encontrarse con Dios en un futuro no muy lejano. Por eso que la Palabra de Dios también nos insta con lo siguiente: Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:1-10. Así que, cada uno que dice ser seguidor de Cristo debe tener siempre muy en cuenta que este cuerpo se va deshaciendo día a día, y los que somos de mas edad sabemos que es así porque se siente. Y también debe vivir con el deseo de ser revestido y que esto mortal sea absorbido por la vida, y que para esto mismo nos hizo Dios. El Señor no nos hizo con el fin de que este cuerpo nunca perezca, sino que lo hizo como un vehículo temporal para nuestra alma, para que cada alma tenga la opción de decidir seguirle o no por su propia voluntad, y para que no solamente le sigamos, sino también, para que cada alma sea transformada y preparada para cosas aún más grandes. La preparación solo sucede a través del ejercicio y la presión espiritual. Si no podemos ser fieles en lo poco, es imposible que seamos fieles en lo mucho.   

Entonces, ¿Cómo es que debemos vivir? Haciendo lo mismo que hizo El Señor a través del poder del Espíritu Santo, vencer la tentación. Esto leemos: Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. Mateo 4:8-10. El diablo siempre va a tratar de hacer al cristiano desistir en su fe, y de distintas maneras, tal como trato de hacerlo con el Señor. El diablo siempre va a tratar de que te canses de ser, por ejemplo, pobre de espíritu, de ser manso, y así sucesivamente. Los desvíos comienzan cuando una persona deja a un lado los propósitos de Dios. Por eso que la Palabra también enseña esto: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Santiago 1:12-14. A través de Cristo, tenemos que vencer el mal que vive dentro de nosotros mismos, y vivir haciendo como El manda, hasta el fin, para poder recibir lo que tanto debemos esperar, no lo temporal, sino lo perfecto que Dios ha preparado para aquellos que sí le aman. Así que, ¿estás viviendo para el presente, o para un futuro eterno donde Dios será el que te recompense? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La que debiera ser nuestra razón - Hebreos 12:1-4

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Basado en Hebreos 12:1-4 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado.

¿Por cuales cosas luchan la gran mayoría de las personas? Muchos luchan por obtener bienes materiales, y sacrifican todo lo necesario para poder obtener lo que desean. Otros luchan por una carrera o un empleo, y también sacrifican tiempo y hasta relaciones para poder lograr objetivos y triunfos, y posiblemente hasta por causas nobles. Muchos también pasan su tiempo tratando de encontrar pareja, buscando tener una relación o un matrimonio. De la misma manera, hay personas que luchan por tener y criar hijos, y así sacrificándose para poder construir hogares. Hay personas que se esmeran en poder tener distintas experiencias en la vida, para tratar de vivir cada momento a plenitud. Y también, hay personas que luchan por ser saludables y fuertes, tratando de mantener su condición física al máximo. Y bueno, hay un sinfín de muchas otras cosas por las cuales se luchan, con el fin de lograr lo que tanto se espera. Pero ¿son todas estas cosas malas? Dentro de sí mismo, ningunas de estas cosas no son necesariamente malas. Posiblemente pueden ser hasta bendiciones, pero hay que ahondar un poco más para llegar al punto. Dios nos puede bendecir de distintas maneras y con distintas cosas, y especialmente si se consiguen haciendo las cosas bien, no con maldad. Nada dentro de lo mencionado en sí mismo es malo. Pero, la pregunta debiera ser: ¿Cuánto se debe luchar por estas cosas? Y ¿Qué prioridad debieran tener?  

Esto es lo que se debe considerar. Todas las cosas que se han mencionado y aún cosas similares, no son malas, pero, por virtud de que el existir de cada una de ellas están sujetas a este mundo, tampoco son perfectas, por lo tanto, no son eternas. Todo esto es vanidad, como lo define la Biblia. O sea, la vanidad consta o es definida por su existencia, que todas estas cosas, aunque no sean malas, son temporales. Así que, se puede concluir que la vanidad es igual a lo temporal. Y esto es lo que advierte la Palabra de Dios: Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;  y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad. Eclesiastés 12:1-8. Todo lo que vemos hoy algún día fallará, terminará, se acabará, etc., y no hay nada que se pueda hacer al respecto. Es lo que es. El dinero y las riquezas son inciertas. Una carrera o un empleo más tarde o temprano terminará, y nuestras facultades nos acompañarán hasta cierto punto nada más. Nosotros como seres humanos fallamos queramos o no, porque somos seres falibles, hasta cuando se tienen buenas intenciones. Muchas personas usan a los demás, o somos considerados como algo bueno hasta que algo no salga bien. Como dice el dicho: Eres solo tan bueno como tu ultimo error. Los matrimonios y las familias se pueden romper por un sinfín de razones. La salud puede cambiar en un instante. Y bueno, con relación a las experiencias, todo se ve como lindo al primer instante. A todos nos agrada la novedad y las sensaciones, pero todo eso es temporal también. Todo en este mundo comienza y termina. Y por favor, no tomen esto como un desahogo de un amargado, sino más bien, un llamado a la realidad. Esta es la realidad, que absolutamente todo en este mundo termina, por las buenas o por las malas, y esto es lo que la Biblia nos insta a siempre tener en mente mientras transitamos a través de este espejismo o ilusión que llamamos la vida.

