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Cuando las personas desestiman a Dios - Proverbios 1:20-33

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Basado en Proverbios 1:20-33 (Versión Reina Valera 1960)

La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas; clama en los principales lugares de reunión; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones. ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán la ciencia? Volveos a mi reprensión; he aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras. Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía, comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos. Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder; mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal.

Con todo lo que está pasando, ¿estámos entendiendo lo que sucede cuando una sociedad que sí sabe de Dios y sabe lo que El ha hecho por ellos deciden desestimarlo e ignorarlo? ¿Quedará impune el pecado del hombre cuando decide tratar de abolir a Dios y a Su Verdad, a Su Palabra? Creo que es imposible, tal como lo estamos viendo. Muchos dirán, e inclusive, llamados creyentes, que Dios es amor y que es imposible creer que un Dios de amor permita tales cosas. Pero, el asunto es: que Dios si es amor, y que es lento para la ira y grande en misericordia, pero eso no hace que El niegue lo demás que El es también como: digno, soberano, santo, y Todopoderoso, y que más tarde o más temprano, o por tratar de seguir llamando al hombre al arrepentimiento o por castigo, El va a seguir permitiendo cosas que van a demostrar la futilidad del hombre, de que somos seres limitados, y que absolutamente nada bueno sucederá mientras se siga aborreciendo a Dios y Su conocimiento. La realidad del asunto es que mientras más se rebela la sociedad en contra de Dios, más mal vendrá, y más necio y avergonzado quedará el hombre enfrente de si mismo al ver sus fracasos y sus desvaríos.

Esto es lo que enseña la Palabra de Dios: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Romanos 1:18-25. Toda persona debe darse cuenta de qué, sí existe Dios por todo lo que se ve en este mundo, y hasta la ciencia en su estado puro (no en las aberraciones que han fabricado para contradecir la existencia de Dios) demuestra la grandeza de este Dios creador. Pero, leímos que, cuando el hombre decide no glorificar a Dios, ni le da gracias, sino que se envanecen en sus razonamientos, nada bueno sucede después de eso. Y si no se arrepiente, el hombre seguirá su trayectoria hacia el abismo, y llegara a ese punto donde no hay más oportunidad, donde toda persona comparecerá ante el trono de Dios, independiente de lo quieran creer, porque finalmente, a la realidad no le importa la opinión del ser humano. Dios es Dios, lo quiera creer el hombre o no, y no hay nada que lo cambie, ni sus leyes, ni sus abominaciones, ni su llamada ciencia y tecnología, ni nada de lo que exista, ni por mucho que el mismo Satanás trate, Dios es Dios y Jesús es el Rey de reyes, y Señor de señores, y lo serán por los siglos de los siglos, Amén.

Aquí nos habla aún más la Palabra de Dios, como está escrito: Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden. Por lo cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar morirán. Ciertamente hombre no contienda ni reprenda a hombre, porque tu pueblo es como los que resisten al sacerdote. Caerás por tanto en el día, y caerá también contigo el profeta de noche; y a tu madre destruiré. Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Conforme a su grandeza, así pecaron contra mí; también yo cambiaré su honra en afrenta. Del pecado de mi pueblo comen, y en su maldad levantan su alma. Y será el pueblo como el sacerdote; le castigaré por su conducta, y le pagaré conforme a sus obras. Comerán, pero no se saciarán; fornicarán, mas no se multiplicarán, porque dejaron de servir a Jehová. Oseas 4:1-10. Cuando los que conocen la Verdad desechan el conocimiento de Dios, nada bueno sucederá. Finalmente, el hombre recibirá solo la recompensa a lo que decide aferrarse. Si una persona decide aferrarse al dinero o a los bienes, ¿estos podrán darle la vida eterna? ¿Podrá el adulterio, la fornicación, o el desvío sexual darle la inmortalidad al ser humano? ¿Podrá la fama o el poder abrirles las puertas hacia el cielo de Dios? ¿Podrá la ciencia y la tecnología hacerle posible la eternidad a una persona? ¿Podrá otro ser humano darle la inmortalidad a otro semejante? No. Entonces, ¿vale la pena cambiar el conocimiento del Altísimo por cosas temporales como estás?   

Este es asunto de lo que vimos hoy: Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder; mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal. El único que tiene palabras de vida eterna es el Señor, tal como lo confeso el Apóstol Pedro. Y si buscamos vivir en la sabiduría del Altísimo, pase lo que pase, podremos habitar en El confiadamente y vivir tranquilos, sabiendo que nuestras almas están seguras en las manos de Aquel que vive por los siglos de los siglos. Podrás tener algo de satisfacción y deleite humano por un poco de tiempo, si decides por las cosas que van en contra de Dios, pero un día, tu fin llegará, y después de eso ¿Qué pasará contigo? Pero, solamente el amar al Señor, y seguirle fielmente es lo que nos garantiza la vida eterna y las recompensas que solo están en El. Así que, ¿Eres de los que desestiman al Señor, o de los que buscan vivir Su conocimiento para vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Buscando los propósitos de Dios - Hechos 27:39-28:10

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Basado en Hechos 27:39-28:10 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero veían una ensenada que tenía playa, en la cual acordaron varar, si pudiesen, la nave. Cortando, pues, las anclas, las dejaron en el mar, largando también las amarras del timón; e izada al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa. Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar. Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando. Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió este intento, y mandó que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra; y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra. Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó. Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados; los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.

Si una persona se guiara por la idea de que todo en el Señor tiene que salir bien (humanamente hablando), dirían que este viaje de Pablo fue un fracaso, y no solamente eso, sino que dirían que la vida y el ministerio de Pablo también no fue bendecido por Dios, porque Pablo no tuvo una vida victoriosa (humanamente hablando), porque murió pobre, casi solo, encarcelado, y finalmente, decapitado por su fe en Dios. Si eso no es un fracaso humano, no sabría entonces que decir. Pablo no tuvo ni una mansión, ni propiedades, ni riquezas, ni una familia con muchos hijos, ni un templo con una grande membresía. Pero sabemos que Pablo, para la gloria de Dios, fue él que más se asemejo al propio Señor de todos los apóstoles. De la misma manera, si nos guiáramos por ese tal evangelio erróneo, pensaríamos que hasta el propio Señor fracasó, y eso es imposible. Pero sí sabemos que todos los que deciden escuchar y seguir tales mentiras y doctrinas satánicas recibirán su recompensa al final, y no será el cielo, sino se arrepienten de sus malos caminos. El Señor juzgará. No obstante, ni este episodio en la vida de Pablo, ni aún menos, su ministerio fue un error o un fracaso, porque Pablo tenía algo muy clave para todo que, sí debiera estar muy claro en nosotros también, que Pablo hizo y vivió todo lo que vivió por amor a Cristo, y eso es lo que hace toda la diferencia en este mundo y en la eternidad.

Unos de los pasajes más malentendidos en la Palabra donde muchos se aferran erróneamente a él con el pensamiento que todo saldrá bien (humanamente hablando), es este: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. Cuando seguimos al Señor, sí es verdad que todo nos ayudará para bien, lo bueno y lo que luce ser no tan bueno ni agradable, pero para que eso suceda, hay un pequeño detalle que tiene que estar, recordándonos que todo en el Señor es condicional. Todas las cosas les ayudan a bien, a los que aman a Dios. Ese es el gran detalle que tiene que estar. Si uno realmente ama a Dios, entonces todo lo ayudará para bien. Pero si no se ama a Dios, ¿ayudará todo para bien? Y la respuesta es: Absolutamente no. Es necesario cumplir con la condición, de qué se tiene que amar a Dios. Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros, y nos ha llamado a través de Cristo para que podamos ser parte de ese propósito eterno, pero si no se le ama, podrá haber mucho propósito, podrán pasar muchas cosas, pero la verdad es que nada será para bien si no se ama a Dios. Es tan sencillo como eso. Lo que pase sencillamente pasará y no habrá más nada si no se ama a Dios. No habrá propósito, ni menos bien que salga de eso, sin importar lo que decidamos pensar. Por lo tanto, es necesario amar a Dios.

Ahora bien, ¿de que consta amar a Dios? La Biblia nos ensena que hay que amarle de la siguiente manera como está escrito: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29-30. Sé que muchos dirían: Tu mencionas mucho este pasaje. Y yo diría: Por supuesto, porque es el todo del hombre. Si no se hace esto, todo lo demás no sirve, no tiene valor. Puedes tratar de amar a tu prójimo, tratar de cumplir los diez mandamientos, en fin, hacer muchas distintas cosas como hasta predicar, sanar enfermos, echar fuera demonios, etc., pero si no amas a Dios de esta manera, no hay nada de valor, y te vas a perder. Esto es lo que está escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Matthew 7:21-23. Entonces, ¿Cuál es la voluntad del Padre? Amarle a El por sobre todas las cosas es lo principal, y después todo lo demás. Esto es el todo del hombre.  

Muchos pueden que estén diciendo: Si soy sincero, no creo que yo ame a Dios de esa manera. Y bueno, la respuesta a eso es: si realmente quieres llegar al Señor como corresponde, comienza a aprender a hacerlo. Nadie es perfecto, pero la Biblia nos insta a todos a aprender, a seguir a Dios, y por supuesto, a llegar a amarle con todo lo que somos, y sobre todas las cosas. De esto se trata la santificación, no necesariamente de moral o de hacer cosas buenas, sino de despojarnos a través del Espíritu Santo y la Palabra del pecado que nos asedia, y de seguir a Cristo. Eso fue lo que hicieron los apóstoles, los discípulos, y lo que también debemos hacer nosotros. Esto es lo que dice la Palabra: Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Gálatas 5:16-17. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Mateo 10:37-38. Esto era lo que Pablo tenía presente, y eso era lo que lo ayudaba a buscar los propósitos de Dios, a pesar de cualquier circunstancia, y finalmente, amar a Dios en cada cosa que él hacía o pasaba, y esto es lo que debemos aprender, si deseamos llegar a la meta, llegar a la recompensa que Dios tiene para aquellos que le aman y le siguen. Entonces, ¿buscás cumplir los propósitos de Dios, o sigues buscando hacer tu voluntad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Las últimas palabras - 2 Samuel 23:1-7

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Basado en 2 Samuel 23:1-7 (Versión Reina Valera 1960)

Estas son las palabras postreras de David. Dijo David hijo de Isaí, dijo aquel varón que fue levantado en alto, el ungido del Dios de Jacob, el dulce cantor de Israel: El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua. El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios. Será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra. No es así mi casa para con Dios; sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado, aunque todavía no haga él florecer toda mi salvación y mi deseo. Mas los impíos serán todos ellos como espinos arrancados, los cuales nadie toma con la mano; sino que el que quiere tocarlos se arma de hierro y de asta de lanza, y son del todo quemados en su lugar.

En este pasaje, leemos lo que se dicen ser las últimas palabras del rey David. Si entendemos lo que leímos, comienza primero este pasaje hablando de quien fue este David, y de cuál fue su testimonio. Y vemos también que este David hablo acerca de lo que Dios había hecho en su vida, pero también hablo de la promesa del Mesías, y de cómo sería este gran Ser que vendría de Dios. Y claro, no hay otro que pueda llenar esta descripción más que el Señor Jesús, cuya profecía fue cumplida aproximadamente 550 años después que se completó este libro de Samuel. Y también vemos lo que él dice acerca de los impíos, de aquellos que aborrecen a Dios. Pero, en todo esto, medito un poco: ¿Cuáles serían mis últimas palabras antes de partir de este mundo?

Al comenzar a meditar en este asunto, Dios me trajo al recuerdo a cuatro personas: a mi padre, a mi primer pastor, a Pablo, y al Señor. El primero sería recordar las últimas palabras de mi padre que traen tanto, un gran alivio en el Señor y un grato cierre temporal (porque le veré en la eternidad por su fe en Dios). Poco antes de su partida, recuerdo que el pidió perdón, y de una manera muy profunda, porque pude ver lo que decía con sus ojos. Pude entender que no solamente lo hacía por cualquier cosa que él haya hecho equivocadamente, sino que lo hizo con la fe y la convicción que Dios estaba presente entre nosotros, lo cual me dió la bendición que hasta el último momento, mi padre quiso estar seguro de que él estuviera bien con el Señor. Y claro, poco antes de perder sus facultades, tuve la bendición de Dios de preguntarle a mi padre si él sabía que le amaba mucho, y me dijo: Sí, lo sé. Esas dos cosas me han dejado buenos recuerdos, a pesar de su partida, porque tengo la certeza que dejó las cosas bien con el Señor y que él sabía que le amaba. Son grandes bendiciones que les debo al Altísimo.