La Palabra de Dios nos aconseja, a que no nos enfoquemos tanto ni en este mundo, ni en las cosas que hay en ellas, porque es muy fácil perder de vista lo que realmente importa. Como a si mismo está escrito: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. Mateo 16:24-27. No es sabio poner como meta o como razón de nuestro existir cosas que son vanidad, o temporales. Por lo tanto, sé responsable con tus bienes, pero que no sean el todo de tu vida. Cumple con tu carrera o empleo, pero que no consuma tu alma. Si deseas tener un buen matrimonio e hijos, cuídalo y cumple como debes, pero no debe ser la meta o la definición de tu vida, porque puedes vivir o muchas disoluciones, o confiar que algo va a durar y sencillamente no es así el asunto, y así sucesivamente. Puedes ganar todo el mundo, pero si te enfocas tanto en el mundo, puedes perder tu alma en el proceso, porque todas tus prioridades están equivocadas, aunque sean cosas que no necesariamente son malas. Esto también dice la Escrituras: Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. 1 Corintios 15:12-20.

Esto hay que tener en mente siempre: Hay resurrección para aquellos que aman a Cristo, no podemos poner nuestra esperanza en la vanidad o en lo temporal, ni aún menos, usar las cosas de Dios para justificar deseos temporales, porque el Padre pagará a cada uno conforme a sus obras. Y aunque haya una grande nube de testigos, hay un solo Testigo que nos debe importar, y ese es: Dios. Hay que resistir hasta la sangre para poder combatir en contra del pecado, porque todo lo que tome el primer lugar que le corresponde a Dios se vuelve en pecado, aún las bendiciones de Dios. Entonces, ¿Cuál es la razón de tu existencia? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La esperanza del triunfo eterno - Isaías 25

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Basado en Isaías 25 (Versión Reina Valera 1960)

Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado. Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro. Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los robustos. Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación. Porque la mano de Jehová reposará en este monte; pero Moab será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar. Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos. Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.

Los que entendemos la plenitud de las Escrituras, y también usamos un poco de sentido común, sabemos que este mundo tal como es, no es perfecto, ni lo va a ser tampoco. La Biblia nos enseña que este mundo estará lleno de problemas y desafíos, y que los que seguimos realmente al Señor tendremos aflicción en esta tierra. Este lugar nunca será perfecto ni estará libre de problemas por el pecado. Esto no es ni el cielo, ni el Edén, ni nada que se le asemeje. Por lo tanto, no debemos poner en este lugar nuestras esperanzas.

Para poder entender un poco mas el asunto, y ver la perspectiva de la Biblia, el propio Señor nos enseñó lo siguiente: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21. Y ¿por qué nos dijo esto? Porque este lugar, esta tierra, es un lugar temporal. Como también está escrito: Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:17-18.

Entonces, la siguiente pregunta pueda que surja, y especialmente si una persona se ha aferrado a las cosas escritas en la Biblia para justificar creer en una doctrina de prosperidad y de salud perfecta: Si Dios hizo grandes cosas antes para los que fielmente le seguían, ¿Por qué ahora no podría darse lo mismo? Y la respuesta o la primera aclaración es: que algo pasó entre el lapso que estuvo en efecto la ley y la manifestación de la gracia. Cristo cambio todo, y para una gloria eterna, abriendo así la puerta directa hacia la eternidad, la dispensación de la gracia de Dios. Antes que Cristo murierá y resucitará de entre los muertos, la ley estaba en efecto, y bajo la ley, nadie se podía justificar, como está escrito: Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Romanos 3:19-20. Antes de Cristo, no había salvación porque no había justificación. Así que, si no había justificación, no había acceso al cielo. Entonces, ninguna persona antes de Cristo podía entrar al cielo. Por eso que existía el seno de Abraham, el cual revelo el propio Señor donde iban todos los fieles al Señor, los que guardaban la ley de Dios. El seno de Abraham era un paraíso que existía como un compartimento adjunto al infierno, o al Seol. David escribió mucho sobre este Seol. Entonces, todo ser, antes de Cristo iba al infierno, pero la diferencia estaba en este paraíso para los fieles y el lugar de tormento para los que no eran hallados fieles a Dios.