El segundo seria mi primer pastor. El recuerdo que quedo de él antes de su partida fue cuando estaba por graduarme de la universidad. El hubiera querido estar en mi graduación, pero no pudo porque ya estaba en sus últimos momentos. Pero, si me dejo algo más grande que si hubiera estado en mi graduación, y eso fue cuando le vi por última vez aquí (porque él es otra persona que también veré en la eternidad). Recuerdo que cuando mi madre y yo estábamos al lado de su cama porque ya estaba inmóvil, él hizo algo que ha quedado conmigo hasta el día de hoy, y seguirá por siempre. A pesar de su estado ya agónico, recuerdo que él pidió que quería orar por mí. Tengo que decir que, por gracia de Dios, ha habido personas que han orado por mí, pero nunca sentí algo tan profundo como lo que hizo este hombre por mí, que a él le importo más orar por mí que preocuparse por su estado. Eso era lo que tenía más presente. Siempre recordaré su oración porque Dios la uso para producir un gran cambio en mi vida, un evento que cambio el curso de mi vida en ese momento. Estos son maravillosas bendiciones que le debo al Todopoderoso, porque pude ver un gran testimonio de Dios en la vida de este ser, un hombre que, a pesar de sus grandes desafíos personales, sirvió fielmente al Señor hasta su ultimo respiro.

El tercer recuerdo sería el Apóstol Pablo, el cual Dios ha usado grandemente en mi vida. Todo lo que está en la Biblia es sagrado, santo, y bendito, pero Dios ha usado mucho la vida y lo escrito por el Apóstol Pablo en mi vida. El es otro que tratare de encontrar inmediatamente después de ver a mi Señor cara a cara. El Señor trajo a mi memoria las últimas palabras que el apóstol le escribió a su amado Timoteo, cuando dijo: Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:1-8. No creo que se pueda decir mucho más, y Dios lo ha usado grandemente en mi vida, aún después de siglos de su partida.

Y claro, ésta el ultimo, pero el más importante de todos, las últimas palabras del Señor mismo. Antes de ascender a los cielos después de Su resurrección, esto se escribió del Señor: Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:18-20. La resurrección y la ascensión del Señor fue el comienzo de un gran plan, de un nuevo pacto, donde sigue vigente hasta el día de hoy, el cual el propio Señor me ha encomendado, y lo he hecho por años, y mi esperanza es poder seguir haciéndolo hasta que el Señor venga por mí, sea que termine mi existencia carnal por virtud de ser un insignificante mortal, o porque un día el propio Señor me lleve junto a Su iglesia universal donde le veremos en las nubes con gran gloria y potestad. ¿Qué puedo decir del Señor en mi vida? El es el todo de mi existencia, mi principio y mi fin, y por Su gracia, mi eternidad, porque Dios tiene grandes cosas para nosotros, las cuales no tenemos ni idea, pero serán tan grandes como El porque serán de El, para los que le amamos y le seguimos fielmente hasta el fin de nuestros días.

Ahora bien, esto me trae a lo que yo diría, cuando llegue mi momento. La realidad es que nunca sabemos cuándo será nuestro final, así que lo diría ahora mismo, por si acaso: Dios ha dicho: …porque yo honraré a los que me honran… y: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Deuteronomio 6:4-6. Ama y honra al Señor por sobre todas las cosas porque para esto fue creado el hombre. Entonces, ¿Cuáles serían tus últimas palabras? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Siguiendo a Jesús - Lucas 18:18-30

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Basado en Lucas 18:18-30 (Versión Reina Valera 1960)

Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.

Uno de los malentendidos mas grandes que hay dentro del cristianismo es la salvación, y creo que se malentiende porque muchas personas tienen problemas fundamentales con lo principal. Muchos predican y enseñan que la salvación consta solamente de tener fe en Dios. Otros que van más allá enseñan que hay que tener fe en Jesús y hacer buenas obras: como guardar los mandamientos y hacerle el bien a sus semejantes. Y, los que se acercan aún más a lo necesario predican que el arrepentirse de los pecados y creer en Cristo como Salvador es el camino a la salvación. Pero el asunto es qué, si entendemos bien este pasaje, la salvación o el heredar la vida eterna consta de algo aún mucho mas profundo, que no hace tan fácil el asunto. O sea, es sencillo entenderlo, porque hasta un niño lo puede entender, pero el lograr tomar la decisión para poder heredar la vida eterna, eso es lo difícil, tan difícil que el propio Señor dijo: es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja…

Para poder entender más claro el asunto, es necesario ver el complemento de esto con otras Escrituras. Esto es lo que dice: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:9. El gran detalle que falta, en lo que se enseña, o hasta en lo que se práctica es el asunto de que Jesús tiene que ser el Señor. O sea, cuando una persona acepta a Jesús como el Señor de su vida, va más allá de reconocerlo como Salvador. Por supuesto que Dios nos hizo el mas grande servicio que cualquiera pudiera hacerle a la humanidad, de proveernos un Salvador, pero sencillamente aceptando tal servicio de Dios, no produce lo que es necesario para que una persona llegue a la salvación que tanto necesita. La palabra “Señor” implica muchas cosas, como dueño, como amo, como el darle la prioridad a El en todo, como que ya no nos pertenecemos. Esa es la implicación de hacer a Jesús el Señor de nuestras vidas. La Biblia va aún más profundo: Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 1 Corintios 7:22-23. Al someternos a alguien u a otra cosa que no sea Cristo, significa que esa persona o cosa viene a ser nuestro señor, y en eso entra nuestra propia persona, cuando una persona insiste seguir siendo su propio señor. La gran mayoría de las personas quieren seguir cumpliendo su voluntad, y piensan que Dios esta para eso.   

El asunto se sigue profundizando cuando hacen cosas que llegan muy cerca a la verdad, pero, todavía no se hace lo necesario. Esto es lo que dice la Palabra, lo cual muchos creyentes confunden: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. ¿De qué amor se esta hablando aquí? ¿De un sentimiento bonito, que lo hace a uno flotar en el aire, o sentir maripositas en el estómago, que se puede sentir por otra persona? Rotundamente no, y digo “rotundamente” porque se humanizan las cosas de Dios, y se convierten en cosas inferiores, para poder seguir el desvió que el propio Satanás desea llevar a cabo. De este amor es el que se habla en este pasaje: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Deuteronomio 6:4-6. Se pueden llegar a hacer muchas cosas que se ven como lo verdadero, pero por las razones equivocadas, comenzando con el sencillo hecho de que una persona las hace por su voluntad y no porque las hace por amor al Señor.  

Este es el punto principal, tal como lo dijo el Señor, que hay que seguir a Cristo, y de una manera muy práctica y literalmente. Los discípulos hicieron tal como lo confirmo el Señor, que, si dejaron todo y le siguieron, pero aun ellos mismos no llegaron a la meta hasta que entendieron e hicieron lo necesario, de perder aun hasta la vida por El. Porque recuerden, los discípulos sí abandonaron al Señor, y en Su peor momento. Claro, se tenia que cumplir lo que se había dicho, pero también, revelo la condición de sus corazones, que todavía no estaban listos para darlo todo por el Señor. Si dejaron bienes, familias, etc. y le siguieron mientras estaba El en la tierra, pero salieron corriendo cuando llego el asunto de dar la vida por El. Esto dice la Palabra: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Matthew 16:24-26. El asunto es que hay que seguir al Señor, por donde sea que El nos lleve. Tenemos que seguir Su dirección, y no la nuestra, ni aun menos la del mundo y de sus deleites, o la de nuestros seres queridos, o amistades, o de carreras y empleos, etc. Este ejemplo vemos en las Escrituras: Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego. Éxodo 13:21-22. Y también dice: Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmo 23:1-4. El nos puede guiar hasta andar en valles de sombra de muerte, y el llegar hasta dar la vida por El, pero, de eso se trata, de seguir al Señor sea por donde sea, pase lo que pase, con el sencillo deseo de estar con El. De eso se trata el amarle como corresponde. No quiere decir que no puedes amar a nadie o a nada más, sino que tenemos que amarle a El sobre todas las cosas, y que hagamos lo hagamos, sea por El. Así que, ¿Estás siguiendo al Señor por amor, para poder heredar la vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La restauración de Dios a través de Jesucristo - Isaías 62

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Basado en Isaías 62 (Versión Reina Valera 1960)

Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo. Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo; sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi santuario. Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra. Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.

Dios verdaderamente ama a Su pueblo. No hay ninguna duda en eso, y El promete hacer grandes cosas con él. No hay duda en eso tampoco, y ese siempre ha sido Su plan, Su deseo. No es necesariamente la voluntad de Dios castigar al impío, pero también, el castigo tiene que venir porque El no solamente es Dios de amor, sino también, es Dios Santo. El es ambas cosas, porque de otra manera, no sería perfecto, e indudablemente Dios es perfecto. Y si una persona piensa lo opuesto, entonces no tiene ninguna esperanza. No se puede obtener nada de Dios si no existe el concepto de que Dios es perfecto, porque lo principal, reposa sobre la persona de Dios. Para poder entender esto mejor, es necesario ahondar un poco más, porque precisamente sobre la persona de Dios es que reposa esta bella esperanza y promesa que tenemos en El.

Lo primero que hay que entender es a la persona de Dios. Dios es Dios. Siempre ha existido. No hay nadie antes que El, y no habrá nadie más grande después de El. El siempre es, tal como se lo reveló a Moises, como esta escrito: Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Éxodo 3:14. Y nada ha cambiado desde aquel entonces, porque también está escrito: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8. Ahora, uno puede preguntar: ¿Jesucristo es Dios? Y la respuesta es: Sí. El es el mismo Señor que existió antes, el que estuvo con Abraham, con Isaac, con Jacob, y aún con este Moises. Jesús es el YO SOY. Vemos lo siguiente en la Palabra: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1 Juan 5:7. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Y aquí es donde vemos cuando El se menciona como el YO SOY y lo que sucedió cuando lo hizo: Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Juan 18:5-6. Entonces, ya que Jesús es Dios, y por lo tanto es el mismo que fue de antes, el que dió esta promesa a través de Isaías, como el Grande, Temible, y Todopoderoso Dios, entonces podemos establecer que se puede contar con Alguien que sí puede cumplir tal promesa. Ya que Dios es Dios, El puede asegurarnos de que todo esto puede suceder, de lo que depende de El. El tiene el poder y la manera de lograr cualquier cosa que El promete.

Ahora bien, ¿absolutamente todo depende de Dios? A lo que se refiere de establecer los parámetros para que suceda, por supuesto. Tal como hizo con la creación, es El que establece los parámetros para todo. Pero, el asunto es que dentro de los parámetros que El estableció, hay un lugar para la decisión del hombre, y eso El escoge no controlar del todo porque El ha establecido que el hombre escoja su propio camino. Y aquí es donde entra el famoso libre albedrio. Algunos toman la perfección de Dios como algo que da lugar para que el hombre no tenga responsabilidad por sus acciones, y que finalmente Dios resuelve todo, aún las rebeldías del hombre, y eso no trabaja de esa manera. Desde el momento que Dios inserta la palabra “amor” en lo que se relaciona entre El y nosotros, como el amarlo con todo nuestro ser, ya ha dado lugar a la decisión, porque ni siquiera Dios fuerza el amor. Ese es el todo del asunto. Dios permitió que el pecado existiera para que pudiera haber la opción de seguirle o no, para poder comprobar si una persona en realidad le ama a El o no. Vemos esto por ejemplo en dos partes de la Palabra: Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Deuteronomio 30:14-16. Y también: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Aquí es claro el asunto en ambos pasajes que existe una elección, un libre albedrio. El amor significa decisión y elección, y el hombre tiene la capacidad para escoger, una de las semejanzas mas grandes que tenemos con el Altísimo, como seres creados.  

Entonces, ¿Cómo se puede alcanzar la promesa que Dios nos dá en Isaías? Es necesario cumplir con nuestra parte, con lo que Dios ha establecido que le corresponde al hombre hacer para poder obtener lo que Dios ofrece. La Biblia nos da este consejo de parte de Dios: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9. Nada divino y eterno se puede obtener con pecado: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23. No importa cuál sea nuestra condición y los pecados que hallamos cometido, si nos arrepentimos con todo el corazón, y nos volvemos totalmente a Dios, hay perdón, redención, y promesas que se pueden encontrar a través de Cristo. El Señor es el que lo hace todo posible, si nos convertimos a El y le amamos, tal como nos dice Su Palabra que debemos hacer, por nuestro propio bien. Así que, ¿has hecho tu parte para poder experimentar en tu propia vida la restauración de Dios a través de Jesucristo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El castigo y la restauración de Dios - Esdras 6:11-22

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Basado en Esdras 6:11-22 (Versión Reina Valera 1960)

También por mí es dada orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque un madero de su casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa sea hecha muladar por esto. Y el Dios que hizo habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado el decreto; sea cumplido prontamente. Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, hicieron puntualmente según el rey Darío había ordenado. Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia. Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío. Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo. Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel. Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés. También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero. Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos. Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel. Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel.

A muchos creyentes les gusta aferrarse a las promesas de Dios y a los triunfos que se ven en las Escrituras, y sienten que pueden apropiarse a todo eso para sentir que pueden lograr similares resultados en sus vidas. Y sí, de cierta manera, por supuesto, pero claro, mientras cumplan la voluntad de Dios. Todo en la Biblia, desde el Genesis hasta Apocalipsis es condicional, hasta la misma salvación de Dios que se consigue solo por la gracia del Señor (como dice la Palabra: …no por obras…). Pero, solo se consigue la salvación al seguir lo que dicen las Escrituras al respecto, de que tiene que haber un completo arrepentimiento y conversión al Señor, y que tiene que haber un aceptar, confesar, y efectivamente hacer a Jesus el Señor de tu vida para que pueda recibirse tal salvación. Y también, para poder retener esa salvación, se tiene que cumplir esa permanencia en Cristo, que una persona tiene que seguirle y hacer las cosas que Dios manda. Todo en el Señor es condicional.

Para poder ver el panorama entero en lo que respecta a la reedificación del Templo de Dios (lo cual leímos hoy), debemos preguntarnos ¿Por qué fue para empezar que Dios permitió que se destruyese? Esto es lo que la Palabra dice al respecto: Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey; y todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová, y en su propia casa, fue prosperado. Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre. Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, e hicieres todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos, yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará varón que gobierne en Israel. Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mandamientos que he puesto delante de vosotros, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis, yo os arrancaré de mi tierra que os he dado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la arrojaré de mi presencia, y la pondré por burla y escarnio de todos los pueblos. Y esta casa que es tan excelsa, será espanto a todo el que pasare, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa? Y se responderá: Por cuanto dejaron a Jehová Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado a dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron; por eso él ha traído todo este mal sobre ellos. 2 Crónicas 7:11-22. El primer templo fue destruido porque Israel peco, y por mucho tiempo delante de Dios. Y Dios, aunque es lento para la ira y grande en misericordia, no pudo soportarlo más, y El mismo permitió que el templo fuere destruido por los gentiles para poder lidiar con todo el pecado que Su pueblo había cometido por tantos años. La Palabra se cumplió exactamente.

El asunto es que, en esta vida, nada va a ser perfecto, y también, en conjunto con esto, tenemos que hacer ciertas aclaraciones. Porque a una persona le vaya mal, no quiere decir necesariamente que este experimentando el castigo de Dios, ni tampoco porque le vaya bien, quiere decir que esta recibiendo recompensas por sus buenas acciones. Solo Dios sabe porque sucede lo que sucede. Lo único que si enseña la Palabra de Dios es que sí tenemos que vivir de una manera que complazca a Dios, porque en base a eso es que vamos a ser juzgados al final. Y, si pasamos malos momentos aquí, que los vivamos porque estábamos cumpliendo con Dios, como está escrito: Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.1 Pedro 3:14-17. Esto es lo que en realidad todos debemos tener en cuenta siempre, mientras estamos aquí: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. De lo que más nos debemos preocupar es de hacer la voluntad del Padre, porque el aquí y ahora no va a importar tanto como el juicio venidero de Dios. No nos engañemos. Hay castigo y hay restauración, y todo sucederá tal como Dios dice en Su Palabra. Así que, ¿Cómo se cumplirá la Palabra de Dios en tu vida, para castigo eterno, o para restauración y vida eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La idolatría y las relaciones dañinas - 1 Reyes 14:21-31

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Basado en 1 Reyes 14:21-31 (Versión Reina Valera 1960)

Roboam hijo de Salomón reinó en Judá. De cuarenta y un años era Roboam cuando comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que Jehová eligió de todas las tribus de Israel, para poner allí su nombre. El nombre de su madre fue Naama, amonita. Y Judá hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y le enojaron más que todo lo que sus padres habían hecho en sus pecados que cometieron. Porque ellos también se edificaron lugares altos, estatuas, e imágenes de Asera, en todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso. Hubo también sodomitas en la tierra, e hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que Jehová había echado delante de los hijos de Israel. Al quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo; también se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho. Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los dio a los capitanes de los de la guardia, quienes custodiaban la puerta de la casa real. Cuando el rey entraba en la casa de Jehová, los de la guardia los llevaban; y los ponían en la cámara de los de la guardia. Los demás hechos de Roboam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en las crónicas de los reyes de Judá? Y hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días. Y durmió Roboam con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. El nombre de su madre fue Naama, amonita. Y reinó en su lugar Abiam su hijo.

¿Qué fue lo que paso con Roboam que no solamente peco él, sino que hasta todo Judá hizo lo malo ante los ojos de Jehová? Su padre Salomón cometió grandes errores antes que él naciese, y esos errores siguieron en él. Esto es lo que dice la misma Palabra acerca de los hechos de Salomón, padre de Roboam: Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre. 1 Reyes 11:1-6. Este fue el gran mal que ocurrió antes y durante la vida de Roboam, el pecado de la idolatría y de hacer yugo desigual. Este fue el ambiente y la crianza que se le dió a Roboam, porque Roboam tuvo una madre pagana (una amonita, la cual se nombra dos veces en el mismo pasaje para que uno quede claro).

Ahora bien, para poder entender el mal de Roboam, hay que primero entender que fue lo que paso con Salomón, ya que era supuestamente una persona tan sabia. El problema de Salomón comenzó con la idolatría, y después vino el yugo desigual. ¿Cómo se puede decir esto con tanta certeza? Porque la idolatría no solamente se trata de adorar a otras deidades, sino que la idolatría consta de poner algo o a alguien antes que a Dios. Ese es el fundamento de la idolatría, cuando se antepone otras cosas antes que a Dios. Y cuando eso comienza, el desvío esta tomando su curso. Por eso que hay que tener tanto cuidado con mantener a Dios en primer lugar, porque justamente es el mal más grande que comete el hombre. Esto es lo que dice la Escrituras: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Mateo 10:37-38. Por esta enseñanza es que podemos ver que, hasta nuestros seres queridos, los cuales le debemos cariño y cuidado principalmente no pueden tomar bajo ningún punto el lugar de Dios, no pueden tomar el primer lugar. Por eso que el primer y más grande mandamiento de todos es, tal como lo reitero el propio Señor: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Mark 12:29-30. Es aún más importante amar a Dios que honrar a padre y madre, lo cual se encuentra en los diez mandamientos. Así que, el comienzo de la caída de Salomón comenzó con una idolatría, con algo que le dió más prioridad, pero claramente, Dios no tenía el primer lugar en el corazón de Salomón.

Y después siguió Salomón con otros pecados, para proseguir con el desvío, como el tener amistad con el mundo, lo que consta de tener intimidad con aquellos que no les importa Dios, y también hacer yugo desigual. Y esto es lo que dice la Palabra al respecto: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. No es que no podemos tener contacto con el mundo (como algunos creyentes piensan lo cual también es un error), porque o si no, ¿Cómo sabrá el mundo del Evangelio si nadie se les acerca y les habla del Señor y de Su salvación? El asunto es que no debe haber una intimidad con alguien que todavía esta bajo el dominio de este mundo, y también hay que tomar en cuenta que esto afecta a otros creyentes, que, aunque profesan estar en el Señor, si sus vidas están en desorden, practicando el pecado, tampoco se puede tener ninguna intimidad con ellos (véase 1 Corintios 5:9-11). Y también, concerniente al yugo desigual, vemos lo que Dios dice en lo siguiente: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. 2 Corintios 6:14-18. Estos fueron los males de Salomón que influenciaron y afectaron a Roboam, y desgraciadamente, Roboam siguió los pasos de su padre (esa fue su decisión).  

La voluntad de Dios, lo cual Dios buscó a través del sacrificio de Su Hijo es esto: Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. Juan 15:14-15. El Señor desea que seamos Sus amigos, y que El sea el primero. Salomon y Roboam no fueron como David, el cual, sí fue amigo de Dios, el cual pudo no solamente encontrar gracia delante del Altísimo, sino que Dios también lo constituyo como el padre del Mesías (porque el Mesías iba ser llamado Hijo de David). Entonces, hay dos caminos aquí, y tu tienes que decidir: ¿Deseas poner otras cosas antes que a Dios y así comenzar (o seguir) tu desvío? o ¿deseas darle a Dios Su merecido lugar en tu vida, y mantener el curso que te lleva hacia la eternidad y hacia todo lo que Dios tiene para aquellos que le aman? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Haciendo la voluntad de Dios - Juan 21:15-25

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Basado en Juan 21:15-25 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme. Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.

En este pasaje, vemos muy claramente la plena voluntad de Dios. Vemos para comenzar que el Señor le pregunta a Pedro si le ama, y lo hace tres veces. ¿Qué buscaba el Señor con esto? Bueno, si recordamos la historia, Pedro negó al Señor tres veces después que El fue arrestado, y muy posiblemente, quería cerciorarse que si esas tres veces que lo había negado, si en realidad estaba arrepentido de eso. No era que el Señor tuviese necesidad de que Pedro se lo dijera, porque como Dios, El sabe todo, hasta nuestros pensamientos más profundos, sino más bien, escuchar una nueva confesión de Pedro. No obstante, cada vez que el Señor le preguntaba si le amaba, demandaba algo de El, un servicio, un producto, por decir, como prueba de ese amor que él confesaba sentir por El (como leímos). Entonces, ¿Qué demuestra esto?

El primer punto es que el amar al Señor implica un hacer algo por El. Nuestra relación con El no consta de sentimientos solamente, o de bonitas palabras, o de cantar canciones o himnos muy bien compuestos, con música muy bonita, o de levantar las manos, o de saltar y danzar. Eso dentro de sí mismo no es ninguna muestra de amor hacia Dios. Para Dios mismo, esas cosas por sí solas no manifiestan el amor hacia El. Esto fue lo que el mismo Señor enseño: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. El Señor siguió aclarando este asunto de la siguiente manera: El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Juan 14:21

Entonces, ¿Qué es la verdadera voluntad del Padre? La Palabra nos ofrece este siguiente recuento donde se comienza a hacer más claro el asunto: Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Marcos 10:17-23. Entonces, aunque los Diez Mandamientos son muy importantes, no son en realidad el todo de la voluntad de Dios, sino solo parte, porque el propio Señor dijo que algo faltaba. Eso implica que, si este rico moría en ese momento, no iba a heredar la vida eterna. Esto es lo que finalmente define el asunto, como está escrito: Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:28-31. Esto mismo era lo que el Señor estaba tratando con Pedro, de ayudarle a ver que, si realmente le amaba, que tenía que amar a su prójimo. O sea, el fundamento, la razón, y el motivo por lo cual se tiene que hacer todo en la vida, es por el amor a Dios. Si dices amar a Dios y no haces nada por tu prójimo, quiere decir que tal amor no existe. Si amas a tu prójimo porque deseas amarlos, y Dios no es la razón por lo cual tú lo haces, también es inútil. Y, si haces todo tipo de cosas que lucen como buenas, pero los motivos no están basados en el amor a Dios, también, de nada sirve. Todo esto son ejemplos de acciones que conllevan al infierno, como el propio Señor lo dijo: …Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Todo lo que no está centrado en el amor al Señor es maldad. Así de exacta tienen que ser las cosas. El tiene que ser primero, antes de todas las cosas, y la razón por lo cual se hacen todas las cosas, como también está escrito: El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. Mateo 10:37-38. Y finalmente, el Apóstol Pablo también declaro esto: El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. 1 Corintios 16:22.