La segunda aclaración es: todo en el Antiguo Testamento eran demostraciones o vislumbres de lo eterno. Dios revelaba de alguna manera las cosas antes como señales de lo que vendría a ocurrir eternamente, cuando venga la plenitud y el cumplimiento de todas las cosas. O sea, todas las victorias y las prosperidades que se daban antes terrenalmente eran señales del porvenir eterno que sucederán a aquellos que le son fieles al Señor. Lo que vimos en el tabernáculo y en el templo, eran anuncios de lo que iba a ser cumplido en el Mesías, en Jesús. Lo que mismo leímos hoy habrá sucedido en una manera limitada al pueblo de Dios en la tierra, pero son anuncios de acontecimientos eternos. Así que, hay que tener mucho cuidado de cómo se aplican las cosas escritas antes, con la idea de que se hagan realidad ahora en la tierra.

Ahora, podría surgir otra pregunta. ¿Dios no hará nada a nuestro favor mientras estamos en la tierra? Y la respuesta es: si y no, pero todo está aferrado a la voluntad de Dios y Su propósito, y esto es difícil de aceptar si usas tus conocimientos humanos y sentidos carnales para ver las cosas. Primero que todo en este punto, no podemos pasar por alto el gran y eterno triunfo que tenemos a través de Cristo, lo cual es la eterna salvación de nuestras almas. Ya no hay mas seno de Abraham. Cuando Cristo resucitó, se cumplió el propósito de Dios y el milagro más grande ocurrió, que todos los que estaban esperando la venida del Mesías en el Seol o en el seno de Abraham fueron llevados al cielo, a la recompensa eterna. Cuando pensamos carnalmente, menospreciamos el gran milagro de Dios, la salvación. Lo segundo es, que Dios puede hacer lo que El quiera. Pero, todo lo que hace esta siempre sujeto a un propósito, a un porqué, y ese propósito y ese porqué es el poder dar a conocer que El es Dios, y de que hay salvación solamente en El, y que El es la única esperanza. Cristo hizo los milagros que hizo para mostrar que El era precisamente Dios. Los apóstoles y los discípulos a través del Espíritu Santo también recibieron estos dones como señal para demostrar lo mismo, y también Dios podrá revelar Su poder en este mundo temporal hoy (como lo hizo conmigo cuando me convertí a El) a través de nosotros sus siervos para dar ocasión a que alguien o algunas personas puedan ver que El es Dios y que en El solo hay esperanza. Todo tiene como fin el demostrar a Dios, para dar la esperanza de salvación, y para edificación de la iglesia de Cristo.

Finalmente, cosas increíbles se van a cumplir en aquellos de nosotros que permaneceremos fieles hasta el último momento de nuestras vidas, aquellos de nosotros que le aman de verdad. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. ¿Tienes tu esperanza en lo temporal o en el triunfo eterno? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las relaciones y el abuso sexual - 1 Tesalonicenses 4:1-8

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Basado en 1 Tesalonicenses 4:1-8 (Versión Reina Valera 1960)

Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

Unos de los problemas mas grandes que vemos hoy en día es la sexualización de todo en el mundo. Se puede decir muy seguramente que vivimos en una época que la sociedad esta consumida por el sexo. Los medios están saturados con sexualidad, desde los comerciales, los programas de televisión, las películas, la moda, la música, los deportes, en fin, se puede decir que casi todo, e invita o incita a la sexualidad. Para que hablar del internet, cuya herramienta ha hecho la pornografía mas accesible que nunca. Si una persona desea ver algo sexual en el internet, solo tiene que teclear un poco nada más en su computadora o en su teléfono inteligente y tiene acceso a todo lo que se puede imaginar, o hasta lo que nunca pudo imaginar. Se estima que la industria de la pornografía genera billones de dólares al año mundialmente. Uno de los gigantes del internet en pornografía de acuerdo a Yahoo Finance declaró que en 2018 tuvo mas de 28 billones de visitas en su sitio de web. Para ponerlo en perspectiva, el mundo tiene mas de 7 billones de habitantes, así que, estadísticamente hablando, es literalmente como si cada ser humano (hombres, mujeres, y niños) en el mundo vió cuatro veces pornografía en ese solo sitio en el año. Entonces, ¿estoy exagerándo de que nuestra sociedad esta más que obsesionada con el sexo? Y el problema con esta mentalidad es que esto afecta las relaciones.

Los Tesalonicenses vivían en una sociedad muy parecida a la nuestra, así que, este asunto que el Apóstol Pablo está tratando en la iglesia es muy relevante al problema que tenemos hoy, en nuestra sociedad cristiana de hoy en día. El pueblo de Dios esta tan sexualizado como el mundo porque muchos dentro de la iglesia viven como el mundo, y por lo tanto tienen la mentalidad del mundo. El Apóstol Pablo esta tratando dos cosas en especifico aquí, para que podamos entender bien el asunto: la fornicación (o el acto sexual) entre personas no casadas, y personas casadas. Aquí no solo se refiere al matrimonio, y hay que entender el punto de vista que envuelve la etapa antes del matrimonio, porque eso es lo que genera los problemas dentro del matrimonio después.

El primer aspecto, o sea, el sexo antes del matrimonio es pecado, y la Biblia también usa el mismo termino como la fornicación o la inmoralidad sexual para referirse a esto. El asunto es que sencillamente, no debe haber relaciones sexuales entre dos personas antes del matrimonio. Dios creo el sexo para el matrimonio, para que se practique dentro del matrimonio, pero como es debido, también (como lo veremos mas adelante). El problema es que muchos cometen este error, y el grave problema es que ven este pecado como una expresión de amor o como algo natural, y no es así. La verdad de acuerdo a la Palabra de Dios es que el tener relaciones sexuales con una persona fuera del matrimonio, es pecado. No obstante, muchos dentro de nuestras iglesias practican el sexo libremente entre parejas, o hasta sin pareja. Y muchas parejas no solamente practican la fornicación dentro de su relación, sino que hasta viven juntos antes del matrimonio. Y esto es un grave problema porque la Palabra de Dios es muy clara sobre este asunto de la practica del pecado, como está escrito: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21. La Palabra es muy clara, Dios sencillamente no tolerará la practica del pecado, o sea, un estilo de vida de pecado, cuando una persona comete pecado deliberadamente y sin control. No se necesita gran preparación para poder entender esto.

¿Cuál es el problema con la fornicación en una relación previa al matrimonio? Aparte del serio problema espiritual que ocasiona, hay un problema muy práctico también. El problema es que, para poder formar una relación sana y estable, para poder ver a la otra persona lo más claramente posible, se deben dar a conocer sin entrometer el sexo, porque si se introduce el sexo, ya no se esta pensando claramente. El sexo esta tomando la preeminencia en la relación, lo quieran admitir o no, porque sea por orgullo o porque su mente ya está entenebrecida, no quieran admitirlo, ya no están pensando claramente. Y la solución no es casarse para que cese el mal por decir. Ese es el que convierte un grave error en otro aún mas problemático. No se debe construir un matrimonio sin amor, y cuando el sexo se ha metido en la ecuación, sencillamente no se está fundamentando en algo sanamente, y esto es una de las grandes razones por lo cual fracasan o no trabajan como es debido muchos matrimonios hoy en día, porque se ha usado algo corrompido como fundamento. Muchas parejas se casan por todas las razones equivocadas, y sencillamente no hay amor. Se tiene que entender esto: que el sexo no es igual al amor. Y si tienen hijos, el mal se hace aun mas grande, porque se introducen terceras personas (inocentes) a experimentar una relación disfuncional y corrompida.     

Y esto nos lleva a nuestro próximo punto, al problema del abuso sexual en el matrimonio. El abuso del cual se está hablando aquí, no se trata de la manera que lo explica el mundo. Dios creo el sexo como algo precioso y bendecido que solo se debe compartir entre un esposo y esposa. Y el sexo se creo no solo para poder tener hijos, sino también, como una expresión de amor y cariño entre un matrimonio. Si se practica el sexo dentro del mismo matrimonio sin ese fin, de que sea una expresión de ese amor, también es un abuso del tal, y eso es lo que trata aquí el Apóstol Pablo. El sexo dentro del matrimonio nunca debe ser ni un desahogo, ni un dar riendas sueltas a malas fantasías, ni un trasmite, ni un cumplir, ni aún menos, una herramienta de control. Todo esto destruye el matrimonio. Y por eso que importa tanto lo que pasa antes, porque eso dicta como una persona entra al matrimonio, con una mentalidad totalmente equivocada. Hay que tener cuidado de como se hacen las cosas, y por las razones por lo cual se hacen las cosas, porque muy claramente leímos la advertencia, como esta escrito: …ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto. Y a veces nos preguntamos ¿por qué salen mal las cosas?   

En fin, hay una buena manera de cómo proceder tanto para las personas solteras como para las casadas, y el deseo de Dios para nuestro bien es que todo se haga de acuerdo a lo que El enseña. Y sí se ha hecho mal, nunca es tarde arrepentirse y volver a lo que Dios manda. Así que, ¿Estás viviendo tu vida de acuerdo al Señor o de acuerdo al mundo y a su mala influencia? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La santificación y el testimonio - Hechos 22:1-24

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Basado en Hechos 22:1-24 (Versión Reina Valera 1960)

Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. Y él les dijo: Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros. Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre. Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban. Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles. Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él.