No hay ningún gran misterio en realidad, sino es muy fácil conocer la voluntad de Dios, porque consta de tratarle como Señor, a raíz del amor que debemos tener por El. Finalmente, este es nuestro ejemplo: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 1 Corintios 11:1. Lo que hay que hacer es sencillamente imitar a Cristo. Cristo vino a cumplir la voluntad del Padre porque le amaba, lo cual consistía de poner Sus deseos primero, que tenía que ver con Su prójimo, hasta el punto de que el propio Hijo de Dios llego a entregar Su vida en obediencia a Dios, y para la salvación de toda la humanidad. Y el Señor también sano a los enfermos, libero a los presos, alimento a los hambrientos, y hasta levanto muertos. El nunca se atendió a Si mismo, ni nunca saco ningún provecho de las personas. Y si El vivió de esa manera, nosotros también debemos hacer lo mismo. Entonces, ¿estás haciendo la verdadera voluntad de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La conducta que honra a Dios - 1 Tesalonicenses 4:1-12

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Basado en 1 Tesalonicenses 4:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo. Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más; y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.

La Palabra de Dios no es muy compleja, porque el poder entender la voluntad de Dios es realmente sencillo, tan sencillo que un niño lo puede entender. No se necesita ni tener una gran educación, ni títulos universitarios. En realidad, el propio Dios dijo que era necesario que nos hiciéramos como niños, como está escrito: Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Mateo 18:2-4. Así que, no solamente es necesario hacernos como niños para entrar en el reino de los cielos, sino que, si nos humillamos con un niño, seriamos los mayores en el reino de los cielos. Entonces, ¿qué es lo que lo que lo hace tan difícil?, porque el estado de las cosas lo hace verse como que es algo muy difícil, por todo lo que está mal no solo en el mundo, sino mas bien, por lo mal que anda todo en lo que se dice ser cristiano, o de Dios.

Esto creo que se puede definir generalmente con una sola palabra: necedad. Cuando se vuelve algo tan sencillo que un niño lo puede entender, en algo difícil y complejo, es porque esta reinando la necedad. No hay otra explicación. Pongamos las cosas en términos cotidianos para que se pueda entender. ¿Tiene sentido pagar $100 por algo que se puede comprar tranquilamente por $5? ¿Tiene algún sentido en hacer demorar algo 2 horas cuando solo debiera tomar 5 minutos? ¿Tiene algún sentido contratar a 4 empleados para un trabajo que lo puede cumplir 1 solo? Si estas cosas no tienen ningún sentido, ni ninguna justificación, ¿Qué de bueno entonces tiene complicar las cosas de Dios, cosas que un niño no solo las puede entender, sino aún más, cumplir? ¿Entienden la necedad? Y ¿entienden la necedad aún más grande de todas, de que, si no se cumplen las cosas de Dios como Dios manda, que no hay ni vida eterna, ni recompensas en el cielo?   

En el pasaje de hoy, leemos de instrucciones que son muy sencillas, que debemos, por nuestro propio bien, buscar agradar a Dios, buscar la santificación, que nos apartemos de la fornicación (de lo que tiene que ver con el tener relaciones íntimas con personas sin estar casados, o con otras personas fuera del matrimonio), de tratar como es debido a la esposa o al esposo, de no agraviar en nada a nuestro hermano o hermana en Cristo, de no dedicarnos a la inmundicia, de amarnos los unos a los otros, de procurar tener tranquilidad, de ocuparnos en nuestros negocios, o sea, de nuestras responsabilidades, de no ser ociosos, sino trabajadores, y de finalmente conducirnos honradamente. Nada de esto es difícil de entender. En fin, es tan fácil que hay que ser casi inútil para no poder hacerlo, porque sencillamente consta de seguir instrucciones. Porque esto también está escrito: ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos. Lucas 17:9-10.

Exploremos aún más la necedad. Si la Palabra de Dios dice: Porque la paga del pecado es muerte… (Romanos 6:23) y: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe (Gálatas 6:7-10), entonces ¿cómo pensamos que nada malo va a suceder o que todo estará bien si nos dedicamos a pecar y a sembrar en la carne, o si nos cansamos de hacer el bien? ¿Qué se piensa? ¿Qué Dios se equivocó en lo que dijo? O, si Dios dice que no hagamos ciertas cosas, ¿qué El en realidad lo va a pasar por alto de todas formas? ¿Cómo se puede pensar algo distinto, o justificar algo, si se nos está diciendo muy claramente lo que se debe o no se debe hacer? Por algo Dios dice que debemos buscar Su verdad, para poder saber que hacer y no hacer. Es algo tan sencillo como seguir Sus indicaciones.

Tratemos de hacer las cosas aún más sencillas, tal como lo dijo el Señor: Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12. Ahora, usemos este concepto tan sencillo para poder poner en perspectiva lo que vimos hoy. El pecado no solo te provoca tu propio mal, sino también, ofende a Dios, porque Dios es vida (lo opuesto de la muerte). ¿Te gusta que te ofendan? ¿Te gusta la idea de que tú estés totalmente enamorado o enamorada de una persona, y que esa persona te use solamente, como una pieza útil, como un objeto que te toma y te deja a gusto? ¿Te agrada que te agravien, especialmente si tú no le has hecho ningún daño a esa persona que te agravia, o aún peor, que te agravie una persona que tu solamente te has concentrado en hacerle el bien? ¿Si te has esmerado en limpiar algo, te gustaría que alguien te lo ensucie, y que se burle de tu esfuerzo en tratar de tenerlo limpio? ¿Te agrada que te aborrezcan, que te maltraten, o que te devuelvan mal por bien? ¿Te gusta que los demás se metan en tus cosas solo para desordenártelas, que se metan sin ni siquiera ni entender, ni importarle lo que es tuyo? ¿Te agrada que los demás vivan bien, sin ni siquiera tratar de trabajar a cuesta de tu esfuerzo y duro trabajo? ¿Te gusta que te roben, que te mientan, y que te engañen? Todas estas cosas se pueden ver en este pasaje, y posiblemente muchas más, si lo vemos a través de los lentes (por decir) de la ley y los profetas, de hacer con los demás lo que tu deseas que hagan contigo.

Así que, y como fin, nosotros fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Y como tal, tenemos sentimientos muy similares. Entonces, la ley y los profetas no solo se deben cumplir en el trato con tu semejante, sino aún más, se deben cumplir principalmente para con Dios: trata a Dios como tu quisieras que te traten a ti. Habiendo dicho todo esto: ¿tú conducta honra a Dios y beneficia a tu prójimo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La fe que produce acción - Romanos 4:1-16

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Basado en Romanos 4:1-16 (Versión Reina Valera 1960)

¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado. ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado. Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.

Hay mucha confusión acerca de lo que es la fe en Cristo, y por muchas razones. Hay personas que piensan que la fe es, que se debe creer en Cristo, y que no hay nada más que hacer. Hay personas que piensan que la fe es para utilizarla para obtener lo que uno desea. Y hay aquellos también que piensan que la fe en Cristo es solo una religión, que uno debe solo cumplir con ciertas normas y reglas, y mantener ciertas tradiciones, etc. Hay de todo, y la gran mayoría de las personas sujetan la fe en Cristo a lo que ellos desean pensar, o sea, que todo debe estar sujeto a lo que ellos piensan; en fin, que la fe es definida por ellos, y de lo que ellos quieran hacer de ella. Habiendo dicho todo esto, ¿Cómo debe ser la fe en Cristo?

La Biblia define la fe como tal: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1. ¿Qué es la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve? Lo primero que debemos ver, por decir, es a través de lo que se puede inferir a través de las vidas de Abraham y de David. Y ¿Qué es eso? Que la fe de Abraham y de David no estaba en algo, ni siquiera en sus propios deseos o voluntades, sino más bien, en Alguien. Eso es lo primero de lo que debe haber en la fe, si en realidad quieres cosechar lo que necesitas o más bien, merita la pena: el perdón de pecados, la vida eterna, y las recompensas que se pueden recibir en la vida eterna. Y para poder recibir todas esas cosas, necesitamos enfocarnos en la Persona de Dios.

Ahora, ¿Quién es Dios? Bueno, tanto Abraham como David entendieron que Dios era lo principal y lo más importante, El que supera todo lo que existe. O sea, ellos creen (porque siguen vivos en la eternidad por su fe) que Dios es Alguien digno de verle y seguirle como tal, de sujetarse a El, porque ellos realmente creen en Quién es Dios. Y cuando uno realmente cree en Dios, hay una obediencia, un reconocerlo como alguien superior, como alguien supremo. En fin, su fe produjo algo en sus vidas. Cuando Dios le dijo a Abram (antes que se convirtiere en Abraham) que saliera de su tierra y de su parentela, él lo hizo, lo cual lo llevo a lo desconocido. Las cosas no eran como son ahora, que uno puede ir a otro país y que tienes una muy buena idea a lo que vas, y las posibilidades que hay, y que hay una civilización, etc. En aquel entonces, habían muchas cosas desconocidas, así que, era como una locura (humanamente hablando) lo que hizo Abraham. Igual fue David. Su fe en Dios lo llevo a enfrentar leones y osos cuando era muy joven, porque confiaba que Dios estaba con él, de la misma manera que confió que Dios estaría con él cuando fue a derrotar a Goliat, al gigante. Humanamente hablando, era una locura. En fin, la fe de ellos no solamente los hizo creer en Dios, sino también, a sujetarse a El como tal, y a confiar en lo que Dios les decía, a pesar de que no lo podían ver, sino solo escuchar Su voz. Entonces, ¿que vemos? La fe de ellos produjo obras, y esto es lo que dice la Palabra: Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:26. Entonces, la fe en Cristo no se trata de lo que uno piensa, sino más bien, en ver a Dios como tal, y seguirle y obedecerle, sujetarse a El como lo que El es: Dios.

Así que, cuando hay una verdadera fe en Dios, hay obras a raíz de esa fe, pero no las obras que uno desee llevar a cabo, sino más bien, las obras a las cuales Dios nos manda a hacer, como también está escrito: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Entonces, la salvación se consigue solo por la gracia de Dios, y a través de la fe en Cristo, pero la verdadera fe en Dios debe producir algo para que sea real. No es un simple creer nada más. Esto es lo que dice la Palabra: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Juan 15:1-6. Cuando permanecemos en Cristo, cuando nuestra fe es real, se va a producir fruto, se van a ver obras, las cuales glorifican a Dios y no al hombre. Pero, si no hay permanencia en esa fe, si no hay fruto, entonces más tarde o más temprano, será echado fuera como pámpano, y se secará, y será echado en el fuego. Esto es lo que también dice la Palabra al respecto: Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 1 Juan 5:1-4. En fin, la verdadera fe en Cristo nos lleva a sujetarnos a Su señorío, y a aprender a ser como El, a hacer las cosas y vivir como que El hacía. Habiendo dicho todo esto, ¿Qué tipo de fruto está produciendo tu fe? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La fe eterna - Hebreos 11:8-16

Basado en Hebreos 11:8-16 (Versión Reina Valera 1960)

Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

La fe es lo mas grande que puede existir para nosotros, lo cual abre la puerta para cosas increíbles e inimaginables. No hay capacidad mas grande que pueda tener el ser humano, dado por el mismo Dios que nos creó. La fe es el único puente que nos lleva a alcanzar lo imposible, porque la fe es lo que finalmente alimenta el amor y la esperanza. No puede haber ni amor, ni esperanza en el ser humano sin la fe. La fe es lo que Dios ha creado para el hombre porque Dios en sí mismo no necesita fe. Dios lo es todo, el comienzo y el fin, el Eterno Ser del universo que no necesita nada de nadie. Dios es, por lo tanto, El no necesita tener fe para nada. El sabe cómo todo va a ser, como todo va a resultar, porque El estableció todo lo que existe, tanto su estructura y sus parámetros, desde lo más pequeño e invisible, hasta lo más grande y expansivo, tanto que El estableció todo lo ilimitado del espacio y todo lo que él contiene, y lo físico y lo espiritual. Dios lo ve y lo sabe todo. Esto es lo define la gran necedad del diablo y de todos los que se aferran a vanidades ilusorias, porque el diablo nunca podrá ni tener, ni cambiar ningún aspecto de Dios, ni aún menos, ningún ser humano. Dios y lo que El estableció es inconmovible. El rebelarse en contra de Dios es pura y desmedida necedad. Así que, en fin, la fe finalmente es para el uso del hombre.