¿Por qué a veces suceden cosas difíciles? Mirándolo a través de la Palabra de Dios, la gran mayoría de las veces por lo cual suceden cosas difíciles es porque no hemos hecho las cosas bien, o sea, uno ha cometido pecado o pecados y se están experimentando de alguna manera las consecuencias de esos hechos. Y francamente hablando, absolutamente todos hemos experimentado esto de alguna manera u otra, y la seguimos experimentando porque las consecuencias pueden ser duraderas. Esto es lo que debemos tener en cuenta, y por eso que la Palabra de Dios y el Espíritu Santo nos guían para poder dejar de hacer aquellas cosas que están mal, que no aprovechan en nada, sino todo lo contrario, que solo acarrean consecuencias dolorosas. Pero, hay ciertas instancias que se sufren ciertas cosas no porque se halla pecado deliberadamente, sino porque hay otro fin de parte de Dios, porque Dios permite todas las cosas, tanto las buenas como las que se ven difíciles, pero todo tiene un propósito. Nada es porque sí, nada más, especialmente en la vida de un discípulo del Señor.

Hay algo que voy a decir aquí que no les agradará a muchas personas, y es: la razón por lo cual muchos solo buscan el beneficio de la salvación, pero no servir a Dios. Quieren un Salvador, pero no quieren a un Señor. Desean ir al cielo y poder lograr todas las promesas y las bendiciones de Dios, pero sin ningún tipo de compromiso, y ni aún menos, sin ningún deseo de servir al Señor. Por eso que estos llamados evangelios populares que han salido en estos últimos tiempos (señales del fin) son precisamente tan populares, porque a muchas personas le llama la atención recibir la salvación de Dios, y que Dios le arregle todos sus problemas aquí, y la idea que pueden obtener el cielo y todas las coronas y recompensas celestiales, sin hacer nada por ellas. Se enseña que, muchas veces que ya no hay nada mas que hacer, y que inclusive, si se les dice a las personas que hay que cumplir con algo, sienten que uno está volviéndose a la ley o a las obras. Finalmente, se enseña muchas veces un evangelio fácil, irresponsable, y como resultado, antibíblico, y por eso que tenemos lo que tenemos hoy en día, una iglesia universal llena de pecado, de desorden, de malos testimonios, y de oscuridad, y de tal manera que el mundo no puede distinguir la diferencia entre si mismo y los llamados creyentes. Francamente, el mundo que necesita la luz de Cristo no la ve por tanto pecado.

El asunto es que van a haber momentos que vamos a sufrir no porque hicimos algo malo, sino todo lo contrario, por tratar de hacer aquellas cosas que Dios sí manda, por cosas que van en contra de la carne. Van a tocar momentos difíciles que Dios mismo va a permitir para llevarnos mas allá, para ver si realmente le amamos, si estamos dispuestos a pagar el precio por seguirle, como lo que vimos aquí en el Apóstol Pablo. El seguir a Cristo tiene su precio, de alguna manera u otra, sea por persecución, sea por circunstancias difíciles, etc., llegaran momentos duros, y la pregunta que Dios hace a través de todo eso es: ¿Me amas? Esto mismo leemos aquí: Grandes multitudes iban con él [igual como ahora]; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:25-33.

El Señor va a permitir cosas que finalmente nos lleven por el camino de la santificación, para poder seguir ayudándonos a despojarnos del pecado que nos puede asediar, el cual puede interferir con nuestro camino hacia la eternidad. Y esos momentos también serán para dar testimonio a aquella nube de testigos, de que sí se puede pasar distintas circunstancias por amor al Señor y a través del poder del Espíritu Santo. Nosotros no podemos hacer las cosas solos, sino solo con el poder del Espíritu Santo. Pero esa dedicación, esa determinación que se vé en nosotros también (como la de Pablo, del cual leímos) puede fortalecer la fe de otros. Entonces, ¿estás dispuesto a pasar lo que sea, hasta las injusticias, por amor a Dios, para poder llegar a la verdadera meta que Su Palabra promete? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Los milagros de Dios - Hechos 5:17-32

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Basado en Hechos 5:17-32 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.

¿Puede Dios hacer milagros hoy? Y la respuesta es sí, porque la Palabra ofrece esta sencilla explicación: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8. Dios no cambia. Su poder no depende ni de los tiempos, ni de las circunstancias, ni de partidos políticos, ni de estabilidades económicas, ni de la ciencia o la medicina. En fin, Dios puede hacer lo que quiere, donde El quiera, como El quiera, y cuando El quiera. Y bendito sea el Altísimo por eso, porque si no tuviéramos tal Roca para poder fundamentar nuestra fe, nuestra esperanza seria en vano, y todos los que hemos encomendado nuestras vidas a El no conseguiríamos nada en la eternidad, donde las cosas son mucho más impredecibles e incontrolables para nosotros como seres humanos (porque no hay ni una sola persona que pueda hacer algo por si mismo en lo que viene después). Si el Señor cambiará, sería como todo lo demás (porque cuidado, hay principados y potestades que, si pueden afectar el presente, el mundo temporal). Pero, una pregunta seria, ¿Cuáles son las condiciones para que pueda suceder un milagro de parte de Dios?     

Para comenzar, hay que ver y entender muy claramente, la manera que se dieron antes, como nos muestra la Palabra (porque todo lo que Dios hace está sujeto a Su Palabra). Lo que vimos en el pasaje de hoy nos muestra lo que debe haber para que Dios quiera intervenga. Lo que podemos ver es que los discípulos que fueron liberados milagrosamente por el Señor, estaban sirviendo al Señor. Ellos no fueron encarcelados porque estaban haciendo algo ilegal, ni aún menos, porque hicieron algo que iba en contra de lo que Dios manda. Sino todo lo contrario. Ellos fueron injustamente encarcelados, y precisamente, porque escogieron servir al Señor, y así, ser obedientes a Dios ante que a los hombres. 

En conjunto con eso, estos discípulos no eran perfectos, pero sus vidas estaban en orden y sujetos a la obediencia del Señor, porque lo podemos ver por su propio estilo de vida y su determinación. Somos salvos por gracia, pero después de recibir tal gracia de Dios, el poder de Dios se manifiesta de una manera distinta cuando una persona se sujeta a las cosas de Dios, y obedece la Palabra de Dios, en vida y en servicio. Y esto, “ayuda” a determinar si Dios va a intervenir en algo milagrosamente o no (porque no solamente esto determina el asunto).

El otro factor que debe estar para que Dios pueda intervenir es un propósito. Dios no va a intervenir directamente si no hay propósito, si no hay una razón que tenga sentido para El (no según nuestro parecer). Esto es algo que es muy difícil de entender para varias personas, el poder ver las cosas del punto de vista de Dios, y la razón por lo cual es difícil, es porque la gran mayoría de las personas, e inclusive del llamado pueblo de Dios, solo están enfocados en si mismos y en sus propios deseos y vanidades, como lo dijo el propio Señor: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9. Muchos están muy lejos de los pensamientos de Dios, tan lejos que se sujetan a los caminos de Satanás, y lo hacen de una manera que ni siquiera se dan cuenta, como lo podemos ver en el siguiente pasaje: Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:21-24. Esto es lo que pasa cuando una persona pone la mira en las cosas de los hombres (le obedece a Satanás). El propósito que hubo en liberar a los discípulos era para testimonio de que Dios es Dios y que El estaba con ellos, para que pudieran seguir la obra, y para demostrarle a los religiosos que estaban luchando con Dios mismo. Y hubo muchos otros propósitos, no solo estos. Cuando Dios interviene, es porque hay una obra maestra donde muchas cosas están envueltas, y de tal manera que hasta superan el tiempo.

Ahora, hay otra cosa que aclarar, porque hay otros sucesos que se pudieran ver como milagrosos, pero que no necesariamente esté Dios envuelto para bien (y aquí es donde hay que tener mucho cuidado). Se mencionó antes que hay principados y potestades que si pueden afectar el mundo presente. No todos los llamados milagros proceden directamente de Dios, y que sean para bien. Hay que poder entender claramente lo que proviene de Dios y lo que proviene de otra fuente, y la manera de poder distinguirlo es a través de lo que explicamos. Si suceden otras cosas aparte de Dios, o sea, fuera de los parámetros de la obediencia a Dios, suceden para perdición, porque todo lo que aparta al hombre de Dios es para su perdición, y el enemigo y sus huestes si pueden influenciar las cosas con tal de desviar al hombre. Así que, si deseas ver la mano de Dios en tu vida, procura que tu vida este en orden con Dios, como Dios manda. Porque también, si buscas un milagro nada más ¡cuidado! porque se te puede dar lo que deseas y el Señor no tenga nada que ver. Así que, ¿vives tu vida para el Señor o para algo más? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El propósito de Dios para nuestras vidas - 2 Corintios 5:1-11

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Basado en 2 Corintios 5:1-11 (Versión Reina Valera 1960)

Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias.

Hay muchos que se han preguntado durante las edades, ¿Cuál es el propósito de esta vida? Y claro, ya que es más fácil percibir lo visible, el aquí y el ahora, entonces para muchos, el enfoque de la vida se torna hacia lo terrestre, hacia el mundo temporal. Por eso que en general, la mayoría de las personas, e inclusive, muchos creyentes, están solamente enfocados en el mundo presente, y de tal manera que hasta inventan muchas doctrinas y enseñanzas que aplican solamente al presente. Y es entendible porque somos prácticamente prisioneros de nuestros sentidos y del pecado que mora dentro de nosotros mismos. Pero, si entendemos realmente nuestra creación, la manera que Dios nos hizo, debiéramos poder entender que fuimos creados para cosas mucho más significativas e infinitas. Dios no nos creó para solo vivir por este mundo temporal (bendito sea Dios que sí hay algo más).