Por lo tanto, algo tan santo y tan grande como la fe, hay que saber usarla sabiamente, y aquí es donde muchos fallan, y se producen muchos desvíos. La fe es lo más magnifico que puede tener un ser humano, pero muchos, desgraciadamente, la gran mayoría, se dedican a usarla para cosas que realmente no sirven. Para darles una idea, es como usar computadoras muy caras como material para construir muros de exterior de un edificio, las cuales cuestan mucho dinero, y no tienen ningún tipo de características que sirvan para un muro. Y en realidad, la fe vale mucho más que una computadora y se puede usar para cosas que transcienden este mundo, y que se extienden hacia lo eterno e infinito. No obstante, muchos usan la fe equivocadamente, y aún peor, muchos falsos profetas, maestros, y ministros de la Palabra enseñan como usar la fe para cosas con un valor limitado, con el fin de aprovecharse de la necedad de los simples, de aquellos que están contentos con las migajas de este siglo.

Hay que tener mucho cuidado para lo que se usa la fe, porque puedes muy posiblemente conseguir lo que quieras con ella. Como está escrito: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8. Esta Palabra se cumple en todo aspecto, para bien o para mal, dependiendo a lo que te dediques a pedir, a buscar, y a llamar. Si pides por cosas temporales, posiblemente se te den. Si buscas cosas terrenales, esas son las que hallareis. Y claro, si llamas a cosas que no son buenas, se te abrirán. Esta es la otra manera que lo pone la Palabra, como esta escrito: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:7-9. Por eso que hay que tener cuidado para lo que se usa la fe, porque se te puede dar exactamente lo que deseas.

En fin, ¿para que se debe usar la fe? O mas bien, ¿para que conviene usar la fe? Veamos el siguiente pasaje: Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 5:1-12. ¿Vieron algo que tiene que ver con recompensas terrenales o temporales? No. Esto es lo que enseña la Palabra: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21.

La fe se debe usar para lo eterno, en fin, para Dios, para poder precisamente alcanzar las cosas por las cuales Dios dió la fe, para comenzar, para poder alcanzar lo imposible y lo inimaginable, lo eterno de Dios. Pablo sintió de esta manera: No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Filipenses 3:12-15. Esto fue por lo que lucharon todos los que fueron antes que nosotros, comenzando por Abraham, el padre de la fe. El rendirle nuestras vidas a Cristo es solo el comienzo de un largo camino que hay que seguir hasta que se nos cumpla nuestro tiempo aquí en la tierra. Vamos a llegar a tener todo lo que Dios desea que tengamos a través de la fe en Cristo, lo que realmente vale la pena, si permanecemos en esta fe eterna, en la fe que vence este mundo y toda circunstancia que se nos presente. Así que, ¿para que estas escogiendo usar tu fe, para cosas temporales y superficiales, o para lo eterno e infinito? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Todo se lo debemos al Señor - Salmo 106:1-22

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Basado en Salmo 106:1-22 (Versión Reina Valera 1960)

Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia. ¿Quién expresará las poderosas obras de Jehová? ¿Quién contará sus alabanzas? Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo. Acuérdate de mí, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo; visítame con tu salvación, para que yo vea el bien de tus escogidos, para que me goce en la alegría de tu nación, y me gloríe con tu heredad. Pecamos nosotros, como nuestros padres; hicimos iniquidad, hicimos impiedad. Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias, sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo. Pero él los salvó por amor de su nombre, para hacer notorio su poder. Reprendió al Mar Rojo y lo secó, y les hizo ir por el abismo como por un desierto. Los salvó de mano del enemigo, y los rescató de mano del adversario. Cubrieron las aguas a sus enemigos; no quedó ni uno de ellos. Entonces creyeron a sus palabras y cantaron su alabanza. Bien pronto olvidaron sus obras; no esperaron su consejo. Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto; y tentaron a Dios en la soledad. Y él les dio lo que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos. Tuvieron envidia de Moisés en el campamento, y contra Aarón, el santo de Jehová. Entonces se abrió la tierra y tragó a Datán, y cubrió la compañía de Abiram. Y se encendió fuego en su junta; la llama quemó a los impíos. Hicieron becerro en Horeb, se postraron ante una imagen de fundición. Así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba. Olvidaron al Dios de su salvación, que había hecho grandezas en Egipto, maravillas en la tierra de Cam, cosas formidables sobre el Mar Rojo.

¡Es realmente increíble todas las cosas que hace Dios! No es posible para nosotros poder contar cada cosa que hace el Señor, desde lo mas pequeño e invisible, hasta lo más grande y cósmico. Si tratáramos de meditar en ellos, nos faltaría tiempo y habilidad para solo poder contar lo que podemos entender. Hay cosas que sabemos, pero hay demasiadas que ignoramos también. ¿Cómo es que debemos conocer a Dios y lo que El hace? Por Sus obras. Todas ellas nos rodean y somos también beneficiados individual e íntimamente por todas ellas. Como está escrito: Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:19-20.

¿Qué es lo que también debemos entender? Que nada de lo que existe, ni siquiera nuestra propia persona podría subsistir si no fuera por el Señor. El hace llover sobre los justos y los injustos, por ejemplo. Pero, aún mucho más que la lluvia, vemos lo siguiente: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Pensemos un poco en lo que Dios ha hecho. Todo lo que existe no es producto de un accidente como lo enseña la llamada ciencia de hoy en día. Lo infinito del universo y todo lo que en él hay existe porque Dios lo ha hecho y permitido que siga siendo. Y si vemos lo que Dios hizo por Su pueblo Israel, veríamos que Dios hizo milagros para liberarlo de manos de Faraón, grandes e increíbles proezas. Pero ¿Qué hizo Israel? En respuesta a la gracia del Señor, Israel se olvidó bien pronto de Sus obras, y no esperaron Su consejo. Se entregaron a un deseo desordenado, y tentaron a Dios en la soledad. Y no solamente eso, sino que también hicieron un becerro y se postraron y adoraron la imagen de fundición. Cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba. En fin, olvidaron a Dios. Después de ser liberados de 400 años de esclavitud, de abuso, y de muerte, así fue como recompensaron a Dios por Sus grandes obras y la gracia que les demostró. No estaban listos para Dios ni durante esos 400 años, ni aún después. Qué pena, ¿no?

Ahora, puede que tratemos de juzgar a Israel por el mal que hizo en aquel entonces, pero, hoy en día, hacemos tanto o peor con Dios. ¿Cómo así? Nosotros fuimos creados y hechos de la misma manera que Dios hizo con ellos. Nosotros también le hemos pagado con mal el bien que Dios ha hecho por toda la humanidad, porque Dios hizo mucho más por nosotros que las grandes proezas que hizo para liberar a Su pueblo. Esto fue lo que hizo Dios: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16. ¿Quién mas ha hecho lo que Dios hizo por todos nosotros? Pesemos las cosas. ¿Fueron los deseos desordenados que liberaron al pueblo de Israel de mano de Faraón? No, fue Dios. Entonces, ¿Por qué se entregaron a ellas como si les debieran algo? De la misma manera, ¿son nuestros deseos pecaminosos los que descendieron del cielo por nosotros? No. Fue el Hijo de Dios. Entonces, ¿Por qué nos damos a esos deseos de tal manera como si nuestra vida dependiera de ellos? ¿Fue el becerro de oro que liberó a Israel del ejercito de Faraón? No, fue la mano del Dios Altísimo. ¿Por qué entonces adorarle como si hubiera sido aquello que hizo la obra? Ahora, ¿fue el dinero, o nuestro poder, o nuestros títulos y logros, o hasta nuestros seres queridos los que murieron por nosotros en la cruz para que pudiéramos tener el perdón de nuestros pecados y la vida eterna? No, fue Dios quien dió a Su Hijo Unigénito, a Jesús, para que muriera en la cruz por todos nuestros pecados. Entonces, ¿por qué todo eso tiene más valor ante nuestros ojos y nos dedicamos mas a eso que a Dios, al cual le debemos todo? ¿Ván entendiendo?     

Pongámonos por un momento en la posición de Dios, si fuere posible. ¿Cómo te sentirías tú si haces todo lo posible por una persona, cosas desmedidas, y que esa persona hasta dependa a diario de ti, y esa persona no solamente no te preste atención, sino que también, te ignore y ponga en duda todo lo tú que haces, y aún peor, que esa persona le dé crédito mas bien a otra persona u a otra cosa que no tiene nada que ver, y aún más, prefiere buscar y honrar a algo o alguien que solo busca su mal? Eso es lo que hizo Israel y eso es lo que hacemos hoy también. Se busca, y se honra, y se adora, y se dedica más a cosas o a personas que no tienen nada que ver ni con nuestro bien físico, ni aún menos, con nuestro bien espiritual. Todo lo que Dios ha hecho (y sigue haciendo a diario), o se pone en duda, o se desprecia, o se ignora, y se busca más, o se le da más crédito a cosas o seres mucho mas inferiores o hasta que son malas para nosotros. ¿Tiene alguna lógica? El pecado nunca será ni lógico, ni justo, por eso que toda injusticia es pecado, y se trata a Dios con mucha injusticia, tanto los incrédulos como los que dicen seguirle lo tratan muy injustamente.

Entonces, ¿Qué harás con todo esto? ¿Lograrás entender que todo lo bueno y lo eterno se lo debes a Dios, y le comenzarás a tratar más justamente, o seguirás siendo parte del grande grupo de personas que tratan a Dios injustamente? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Palabra de Dios y Sus Testimonios - Salmo 119:161-168

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Basado en Salmo 119:161-168 (Versión Reina Valera 1960)

Príncipes me han perseguido sin causa, pero mi corazón tuvo temor de tus palabras. Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos. La mentira aborrezco y abomino; Tu ley amo. Siete veces al día te alabo a causa de tus justos juicios. Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. Tu salvación he esperado, oh Jehová, y tus mandamientos he puesto por obra. Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera. He guardado tus mandamientos y tus testimonios, porque todos mis caminos están delante de ti.

Hay dos cosas que deben ser primordiales para cada persona que confiesa ser seguidor de Cristo, y estas son: el amar la Palabra de Dios y el recordar los testimonios de Dios. No hay nada más que haga fortalecernos que estas dos cosas, especialmente si deseamos tener una fe inconmovible. Estas cosas en realidad deben ser la base de todo en nuestras vidas, porque son cosas inconmovibles e irrefutables.

Si vemos el primer punto, el amar la Palabra de Dios, hay que entender cosas muy claves. La Palabra de Dios es el fundamento de todo para lo que existe. Hay que recordar que todo fue creado a través de la Palabra de Dios. Si leemos el comienzo del libro de Genesis, vemos allí que Dios habló o usó Su Palabra para que todo fuere creado. Como está escrito: Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Genesis 1:3. Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. Genesis 1:6. Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Genesis 1:9. Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Genesis 1:11. Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. Genesis 1:14-15. Podríamos seguir citando, pero se darán cuenta que Dios “dijo”, “hablo”, pronunció palabras que salieron de Su boca, y que lo increíble se produjo, porque Dios es el único Ser en todo el universo que puede crear, o sea, hacer que algo salga de la nada. El hombre no puede crear nada, solo puede manipular lo que ya existe.

Vemos en la Palabra a los que alcanzaron grandes cosas porque también entendieron que el solo hecho de Dios decir algo, de pronunciarse de alguna manera, que milagros sucederían. Esto lo vemos en el siguiente relato, como también quedo escrito: Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora. Mateo 8:5-13.