Esto es algo que hay que entender, especialmente si deseamos vivir el propósito total de nuestra existencia. Este mundo es solo una antesala, un lugar de decisión, y también un lugar para poder prepararnos para lo venidero, para cosas aún mucho más importantes y eternas. La Biblia se refiere a este lugar como el valle de la decisión, lo cual leemos en el libro del profeta Joel, donde dice: Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. Joel 3:14. Y este asunto de la decisión lo vemos desde el principio cuando el propio Dios le habla a Su pueblo, como también está escrito: Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. Deuteronomio 30:11-20. Todo aquí implica una decisión, un escoger. Y hay que recordar, que aquí no necesariamente está hablando Dios de una tierra prometida terrenal, sino algo más allá, la cual verdaderamente procuró Abraham, el padre de la fe, el cual es padre de los que han decido tener su misma fe.

Entonces, ¿Cuál es nuestro real propósito? Dios nos hizo para que primero que nada escojamos por El, siendo convencidos por nuestra facultad de la razón que El mismo nos ha dado. La razón es lo único que tenemos, en conjunto con nuestra alma (porque las dos son parte del uno y del otro), son los que deben traspasar el pecado que mora en nosotros. Y nuestros sentidos deben sujetarse a la razón para que puedan enfocarse en Dios y en Sus obras, y no a los malos o temporales deseos de la carne. Este es el propósito principal. Pero también, como todas las cosas, hay una parte práctica, por decir, por lo cual debemos escoger seguir al Señor. Todo lo que existe apunta a que Dios es nuestra única salvación. No hay nada más. Todo lo demás es temporal, superficial, o con un fundamento pobre. En Dios están todas las respuestas y la razón de nuestra existencia, y como Su creación, estamos llamados a cumplir nuestra función, nuestro propósito eterno.   

En rendidas cuentas, el propósito de nuestro existir es llegar al Señor y entender que El es todo, y que lleguemos a cumplir nuestro propósito eterno, y parte de ese propósito eterno es ayudar a otros llegar a la misma salvación. Y por eso que no podemos ni guiarnos, ni aún menos aferrarnos a lo de aquí y ahora, a lo visible, a lo terrenal. Porque si nos aferramos y nos enfocamos en esas cosas solamente, perderemos de vista el propósito, el porqué, la razón por nuestra existencia. Hay algo mucho más grande y eterno más allá, y este lugar solo sirve para poder llegar a entender que existe tal cosa y que la busquemos como aquellos grandes hombres y mujeres que nos precedieron. Esto es lo que dice la Palabra al respecto: Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. Todo lo que ahora existe y sucede es para poder llevarnos al punto de decisión y para poder prepararnos para lo que viene. Pero, no hay otra manera de alcanzarlo si este sentir no está en nosotros: Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. Marcos 8:33-35. Si pones la mira en las cosas terrenales, en las cosas de los hombres, te vas a perder irremediablemente. Pero, si pones la mira en Cristo, y te niegas a ti mismo, y le sigues fielmente, a pesar de las circunstancias, entonces no solamente llegaras a la vida eterna, sino que también, lograrás llegar a esas cosas que solo Dios sabe que hay y que tiene reservadas para aquellos que le aman de verdad.

Así que, ¿estás cumpliendo el verdadero propósito de Dios para tu vida, la razón por lo cual El te hizo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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A lo que nos ha llamado Dios - 1 Corintios 7:17-24

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Basado en 1 Corintios 7:17-24 (Versión Reina Valera 1960)

Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.

Poco después de la formación de las primeras iglesias y hasta hoy, hay mucha confusión acerca de: a lo que nos ha llamado Dios hacer. Y a raíz de esto, muchos han sacado sus distintas versiones y conceptos errados, algunos por confusión, otros por carnalidad, y otros por sacar provecho de su semejante, finalmente haciéndose vasijas de deshonra. Pero algo si es claro, y el asunto es, como se ha comentado en muchas ocasiones antes, que nuestras opiniones no significarán nada, cuando venga ese momento que tengamos que estar delante de Dios. Contrario a lo que el mundo secular enseñe (lo mismo que ha absorbido la iglesia en general), uno no puede controlar la realidad. Nadie puede cambiar a Dios. Esta es la realidad: Nosotros no podemos cambiar ni convencer a Dios en nada, sino mas bien, nosotros tenemos que ajustarnos a lo que Dios dice, y hacer las cosas como Dios lo indica, para poder conseguir las cosas que solo Dios puede dar.