La Palabra de Dios es vital para todo en esta vida y en la eternidad. Como el propio Señor lo dijo: …Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Lucas 4:4. Todo depende de la Palabra de Dios. Todo fue creado a través de la Palabra de Dios. Todo tiene vida por la Palabra de Dios. Los grandes milagros y hechos de Dios son posibles a través de Su Palabra. El conocimiento de Dios y de todas las cosas están dentro de la Palabra de Dios. Encontramos el camino a la vida eterna y el cómo llegar a lograr todas las promesas de Dios a través de Su Palabra. En fin, la Palabra de Dios lo es todo, y en El están todas las cosas; el pasado, el presente, y el futuro. Desde el Genesis hasta Apocalipsis encontramos todo el consejo de Dios para el hombre. Por eso que Su Palabra no son simples palabras impresas en un libro o como ahora lo tenemos, información que se lee en una pantalla. Tenga la forma que tenga, sea impresa, sea a través de una pantalla, sea hasta solo mencionada por otro ser humano, la Palabra de Dios es precisamente eso: la Palabra de Dios. Y lo que lo hace tan especial, y tan poderosa, es que la Palabra de Dios es Dios mismo, Su persona, la persona de Cristo, como también está escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:1-4. Y por esto también es que sabemos que la persona de Cristo es lo que hace posible que todo exista y que subsista, como está escrito: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Este es el poder y la Persona de la Palabra de Dios. Por eso es que Su Palabra es tan importante, y debe ser lo principal en nuestras vidas.

Ahora bien, en conjunto con lo dicho, están Sus testimonios. ¿Qué son Sus testimonios? Las cosas que Dios ha hecho, Sus acciones, Sus obras. A través de esto es que sabemos que Dios es Dios, y que todo le es posible. Por Sus hechos, es que sabemos que El es Quien dice ser, porque no hay nadie que puede hacer las cosas que El ha hecho. Dios creo todo (como lo vimos antes) a través de Su Palabra. Dios fue el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, de Moises, de Elías, de David, y de los profetas, y El hizo distintas cosas por ellos. Sus hechos hablan de Quien El es. Vemos también esto en la Palabra: Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:19-20. Todo lo creado habla de Su grandeza, de Sus hechos, dan testimonio de Quien El es y de lo que El es capaz. Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Salmo 19:1. Cada vez que vemos el sol, la luna y las estrellas, que vemos las montañas, los valles, las aguas, los animales, y hasta cuando te miras al espejo, todo cuenta de El. Y claro, el testimonio más grande de Su amor por nosotros es cuando entregó a Su Hijo unigénito, a Jesús, para que muriera por el pecado de toda la humanidad, por tu pecado y por mi pecado. Nada se compara a los testimonios de mi Dios. ¡Grandes son Sus testimonios!

El amar la Palabra de Dios y recordar Sus testimonios son lo que finalmente nos ayuda a entender quién El es, y como poder llegar a amarle, y esto es el todo del hombre, porque: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:4-5. Entonces, ¿Qué lugar tiene la Palabra de Dios y Sus testimonios en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La soberanía de Dios - Deuteronomio 2:26-36

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Basado en Deuteronomio 2:26-36 (Versión Reina Valera 1960)

Y envié mensajeros desde el desierto de Cademot a Sehón rey de Hesbón con palabras de paz, diciendo: Pasaré por tu tierra por el camino; por el camino iré, sin apartarme ni a diestra ni a siniestra. La comida me venderás por dinero, y comeré; el agua también me darás por dinero, y beberé; solamente pasaré a pie, como lo hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitaban en Seir, y los moabitas que habitaban en Ar; hasta que cruce el Jordán a la tierra que nos da Jehová nuestro Dios. Mas Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como hasta hoy. Y me dijo Jehová: He aquí yo he comenzado a entregar delante de ti a Sehón y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella para que la heredes. Y nos salió Sehón al encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jahaza. Mas Jehová nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno. Solamente tomamos para nosotros los ganados, y los despojos de las ciudades que habíamos tomado. Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que escapase de nosotros; todas las entregó Jehová nuestro Dios en nuestro poder.

Hay algo que no se entiende muy bien hoy en día, y lo que lo hace aún más difícil de entender es que muchas personas en el mundo están escogiendo perder el concepto de autoridad. Hay un sentido de rebeldía que va empeorando. Muchas personas se están subscribiendo a la idea de que hay que romper la estructura, desde lo más sencillo y fundamental como el núcleo y orden familiar, hasta lo gubernamental y nacional. Y bueno, cada uno es libre de hacer como quiere, porque esta es la gran potestad que Dios mismo nos ha dado, el poder tener libre albedrio. Pero, todo lo que se hace tiene consecuencias. Ahora bien, una cosa es rebelarse en contra del hombre y de lo establecido en la tierra (lo cual va en contra de los principios de Dios), pero otra cosa es rebelarse al Dios Todopoderoso directamente, y de ahí es donde en realidad emana todo este sentimiento de rebelión. Puede que muchas personas no estén quemando negocios o destruyendo estatuas, pero, tienen dentro de si este sentir de rebelión en contra de Dios, y piensan que pueden tratar a Dios como a un hombre. Y aún más, toman la gran misericordia y la bondad de Dios como señal de debilidad, o que sencillamente no existe. Muchos piensan así hoy: Si Dios no se pronuncia (a lo menos al parecer de ellos), entonces no debe existir, ¿verdad? Pero, lo quieran creer o no, o aceptar o no, Dios si existe, y es real, y si es capaz de un gran amor, pero también es soberano, y nada de lo que escoja hacer el hombre cambiará eso.  

Como vimos en el pasaje de hoy, leímos que Dios había endurecido el espíritu de Sehón, y hasta obstinado su corazón, para llevarlo a su destrucción. Cualquiera que desconoce las Escrituras y el proceder de Dios diría: Esto parece muy injusto de parte de Dios, ¿cómo puede un Dios que dice ser amor y bueno llegar a hacer algo así, y más encima, permitir la destrucción total de un pueblo con hombres, mujeres, y hasta niños? Y la respuesta está en Su Palabra. Dios nunca hace las cosas sin una buena razón, aunque no necesita tenerla tampoco. Cada persona, o ya ha tomado decisiones, o llevan dentro de sí cosas que solo Dios y ellos saben. Nadie debe juzgar a Dios por lo que hace si ni siquiera sabe, ni tiene idea lo que está sucediendo en el trasfondo o dentro de otro ser humano. Una cosa si sabemos, y es que Dios da oportunidad día a día a todo ser humano para que venga a conocerle. Cada día que el sol sale y se pone, Dios da diversas e innumerables oportunidades para saber Quién es El y que hay que buscarle. El problema es que muchos están tan ensimismados y enfocados en sus propias cosas, que escogen ignorar el mundo y todo lo que les rodea, y todo lo que existe y subsiste a su alrededor, y hasta su propia persona. La grandeza de Dios se ve por todos lados, desde las cosas grandes e inmedibles como los planetas y los astros, y el espacio, y todo lo que en él hay, hasta lo más diminuto que ni siquiera se puede ver con el ojo humano por sí solo. Todo habla de Dios. Y esto es lo que la Palabra dice al respecto: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:18-32.

Dios conocía el corazón de Sehón y del todo su pueblo, y ellos ya habían mantenido la decisión de despreciar a Dios por mucho tiempo, y los que venían ya también tenían ese mal ya engendrados en ellos, por el exceso de rebelión de sus padres. Hay cosas qué, sí se heredan, y por virtud de la decisión de los que los engendran. Esta verdad dice la Palabra de Dios: Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en misericordia. Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras. Salmo 145:8-9. El Señor si es clemente y misericordioso, y muy bueno para con todos, pero también es soberano, y porque es lento para la ira, no quiere decir que nunca vendrá si se sigue persistiendo en tal maldad y pecado delante de El. Nadie puede hacer nada en contra de Dios, porque El finalmente es Dios, y el hombre es sencillamente hombre, y quiera o no el hombre, está sujeto a todo lo que Dios ha creado, lo visible y lo invisible. Y un día, cada ser humano dará cuentas delante de El. Así que, la pregunta es: ¿Te aferrarás a la soberanía de Dios para el eterno bien tuyo, o escogerás desafiarle y darte cuenta un día que solo has ocasionado tu propia destrucción aquí en la tierra, pero aún peor, tu destrucción eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Viviendo por fe - Hechos 24

Basado en Hechos 24 (Versión Reina Valera 1960)

Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. Y cuando éste fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud. Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu equidad. Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos. Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos, mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle, podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos. Los judíos también confirmaban, diciendo ser así todo. Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, éste respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa. Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto. Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo. O digan éstos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros. Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de este Camino, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto. Y mandó al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad, y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él. Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. Esperaba también con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él. Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo.

¿Qué podemos ver en el pasaje de hoy? En general, vemos que los que siguen y sirven fielmente al Señor tendrán problemas, más tarde o más temprano, y serán problemas graves. ¿Por qué es así? Porque vivimos en un mundo lleno de pecado, con muchas personas que se deleitan en el pecado. Sepan o no lo que están haciendo, la verdad es que están siendo llevados por los impulsos de su carne, por los deseos del pecado que mora en sus miembros. Y por desgracia, hasta los que hemos llegado al Señor y nos hemos arrepentido de nuestros pecados, también tenemos una lucha con nuestro propio pecado. El pecado lo pudre todo. Por eso que causa la injustica, y finalmente, la muerte, si escoges seguirlo. Pero, los peores problemas ocurren con personas que no desean cambiar de sus caminos, y que siguen al momento satisfechos con su condición caída. Eso es lo que hace este mundo tan difícil, especialmente para aquellos de nosotros que si tomamos la decisión de seguir los pasos de nuestro Señor.

¿Qué mal hizo Pablo que mereció ser juzgado, y como nos enseña la historia, hasta morir por sus hechos? Después de venir a Cristo, Pablo se dedicó a llevar el Evangelio a toda persona posible. Pablo estaba buscando hacerle el más grande servicio a todo ser humano que podía encontrar, el bien de dar a conocer el camino a la salvación eterna a través de Jesucristo. Ese fue el mal (por decir) que cometió Pablo, el preocuparse, luchar, trabajar, desvelarse, y sufrir por el estado eterno de su prójimo. Lo irónico de esto es que antes que viniera a Cristo, cuando perseguía y asolaba a la Iglesia, y consentía en la muerte de muchos de los cristianos, donde hasta los obligaba a blasfemar, nadie le hizo nada. Los judíos religiosos le daban todo el poder que necesitaba para cumplir sus misiones. Mientras Pablo estaba persiguiendo y dañando a los seguidores de Cristo, todo el mundo estaba bien con sus hechos. Nadie ni lo acuso, ni lo castigaron, ni lo encarcelaron, ni aun menos, le amenazaron su vida. Todos estaban bien con los hechos de Pablo.

Entonces, si seguimos fielmente al Señor, ¿podremos de alguna manera poner los ojos en lo de aquí y ahora? Esto es lo que dice la Palabra: Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 1 Corintios 15:19. La respuesta es: ¡no! Nuestra esperanza no está en este mundo (y aquí es donde muchos pierden el valor de seguir a Cristo). Cristo no necesariamente vino, ni aún menos, murió para convertir este mundo perdido en el cielo. Cristo no murió en la cruz para darnos un bienestar económico, o ayudarnos a cumplir nuestros deseos carnales y temporales. El no vino para hacernos poderosos en este mundo. El vino para cosas mayores que el mundo temporal y todo lo que en el hay. E inclusive, este mundo tiene que pasar y todo lo que está en él para que venga lo eterno y lo perfecto. Así que, la recompensa no está aquí. La recompensa y la meta en Cristo esta después de todo esto, cuando lo temporal llegue a su fin. Esto es lo que el Señor nos enseñó: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Mateo 5:10-14.

Si seguimos al Señor fielmente, hasta nuestra muerta física, tendremos grande galardón, grande recompensa, y será eterno. Pero, si una persona decide dedicarse a seguir las cosas del mundo, y a dedicarse a cosas temporales, recibirá eso mismo, y el cielo y la eternidad de Dios no le espera, sino más bien, la muerte eterna, donde no hay paz, ni gozo, ni vida. Temo que es así de sencillo. No hay grises. ¿O decides poner tu fe en Cristo y en seguir Su Palabra lo mejor que puedas para así, para poder llegar a lo que tiene reservado para los que le aman, o decides formar parte del grupo más grande que sigue el poder oscuro de Satanás que ahora reina en este mundo? ¿Dónde está tu fe? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Como mejor ayudarte a ti mismo y a los demás - Gálatas 6:1-5

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Basado en Gálatas 6:1-5 (Versión Reina Valera 1960)

Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga.

En el pasaje de hoy, vemos un claro ejemplo de cómo se debe cumplir la ley de Cristo, el cual consta de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Y el amar a nuestro prójimo consiste en ayudarlos en maneras muy prácticas y significativas, con cosas que pueden ser tanto verdaderas necesidades físicas (no con gustos o caprichos o en avaricia), pero aún mayormente, con cosas espirituales. Tenemos que ayudarnos en toda manera posible, pero principalmente, con nuestro caminar en el Señor. Esto es parte de la verdadera voluntad de Dios. Pero ¿Cómo hacerlo?