Ahora bien, hay aquellos que prácticamente han descalificado lo que la Biblia enseña en el Antiguo Testamento, porque piensan que ya no aplica, y de buscar hacer las cosas que están escritas en el Antiguo Testamento significa volver a la Ley. Aún más, los que subscriben a este concepto usan la gracia que tenemos ahora en Cristo como la manera de descartar muchas cosas en la Palabra de Dios, y eso no esta de acuerdo con las Escrituras. Muchos se afirman en lo que leen en el libro de Gálatas, y de cómo Pablo amonestó a la iglesia porque se habían olvidado de la gracia de Dios porque habían comenzado a practicar ciertas cosas de la Ley como vehículo para la salvación. Pero ¿a qué se estaba refiriendo Pablo? Esto es lo que dice: Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Gálatas 5:1-6. El problema que vió Pablo era que los Gálatas comenzaron a poner otras cosas antes de la fe en Cristo, y comenzaron a poner ciertas cosas de la Ley como condiciones para poder obtener la salvación. O sea, si una persona llegaba a la fe en Cristo, ellos decían que también se tenían que circuncidar (si eran hombres, por supuesto), para poder genuinamente obtener la salvación. Ese era el problema. Pero hay que aclarar, que la manera en que obtenemos la salvación y lo que debemos hacer después y a raíz de esa decisión, son dos cosas totalmente distintas, pero interdependientes.

Esto es lo que tenemos que entender, lo que el propio Señor dijo: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:17-20. El Señor bajo ningún punto venía a abrogar la Ley lo cual consiste en lo que mando Dios en el Antiguo Testamento, así que, no se puede descontar esa parte de Biblia como muchos desean. El vino a cumplir la Ley en la manera de que, El iba a ser el sacrificio divino que terminaría con todos los otros sacrificios de antes. El iba a abrir completamente para todos el camino hacia Dios a través de Su persona, y ya no eran necesarias muchas de las cosas que se practicaban antes de lo que Dios enseñó, como anuncio de lo que vendría después. Dios no se equivocó, sino que Dios desarrollo las cosas como tenían que ser a través del trascurrir del tiempo. Pero si leemos bien lo que dijo el Señor, sí tenemos que cumplir los mandamientos de Dios, si deseamos entrar en el reino de los cielos (léanlo bien). Así que, las cosas no son tan sencillas.  

El camino a la salvación de Dios también consta de acciones o de obras, en el sentido de que tenemos que hacer ciertas cosas para poder obtener la salvación, lo cual consiste de aferrarse de lo que Dios mismo ha hecho, porque la realidad es, que todo consiste de alguna obra o acción. El que diga lo contrario ni entiende lo que Dios ha establecido, ni la realidad, y ni aún menos, el plan de Dios. Para poder ser salvo, primero tenemos que arrepentirnos y convertirnos de todos nuestros pecados (esto requiere acción). Y lo segundo, tenemos que realmente hacer a Jesús el Señor de nuestra vida (lo cual implica muchas acciones). Y esto es solo el comienzo, lo que hace posible el nacer de nuevo. Pero después de ese comienzo, tiene que haber un proseguir, y ahí es donde entra el cumplir los mandamientos (no la circuncisión, porque eso era necesario antes para que uno pudiera ser visto como parte del pueblo de Dios. La circuncisión era una señal – Genesis 17). Cuando una persona le ha entregado su vida al Señor, no necesita una señal para poder ser visto como parte del pueblo de Dios. Pero sí, es necesario el seguir a Cristo, porque por nuestros frutos nos conocerán. No se puede parar al llegar a la salvación, sino uno tiene que seguir el Camino, vivir la vida a la cual Dios nos llamó.

Entonces, ¿Cuáles son los mandamientos principales los que Dios desea que cumplamos, después de venir a El, como señal de que si le pertenecemos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Y estos dos solo se pueden cumplir por las buenas obras, así que, el vivir la fe en Cristo consta de hacer aquellas cosas para las cuales Dios nos ha llamado. Dios nos llama a amarle, y a amar a nuestro prójimo, y el amor se demuestra de una manera muy práctica y evidente. ¿Cómo sabemos que Jesús ama a Su Padre? Le obedeció, y de tal manera que hasta llego a morir en una cruz, lo cual hizo por amor a Dios y por amor a Su prójimo. Jesús cumplió la Ley perfectamente, y Sus méritos lo proclaman por toda la eternidad. Y como Cristo es nuestro ejemplo, si deseamos ser hallados dignos delante de Dios, Dios nos tiene que ver a través de Cristo y semejantes a Cristo, deshaciéndonos de las obras de la carne. A eso nos ha llamado Dios. Entonces, ¿Estás haciendo lo que Dios te ha llamado a hacer? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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