El primer punto tiene que ver con el asunto de que si nosotros mismos estamos en condiciones para poder ayudar. Por ejemplo, un rescatista marino (alguien de quien no se habla mucho, pero cuando lo necesitas, lo necesitas lo más pronto posible) no puede ser bueno si primero no solamente sabe nadar bien para sí mismo, sino que también sea suficientemente fuerte y buen nadador para poder efectivamente ayudar a rescatar a otra persona. De otra manera, ¿Cómo puede ayudar a rescatar a alguien más si ni siquiera sabe, ni tiene la habilidad para poder salvar su propia vida?  Y lo que también hay que tener en cuenta con un rescatista es que debe tener el suficiente entrenamiento y habilidad para poder salvar a alguien en una tormenta y con aguas turbulentas. Un rescatista no siempre va a tener la suerte de salvar a alguien durante un clima calmado con todo en paz. Muchas veces, los rescatistas marinos tienen que ir a salvar a personas en naufragios, en medio de tormentas, en condiciones muy peligrosas, entre gigantescas olas o grandes rocas, donde arriesgan sus vidas para ayudar a otras personas. Así que, no es llegar y ayudar a alguien, especialmente considerando los tiempos en que estamos viviendo, pero si es nuestro deber ante Dios.

Entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de que estamos en condiciones para poder ayudar? Siempre hay que ir a lo primero: al amar a Dios con todo nuestro ser, el primer y gran mandamiento. Y la manera como eso comienza es al entregarnos al Señor, al darle nuestra vida, porque ese es el primer y más importante paso, de todos, por nuestro propio bien. Porque ¿qué ganamos en tratar de ayudar a los demás si ni siquiera sabemos que estamos haciendo, y porqué lo estamos haciendo? Primero tenemos que estar completamente claros de que estemos nosotros en un lugar seguro antes de tratar de ayudar a otro. La Biblia da este siguiente relato clave que explica este concepto: Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Juan 3:1-7. Así que, tenemos que nacer de nuevo en Cristo, y esto consta en: nacer de agua que se refiere al bautismo de Juan, el bautismo de arrepentimiento donde una persona se arrepiente de todos sus pecados; y del Espíritu, donde una persona le entrega su corazón al Señor, dándose por completo, sin reservas a Su Señorío. El evangelio de Marcos relata el comienzo del ministerio público del Señor así: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Marcos 1:14-15. Así que, el nuevo nacimiento en Cristo es lo que comienza todo en una persona, a través del arrepentimiento y de la fe.

Ahora bien, ¿qué sucede cuando uno nace de nuevo? Dios viene literalmente a morar en nuestros corazones. El gran milagro sucede donde Dios viene a morar en templos no hecho por manos humanas. Esto es lo que sigue diciendo la Palabra al respecto: Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Juan 14:22-24. Y cuando viene Dios a nuestra vida, el Consolador, el Espíritu Santo también entra, y El es el que nos guiará, como también está escrito: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14:26. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Juan 16:12-14. Entonces, el asunto de poder crecer y entender las cosas no necesariamente consta del intelecto, sino que el Espíritu Santo es quien nos enseña e instruye, pero a través de la Palabra de Dios. Porque esto también hay que tener muy claro: Ni el Espíritu Santo enseñará algo que va en contra de la Palabra de Dios, ni la Palabra de Dios enseñara algo que vaya en contra del Espíritu Santo. Los dos concuerdan perfectamente porque tienen la misma fuente: Dios. Por eso también que es absolutamente imposible creer que hay muchos caminos a Dios y que todas las religiones llevan al mismo Dios. Hay un solo camino al verdadero Dios Todopoderoso, y ese es Jesús, y la Palabra de Dios y el Espíritu Santo concuerdan con El.

Y finalmente, no se puede solamente decir que uno cree en Dios, y que quiere ayudar a alguien, sino que uno tiene que buscar hacer la voluntad de Dios, que consta de seguir y cumplir la Palabra de Dios en su vida. Porque también escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Así que, si has nacido de nuevo en Cristo, y estas siendo guiado por el Espíritu Santo y por la Palabra de Dios, buscando cumplir la voluntad de Dios en tu vida, no solamente podrás llegar a tener la salvación de Dios a través de Jesucristo, sino que también podrás ayudar a tu prójimo a poder encontrar esa misma salvación, la cual todo el mundo lo necesita. Esta es la mejor ayuda que puedes darle a cualquier persona. Entonces, ¿entiendes como poder ayudarte a ti mismo y a los demás que te rodean? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Quién eres tú? - Salmo 141

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Basado en Salmo 141 (Versión Reina Valera 1960)

Jehová, a ti he clamado; apresúrate a mí; escucha mi voz cuando te invocare. Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde. Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites. Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza; pero mi oración será continuamente contra las maldades de aquéllos. Serán despeñados sus jueces, y oirán mis palabras, que son verdaderas. Como quien hiende y rompe la tierra, son esparcidos nuestros huesos a la boca del Seol. Por tanto, a ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos; en ti he confiado; no desampares mi alma. Guárdame de los lazos que me han tendido, y de las trampas de los que hacen iniquidad. Caigan los impíos a una en sus redes, mientras yo pasaré adelante.

¿Quién eres tú? Para poder responder esa pregunta correctamente, lo mejor que te puedo aconsejar es que no te dejes llevar por tu opinión, ni respondas muy rápido, porque si no, no vas a llegar a la respuesta correcta. Para poder responder a esa pregunta, se necesita silencio, soledad, tiempo, sinceridad, y la luz de la Palabra de Dios. No es bueno usar tu propia luz, por decir. Cuando usamos nuestra propia luz para ver las cosas, especialmente lo que hacemos, nunca se ven las cosas tan claramente. La Palabra de Dios nos enseña este principio: Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. Mateo 7:16-20. Así que, si deseas entender quién eres realmente, debes ver tus obras, las cosas que has hecho, tus frutos, tus acciones. Esto es algo que también dice la Palabra: Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Hageo 1:3-7. No cometas el error de que Dios esté interesado en los edificios construidos por manos humanas, porque lo que siempre realmente le han interesado son los templos de nuestros corazones. Así que, observa tus frutos y medita sobre tus caminos. ¿Qué has hecho?

Tengo que decir que, como grupo de creyentes, como iglesia universal de Dios, tenemos severos problemas, si realmente nos observamos. Y si no lo creen, miren a su alrededor, miren sus propias vidas, y sus familias, todo lo que los rodea. Todos tenemos algo que está mal. La Palabra dice esto, para aclarar aún más el asunto: Pon a tu boca trompeta. Como águila viene contra la casa de Jehová, porque traspasaron mi pacto, y se rebelaron contra mi ley. A mí clamará Israel: Dios mío, te hemos conocido. Israel desechó el bien; enemigo lo perseguirá. Ellos establecieron reyes, pero no escogidos por mí; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe; de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser ellos mismos destruidos. Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejarte; se encendió mi enojo contra ellos, hasta que no pudieron alcanzar purificación. Porque de Israel es también éste, y artífice lo hizo; no es Dios; por lo que será deshecho en pedazos el becerro de Samaria. Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán. Devorado será Israel; pronto será entre las naciones como vasija que no se estima. Porque ellos subieron a Asiria, como asno montés para sí solo; Efraín con salario alquiló amantes. Aunque alquilen entre las naciones, ahora las juntaré, y serán afligidos un poco de tiempo por la carga del rey y de los príncipes. Porque multiplicó Efraín altares para pecar, tuvo altares para pecar. Le escribí las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosa extraña. En los sacrificios de mis ofrendas sacrificaron carne, y comieron; no los quiso Jehová; ahora se acordará de su iniquidad, y castigará su pecado; ellos volverán a Egipto. Olvidó, pues, Israel a su Hacedor, y edificó templos, y Judá multiplicó ciudades fortificadas; mas yo meteré fuego en sus ciudades, el cual consumirá sus palacios. Oseas 8. De lo que se puede observar, como creyentes, nos hemos dedicado más a construir y hasta apoyar cosas que deben ser o secundarias a Dios, o que sencillamente no deben estar en nuestras vidas. Por ejemplo, ¿Qué pueden ser ídolos en la vida de una persona? Todo lo que toma el lugar de Dios. Se puede convertir hasta la bendición de Dios en un ídolo, cuando se le da preferencia o prioridad a esa cosa o a persona antes que a Dios. Un ídolo puede ser tu familia, tu carrera o tu trabajo, tus bienes, tus pasatiempos, tus deleites, etc. Pueden ser cosas buenas, pero cuando se anteponen a Dios, ahí se convierte una bendición en algo malo y pecaminoso. Y claro, el problema más grande de todo es, el no tomar en cuenta a Dios, el no consultarlo, el desechar Su voluntad e ignorar Su Palabra. ¿Qué bien se puede producir si una persona no toma en cuenta a Dios? Esto es lo que dice la Palabra que sucede cuando no se tiene en cuenta a Dios: Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:28-32. Parece un mundo lleno de locuras y de desorden, aún dentro del supuesto llamado pueblo de Dios ¿verdad? Este pasaje lo aclara. Si no se toma en cuenta a Dios, Dios entonces los entrega a una mente reprobada. Y puede que digas: Yo no estoy ignorando a Dios. Pero, si apoyas a los que lo hacen, aunque tu no lo hagas tú mismo, temo que también eres parte del problema, porque el que apoya es tan culpable como el que hace el mal. Esto es lo que dice Dios.  

¿Cómo puede decirse todo esto al ver el pasaje de hoy? Sencillo, porque es necesario entender y comprender cuál es tu verdadera posición, para que sepas entonces como debes acercarte y acudir a Dios. ¿Eres como este David que, si amo a Dios? ¿Eres de los justos de quien habla David? O, ¿eres de los que hacen obras impías, de los que hacen iniquidad, de los jueces malos, de los que tienden lazos y trampas, de los que apoyan el mal? La voluntad de Dios no es destruir al pecador, sino que el pecador se arrepienta. Esta es Su misericordia y amor, como está escrito: Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. Juan 8:10-11. Dios desea el bien de todos, y puede perdonar todo, pero, acércate a Dios con la verdad, arrepiéntete, y no peques más. ¿Quién por fin decides ser tu? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La fe y las circunstancias - Hechos 28:1-10

Basado en Hechos 28:1-10 (Versión Reina Valera 1960)

Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó. Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados; los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.

La vida está llena de circunstancias, de buenas circunstancias y de malas circunstancias. Pero ¿Qué finalmente definen las circunstancias como buenas o malas? Todo depende no solo de como decidimos mirarlas, sino más bien, donde esta nuestra mira. Eso es lo que determina no solo como vemos las circunstancias, sino aún más importante, como decidimos reaccionar a ellas. Como podemos ver en el pasaje de hoy, no podemos dejar que nuestras circunstancias dicten la manera como escogemos vivir nuestra vida, especialmente si decimos creer y seguir a Cristo. Lo mas importante de todo es de tener en mente donde debiera estar nuestra fe, y que eso determine como vemos y reaccionamos a las circunstancias (es más fácil decirlo que hacerlo, pero todo es posible si amas realmente a Cristo).

Para comenzar, si vemos la historia completa, sabríamos que Pablo recién había sobrevivido un naufragio y que su viaje a Roma había sido interrumpido casi mortíferamente. Y este viaje que Pablo había emprendido no era un viaje de placer, sino más bien, estaba siendo transportado como prisionero para comparecer ante Cesar por haber estado predicando el Evangelio. Pablo no había hecho nada malo. La gran maldad que Pablo había hecho (irónicamente hablando), era de estar preocupado del bienestar eterno de su prójimo, y haciendo el servicio más grande que podía darle a sus semejantes, de ofrecerles la oportunidad de tener la vida eterna a través de Jesucristo. Ese fue su crimen. Así que, solo con ese hecho, si Pablo se hubiera dejado llevar por sus instintos de autopreservación humana, hubiera desistido de compartir el Evangelio. Porque después de todo, que lógica (humanamente hablando) tiene arriesgar tu libertad, y tu vida, por algo así, ¿no? Por lo menos, así lo han pensado muchos antes y hoy en día también. Hay muchos que se avergüenzan, o no siguen las cosas de Dios por muchas razones. No obstante, Pablo entendía de lo que realmente se trataba la fe, de que es mas importante complacer a Dios que a los hombres, y que el amar a Dios tiene mayores recompensas. Entonces podemos ver que la fe de Pablo lo hacia hacer cosas que humanamente no tenían lógica, y que aún mas, veía estas supuestas malas circunstancias como oportunidades, como el mismo lo escribió siendo inspirado por el Espíritu Santo: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28.

Veamos aún más lo que Pablo pensaba: Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Filipenses 1:12-13. Así que, él veía sus prisiones como oportunidades para el evangelio, que el encierro era una ventaja para el progreso del evangelio. ¿Cómo puede ser eso? Porque Dios sabe lo que hace y porque permite las cosas (y esto sería otro mensaje muy largo, pero mantengamos la mira en lo de hoy). Entonces, ¿Cómo podía Pablo reaccionar así ha algo tan desagradable? Seguimos viendo esto que Pablo escribió: No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:11-13. Pablo encontraba su fuerza en Cristo, para poder soportar todo tipo de situación.

Ahora bien, Pablo, bajo ningún punto, era gobernado por sus circunstancias, sino mas bien, era gobernado por otra cosa que era mucho más grande. ¿Qué era eso? Escrito esta, como él mismo lo dijo: Porque por fe andamos, no por vista. 2 Corintios 5:7. Su fe en Cristo era lo que lo llevaba a hacer cosas que transcendían la lógica humana, que pusiera todas sus necesidades y metas carnales en un segundo lugar, y estar dispuesto a sufrir distintas cosas para poder lograr cosas aún más valiosas y grandes, cosas eternas. ¿Qué es la fe? Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1. La fe es poder ver mas allá, la habilidad de poder aferrarse a algo o a Alguien a quien veras después. Así que, no solamente era cuestión de fe nada más, sino mas bien, donde o sobre Quien había decidido poner su fe, como esta escrito: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. La fe va mano-en-mano con la esperanza, y esto es lo que esta escrito de la esperanza en Dios: Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Romanos 8:24-25.

Y finalmente, esta era la mira de Pablo, y también de todos aquellos que han puesto, y estamos poniendo lo carnal en segundo lugar, para poder lograr algo mucho mas superior que este mundo temporal, y ser hallados dignos a través de Jesucristo de recibir como también está escrito: Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Hebreos 11:13-16. Ni Pablo, ni ninguno de los que hemos decido seguir a Cristo, pase lo que pase, deseamos que Dios no se avergüence de nosotros. Esa es la razón por lo cual se debe hacer todo, e inclusive, sufrir y hasta morir, si fuere necesario, por el Evangelio, para que se cumpla la voluntad de Dios en nosotros, porque le amamos sobre todas las cosas. Así que, ¿Qué es lo que gobierna tu vida, tu amor y tu fe en Dios, o el dejarte ser subyugado y dominado por tus circunstancias? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Cuando ignoramos las advertencias de Dios - Hechos 27:1-20

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Basado en Hechos 27:1-20 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando se decidió que habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. Y embarcándonos en una nave adramitena que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos, estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica. Al otro día llegamos a Sidón; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos. Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios. Habiendo atravesado el mar frente a Cilicia y Panfilia, arribamos a Mira, ciudad de Licia. Y hallando allí el centurión una nave alejandrina que zarpaba para Italia, nos embarcó en ella. Navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón. Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí. Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta. Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón. Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar. Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife. Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos para ceñir la nave; y teniendo temor de dar en la Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva. Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a alijar, y al tercer día con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de la nave. Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.

En el pasaje de hoy, hay muchas cosas que hay que tomar en cuenta que tienen gran valor, cosas que pudieran ahorrarte muchos dolores y hasta el riesgo de perder la vida física, y el alma, lo cual es lo más valioso del hombre. Si las pudiéramos enumerar, propondría lo siguiente: no es buena idea ignorar buenos consejos, debes considerar las personas que están dando los consejos, debes considerar la fuente de dónde vienen los consejos, debes tener en cuenta que el conocimiento de Dios siempre va a ser superior al conocimiento humano, debes ser humilde, y que tus malas decisiones pueden afectarte a ti y a todos los que te rodean.

Comencemos por la primera, que no es buena idea ignorar buenos consejos. La Biblia nos enseña esto: El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio. Proverbios 12:15. Nunca es bueno guiarse por nuestra propia opinión, porque no es realístico pensar que todo lo sabemos. Eso es lo primero. El otro asunto es que la mayoría de las veces, no podemos ver todo el panorama claramente, por muy atentos e inteligentes que nos creamos. Y la otra razón muy importante por la cual no nos debemos aferrar tanto a nuestra opinión es porque la realidad no está sujeta a nuestra opinión. Por ejemplo, por mucho que yo piense que yo tengo la habilidad de volar como los pájaros, si me lanzo de un edificio muy alto para comprobarlo, no me va a ir muy bien. Todo va a estar bien hasta que llegue a la realidad de lo duro que puede ser la superficie y lo real de los efectos de la ley de la gravedad. A la gravedad no le importa mi opinión.

El otro punto es que, debemos considerar las personas que nos están aconsejando, o sea, sencillamente, no se puede tomar en cuenta a todos. Hay que tener cuidado a quien escuchamos, y por muchas razones, porque el escuchar consejos siempre es bueno, pero hay que considerar de dónde vienen. La Palabra nos enseña esto: Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. Mateo 7:16-20. Hay que considerar cuidadosamente la persona de donde viene el consejo. No todos desean tu bien. No todos tienen buenas intenciones. No todos tienen la experiencia necesaria para poder darte un buen consejo. Vemos a Pablo que, por su fe, era una persona recta, justa, de una vida intachable, que hasta el centurión lo trataba humanamente porque sabía que estaba siendo acusado injustamente. Pablo era un ejemplo de persona, tanto socialmente, y aun más, viéndolo como el cristiano que fue.  

Lo otro que hacía a Pablo alguien digno de haberlo escuchado era que Pablo tenia a Dios como fuente. Pablo no dio el consejo basado en su propia opinión, o en sus aptitudes o conocimientos. Dios era el que estaba guiando a Pablo a través del Espíritu Santo. Y lo que hay que considerar con eso, es que nadie sabe más que Dios. El conocimiento de Dios siempre va a superar todo otro conocimiento, y esto lo vemos por todos lados en la Biblia y hasta en todo lo creado. Por ejemplo, si alguien hubiera leído lo siguiente en Isaías 40:22: El está sentado sobre el círculo de la tierra…, algo escrito más de 700 años antes de Cristo, no hubiéramos tenido la idea tan absurda como seres humanos por tantos siglos después que la tierra era plana, y que todos los que se atrevieran a navegar más allá del horizonte se caerían al precipicio del espacio. Así que, si Dios dice algo, es porque así es, porque El lo ha creado todo, y todo el conocimiento del hombre y lo avanzado de la ciencia nunca va a cambiar la realidad de que Dios es Dios, y que siempre va a ser superior en todo sentido. Yo mismo he podido ver el poder de Dios en mi propia vida, lo cual superó la capacidad de la ciencia.  

Y como final, hay que siempre ser humilde delante del Señor, y saber siempre estar atento a lo que El dice, estar presto a Su Palabra, obedeciendo Sus principios, Sus mandamientos, saber cómo escucharle a través de aquellos que le aman, le temen, y le buscan. Pablo, aunque era una persona extremadamente educada, no era ni marinero, ni meteorólogo, pero era una persona que amaba, temía, y seguía al Dios supremo del universo, y este Dios Todopoderoso le hablaba y le usaba grandemente, cuya obra vemos hasta el día de hoy, casi dos mil años después de su muerte. Y si no somos humildes y obedientes a Dios y a Su Palabra, nos puede costar muy caro a nosotros mismos, y a todos los que nos rodean, porque todo lo que hacemos no solo nos afecta a nosotros mismos, sino también a todos a nuestro alrededor, a nuestra familia, a nuestros seres queridos, a las personas con quienes trabajamos, etc. Así que, ¿es sabio ignorar las advertencias de Dios, de las cuales no solo puede depender nuestro bien físico, sino aún más importante, el bien de nuestra alma por toda la eternidad? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Como estar listo para la venida del Señor - Apocalipsis 22:6-15

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Basado en Apocalipsis 22:6-15 (Versión Reina Valera 1960)

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

Esto es una verdad irrefutable, especialmente al ver el mundo en el cual vivimos hoy: Cristo viene muy pronto. Todo lo predicho por los santos profetas de Dios y por el Señor mismo se ha cumplido y se sigue cumpliendo a diario en todo el mundo, como está escrito: Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Mateo 24:1-7. No se puede ni comparar las guerras que han habido en el resto de la historia a las de los dos últimos siglos. Pestes que afectan al hombre en todo el mundo como ha sucedido recientemente, y sigue sucediendo hoy no ha pasado en la historia, donde millones en el mundo mueren por distintas enfermedades, y vemos ahora este coronavirus que le ha causado la muerte a más de un millón de personas en cuestión de meses; y podrán tratar de señalar a las autoridades, pero el asunto es que nadie pudo ni ver venir algo como esto, ni estar preparado para algo así, y por lo tanto, ni saber que exactamente hacer, porque todavía no saben hacer bien. Hay hambres por todo el mundo, aun hasta en los países más desarrollados por la pobreza y falta de recursos.  De acuerdo a la Organización de la Salud Mundial, en un estudio que publicó en el 2018, más de 820 millones de personas en el mundo no tienen lo suficiente para comer, más del 10% de la populación mundial. Terremotos, ¿qué podremos decir? La tierra ha temblado mucho y muy duro en distintas partes. Y como olvidar a Israel, el reloj del mundo, donde se cumplió una de las profecías más extraordinarias en 1948 cuando volvió a su tierra y fue establecida por el mundo como un estado soberano una vez más, cosa que antes era vista como imposible. Todo se está cumpliendo. Nada va a frenar el cumplimiento de la Palabra de Dios, como está escrito: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mateo 24:35. Entonces, la persona sabia debiera pensar así: ¿Cómo puedo estar listo o lista para la venida del Señor? Y solo puedo responder con el consejo de Dios a través de Su misma Palabra.  

Lo primero debe ser nuestro enfoque en Dios a través de Jesucristo, y vemos esto cuando Juan intenta postrarse ante el ángel que le está revelando los misterios de Dios, y el ángel le dijo que no lo hiciera, sino que solo adorara a Dios. No podemos ni rendir culto, ni dar ningún tipo de adoración a nada ni a nadie fuera de Jesucristo, porque hasta los mismos santos de Dios nunca lo permitieron. Ellos mismos indicaron a Jesucristo. Por ejemplo, vemos a Maria: Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Juan 2:5. El Apóstol Pedro también dijo: Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 5:10-11. El Apóstol Pablo también escribió esto del Señor Jesus, inspirado por el Espíritu Santo: Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. Romanos 11:36. Todo y todos indican al Señor, porque escrito esta: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. Así que, no se pueden poner los ojos en ninguna persona, por especial que sea. Este fue el error que cometieron los judíos cuando se les presento Dios Hijo (Jesús). No pudieron ver al Mesías, y hasta lo mataron, porque estaban más enfocados en Abraham, y en Moises, y hasta en sus propias personas y deseos que en el Altísimo y Soberano Dios del universo. Toda nuestra meta, todo nuestro enfoque y la prioridad debe ser el Señor, porque escrito esta: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:4-9.

Lo otro que vemos en este pasaje es que seremos juzgados según nuestra obra, y que debemos practicar la justicia, santificarnos, y lavar nuestras ropas espirituales. Entonces, a Dios sí le interesa grandemente que hacemos con nuestras vidas, especialmente después de tener el conocimiento de la Verdad, porque somos salvos para un propósito, no porque si nada más. La Biblia nos enseña esto: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Santiago 2:14. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. Todo lo que hacemos después de recibir el conocimiento de la Verdad cuenta, para bien o para mal, dependiendo de lo que decidamos hacer con la Verdad de Dios, si decidimos vivir para Cristo o vivir para algo o alguien más.

El día se aproxima para el mundo y para cada ser humano. No hay manera ni de evitarlo, ni de saber cuándo sucederá. Así que, ¿te encontrará listo o lista el Señor cuando venga por Su verdadera iglesia, o cuando venga por ti individualmente? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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